El 11 de Diciembre de 1813 se firmaba en la ciudad francesa de Valençay un tratado de paz por el que
Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España. Derrotado el ejército napoleónico, el monarca
hizo su entrada en España en Marzo de 1814. En su ausencia, se había producido una revolución política
por la que se había desmontado el Antiguo Régimen mediante la acción de las Cortes de Cádiz. Pero esta
España liberal era una minoría. La mayoría de españoles había luchado contra los franceses para ver
restaurada la monarquía absoluta, los señoríos y la Inquisición. Se iniciará así, a principios del Siglo XIX,
una disputa entre dos proyectos político-sociales antagónicos, una larga transición entre el Antiguo
Régimen y el liberalismo que solo se implantará realmente tras la muerte de Fernando VII.
1ª ETAPA DEL REINADO DE Fernando VII: EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)
FernandoVII no se dirigíó directamente a Madrid, donde se le esperaba para que jurase la Constitución,
sino a Valencia donde prepara la restauración del absolutismo. Por aquellos días se había publicado un
Manifiesto de 69 diputados absolutistas de las Cortes ordinarias (llamado Manifiesto de los persas por la
cita inicial), en el que solicitaban al rey la restauración del poder absoluto y la anulación de todo lo
aprobado en Cádiz. El monarca, animado por el clima enfervorizado con que fue recibido (de ahí el
sobrenombre de «El Deseado») y apoyado por una parte del ejército y del clero, firmaba el 4 de Mayo, un
decreto por el que dejaba sin efecto toda la obra legislativa de Cádiz. El decreto restauraba, como en toda
Europa, el Antiguo Régimen y eliminaba todas las libertades conseguidas.
La consecuencia inmediata fue la represión contra los liberales y afrancesados. La dureza de esta
reacción absolutista obligó a los liberales a decidir entre:
a) Marchar al exilio. Esta fue la actitud de millares de liberales, e incluso de los afrancesados, mucho más
moderados que aquellos.
b) Pasar a la clandestinidad. Estos iniciaron sus maniobras conspiratorias para imponer el liberalismo por
la vía del pronunciamiento militar.
c) El atentado político. En 1816, por ejemplo, tuvo lugar un intento de asesinato del rey.
d) Ganarse el aprecio del nuevo régimen. Este fue el caso de quienes intentaron lavar su imagen, para
hacerse perdonar el papel desempeñado durante la guerra, o su colaboración o simpatía con José I
Bonaparte. El más ilustre de todos, Francisco de Goya, tenido por afrancesado, pintó después de acabada
la guerra sus dos cuadros más significativos: La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del 3 de
Mayo.
Esta etapa de seis años se caracterizó por la inestabilidad e ineficacia de los distintos gobiernos (el intento
de reforma de la Hacienda fracasó) y la situación de postración económica y política ( persistente
bancarrota estatal más profunda crisis económica, con las colonias americanas tratando de
independizarse)). Asimismo, España tuvo un papel secundario en la escena internacional, pues ni siquiera
pudo obtener resultado en la Conferencia de Viena (1814-1818), a pesar de haber sido uno de los países
más afectados por la invasión napoleónica.
La oposición creciente se plasmó en frecuentes pronunciamientos militares para reponer el sistema
constitucional. El pronunciamiento militar clásico del Siglo XIX se plasmaba en un manifiesto o programa,
en el que los pronunciados se declaraban portavoces del sentir mayoritario de la sociedad. Fue en
Cabezas de san Juan ( Cádiz) donde el 1 de Enero de 1820 el comandante Riego y las tropas que iban a
ser embarcadas para América para luchar contra los independentistas se pronuncian con éxito.
2ª ETAPA DEL REINADO DE Fernando VII: EL TRIENIO LIBERAL (1820-23)
La primera medida política de las nuevas autoridades fue la reimplantación de la Constitución de Cádiz de
1812 ( el rey se vio obligado a jurarla)y la puesta en vigor de los principios que proclamaba, especialmente
las libertades de expresión, de reuníón y de asociación. Esta última permitíó la aparición de las llamadas
sociedades patrióticas, que eran en realidad grupos informales de liberales, que discutían libremente
(generalmente en cafés y en otros lugares públicos) los problemas del país y los principios del liberalismo.
