Restauración, Revoluciones y Unificaciones Nacionales del Siglo XIX

La Restauración (1815-1830)

El Congreso de Viena y la Santa Alianza

Tras la derrota de Napoleón, el Congreso de Viena (1815) reorganizó Europa con el objetivo de restaurar las monarquías absolutas y el orden previo a la Revolución Francesa. Se basó en los principios de legitimidad (restaurar las dinastías legítimas), equilibrio de poder (evitar la hegemonía de un país) e intervencionismo (intervenir en otros países para mantener el orden). Se creó la Santa Alianza, un pacto entre monarquías europeas para defender el absolutismo.

Las Cartas Otorgadas y el Inicio de las Tensiones

En muchos países, se implementaron Cartas Otorgadas, constituciones impuestas por los monarcas que limitaban (en teoría) su poder. Sin embargo, el deseo de restaurar el absolutismo chocaba con los ideales liberales, lo que generó tensiones que desembocarían en las revoluciones del siglo XIX.

Las Revoluciones Liberales (1820, 1830 y 1848)

La Revolución de 1820

En 1820, estallaron levantamientos liberales en España, liderados por Rafael de Riego contra Fernando VII, y en otras partes de Europa. Estos movimientos buscaban limitar el poder de las monarquías y establecer gobiernos constitucionales.

La Revolución de 1830

Una nueva ola revolucionaria recorrió Europa en 1830. En Francia, Carlos X fue derrocado y reemplazado por Luis Felipe de Orleans, un rey «burgués». Estos movimientos buscaban mayores libertades y derechos.

La Revolución de 1848 (Primavera de los Pueblos)

En 1848, una serie de revueltas, conocida como la Primavera de los Pueblos, se extendió por Europa. En Francia, Luis Felipe abdicó y se proclamó la II República Francesa, con Luis Napoleón Bonaparte como presidente. Estas revoluciones buscaban libertades, derechos y, en algunos casos, el sufragio universal.

Las Unificaciones Nacionales

La Unificación Italiana

La unificación de Italia fue liderada por el Reino de Piamonte-Cerdeña, bajo el reinado de Víctor Manuel II y el liderazgo de Camilo Benso, conde de Cavour. Giuseppe Garibaldi, con sus Camisas Rojas, contribuyó a la anexión del sur de Italia. Tras las batallas de Magenta y Solferino (1859) contra Austria, y la toma de Roma en 1870 (fin de los Estados Pontificios), Italia se unificó.

La Unificación Alemana

La unificación alemana fue orquestada por Otto von Bismarck, ministro-presidente de Prusia. Tras la Guerra de los Ducados (1864) contra Dinamarca, la Guerra Austro-Prusiana (1866, con la decisiva Batalla de Sadowa) y la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871, con la Batalla de Sedan), se proclamó el II Reich alemán en 1871, con Guillermo I como emperador y Berlín como capital.

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