El Reinado de Alfonso XIII: Crisis y Dictadura en España

El Desastre del 98 y el Regeneracionismo

Tras el Desastre del 98, España se vio inmersa en una corriente de pensamiento que abogaba por una crítica profunda de la situación del país. Este movimiento, conocido como Regeneracionismo, contó con figuras destacadas como Joaquín Costa, Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu. La crisis del 98, si bien no afectó directamente a la economía ni a la política, sí generó una profunda crisis de mentalidades.

El pensamiento de Joaquín Costa se resume en su famosa frase: «despensa, escuela y siete llaves sobre el sepulcro del Cid«. Por otro lado, Ortega y Gasset consideraba que la solución para España pasaba por su europeización.

Inestabilidad Política y la Semana Trágica

En el terreno político, la dimisión de Francisco Silvela dio paso a Sagasta. Durante los primeros años del reinado de Alfonso XIII, el protagonista principal fue Antonio Maura, un liberal conservador que llegó al gobierno en 1904 con un programa de «revolución desde arriba».

Maura llevó a cabo importantes reformas como la reforma de la ley electoral, la legalización de la huelga, la creación del Instituto Nacional de Previsión, la reforma de los ayuntamientos y el impulso de una política de construcción naval. Sin embargo, su exitosa labor se vio truncada por la Semana Trágica de Barcelona (1909).

Tras el Convenio de Algeciras, España estableció un protectorado en el norte de Marruecos. La necesidad de enviar más tropas, que se concentraron en Barcelona, provocó una revuelta popular. La ejecución de Francisco Ferrer i Guardia, considerado instigador de la revuelta, desató una campaña contra Maura que lo obligó a dimitir.

Le sucedió en la presidencia del Gobierno José Canalejas, un liberal progresista que llevó a cabo reformas como la del impuesto de consumos y la ley de reclutamiento. También aprobó la ley del candado y la creación de la Mancomunidad de Cataluña. Canalejas murió asesinado en un atentado en la Puerta del Sol.

La Crisis de 1917 y el Pretorianismo Político

La crisis de 1917 fue principalmente militar. Las pruebas oficiales realizadas por el Ministro de la Guerra provocaron una gran polémica, llevando a los oficiales de infantería a crear las Juntas de Defensa. La orden de disolución de las Juntas y el ultimátum al Gobierno dieron inicio a una etapa de pretorianismo político, con una creciente influencia de los militares en la política.

Entre 1917 y 1923 se sucedieron diversos episodios de inestabilidad, como la Asamblea de parlamentarios en Barcelona y la huelga revolucionaria de agosto de 1917, ambas sofocadas por el Gobierno.

El Desastre de Annual y la Dictadura de Primo de Rivera

La crisis política alcanzó su punto álgido en 1921 con el Desastre de Annual en el Protectorado de Marruecos, que causó miles de muertos. La instrucción del Informe Picasso, que investigaba la responsabilidad del desastre, generó un gran malestar en el estamento militar, culminando con el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923.

El Directorio Militar (1923-1925)

La dictadura de Primo de Rivera se dividió en dos fases. La primera, el Directorio Militar, se caracterizó por la declaración del estado de guerra, la sustitución de los gobernadores civiles por militares, la suspensión de las garantías constitucionales, la disolución del Congreso y la censura de prensa. Inicialmente, la dictadura contó con un amplio respaldo popular.

Uno de los principales logros del Directorio Militar fue la finalización de la guerra de Marruecos tras el desembarco en la bahía de Alhucemas y la entrega de Abd-el-Krim a los franceses a mediados de 1926.

El Directorio Civil (1925-1930)

La segunda fase, el Directorio Civil, se caracterizó por una política de inversiones en obras públicas, como carreteras y obras hidráulicas, que impulsó la economía pero a costa de un aumento de la deuda pública. El crecimiento del descontento, agravado por la crisis económica internacional tras el crack de la bolsa de Nueva York en 1929, llevó a Primo de Rivera a presentar su dimisión en enero de 1930, que fue aceptada por Alfonso XIII.

El Fin de la Monarquía y el Advenimiento de la República

El rey intentó recuperar la normalidad constitucional nombrando un nuevo gobierno a cargo del general Dámaso Berenguer. Sin embargo, la oposición al régimen fue creciendo, culminando con la firma del Pacto de San Sebastián en 1930 por representantes de los principales partidos republicanos, que buscaba derrocar a Alfonso XIII y convocar Cortes Constituyentes.

La sublevación de los capitanes Fermín Galán y García Hernández en Jaca, que fueron juzgados y ejecutados, y la dimisión de Berenguer en 1931, dieron paso al gobierno de Aznar, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril. El triunfo de las candidaturas republicanas en las principales ciudades llevó a Alfonso XIII a partir al exilio el 13 de abril de 1931, dando paso a la Segunda República Española.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *