El Reinado de Alfonso XIII: Crisis de la Restauración y Guerra de Marruecos

El Reinado de Alfonso XIII: Crisis de la Restauración y Guerra de Marruecos

Panorama general del reinado de Alfonso XIII

Alfonso XIII accedió al trono en 1902. De 1902 a 1923 la crisis política del sistema de la Restauración se fue acentuando por varios motivos:

  • Intervencionismo del rey en la vida política y en la lucha entre partidos. Alfonso XIII se rodeó del sector más conservador del generalato, cuyas opiniones influyeron en la toma de decisiones del monarca.
  • División de los partidos dinásticos, provocada por la desaparición de los dirigentes históricos y las luchas entre los nuevos políticos emergentes por el control de sus grupos.
  • Progresivo debilitamiento del caciquismo, que restó eficacia al falseamiento electoral, porque las denuncias de los regeneracionistas obligaron a limitar las manipulaciones en las zonas agrarias, y por el mayor peso proporcional del voto urbano, donde apenas era posible el fraude.
  • Aparición y crecimiento de partidos políticos ajenos al sistema: Socialistas, radicales, republicanos y nacionalistas incrementaron cada vez más su fuerza electoral.

Como resultado, las mayorías parlamentarias eran precarias y desde 1917 ningún partido fue capaz de formar gobierno por sí solo, lo que llevó a recurrir a los gobiernos de concentración.

Intentos de modernización: El Regeneracionismo

Una de las consecuencias de la pérdida del imperio ultramarino y de la crisis nacional subsiguiente fue la creación de una corriente de opinión muy amplia a favor de la regeneración de España y la configuración de ciertas acciones políticas regeneracionistas. El más ambicioso fue el promovido por la Unión Nacional (1900), que dirigían Joaquín Costa, Basilio Paraíso y Santiago Alba. Al no lograr perfilarse como una «tercera fuerza» política acabó por disolverse en 1903.
Los intentos regeneracionistas más importantes fueron los del gobierno largo de Maura (1907-1909) y los del gobierno Canalejas (1910-1912).

El regeneracionismo conservador de Maura

Antonio Maura, jefe del Partido Conservador, emprendió en 1907 un ambicioso programa de reformas que incluyó una serie de medidas de inversión pública, un plan de reconstrucción naval y actuaciones para mejorar la situación de la agricultura y de las capas populares (en 1908 creó el Instituto Nacional de Previsión, antecedente de la Seguridad Social).

En el terreno político, Maura defendió una reforma que movilizara a la «masa neutra» del país (clases medias) hacia la participación política para acabar con el caciquismo. Para ello modificó la Ley electoral (1907) para establecer el voto obligatorio y la proclamación automática de candidatos sin oposición.

Pero su reforma más ambiciosa fue la nueva Ley de Administración Local (1907), por la que se creaban Mancomunidades, asociaciones de las Diputaciones de cada región, como primer paso hacia el gobierno regional. Aunque respaldada por la Lliga Regionalista, la resistencia de los representantes de la oligarquía impidió su aprobación.

La dura represión de las protestas y manifestaciones de julio de 1909 contra la movilización de reservistas para la guerra de Marruecos (Semana Trágica de Barcelona) desencadenó una campaña política contra Maura en la que participó incluso el Partido Liberal, que acarreó el cese de Maura y la ruptura del Pacto del Pardo. Además, la crisis de 1909 propició la Conjunción republicano-socialista, una alianza electoral que en 1910 otorgaría el primer escaño en las Cortes a los socialistas.

El reformismo social de Canalejas

La propuesta regeneracionista del gobierno de Canalejas (1910-1912) se basó en el intento de democratización del sistema político liberal, partiendo de la necesidad de incorporar al sistema político tres variables:

  1. Un papel activo e intervencionista del estado en materia social y laboral: Reguló la jornada laboral, el trabajo de mujeres y niños, se suprimieron los consumos (sustituidos por un impuesto sobre rentas urbanas), se estableció el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra y se restringieron las exenciones de quintas.
  2. Secularización de la vida política, mediante la separación entre Iglesia y Estado: Las Cortes aprobaron en 1910 la «ley del candado», por la que se prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas. En ese plazo, se pretendía negociar con el Vaticano, pero nada llegó a ultimarse.
  3. Cierta descentralización política: En 1912 el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno a petición de los catalanistas.

Pero Canalejas no llegó a ver aprobada la ley en el Senado. El 12 de noviembre fue asesinado en Madrid por un anarquista. Con su muerte, se inició una etapa de crisis permanente y fragmentación de los partidos dinásticos que, junto a la subida de precios, la escasez de alimentos y la especulación que produjo en España la I Guerra Mundial, culminaría en la crisis de 1917.

