1. Las bases del régimen de Franco
1.1 La ideología del franquismo
La dictadura franquista se asentó sobre unos principios ideológicos elementales y poco estructurados procedentes del programa de la Falange, el carlismo, de la Iglesia y de la tradición conservadora española. Los principales elementos definitorios de la ideología franquista apenas se modificaron a lo largo de su existencia:
- Nacionalismo español: concebía a la patria como una comunidad racial y religiosa.
- Imperialismo: según el cual España mantenía una vocación de imperio.
- Nacionalcatolicismo: expresión de la unión entre la Iglesia y el Estado. La defensa de la fe era parte de la esencia histórica de España.
- Anticomunismo y antiliberalismo: al entender que el comunismo estaba enfrentado con los valores cristianos y que el liberalismo era una doctrina individualista importada y ajena a la tradición del país.
1.2 Las bases políticas
El franquismo constituyó un régimen político no democrático y de carácter dictatorial que institucionalizó a través de las Leyes Fundamentales del Reino.
La forma del Estado
España se configuró como un Estado centralista, confesional, social y tradicionalista:
- Centralista: significó la supresión de cualquier forma de autonomía, el establecimiento de una única administración y la importación de la unidad lingüística.
- Confesional: la religión católica era la oficial del Estado.
- Social: el Estado intervenía para corregir desequilibrios frente al individualismo liberal.
- Tradicionalista: pretendió enraizar con una determinada interpretación de la historia de España, especialmente con la imperial.
España se defendió como un reino, aunque el trono permaneció vacante, ya que la jefatura del Estado se vinculó con carácter vitalicio a la persona de Franco, con derecho a designar a su sucesor a título de rey.
Los poderes del Estado
Francisco Franco ostentó el supremo poder político y asumió las jefaturas del Estado y del gobierno. La Ley Orgánica del Estado contempló la posibilidad de separar ambas y facultó a Franco para designar al jefe de gobierno. Esto sucedió solo a partir de 1973.
La religión
El catolicismo se reconoció como la religión oficial del Estado y las relaciones entre la Iglesia y el Estado estuvieron reguladas por el Concordato a partir de 1953. Su profesión y práctica pública quedaron protegidas por las autoridades. La práctica de otras religiones permaneció restringida debido a la prohibición de llevar a cabo sus manifestaciones políticas. La jerarquía católica obtuvo el derecho a ocupar puestos relevantes en los órganos de consulta del Estado y Franco recuperó el derecho de presentación de obispos nombrados por el Papa mediante un complejo sistema de ternas.
El regionalismo
Un rígido centralismo anuló cualquier modelo de autonomía y, aunque se promocionaba la cultura regional, en la vida pública se prohibió el uso de lenguas que no fueran el castellano.
Derechos, libertades y política social
El Fuero de los Españoles contempló la existencia de los derechos individuales, subordinados a los principios ideológicos del régimen y restringidos por una legislación muy autoritaria. La política social propagada por las autoridades se presentaba como un ejemplo de preocupación por el mundo del trabajo. Los sindicatos de clase fueron prohibidos y se estableció un sistema corporativista. La organización sindical estuvo formada por 28 sindicatos verticales. Los altos cargos sindicales eran designados por el gobierno, mientras que la representación en los niveles de base era más democrática.
La participación política
Con el paso del tiempo, se fue consolidando un sistema político dictatorial que recibió el nombre de «democracia orgánica». Otro sistema de participación fue el referéndum, consulta popular a los españoles mayores de 21 años, reservado para asuntos especiales. Esta tendencia se llevó a la práctica en dos ocasiones: en 1947 para la aprobación de la Ley de Sucesión y en 1966 para refrendar la Ley Orgánica del Estado. La obligatoriedad del voto, la ausencia de propaganda en contra y la carencia de controles hicieron que el gobierno obtuviese unos triunfos abrumadores. Aunque el régimen fomentó la despolitización de la sociedad, a veces recurrió a la organización de grandes concentraciones de apoyo a Franco en situaciones críticas, sobre todo en momentos de fuerte presión exterior.
El Movimiento Nacional
El Movimiento Nacional, nombre con el que se conoció a la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, actuó como un partido único dentro de la organización del Estado. El movimiento se reservó el papel de guía político de la sociedad. Compartió influencias y cargos con otras tendencias ideológicas del bloque dominante, denominadas «familias». Controló la organización sindical. El partido se estructuró a escala local, provincial y nacional. Franco se mantuvo como jefe nacional del Movimiento.
1.3 Las bases sociales
- La antigua clase terrateniente y propietaria.
- Los pequeños y medianos agricultores, tradicionalmente conservadores.
- Los militares.
- La mayor parte del clero.
- Las clases medias urbanas, integradas por funcionarios y empleados.
El franquismo intentó atraer a la clase obrera a través de la organización sindical y su política social; sin embargo, lo que más propició el acercamiento de este sector al franquismo fue el progreso económico de la década de los años 60, que amplió sus posibilidades de consumo.
