1. La Guerra de la Independencia y el reinado de José Bonaparte (1808-1814)
Mientras en Francia triunfa la Revolución francesa, en España reina Carlos IV, que frenó las reformas ilustradas de Carlos III porque en 1789 comienza la Revolución Francesa y los nobles tienen miedo de que las ideas de la Ilustración también terminen en España con una revolución contra ellos. Además, sólo las personas con mucha cultura apoyaban al programa ilustrado, mientras que los nobles y el clero estaban en contra. La Ilustración española fue un movimiento de unos pocos y sus ideas no se extendieron por toda la sociedad como pasó en Francia.
Los reyes europeos, y también el español, se enfrentan a Francia, que ha declarado la República. Pero los españoles pierden la guerra (1793-1795) contra Francia, y los franceses nos obligan a apoyarles en sus guerras.
Por ese motivo, en 1807 España y Francia firman el Tratado de Fontainebleau y acuerdan invadir Portugal. El ejército francés tiene que pasar por España para llegar a Portugal, pero los franceses aprovechan para ocupar algunas ciudades españolas. El pueblo se pone en contra del rey por dejarse engañar, y ataca el palacio del primer Ministro, Godoy, en Aranjuez. Carlos IV decide renunciar y deja la corona a su hijo, Fernando VII.
Fernando VII piensa en buscar el apoyo de Napoleón, que gobierna en Francia, y viaja hasta Bayona (sur de Francia) para entrevistarse con él. Napoleón lleva a toda la familia a Bayona y les obliga a renunciar a la corona (abdicaciones de Bayona). Después, Napoleón coloca a su hermano, José Bonaparte, como rey de España. Napoleón redacta la Constitución de Bayona, que en realidad es una carta otorgada.
A los españoles no les gusta nada ser gobernados por un rey francés, y se sublevan (rebelan) contra los franceses el 2 de Mayo de 1808 en Madrid. Otras ciudades españolas les siguen. Es el comienzo de la Guerra de la Independencia.
Pero no todos los españoles están de acuerdo en echar a los franceses. El rey francés quiere gobernar de una forma más moderna y hay españoles que piensan que la monarquía española es muy conservadora (no quiere cambiar nada). A los partidarios (amigos) de los franceses se les llama “afrancesados” y a los partidarios (amigos) de Fernando VII, se les llama “fernandinos”. Los ataques de pequeños grupos armados de fernandinos contra los franceses son continuos en esos años.
2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Mientras continúa la guerra, los españoles que no reconocen a José Bonaparte como rey, principalmente de ideas políticas liberales (contrarios a ideas conservadoras), crean Juntas (grupos) para organizar la lucha. La Junta Central Suprema, la más importante, convoca (llama) las Cortes (ciudadanos representantes del pueblo), que se reúnen en Cádiz, la única ciudad no gobernada por franceses y redactan la primera Constitución española, la Constitución de 1812, llamada La Pepa, porque se aprueba el 19 de marzo, día de San José.
La Constitución tiene una declaración de derechos muy completa, establece la separación de poderes (judicial, legislativo y ejecutivo) y reconoce que la soberanía reside en el pueblo (el pueblo es quien gobierna a través de representantes en las Cortes). También establece (dice) que pueden votar todos los hombres (las mujeres no, pero es un avance importante, ya que en otros lugares sólo votan los ricos, o las personas que decide el rey). También se abole (se prohíbe) la Inquisición, los señoríos (derechos sobre tierras donadas por el rey a los nobles), se prohíben los gremios (agrupaciones de artesanos) y se declara que todos los españoles son iguales ante la ley.
Pero la guerra termina porque Napoleón se lleva a una parte de su ejército en España para la guerra en Rusia. Los españoles, apoyados por los ingleses, aprovechan para echar a José Bonaparte y devolver la corona a Fernando VII en 1814. ¿Qué hace entonces Fernando VII?
3. El reinado de Fernando VII: Vuelta al absolutismo (1814-1820)
Los liberales esperan que el rey jure la Constitución, pero no lo hace. Deroga (anula) la Constitución y todas las reformas (cambios) y devuelve los derechos perdidos a la nobleza y la Iglesia, por ejemplo, no les obliga a pagar impuestos. Vuelve el Antiguo Régimen. Fernando VII no permite que nadie le quite poder, su poder es absoluto (total), por eso se llama absolutismo a esa forma de gobernar.
