La Modernidad: La Ilustración y sus Corrientes
El Iluminismo
La Modernidad, también conocida como Ilustración, se caracteriza por el desarrollo de pensadores ilustrados que buscaban comprender el mundo a través de la razón, en oposición a la «oscuridad» de la Edad Media, donde el conocimiento era controlado por la Iglesia. Los filósofos de la Ilustración utilizaron métodos científicos para investigar la naturaleza, intentando explicar todo con la razón y colocando al hombre en el centro del universo (antropocentrismo), en contraste con la visión teocéntrica de la Edad Media.
El Humanismo
El Humanismo, otra corriente de la Ilustración, comparte ideas con el Iluminismo. Se centra en el ser humano como sujeto principal del conocimiento y la cultura, desplazando a Dios del centro de la explicación del mundo.
El Liberalismo Económico
El Liberalismo, como corriente económica, describe la sociedad a partir de la oferta y la demanda en un mercado autorregulado. La competencia entre empresas y la fluctuación de precios según la oferta y la demanda son elementos clave de esta corriente. Adam Smith, uno de los principales exponentes del liberalismo económico, planteó que la riqueza de un país se basa en el trabajo individual y la especialización, impulsados por el egoísmo natural del hombre que busca su propio beneficio.
Pensadores de la Ilustración
John Locke y el Contractualismo
John Locke, filósofo contractualista, defendía la monarquía parlamentaria como la mejor forma de gobierno, combinando el poder del rey con la limitación impuesta por el parlamento. Consideraba al hombre como un ser pensante que busca proteger su propiedad, pero también como un ser egoísta que puede caer en la anarquía en un estado natural sin gobierno ni leyes. Para Locke, la solución a esta anarquía fue el contrato social, donde los individuos ceden parte de su libertad a un gobierno a cambio de protección y orden.
Quesnay y la Fisiocracia
Quesnay, médico y filósofo, sostenía que el crecimiento económico se basaba en la agricultura. Dividía la sociedad en tres clases: campesinos (únicos productores), artesanos y comerciantes. Para Quesnay, la modernización del campo era fundamental para el desarrollo económico. La Fisiocracia, corriente a la que pertenecía, promovía el libre comercio (laissez-faire) y la acumulación de metales preciosos.
Formación de los Estados Modernos
En Europa, durante el siglo XVI, se formaron las monarquías nacionales, caracterizadas por la unificación territorial, la concentración del poder en el rey y el debilitamiento del sistema feudal. Las fronteras se definieron con mayor precisión, se establecieron ejércitos permanentes y la administración de las funciones públicas se centralizó en la figura del rey, quien se convirtió en la máxima autoridad con el derecho exclusivo de cobrar impuestos, impartir justicia, etc.
El Absolutismo en Francia
En Francia, Luis XI inició la expansión territorial y la centralización del poder. Sus sucesores continuaron este proceso que culminó en el absolutismo.
El absolutismo monárquico en Europa tuvo dos etapas:
- Fines del siglo XVI: En Francia con Enrique IV y en Inglaterra con la dinastía Tudor, se enfatizó la tradición como base de la autoridad real y el derecho divino de los reyes.
- Mediados del siglo XVII – siglo XVIII: La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fortaleció la monarquía francesa. Luis XIV, conocido como el Rey Sol, consolidó el absolutismo en Francia, llevando la monarquía a su máxima expresión. Su frase «El Estado soy yo» refleja la concentración absoluta del poder en su persona. Sin embargo, el absolutismo de Luis XIV derivó en un despotismo, caracterizado por la intolerancia religiosa, los privilegios a la nobleza y las trabas económicas.
Decadencia del Absolutismo
La decadencia del absolutismo se debió a la intolerancia religiosa, los privilegios de las clases altas y las trabas económicas. Estos factores contribuyeron al descontento social que culminó en la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y la independencia de Estados Unidos.