2. Etapas del franquismo
Con una dictadura de tan larga duración, se vio obligado a realizar una transformación interna, aunque sin perder su base ideológica y manteniendo su máxima autoridad.
2.1 Posguerra y autarquía (1939-1953)
La posguerra
La posguerra significó una etapa de carencias ante la escasez de alimentos. En enero de 1940 se impuso obligatoriamente la cartilla de racionamiento. La población se hacinó en viviendas reducidas e insalubres y reaparecieron algunas epidemias. El transporte se vio afectado por la falta de gasolina. La sequía aumentó las penurias al reducir las cosechas y limitar el suministro de electricidad y de agua a la población. Las autoridades impusieron una estricta moral pública bajo influencia de la Iglesia, que afectó a la familia, a la educación y a las costumbres. Se estableció la censura oficial en la prensa, se prohibieron libros y películas, y se suprimieron algunas fiestas populares como el carnaval. La enseñanza se reguló rápidamente con la separación de niños y niñas en aulas o centros diferentes, y con el estudio de una historia propagadora de la idea imperial. La represión afectó a miles de presos republicanos que fueron juzgados por tribunales militares y condenados a muerte, y que se emplearon con mano de obra forzada en la construcción de obras públicas. Las guerrillas antifranquistas, integradas por los llamados «maquis», permanecieron emboscadas en lugares poco accesibles. Buena parte de los exiliados republicanos padecieron en Europa los efectos de la Segunda Guerra Mundial.
Política exterior
El 12 de junio de 1940, coincidiendo con los triunfos del Eje, cambió su condición por la de potencia no beligerante y ocupó Tánger, enclave internacional junto al Protectorado. Este giro influyó en la actitud germanófila de Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores y cuñado de Franco. El 23 de octubre de 1940, en la estación de Hendaya (Francia), se celebró una entrevista entre Hitler y Franco en la que se negociaron las condiciones de entrada de España en el conflicto armado del lado del Eje. No se alcanzó ningún acuerdo por las excesivas demandas españolas. La entrada en la guerra se postergó, pero tras la invasión de la Unión Soviética por las tropas de Hitler, España envió al frente oriental de Leningrado a la División Azul, con el pretexto de la lucha contra el comunismo. Se trató de un cuerpo de 18,000 voluntarios dirigidos por el general Agustín Muñoz Grandes. El viraje de la contienda mundial con las primeras victorias aliadas motivó un nuevo cambio de la condición de España, que de nuevo pasó a ser potencia neutral en octubre de 1943. El fin de la guerra supuso un momento de aislamiento crítico para el franquismo. El régimen se mantuvo, aunque no faltaron ayudas exteriores. El comienzo de la Guerra Fría modificó el panorama internacional y el anticomunismo de Franco permitió el acercamiento de España al bloque occidental. Se inició un tímido acercamiento hacia Estados Unidos y con la firma del acuerdo militar hispano-norteamericano.
La autarquía
Fue la política económica seguida por los primeros gobiernos de Franco. El Estado redujo al mínimo los intercambios con el exterior, propició la explotación de los recursos propios para lograr la autosuficiencia y practicó el intervencionismo:
- La creación del Instituto Nacional de Industria.
- El aprovechamiento de materias primas propias.
- La protección de la agricultura con proyectos y colonización de tierras.
- La fijación de altas barreras arancelarias para proteger la industria española.
La autarquía no consiguió sus objetivos. Comentaron la existencia de un mercado negro conocido con el nombre de «estraperlo». La autarquía y el intervencionismo no elevaron satisfactoriamente el nivel de producción ni su calidad al fomentar la industrialización. Algunas empresas se vieron favorecidas por la ausencia de importaciones, pero el desarrollo y la expansión económica quedaron frenados al no llegar a España bienes de equipo y materias primas.
2.2 La ruptura del aislamiento (1953-1959)
El fin del aislamiento
En 1953, dos acontecimientos marcaron el fin del aislamiento del régimen. En este año se firmó el Concordato con la Santa Sede. Franco obtuvo el respaldo del Vaticano y el derecho a intervenir en la designación de obispos. La religión católica se convirtió oficialmente en la única de la nación española. El Concordato se completó con diversas causas: matrimonio canónico, sustento de la Iglesia y censura en materias relacionadas con la fe. España y Estados Unidos firmaron el convenio de amistad y cooperación, el cual cedía a este país el uso de una serie de bases militares, navales y aéreas, y de instalaciones de apoyo logístico. Como contraprestación, Estados Unidos reconoció al régimen y facilitó la llegada de inversiones económicas. En 1955, España ingresó en la ONU.
Régimen y oposición
Los primeros intentos de apertura dentro del franquismo los llevó a cabo Joaquín Ruiz Jiménez, ministro de Educación a partir de 1951.