El Trienio Liberal (1820-1823)
Los liberales son perseguidos, van a la cárcel o son ejecutados (matados). Ellos intentan tomar el poder con pronunciamientos (ataques militares) pero no tienen éxito porque el pueblo no les apoya. Pero en 1820 triunfa el pronunciamiento del coronel Riego. El rey tiene que jurar la Constitución, liberar a los presos políticos, y convocar elecciones. El rey busca el apoyo de los reyes europeos, que con el Congreso de Viena han formado un grupo llamado la Santa Alianza, y ellos mandan un ejército llamado “los cien mil hijos de San Luis” en 1823, que devuelven a Fernando VII el poder absoluto.
El fin del absolutismo y la Guerra Carlista (1823-1840)
Pero Fernando VII tiene cada año más problemas. Hay crisis económica porque ya no hay casi colonias en América y no llega dinero de allí. Los liberales siguen peleando y además, aparece un problema más: la Ley Sálica.
La ley Sálica dice que no pueden reinar las mujeres. Pero Fernando VII sólo tiene una hija: Isabel. Así que escribe una nueva ley llamada “la Pragmática Sanción” para anular la antigua ley y que Isabel pueda reinar cuando él muera. Muchos absolutistas se ponen en contra y apoyan al hermano de Fernando, llamado Don Carlos.
El rey muere en 1833. Como su hija Isabel sólo tiene 3 años, su mujer María Cristina se queda como Regente (gobierno sustituto cuando el rey está enfermo, es menor de edad, o está ausente del país). Los partidarios de Don Carlos también nombran rey a éste, por lo que comienza otra guerra llamada la Primera Guerra Carlista. Los liberales apoyan a Isabel y los absolutistas apoyan a Don Carlos. La guerra dura 7 años (1833-1840) y termina con la derrota carlista, aunque más tarde habrá otras guerras por el mismo motivo.
4. El reinado de Isabel II: comienza el Estado liberal
El triunfo del liberalismo (1833-1844)
Regencia de María Cristina (1833-1840)
María Cristina, la madre de Isabel, se alía (se une) con los liberales para ganar la guerra carlista. Hay liberales moderados (quieren pocos cambios) y progresistas (quieren muchos cambios). María Cristina prefiere a los moderados, pero después de algunas revueltas del pueblo, que quiere más reformas, le da el poder a los progresistas. Mendizábal, el presidente del gobierno progresista, redacta una nueva ley llamada la “Desamortización de Mendizábal” para quitarle todas las propiedades (tierras, edificios etc.) a la Iglesia. En 1837 se aprueba una nueva Constitución, aunque no tan moderna como la de Cádiz, ya que daba más poderes al rey y no podían votar todos los hombres.
Regencia de Espartero (1840-1843)
En 1840 María Cristina dimite como regente por enfrentamientos con los progresistas. El general Espartero será el nuevo regente. Pero su gobierno es muy autoritario y no le gusta ni a moderados ni a progresistas. Los dos grupos obligan a Espartero a dimitir y deciden proclamar reina a Isabel II, aunque ella sólo tiene 13 años.
La Década Moderada (1844-1854)
Isabel da el poder a los moderados y el general Narváez es presidente de varios gobiernos. En 1845 se aprueba una nueva Constitución que sólo permite el voto a los ricos. También limita la libertad de prensa (control de los periódicos y libros). Se igualan las leyes en toda España y el gobierno de Madrid nombra a los alcaldes de las ciudades importantes. Los progresistas se dividen también en dos partidos: el partido demócrata, que pide el voto universal y el partido republicano, que pide la proclamación de la República.
El Bienio Progresista (1854-1856)
En 1854, O’Donnell se pronuncia en Vicálvaro (Madrid) y el poder pasa a los progresistas. O’Donnell forma un nuevo partido de centro, la Unión Liberal. El nuevo gobierno realiza otra desamortización (de Madoz), esta vez se queda con las propiedades de los ayuntamientos y aprueba la Ley de Ferrocarriles, que permite la construcción de vías de tren por toda España. Entre 1856 y 1866 se alternan (cambian) los gobiernos de la Unión Liberal de O’Donnell, y los de los moderados de Narváez, los progresistas son marginados del poder.
Pero Isabel tiene cada vez más problemas. En el campo la gente pasa hambre, los gobiernos eran muy autoritarios, todo el mundo está descontento. En 1866, progresistas, demócratas y republicanos deciden expulsar a la reina (Pacto de Ostende). La Unión Liberal también les apoya. Los generales Serrano y Prim se pronuncian en 1868 y la reina tiene que abandonar España.
5. El reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República
Cuando la reina abandona España, el general Serrano se convierte en presidente del nuevo gobierno y convoca a las Cortes para redactar otra constitución, la de 1869, la primera constitución realmente democrática de España. Esta constitución mantiene la monarquía y nombra regente al general Serrano hasta que se elija un nuevo rey.