Este hecho es importante, dado que las sociedades patrióticas representaban la plataforma básica a partir
as Cortes del Trienio reactivaron la labor reformista, además de restablecer todas las medidas decretadas
en Cádiz en 1812, con la venta de nuevas tierras amortizadas (conventos, propios y baldíos)y
establecieron una contribución territorial única y directa ( primer intento de hacer pagar impuestos a los
propietarios de tierras según su riqueza). Asimismo,·se elaboró el Reglamento de Instrucción Pública,
mediante el cual se establecía por primera vez la enseñanza pública gratuita y se dividía la enseñanza en
tres grados: primaria, secundaria y universitaria. ·
En general, el Trienio se caracterizó por la continua crisis de gobierno, consecuencia de:
-La escisión de los liberales entre los llamados moderados o doceañistas (partidarios de una libertad de
prensa limitada, del sufragio censitario y de la defensa de la propiedad y del orden social) y los exaltados o
veinteañistas, para quienes la Constitución gaditana había quedado obsoleta; partidarios del sufragio
universal, libertad absoluta de opinión.
-Los continuos obstáculos del rey a la labor de las Cortes. Además, el rey conspiró para que la Santa
Alianza interviniera y le devolviera el poder absoluto.
-La violencia generalizada, que impidió la paz social.
-La persistencia de la crisis económica.
Desde su inicio, grupos de absolutistas conspiraron contra el Trienio Liberal, aunque fue la actuación del
ejército de la Santa Alianza ( los 100. 000 hijos de San Luis, ejército francés) en Abril de 1823 la que
derrotó al ejército liberal y restauró a Fernando VII como monarca absoluto.Un nuevo periodo de represión
y de exilio se cernía sobre los liberales españoles.
3ª ETAPA DEL REINADO DE Fernando VII: LA DÉCADA OMINOSA. (1823-1833)
El mismo día de su liberación, Fernando VII hacía público un manifiesto en el que decía que cuanto se
había legislado desde el 7 de Marzo de 1820 hasta el 1 de Octubre de 1823 era nulo y de ningún valor
( aunque suprimíó definitivamente la Inquisición). Se inició entonces una represión brutal contra los
liberales que provocó reacciones internacionales. Ante estas presiones exteriores a Fernando VII no le
quedó más remedio que acceder a lo que se le pedía y en 1824 publicó un Real Decreto, por el que
concedía lo que el rey, con evidente desgana, llamaba «la amnistía dichosa».
La persistencia de la crisis económica y la exagerada deuda estatal hace que Fernando VII nombre a
algunos ministros reformistas para que plantearan soluciones. Destaca en este sentido, el ministro Luis
López Ballesteros, que emprendíó una reforma hacendística, con la que se incrementó la recaudación en
un 25 %. También fue él quien introdujo el presupuesto del Estado en 1828, el nuevo Banco de San
Fernando o el Código de Comercio.
Pero Fernando VII tuvo que hacer frente a dos conspiraciones: a) La liberal, con ejemplos como la
insurrección del general Torrijos o la acción de Mariana Pineda, detenida, procesada y ejecutada también
en 1831 por haber bordado una bandera morada con las palabras «Ley. Libertad. Igualdad». B) La otra
conspiración venía del sector más reaccionario, llamado ultrarrealista, apostólico o realista puro,
nostálgicos de la Inquisición y el más puro absolutismo. Fue en Cataluña donde se produjo ya en 1827 el
primer levantamiento antiliberal, precursor del carlismo, conocido como la guerra dels agraviáts.
El problema Sucesorio, origen del Carlismo: Cuando la cuarta esposa de Fernando VII se quedó
embarazada se puso en vigor la Pragmática Sanción de 1789 por la cual quedaba sin efecto la Ley Sálica,
que limitaba el acceso al trono para las mujeres. Este hecho suscitó la protesta de los partidarios de don
Carlos, hermano menor del rey. El 10 de Octubre del mismo año nacía la infanta Isabel y con ella se iban
perfilando los dos bandos: carlistas, defensores de los derechos de don Carlos al trono español, y cristinos
o isabelinos, que hacían valer los derechos de Isabel; en este último grupo se alinearon los liberales de
todo signo. Isabel fue declarada heredera del trono. Don Carlos se exilió en Portugal y sus partidarios
prepararon la guerra. El 29 de Septiembre de 1833 muere el rey, María Cristina asume la Regencia durante
la minoría de edad de Isabel. Los carlistas se alzan en armas. Comenzaba así la primera Guerra Civil del
Siglo XIX.
CONCLUSIÓN
La lenta transición hacia una nueva etapa histórica, la contemporánea, se había iniciado para la mayoría
de estados europeos desde finales del XVIII. En España, sin embargo, esta transición entre la Edad
Moderna y la Contemporánea se iniciará en 1808, pero será durante el reinado de Fernando VII cuando
realmente se ensayen las dos proyectos políticos, sociales y económicos que en Europa se están
enfrentando : el absolutista, que lucha por persistir sin reconocer su agotamiento y el liberal, que anuncia