La Sublevación Militar y el Estallido de la Guerra
Las tensiones sociales y políticas de la Segunda República se acentuaron en la primavera de 1936, lo que propició que militares contrarios al gobierno prepararan un golpe de Estado. La sublevación militar del 17 de julio en Marruecos inició el conflicto, considerado un precedente de la Segunda Guerra Mundial, en el que se enfrentaron el liberalismo y el socialismo con las derechas autoritarias y fascistas.
La sublevación fue organizada, liderada y planeada por militares descontentos. El general Mola la organizó contando con el apoyo de parte del ejército y de grupos políticos antirrepublicanos (monárquicos, carlistas y falangistas). El golpe de Estado debía ejecutarse con gran rapidez y violencia para evitar la resistencia del gobierno.
Los conspiradores sabían que el triunfo del golpe era difícil debido a dos factores: la división en el ejército y las fuerzas de seguridad, y la buena organización de las asociaciones obreras dispuestas a defender la República.
El golpe de Estado estaba fijado para el 18 de julio, pero el asesinato de Calvo Sotelo provocó que los conspiradores de Melilla y Ceuta se alzaran la noche anterior. El gobierno de Casares Quiroga no adoptó las medidas necesarias para prevenirlo y se mostró débil para atajarlo, perdiendo durante varios meses el control del orden público y la iniciativa militar.
Zonas Sublevadas y Leales a la República
Se sumaron a los sublevados: Sevilla, Cádiz, Granada, Navarra, la mayor parte de Castilla y León, las tres capitales de Aragón, Galicia, Oviedo, y Baleares (excepto Menorca). Zonas con escasa población y de economía rural. Recibieron el apoyo de la Legión, los Regulares, la mayoría de los oficiales y la Guardia Civil.
La zona leal a la República quedó dividida en dos: por un lado, las grandes ciudades y núcleos industriales de la cornisa cantábrica y el País Vasco (excepto Álava); y por otro lado, Madrid, Castilla-La Mancha, Cataluña, Valencia, Alicante, Murcia y Málaga. Militarmente, la República contaba con el apoyo de la marina, la Guardia de Asalto, y armó a las organizaciones obreras y campesinas (milicianos).
Desarrollo del Conflicto: Etapas
1ª Etapa (Julio 1936 – Marzo 1937): Guerra de Columnas y Marcha hacia Madrid
Los sublevados intentaron tomar Madrid. El general Mola se dirigió desde Navarra, pero fue detenido por los milicianos en Guadarrama. Franco y Yagüe, con la ayuda de la aviación y la marina de Hitler y Mussolini, cruzaron el Estrecho y avanzaron por Extremadura tomando Badajoz, Talavera y Toledo. Mola tomó Irún y San Sebastián se rindió en septiembre.
La inesperada resistencia de Madrid provocó una guerra de desgaste. El gobierno republicano se trasladó a Valencia (noviembre de 1936) y Miaja organizó la resistencia con el apoyo de las Brigadas Internacionales y armamento soviético. Para cercar Madrid, Franco organizó maniobras envolventes en la carretera de La Coruña, el río Jarama y Guadalajara, pero fracasaron.
2ª Etapa (Marzo 1937 – Marzo 1938): Campaña del Norte y Ofensivas Republicanas
Los sublevados tomaron Bilbao, Santander y Asturias. Con el apoyo de la aviación alemana (Legión Cóndor), bombardearon Guernica. Este hecho conmovió a la opinión pública mundial por el genocidio sobre la población civil e inspiró a Picasso su famoso cuadro.
Los republicanos llevaron a cabo ofensivas en Brunete, Belchite y Teruel sin obtener resultados decisivos. El gobierno de la República se trasladó a Barcelona (octubre de 1937).
3ª Etapa (Marzo 1938 – Abril 1939): Batalla del Ebro, Toma de Cataluña y Fin de la Guerra
Los sublevados pretendían alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana, por lo que se dirigieron al frente de Aragón. El general Rojo emprendió la Batalla del Ebro, la más dura de la guerra, que se prolongó durante cuatro meses. En ella murieron más de 100.000 hombres de ambos bandos. Esta furiosa ofensiva republicana pretendía alargar el conflicto esperando recibir ayuda de la Europa democrática.
Tras la batalla, Franco lanzó la ofensiva sobre Cataluña, provocando el éxodo de miles de republicanos hacia Francia, entre ellos Azaña (presidente de la República) y Negrín (presidente del Gobierno).
Ante la imposibilidad de mantener la resistencia, el general Casado, apoyado por ciertos sectores del PSOE, dio un golpe de Estado contra el gobierno republicano. El PCE y Negrín eran partidarios de la resistencia. Casado intentó negociar con Franco una rendición con condiciones, pero Franco rechazó la propuesta. En marzo se tomaron Madrid, Valencia y Alicante. El 1 de abril de 1939 finalizó la guerra.