El Republicanismo en España
El republicanismo sufrió una gran derrota tras el golpe militar de 1874. Una ola de desencanto y desmotivación se extendió entre sus seguidores, lo que, unido a la fuerte represión gubernamental y las divisiones internas (lideradas por las figuras históricas del sexenio), llevó al republicanismo a su punto más bajo. Sin embargo, una facción participó en el sistema electoral, obteniendo algunos diputados en las ciudades. Al final del período, una tendencia, el partido radical, adquirió cierta relevancia política.
Características del Republicanismo
Ideológicamente, se caracterizaba por un reformismo político-social que abogaba por la secularización, la ampliación de las bases sociales del régimen, las reformas sociales y la instrucción pública. Sus bases sociales se encontraban en las capas medias urbanas, aunque su crecimiento seguía estando limitado por sus grandes divisiones internas.
El republicanismo se define políticamente por su aspiración a una soberanía popular plena, donde todos los poderes del Estado, incluyendo el jefe del Estado, sean elegidos democráticamente. Se opone así a la monarquía parlamentaria.
Divisiones Internas del Republicanismo
Una de las características del republicanismo es su división interna, con muchas tendencias que se oponen y se enfrentan entre sí. Han existido republicanos de izquierda, centro y derecha. No obstante, en todos ellos domina un concepto progresista de la política, que defiende un reformismo social, el énfasis en la igualdad de género y un gran interés por los temas educativos.
Manuel Azaña: Líder Republicano Clave
En la historia de España, el líder republicano más importante fue Manuel Azaña.
Intentos de Instauración de la República en España
En la historia contemporánea de España, ha habido dos intentos de instaurar la república, ambos en oposición a una monarquía parlamentaria que aseguraba el dominio de las posiciones más conservadoras.
- En 1873, tras la Gloriosa de 1868, se instauró la Primera República como un intento de consolidar un verdadero liberalismo democrático. Los graves problemas exteriores y las divisiones internas llevaron al fracaso de este intento.
- En 1931 se instauró la Segunda República tras la crisis de la Restauración y el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera. Las mismas causas que llevaron al fracaso de la Primera República, junto con la Guerra Civil y la dictadura de Franco, también hicieron fracasar a la Segunda.
El Movimiento Obrero en España
El inicio del movimiento obrero se remonta al reinado de Isabel II, pero no adquirió verdadera entidad hasta el sexenio revolucionario. Tras la Primera República, gran parte del movimiento obrero abandonó el partido progresista y republicano y se dirigió hacia dos ideologías que tendrían gran importancia: el anarquismo y el socialismo.
La Restauración y la Represión Obrera
Con la llegada de la Restauración, las organizaciones obreras sufrieron una gran represión y tuvieron que refugiarse en la clandestinidad. Con el ascenso de los liberales, esta represión se relajó y en 1887 se promulgó una ley de asociaciones que las devolvió a la legalidad.
Radicalización del Movimiento Obrero
El movimiento obrero se fue radicalizando hasta convertirse en uno de los más violentos y radicales de Europa, en el contexto de las dificultades que tuvo España para consolidar el Nuevo Régimen.
Causas de la Radicalización
Para entender por qué el movimiento obrero español fue uno de los más radicalizados y violentos de Europa, hay que tener en cuenta las dificultades de la transición del viejo al nuevo régimen en España. Las viejas fuerzas tradicionales se organizaron en torno a una potente oligarquía financiera y agrícola que controlaba el poder. Además, el retraso en la industrialización española obligó al Estado a aplicar una estricta legislación proteccionista para que los productos industriales españoles pudieran competir, al menos en el mercado interior, con los productos extranjeros más competitivos.
Estas dos variables condicionaron al Estado a defender siempre los intereses de los patronos y a obstaculizar y reprimir los intentos de mejorar las condiciones de vida de los obreros y campesinos. Ante esto, el movimiento obrero reaccionó radicalizándose y dirigiendo su ira contra quienes, a su juicio, eran los culpables de sus pésimas condiciones de vida: los patronos, los políticos de los partidos dinásticos y la Iglesia (esto explica el anticlericalismo típico del movimiento obrero español).
