La Revolución Francesa y la Era Napoleónica: Cronología y Consecuencias

La Revolución Francesa y la Era Napoleónica

La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)

En respuesta a la negativa de la nobleza y el clero de deliberar en conjunto con el Tercer Estado, este último, en 1789, se autoproclamó Asamblea Nacional. Este acto revolucionario, liderado por Sieyès, culminó con la formación de la Asamblea Nacional Constituyente. El 20 de junio, los diputados del Tercer Estado se reunieron en el Juego de Pelota, jurando no separarse hasta redactar una constitución para Francia. Este evento marcó el triunfo de los grupos sociales emergentes. La destitución del ministro Necker y la concentración de tropas en Versalles por parte del rey provocaron el asalto a la Bastilla el 14 de julio de 1789. La firmeza de los revolucionarios obligó al rey a reconocer la Asamblea Nacional. Se formó la Guardia Nacional para restablecer el orden. El verano de 1789 vio la revuelta campesina conocida como el Gran Miedo. La Asamblea Nacional Constituyente respondió en 1789 con el decreto de abolición del sistema feudal, suprimiendo privilegios e instaurando la igualdad en el pago de impuestos. Se proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, garantizando la libertad de pensamiento, económica y religiosa. Se expropiaron los bienes de la Iglesia y se decretó la Constitución Civil del Clero, sometiendo a los religiosos al Estado. Se estableció una nueva organización territorial, dividiendo el país en departamentos y ayuntamientos. Finalmente, se elaboró la Constitución de 1791, basada en la soberanía nacional y la separación de poderes, con el concepto de sufragio censitario.

La Convención Nacional y el Reinado del Terror (1792-1795)

Los Girondinos y la Lucha por el Poder

El 20 de septiembre de 1792, las tropas francesas derrotaron a los prusianos en Valmy. Ese mismo día, la Convención Nacional inició sus sesiones, aboliendo la monarquía y proclamando la República el 22 de septiembre. Tres grupos principales se disputaban el poder: los Girondinos (moderados), los Jacobinos o Montañeses (radicales, apoyados por los sans-culottes), y la Llanura (centristas). La ejecución de Luis XVI marcó la ruptura definitiva con la monarquía. Francia declaró la guerra a Gran Bretaña, las Provincias Unidas, España y los estados italianos, formando la Primera Coalición. Internamente, la región de la Vendée se sublevó en 1793. Se adoptaron medidas represivas contra los enemigos de la revolución y la crisis económica llevó a la exigencia de control de precios.

La Convención Montañesa y el Terror

La victoria de los Jacobinos o Montañeses llevó a la redacción de una nueva constitución que nunca entró en vigor debido a la guerra. Esta incluía una declaración de derechos que proclamaba la soberanía popular y un régimen democrático. El nuevo gobierno instauró el Terror, con detenciones y ejecuciones en masa (más de 40,000 condenados y 200,000 muertos en la guerra). Se promulgó la Ley del Máximo General, la abolición total del sistema feudal, la suspensión del culto y un nuevo calendario. La persecución de los enemigos del pueblo se intensificó durante el Gran Terror.

El Consulado y la Expansión Revolucionaria (1799-1804)

Napoleón Bonaparte, tras el golpe de Estado de 1799, inició una política pacificadora, firmando la paz con Austria y Gran Bretaña. Normalizó las relaciones con la Iglesia mediante el Concordato con la Santa Sede. Con el apoyo popular, se proclamó Cónsul Único y Vitalicio, estableciendo las bases de una nueva monarquía. Se promulgó el Código Civil.

El Imperio Napoleónico (1804-1815)

Napoleón se coronó emperador hereditario en 1804, cambiando la Constitución del Año VIII por la del Año XII, que le otorgaba amplios poderes. Sus ambiciones de dominio universal provocaron una nueva coalición antifrancesa. Obtuvo importantes victorias contra Austria, Rusia y Prusia (destacando la batalla de Austerlitz), pero sufrió una estrepitosa derrota en Trafalgar. Tras esta derrota naval, Napoleón decretó el Bloqueo Continental contra Gran Bretaña. Austria se convirtió en aliada de Napoleón, mientras que Prusia fue ocupada tras su derrota en Jena. El zar Alejandro I de Rusia, derrotado en Friedland, firmó la paz con Napoleón. En 1812, Napoleón invadió Rusia, marcando el inicio de su declive. La ocupación francesa de España provocó la Guerra de la Independencia. Tras sucesivas derrotas, Napoleón abdicó y se retiró a la isla de Elba. Escapó y restauró brevemente el imperio durante los Cien Días, que finalizaron con su derrota en Waterloo. Fue desterrado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.

El Congreso de Viena y la Restauración (1814-1815)

Tras la derrota de Napoleón, el Congreso de Viena, liderado por Metternich, se propuso restablecer el equilibrio entre las potencias europeas y rediseñar el mapa político de Europa. Se creó la Confederación Germánica, Rusia y Prusia expandieron sus territorios, y Polonia quedó bajo dominio ruso. Se formó la Cuádruple Alianza (Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña), a la que Francia se unió en 1818, formando la Quíntuple Alianza.

La Santa Alianza

Otra organización creada tras la derrota de Napoleón fue la Santa Alianza (coalición entre Rusia, Austria y Prusia). Su objetivo era el mantenimiento del absolutismo y la defensa contra el liberalismo. Defendía el derecho de intervención para sofocar cualquier movimiento revolucionario. Su principal actuación tuvo lugar en España con el envío de los Cien Mil Hijos de San Luis.

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