La Desamortización en España en el Siglo XIX
Contexto Histórico
El largo proceso de la revolución liberal que había empezado en 1808, en 1840 estaba sin culminar. Las principales normas legales giraron alrededor de la redefinición del nuevo derecho de propiedad, ésta considerada sagrada e inviolable, relacionaba la titularidad individual con la capacidad de disponer libre e ilimitadamente de dicha propiedad. La economía española del siglo XIX dependía fundamentalmente de la agricultura. Los factores físicos, la desigual distribución de la tierra y el atraso tecnológico limitaron la contribución de este sector a la modernización económica.
El Proceso Desamortizador
El proceso desamortizador fue la transformación agraria del siglo XIX. Desamortizar era nacionalizar los bienes de la Iglesia o de los municipios para ser vendidos en pública subasta. Los ingresos de estas iban dirigidos al saneamiento de la Hacienda pública. El conjunto de leyes desamortizadoras ha sido calificado como una reforma agraria liberal ya que alteraba la distribución de la propiedad y ponía en circulación tierras sin explotar para su cultivo, los gobiernos liberales las llevaron a cabo y se formó un grupo de grandes propietarios.
Antecedentes en las Cortes de Cádiz
Ya los diputados de las Cortes de Cádiz, entre 1811 y 1813, mejoraron la labor de convertir en libre la propiedad inmueble del Antiguo Régimen: las fincas rústicas y urbanas. La primera tarea fue desvincular los bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales. Ambas acciones pretendían lo mismo: sacar al mercado libre para que fueran objeto de compra y venta, bienes que el Antiguo Régimen había dejado al margen del mercado. La desvinculación supuso una doble decisión:
- La abolición de los señoríos: lo que significa, por un lado, acabar con una serie de relaciones de dominio que los señores habían tenido, debido a privilegios concedidos por los reyes sobre los habitantes de unos determinados territorios; y por otra, convertir en propiedad particular y libre aquellas tierras. El proceso iniciado en Cádiz fue largo, a causa de las quejas y problemas surgidos, y concluyó en 1837. Y eso que en contraste con la desamortización esta medida no aportaba un cambio de propietario, sino la transformación de los señores antiguos en propietarios libres.
- la supresión de los mayorazgos: el mayorazgo había sido la fórmula por la que las casas nobiliarias en los siglos anteriores habían podido mantener una gran parte de sus propiedades; el primogénito de la casa recibía por herencia un bloque de bienes del que no era propietario, sino usufructuario, y que podía aumentar con compras pero no vender, manteniendo el deber de transmitirlo a su heredero. La abolición suponía que estos bienes eran declarados libres y que podían ser vendidos por sus titulares.
Etapas de la Desamortización
La desamortización, primero de los bienes eclesiásticos y luego de los pueblos, fue la medida práctica de mayor transcendencia tomada por los gobiernos liberales y se desarrolló durante todo el siglo XIX entrando incluso en el siglo XX. La desamortización suponía dos momentos bien diferenciados:
- La incautación por parte del Estado de esos bienes, por lo que dejaban de ser de “manos muertas” para convertirse en bienes nacionales.
- La puesta en venta mediante pública subasta de los mismos.
El producto de lo obtenido lo aplicaría el Estado a sus necesidades.
Primera Etapa (1798-1820)
- Empezó con Godoy en 1798, afectó a bienes de la Iglesia y tuvo un resultado positivo para la Hacienda real.
- Le siguieron las adoptadas por José I sobre bienes del clero regular y de la aristocracia.
- Las Cortes de Cádiz aprobaron un decreto general de desamortización que apenas pudo ponerse en práctica.
- Hubo que esperar a 1820 para su aplicación, siempre entendida como una reforma fiscal.
- La desamortización del trienio favoreció a las clases media y alta y a los que poseían títulos de deuda pública (vales reales).
- Esta medida perjudicó a los campesinos pobres.
Segunda Etapa (1836-1844)
- Comenzó con las leyes desamortizadoras del ministro Mendizábal en 1836.
- Se prolongó hasta 1844, cuando su aplicación quedó paralizada por el gobierno moderado de Narváez.
- Afectó a los bienes del clero regular y a los del clero secular.