Diferencias entre Obreros y Campesinos
Hay que hacer una clara diferenciación entre los obreros y los campesinos. En el campo, los jornaleros estaban peor organizados y la convocatoria de huelgas era boicoteada por los patronos, que traían jornaleros de municipios cercanos. Esto provocó que las protestas campesinas fueran incontroladas y muy radicalizadas. Son las típicas insurrecciones campesinas de finales del siglo XIX y principios del XX, que seguían un mismo patrón (toma del pueblo, quema de los registros civiles, enfrentamientos con la Guardia Civil, llegada de refuerzos y gran represión).
La organización de los obreros industriales era más efectiva, así como la utilización de su instrumento fundamental: la huelga. La huelga se acompañaba de otras medidas como manifestaciones, piquetes informativos, barricadas, etc., todo ello organizado por sindicatos poderosos como la UGT y la CNT.
La Huelga General como Instrumento de Cambio Político
En el proceso de radicalización apareció la huelga general, pero no como un instrumento de reivindicación laboral o sindical, sino como un instrumento de cambio político. El ejemplo más claro de esto fue la huelga general de 1917.
El Socialismo en España
El PSOE: Partido Hegemonico de la Izquierda
En 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE en un bar cerca de la Puerta del Sol en Madrid. El PSOE se convertiría en el gran partido hegemónico y de masas de la izquierda española. Junto con el PNV (Partido Nacionalista Vasco), son los dos únicos partidos del siglo XIX que siguen activos en la actualidad. Hasta 1980 funcionó como un partido de clase, un partido obrero, un partido que defendía exclusivamente los intereses de los trabajadores.
Trayectoria del PSOE
En 1910, Pablo Iglesias obtuvo el primer escaño de diputado para el PSOE, pero su protagonismo no se consolidaría hasta la llegada de la Segunda República. Gobernó en coalición con Izquierda Republicana, de Azaña, durante el bienio progresista y apoyó a Azaña durante el gobierno del Frente Popular. Durante la Guerra Civil, mantuvo su protagonismo en el bando republicano, con Largo Caballero presidiendo el gobierno en 1937. En esta etapa, había dos tendencias claras en el PSOE: la parlamentaria, más moderada, liderada por Indalecio Prieto, y la sindical, más radicalizada, liderada por Largo Caballero.
Durante la dictadura, el PSOE pasó al exilio, donde las divisiones internas y el protagonismo del PCE lo relegaron a un segundo plano. Durante la transición democrática, recuperó la hegemonía en la izquierda. En 1980, renunció a su carácter marxista, dejando de ser un partido de clase para abarcar el espacio político del centro y la izquierda.
Otra constante en el PSOE ha sido que, en sus fusiones con otros partidos de la izquierda, siempre ha absorbido a estos partidos integrando a sus miembros en la organización, pero nunca ha cambiado sus siglas.
En 1982, el PSOE llegó al gobierno con una abrumadora mayoría absoluta y se mantuvo en él hasta 1996, cuando el PP le arrebató el poder. En la actualidad, tras las elecciones de marzo de 2004 y 2008, ha vuelto al poder bajo el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Fundación y Programa Ideológico del PSOE
En 1879, Pablo Iglesias fundó clandestinamente el PSOE en Madrid, declarándose marxista y revolucionario. El programa ideológico del PSOE tenía tres aspectos fundamentales:
- La toma del poder político por la clase trabajadora. Se trataba de eliminar la propiedad privada y convertirla en colectiva, lo que Marx llamaba la dictadura del proletariado.
- La consecución de la sociedad sin clases, como segunda fase, una vez consolidada la dictadura del proletariado.
- Una serie de medidas políticas y económicas de inmediata aplicación para alcanzar el fin propuesto. Entre estas medidas destacaban la consecución del derecho de asociación y de reunión, la libertad de prensa, el sufragio universal, la jornada laboral de ocho horas, la educación de hombres y mujeres, y la consecución de un salario igual para hombres y mujeres.
Quedó, pues, desde sus inicios establecido como un partido de clase, un partido exclusivamente obrero, que se enfrentaba a los partidos burgueses en la lucha por el poder a través de las elecciones.