El general Prim encuentra un nuevo rey para España: el príncipe italiano Amadeo de Saboya, que es un rey moderno y demócrata, pero que tiene la mala suerte de llegar a España justo cuando asesinan en Madrid a su principal apoyo: el general Prim. Además, durante su reinado empieza una guerra en Cuba, todavía colonia española, y otra guerra carlista. El rey decide abdicar (renunciar) por demasiados problemas y muy pocos apoyos.
Las Cortes deciden proclamar la República. Pero sólo dura 11 meses. La mayoría de los partidos políticos son monárquicos, los republicanos están divididos, empieza la tercera guerra carlista, había también guerra en Cuba, y además, aparecen grupos cantonalistas. Al final, el general Pavía da un golpe de estado y disuelve (anula) las Cortes.
El general Serrano preside el gobierno durante un año, continúa la república, pero no las reformas modernas.
6. El reinado de Alfonso XII: La Restauración
El general Martínez Campos da un golpe de estado y proclama rey al hijo de Isabel II: Alfonso XII, en 1874. Así comienza el régimen de la Restauración. El nuevo rey jura la constitución y nombra presidente del gobierno a Cánovas del Castillo. Cánovas consigue terminar con la guerra carlista y la de Cuba, organiza un sistema político en el que pueden participar todos los partidos políticos monárquicos y se redacta una nueva constitución. La constitución de 1876 permite muchos derechos y libertades al pueblo, pero también declara que el estado es católico y que la soberanía es compartida entre el pueblo y el rey.
Los gobiernos se van cambiando en cada elección: primero gobiernan los conservadores, con Cánovas como presidente, luego los liberales, presididos por Sagasta, luego los conservadores de nuevo etc. Hay elecciones democráticas, pero hacen trampa con los resultados: en los pueblos, los caciques (los dueños de las tierras) obligan a los campesinos a votar lo que ellos les dicen y en las ciudades se cambian los resultados de los votos si no sale lo que el gobierno quiere (pucherazo= trampa). No hay democracia real, pero durante mucho tiempo no hay problemas políticos.
Fuera del sistema se quedan tres grupos: los anarquistas (en Andalucía y Cataluña), muy perseguidos porque lanzaban bombas. Los anarquistas crean la Confederación Nacional del trabajo (CNT), que se convierte en el sindicato más importante del país. Los socialistas, cuyo líder es Pablo Iglesias y que crean el partido socialista obrero español (PSOE) y también la Unión General de Trabajadores (UGT), otro sindicato. Y por último los partidos nacionalistas en Cataluña, País Vasco y Galicia, que están en contra del poder centralizado en Madrid.
7. El desarrollo económico en el siglo XIX
En España la revolución industrial no tiene tanta importancia como en Inglaterra y Alemania, porque el país es pobre, hay malas comunicaciones y poco comercio con otros países. Las primeras industrias modernas aparecen en Cataluña: industria textil (tela) y en el País Vasco y Asturias: industria siderúrgica (metal). Aparecen también los primeros bancos modernos y la Bolsa de Madrid (mercado donde se compran y venden acciones de grandes empresas, una acción es una pequeña participación en el dinero que vale esa empresa).
El desarrollo del ferrocarril es la novedad (nuevo) económica más importante. También se desarrolla la electricidad, el petróleo y la industria química. Cataluña, el País Vasco y Madrid son las zonas con más industria. En el resto del país, la mayoría de la gente se dedica a trabajar en el campo.
Los gobiernos del siglo XIX terminan con los derechos de los nobles sobre la tierra, y muchos burgueses pueden entonces comprar tierras y trabajarlas de forma moderna. Pero los campesinos siguen siendo pobres y emigran a las ciudades cuando las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 y Madoz en 1855, les dejan sin trabajo.
8. Los cambios demográficos y sociales
En España la población aumenta hasta los 18’6 millones en el siglo XIX, pero no aumenta tanto como en Europa, porque hay mucha mortalidad por las malas condiciones (suciedad, pobreza, pocos médicos). Los campesinos emigran a las ciudades donde hay trabajo. También emigran muchos a Cuba y Argentina.
La sociedad cambia. Ahora hay una clase dirigente con poder, formada por nobles y burgueses dueños de fábricas y bancos.
También hay una clase media, formada por funcionarios, comerciantes pequeños, profesionales liberales (médicos, abogados), que va aumentando poco a poco.
La clase popular está formada por campesinos y obreros. Los obreros van mejorando sus condiciones de vida gracias a los sindicatos (UGT y CNT). Otros grupos son los criados de la clase dirigente, los mendigos y los marginados.