Crisis y quiebra del sistema de la Restauración: La crisis de 1917

1917 fue una fecha clave, en la que se hizo patente la crisis del sistema sin que de ella surgiera una alternativa clara. Confluyeron tres conflictos:

  • En junio de 1917 estalló un enfrentamiento entre el gobierno y el ejército. El malestar de los militares por el atraso técnico, la falta de medios y los bajos salarios se acrecentó con la decisión del gobierno de primar con ascensos rápidos a los militares con destino en Marruecos, donde el alto mando era incapaz de llevar la guerra a término. Los oficiales «peninsulares», para defender sus reivindicaciones, organizaron las Juntas de Defensa. Cuando el gobierno decidió disolverlas, los militares respondieron con un manifiesto en el que criticaban la situación de los cuarteles y la política de ascensos, y daban un ultimátum al gobierno para que aceptara sus reivindicaciones. Éste, incapaz de restablecer la disciplina, dimitió y el nuevo gobierno se plegó a las exigencias de los militares.
  • Tras la suspensión de las Cortes en febrero, por las críticas que la oposición hacía al gobierno, en julio estalló una crisis parlamentaria cuando la Lliga Regionalista convocó una reunión de diputados republicanos, reformistas y socialistas, que convocó una Asamblea Nacional de Parlamentarios para promover la reforma de la vida política. El día 19 de julio, 70 diputados y senadores se reunieron en Barcelona y aprobaron una moción pidiendo un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.
  • Las desigualdades sociales provocadas por la euforia económica de la guerra reforzaron el sindicalismo obrero, que aspiraba a lograr un reparto más equitativo de la riqueza, mediante la convocatoria de una huelga general indefinida.

En julio, la huelga de ferroviarios iniciada en Valencia y violentamente reprimida precipitó los acontecimientos. Ante la negativa de la compañía a readmitir a varios huelguistas, el paro se extendió a todo el país. Madrid, Bilbao, Oviedo, Gijón y otras capitales quedaron paralizadas. Las zonas mineras e industriales secundaron el paro masivamente. El gobierno sacó a las tropas a la calle, que llevaron a cabo una durísima represión y, tras una semana, se restableció la normalidad.

Pese a la derrota, los sindicatos habían demostrado la capacidad de movilización que tenían, en oposición a un poder civil debilitado y a la presencia en la vida política de los militares. De 1917 a 1923 la crisis del sistema se agudizará, culminando en el golpe de Estado de Primo de Rivera.

La Guerra de Marruecos

A los problemas internos del periodo se sumó el de la guerra de Marruecos, sin el apoyo de la opinión pública ni de los partidos de oposición, y que adquiriría mayor relevancia con el Desastre de Annual en 1921.

España había ocupado la franja norte entre Ceuta y Melilla, cedida por Francia, principal responsable del protectorado de Marruecos, con el reconocimiento de la comunidad internacional en la Conferencia de Algeciras (1906).

La penetración en el territorio fue pacífica entre 1906 y 1909, pero desde 1909 (ataque a los trabajadores de la Compañía de Minas del Rif) se convirtió en una guerra permanente, con emboscadas y tiroteos que minaban la moral de los soldados.

Durante la guerra mundial, las operaciones militares se interrumpieron para reanudarse desde 1919. Dámaso Berenguer, comisario en Marruecos, planteó una penetración lenta pero resuelta y segura hacia el interior, que obtuvo éxito en la zona de Yebala. Pero Fernández Silvestre, ignorando la táctica de Berenguer, realizó un avance rápido desde Melilla, dejando las tropas españolas dispersas en un amplio frente y en un número elevado de posiciones, con problemas de aprovisionamiento. En 1921 Abd El Krim levantó a todas las tribus rifeñas y atacó Annual. La dispersión de las tropas impidió una respuesta conjunta y las posiciones españolas se derrumbaron, con elevadas pérdidas materiales y humanas (más de 12.000 hombres) y Abd El Krim recuperó todos los territorios ocupados por España los dos años anteriores.

Cuando la noticia llegó a Madrid, el gobierno dimitió, las fuerzas liberales y socialistas exigieron la creación de una comisión de investigación, para establecer responsabilidades políticas, y se formó una comisión militar para investigar los acontecimientos. El Expediente Picasso, redactado por el general de división Juan Picasso, ponía en evidencia enormes irregularidades, negligencia de los mandos, corrupción e ineficacia en el ejército español en África. Pero antes de que la comisión del Congreso se reuniera para emitir su dictamen, se produjo el golpe de estado de Primo de Rivera.

El Desembarco de Alhucemas en 1925 dividió la zona rifeña y puso fin a la resistencia de las cabilas del Rif. En 1927 la guerra en Marruecos había concluido.

Gobierno de concentración: Gobierno formado por representantes de distintas fuerzas políticas.

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