Consolidación y Expansión del PSOE
Al principio, el PSOE no tuvo mucha importancia ni aceptación. A partir de 1886, se fundó el periódico El Socialista, lo que fue decisivo para su consolidación y expansión. En 1888, el partido creó el sindicato UGT, que, aunque funcionaba de forma autónoma, mantuvo fuertes lazos con el partido.
A partir de 1891, con la implantación del sufragio universal masculino, el PSOE centró sus esfuerzos en la política electoral. Aunque a nivel municipal los resultados fueron buenos, a nivel nacional no consiguieron escaños hasta 1910, cuando, gracias a la coalición republicano-socialista, Pablo Iglesias obtuvo el primer escaño de diputado para el PSOE.
La Escisión del PCE
En 1921, un grupo de militantes escindidos del PSOE fundaron el PCE, basándose en el modelo revolucionario ruso. La escisión fue motivada por la controversia en torno a la inclusión o no en la III Internacional comunista. Hasta la Guerra Civil no tuvo significación, pero su aparición consolidó la división tripartita del movimiento obrero.
Artículo de Virgilio Zapatero.
El Anarquismo en España
España, mayoritariamente rural, sería el país de Europa donde el anarquismo tuvo más éxito. Cataluña y Andalucía serían las regiones donde este movimiento tuvo mayor incidencia. Sin embargo, la gran heterogeneidad de este movimiento obliga a dividir su estudio en varios apartados.
Revueltas Campesinas y la Mano Negra
Durante gran parte del siglo XIX se habían sucedido revueltas campesinas, sobre todo en Andalucía. La llegada de las ideas anarquistas proporcionó a los campesinos un programa claro y sencillo, comprensible para una población analfabeta, recelosa y mal alimentada. Frente a la participación política de los socialistas, los anarquistas propugnaban la acción directa a través de la huelga.
A principios de la década de 1880 se produjeron en el campo gaditano robos, incendios y algún atentado contra los terratenientes. La policía informó en 1883 del descubrimiento de la sociedad secreta La Mano Negra. A pesar de que los anarquistas negaron cualquier relación con ella, las fuerzas de seguridad, con la excusa de su persecución, lanzaron una gran represión contra los anarquistas, con detenciones, torturas y condenas a muerte.
Dos Tendencias del Anarquismo
A finales del siglo XIX, el anarquismo se dividió en dos tendencias: los partidarios de la acción pacífica y los de la propaganda por el hecho (terrorismo). Estos últimos causaron mucho daño al anarquismo. Se sucedieron los atentados contra personajes políticos (Cánovas o Martínez Campos), la burguesía (bomba del Liceo) o la Iglesia (bomba en la procesión del Corpus Christi). Los atentados fueron seguidos de una gran represión y provocaron una espiral de violencia basada en una dinámica de acción/represión/acción. El momento clave de esta espiral fueron los procesos de Montjuic de 1897, donde fueron condenados y ejecutados cinco anarquistas.
La CNT: Acción Sindical y de Masas
Los partidarios de la acción sindical y de masas, contrarios al terrorismo, crearon en 1910 un sindicato que los agrupara: la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores).
El Catolicismo Social
Ante el avance del socialismo entre las clases trabajadoras, en 1891 el papa León XIII publicó la encíclica Rerum novarum, que pretendía ser una alternativa social al margen de las ideologías obreras, fijando los principios de la doctrina social de la Iglesia, también conocida como catolicismo social.
Círculos Católicos Obreros y Sindicatos
La Iglesia promovió la creación de círculos católicos obreros, antecedentes de los sindicatos obreros católicos, que lograron arraigo en el mundo rural, sobre todo desde su agrupación en la Unión de Sindicatos Obreros Católicos y en el Sindicato Central de Asociaciones Agrarias Católicas. Su oposición a los sindicatos de clase los hizo manipulables por los patronos y por los partidos de derechas, lo que llevó a la creación de sindicatos católicos libres, independientes de la influencia patronal, como la Federación Nacional de Sindicatos Libres.