- Con la desamortización de Mendizábal se pretendía lograr varios objetivos a la vez: ganar la guerra carlista, eliminar la deuda pública, atraerse a las filas liberales a los principales beneficiarios de la desamortización que la componían la incipiente burguesía con diferente poder, solicitar nuevos préstamos.
- Otro objetivo muy importante es cambiar la estructura de la sociedad eclesiástica, de ser amortizada y colectiva pasaría a ser libre e individual.
- La iglesia sería reformada y transformada en una institución del Nuevo Régimen, comprometiéndose el Estado a mantener a los clérigos y a subvencionar el correspondiente culto.
Tercera Etapa (1855-1924)
- Empezó con la ley de desamortización general de Madoz.
- Afectó tanto a los bienes de la iglesia como de municipios y comunales y se prolongó hasta la etapa de la Restauración.
- La ley de desamortización general se llama general porque se ponían en venta todos los bienes de propiedad colectiva: los de los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior y los de los pueblos (se llamaban bienes de propios a aquellos que proporcionaban, por estar arrendados, una renta al Concejo en tanto que los comunes no proporcionaban rentas y eran utilizadas por los vecinos del lugar).
- La desamortización de bienes de propios y comunes se prolonga hasta 1924.
- El procedimiento utilizado para las ventas fue una copia de la de Mendizábal, sin embargo había una gran diferencia.
- El destino del dinero obtenido sin las anteriores angustias de hacienda fue dedicado a la industrialización del país, más concretamente a la expansión del ferrocarril.
- En este proceso la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiaria, aunque la participación de los pequeños propietarios de los pueblos fue mucho más elevada en la etapa anterior de Mendizábal.
Consecuencias de la Desamortización
Las consecuencias o el resultado fueron de diverso tipo:
- Consecuencias económicas: no fueron demasiado satisfactorias, los recursos disponibles se dedicaron a comprar tierras lo que impidió que se convirtiera en la industria o en la mejora de cultivos para hacerlos más rentables.
- Incremento del latifundismo: incrementó el número de grandes terratenientes, los nuevos propietarios invirtieron su dinero en tierras y casas. Los bienes desamortizados se vendieron con el fin de obtener ingresos para el fisco y de la forma más rápida posible. No hubo ni se pretendió una reforma agraria pues apenas afectó a la estructura de la propiedad de la tierra (siguió predominando el latifundio en el centro y sur de la península y el minifundio en el norte y noreste): la tierra cambió de manos, pero no se modificó el tamaño de la propiedad ni se modernizaron las formas de explotación.
- Beneficio para la burguesía y la nobleza: los compradores fueron gente adinerada (aristócratas y burgueses enriquecidos). La nobleza consolidó su patrimonio y permutó los abolidos derechos señoriales por la plena propiedad y las rentas derivadas de ellas.
- Aumento del cultivo: permitió poner en cultivo gran cantidad de tierras abandonadas. La desamortización resolvió en parte el problema endémico de la carestía de alimentos, sobre todo de cereales.
- Perjuicio para campesinos, Iglesia y municipios: los grandes perdedores fueron los campesinos, la Iglesia y los municipios. Hay un empeoramiento de las condiciones de vida del pequeño campesinado. Privado del uso y disfrute de los antiguos bienes del concejo. Los campesinos pasaron de ser usuarios de bienes comunales a pagar rentas más elevadas para su cultivo, dentro de una relación económica propia de la mentalidad capitalista. La Iglesia perdió gran parte de su patrimonio inmobiliario artístico y documental. Los conventos abandonados fueron saqueados y los edificios, cedidos a instituciones públicas o vendidos a particulares. Los municipios perdieron su principal fuente de ingresos, al privatizar los bienes de propios, baldíos y comunales.
- Impacto en la producción agrícola: el apoyo que la causa carlista recibió del mundo rural y campesino prometía la vuelta al Antiguo Régimen agrícola, la desamortización era vista como el instrumento de los liberales, identificados como los ricos y poderosos. Esta masiva operación de ventas de tierras afectó a la producción agrícola, ya que cambiaron de dueño más de 10 millones de hectáreas. El paso de las manos muertas a los propietarios particulares debería haber potenciado el crecimiento. Hubo un desarrollo tímido de la agricultura gracias en parte a la supresión del diezmo eclesiástico y la Mesta. La producción creció de forma modesta y aumentó la productividad de los cultivos.