El Sistema Político de la Restauración (1875-1923)
Alternancia en el Poder y Estabilidad Institucional
La alternancia en el objetivo para asegurar la estabilidad institucional se basaba en el turno en el poder, garantizado al invertirse los términos propios del sistema parlamentario con el sistema electoral. El sistema de turno pacífico pudo mantenerse gracias a la corrupción electoral, la influencia y el poder sobre la sociedad ejercidos por los caciques.
El Caciquismo
El caciquismo fue un fenómeno con máximo desarrollo en Andalucía, Castilla y Galicia. La adulteración del voto era una práctica habitual que se lograba mediante:
- El restablecimiento del sufragio censitario.
- El trato más favorable a los distritos rurales.
- La manipulación y trampas electorales.
El triunfo del partido era convenido previamente, habiendo una mayoría parlamentaria del partido gobernante.
Los caciques eran personas notables del medio rural, ricos propietarios. También solían ser funcionarios de la administración y podían resolver o complicar los trámites burocráticos y administrativos. Con su influencia orientaban el voto, agradeciendo con favores a los fieles votantes y discriminando a los otros. Manipulaban las elecciones de acuerdo con los gobernadores civiles.
El conjunto de trampas se conoce como el pucherazo e incluso se llegaba a falsificar el censo.
Crisis y Evolución del Sistema
El sistema funcionó con regularidad, pero pasó por momentos difíciles. La primera crisis, como consecuencia del impacto del desastre del 98, erosionó a los políticos y a los partidos dinásticos.
El Partido Conservador y el Partido Liberal
El Partido Conservador se mantuvo en el gobierno hasta 1881, cuando Sagasta formó un primer gobierno liberal que defendía el sufragio universal masculino. Más adelante, Cánovas volvió al poder, pero existía un temor por la desestabilización tras la muerte de Alfonso XII en 1885, impulsando un acuerdo entre conservadores y liberales llamado Pacto del Pardo. En él se buscaba dar apoyo a María Cristina y garantizar la continuidad de la monarquía.
Bajo la regencia, el Partido Liberal gobernó más tiempo, llamándose gobierno largo de Sagasta. En él, los liberales impulsaron una importante obra reformista, con derechos asociados a los ideales de la revolución del 68. Se aprobó la ley de asociaciones, que eliminó la distinción entre partidos legales e ilegales y permitió la entrada en el juego político; se abolió la esclavitud; y se impulsó un nuevo código civil y reformas hacendísticas y militares. Quizás la de mayor trascendencia fue el sufragio universal masculino en 1890. Sin embargo, estuvo desvirtuada por la corrupción electoral.
Última Década y Deterioro del Sistema
En la última década se mantuvo el turno pacífico. En 1890 los conservadores volvieron al poder, en 1892 regresaron los liberales, y en 1895 Cánovas asumió la presidencia hasta 1897, cuando fue asesinado. Sin embargo, el personalismo del sistema deterioró a los partidos, provocando disidencias internas y descomposición de ambos.
En el Partido Liberal surgieron personajes como Germán Gamazo y Antonio Maura, provocando dos facciones. En el Partido Conservador surgió Francisco Silvela, que consiguió aglutinar a las diferentes facciones.
Partidos de la Oposición
Los republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas quedaron relegados a la oposición y nunca tuvieron un número suficiente de diputados para formar gobierno.
El Republicanismo
Tras el fracaso de la experiencia del sexenio democrático, el republicanismo tuvo que hacer frente al desencanto de parte de sus seguidores y a la represión de los gobiernos monárquicos. Los republicanos se hallaban fuertemente divididos.
- Emilio Castelar, que evolucionó hacia posturas cada vez más moderadas, consideró posible que la monarquía asumiese algunos de los principios democráticos y creó el Partido Republicano Posibilista.
- Zorrilla, republicano radical, fundó el Partido Republicano Progresista.
- Salmerón creó el Partido Republicano Centralista.
- El republicanismo con más adeptos y más fiel a su ideario inicial fue el Partido Republicano Federal, con Pi y Margal como líder, contando con el apoyo de una parte importante de las clases populares.
El sufragio universal masculino comportó una cierta revitalización del republicanismo y estimuló la formación de la Unión Republicana. A pesar de ello, perdió parte de sus antiguas bases sociales y tuvo que luchar por los votos populares en competencia con el nuevo obrerismo representado por el Partido Socialista Obrero Español, fundado por Pablo Iglesias en 1879.
El Carlismo
Tras la derrota carlista, se prohibió explícitamente la estancia en España del pretendiente Don Carlos de Borbón y el carlismo entró en una grave crisis. La Constitución de 1876 descartaba de la sucesión al trono a toda la rama carlista de los Borbones.