Guerra de Independencia Española (1808-1814)
Los sucesos del 2 de mayo de 1808 provocaron una sublevación general contra la ocupación francesa. La primera etapa de la guerra se caracterizó por el éxito de la resistencia española, con la importante victoria del General Castaños frente al Mariscal Dupont en Bailén. Una segunda etapa, de claro dominio francés, comienza en noviembre de 1808 con la llegada de Napoleón y su Grande Armée. En diciembre, Napoleón entra en Madrid, mientras sus generales logran el control de Aragón tras los sitios de Zaragoza. Más tarde, tras derrotar al General Moore en Galicia, toman Cataluña. Sin embargo, no consiguen dominar Andalucía (Sevilla no caería hasta 1810) ni Valencia. La tercera etapa marca un cambio de signo en la guerra, a raíz de dos acontecimientos: la participación británica y la partida de Napoleón debido a la gravedad del frente oriental en Europa, coincidiendo con el empeoramiento de su situación militar y la apertura del frente ruso. El ejército francés inicia una plena retirada debido a la presión del ejército hispano-británico. Se producen grandes victorias españolas: Arapiles, Vitoria y San Marcial. La Guerra de la Independencia constituyó un ejemplo de guerra nacional de liberación. Se puso de manifiesto una nueva forma de lucha: la guerra de guerrillas, algo a lo que Napoleón no estaba acostumbrado.
Reinado de Amadeo I de Saboya (1870-1873)
El General Prim buscó por todas las cortes europeas un candidato para la corona española. Tras descartarse varios candidatos, Prim se centró en un miembro de la Casa de Hohenzollern, lo que provocó la Guerra Franco-Prusiana. Finalmente, encontró la solución en la recién unificada Italia: Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, llegó a España en 1870. Iba a ser el primer rey de la España democrática por voluntad de Prim. Sin embargo, su gran valedor falleció en un atentado en Madrid («La monarquía nacía huérfana»). El rey, que no hablaba castellano y carecía de cualidades políticas, tuvo problemas durante su reinado. Pensó apoyarse en dos partidos: los Constitucionales de Sagasta y los Radicales de Ruiz Zorrilla. Pero el sistema de turnos fracasó, y la rivalidad política hizo muy difícil la gobernabilidad. Los republicanos, junto con el campesinado, se lanzaron a la calle. Por aquella fecha, la Internacional de Marx tuvo gran importancia. En 1872, los carlistas se lanzaron a la guerra, nombrando como nuevo rey a Carlos VII. Amadeo de Saboya, cada vez más solitario y desengañado, abandonó el trono en febrero de 1873. Su reinado duró solo dos años y dos meses.
La Ilustración en España (Siglo XVIII)
Los ilustrados españoles se movieron en el entorno de la corona, ocupando cargos políticos desde los que potenciaron el reformismo. Consideraban que los objetivos políticos, económicos y sociales de la Ilustración eran la base para sacar a España de su decadencia. Formaban una pequeña minoría, principalmente burguesa (profesores, médicos, abogados, escritores…), que llegó a adquirir gran importancia en la vida del país. Domínguez Ortiz señala tres momentos importantes en la Ilustración española:
- A comienzos del siglo XVIII, con la entrada de nuevas ideas y conceptos científicos y filosóficos.
- Un ambiente más abierto y crítico, representado por el Padre Feijoo y el Padre Flores.
- El momento de máximo apogeo, representado por el Conde de Floridablanca, Campomanes, Aranda y Jovellanos.
Para los ilustrados, la decadencia española tenía raíz económica. Para solucionarla, era necesario desarrollar las ciencias útiles (matemáticas, física, química…) y renovar el sistema educativo. Debían hacer sus ideas compatibles con el cristianismo. Se comunicaban mediante publicaciones periódicas, las Sociedades Económicas de Amigos del País, y finalmente, sus ideas se enfrentaron a las de la Inquisición.
La Crisis del Antiguo Régimen: El Reinado de Carlos IV (1788-1808)
El reinado de Carlos IV se inicia con la convocatoria de Cortes Generales en 1789 para jurar al heredero y derogar la Ley Sálica. Sin embargo, esta pragmática no se publicó, lo que complicaría la sucesión tras la muerte de Fernando VII. La Revolución Francesa tuvo gran influencia en la política española. El pánico al contagio ideológico llevó a Floridablanca a prohibir la entrada de libros, la salida de estudiantes y a establecer censura. El Conde de Aranda se opuso a una intervención bélica contra Francia, postura que fue manipulada por sus enemigos (la reina y Godoy), quienes lo apartaron de la política en 1792. Tras la ejecución de Luis XVI, los nuevos gobernantes españoles optaron por la alianza con Gran Bretaña. En 1793, el General Ricardos entró en el Rosellón, mientras los franceses llegaban a Miranda del Ebro. La Paz de Basilea (1795) puso fin al conflicto, con España perdiendo parte de Santo Domingo. Más tarde, España se unió a Francia mediante los Tratados de San Ildefonso (1796 y 1800), entrando en el plan napoleónico de invadir Gran Bretaña. Se produjo la derrota española en el Cabo de San Vicente y la Guerra de las Naranjas (1801) contra Portugal. En 1805, Napoleón sacrificó la escuadra española en su política antibritánica.