La España del Siglo XVII: El Ocaso del Imperio Español en Europa
Carlos II
Reconoció la independencia de Portugal en 1668. España y Francia estuvieron en guerra por la política expansionista de la Francia de Luis XIV: Tras un ataque francés a los Países Bajos y al Franco Condado, en la Paz de Aquisgrán (1668) España cedió a Francia Lille y otras plazas fronterizas. Una nueva invasión francesa a los Países Bajos y Holanda finalizó con la Paz de Nimega (1678), por la que España entregó a Francia el Franco Condado y otras plazas flamencas. Se firmaron dos tratados de paz con Francia: el de Ratisbona (1684) y el de Ryswick (1697).
La España del Siglo XVII: Evolución Económica y Social
Crisis Demográfica
Causas:
- Las grandes epidemias.
- La expulsión de los moriscos (1609-1611), que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón.
- Las dificultades económicas.
- Las guerras constantes, que provocaron un aumento de la mortandad.
La Hacienda Real. Las Exigencias de la Guerra
El esfuerzo bélico realizado durante el siglo XVI para el mantenimiento del Imperio había dejado la Hacienda Real en una situación de endeudamiento. A principios del siglo XVII disminuyó el volumen de metales preciosos procedentes de América. En el siglo XVII la Hacienda Real quebró en seis ocasiones. Los principales prestamistas fueron banqueros italianos. Olivares quiso resolverlo emprendiendo reformas profundas, como el proyecto de red de erarios o la Unión de Armas, pero las dificultades obligaron a buscar nuevas fuentes de ingresos:
- Las alteraciones monetarias, como la acuñación de monedas de vellón. La Hacienda se beneficiaba de la diferencia entre el valor legal de las monedas y el valor de su contenido metálico.
- La creación de nuevos impuestos. El impuesto de la sal desencadenó la rebelión de Vizcaya de 1632.
- La exigencia a la nobleza de donativos voluntarios.
- La venta de cargos públicos.
- La venta de vasallos (los lugares de realengo se convertían en señoríos jurisdiccionales).
- La venta de privilegios de villazgo (una aldea vinculada a un municipio se convertía en villa independiente).
- La venta de títulos nobiliarios.
Estos recursos solo sirvieron para poder afrontar los gastos militares y el pago de los crecientes intereses a sus acreedores, pero no para resolver el endeudamiento de la Real Hacienda.
La Recesión Económica
La España del Siglo XVIII: Reformas en la Organización del Estado. La Monarquía Centralista
La organización político-administrativa del nuevo Estado fue obra de la dinastía borbónica: Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788).
Los Decretos de Nueva Planta
La modificación más importante fue la unificación jurídica e institucional de la monarquía, sobre todo con los Decretos de Nueva Planta, promulgados por Felipe V. Felipe V suprimió los fueros e instituciones particulares de los territorios de la Corona de Aragón. Los Decretos de Nueva Planta establecían como máxima autoridad en cada territorio un capitán general al frente de una Audiencia. Se suprimieron las Cortes particulares y la Diputaciones. Desapareció el Consejo de Aragón. De esta forma, se consiguió una monarquía unitaria.
Los Consejos y las Secretarías de Estado y del Despacho
Se crearon las Secretarías de Estado y del Despacho. Los Consejos fueron decayendo; solo el Consejo de Castilla sobresalió, era una especie de Ministerio de la Gobernación (preparaba y redactaba las leyes) sin dejar de ser Tribunal Supremo de Justicia.
Las Intendencias
Eran divisiones administrativas (equivalentes al concepto actual de provincias) que los Borbones crearon para controlar desde el poder central todo el territorio. A su cabeza estaban los intendentes, hombres de confianza que actuaban como delegados territoriales del Gobierno.
Hacienda Real
Las continuas guerras habían supuesto un gasto excesivo, la Corona de Castilla había soportado prácticamente toda la carga fiscal y los ingresos eran escasos. Ante estos problemas la Hacienda consiguió recuperarse debido a la pérdida de todas las posesiones europeas tras la Paz de Utrecht, que supuso la eliminación del gasto inútil, y la aplicación de algunas reformas, que permitieron obtener mayores ingresos.
Las Reformas de Felipe V
La Contribución de la Corona de Aragón
Tras los Decretos de Nueva Planta, Felipe V obligó a contribuir a la Corona de Aragón. Este impuesto se llamó catastro, en Cataluña; equivalente, en Valencia; única contribución, en Aragón; y talla, en Baleares.
Los Intentos de Fernando VI
El Catastro de Ensenada
Según un proyecto elaborado por el marqués de la Ensenada, Fernando VI pretendió sustituir los múltiples tipos de impuestos que se cobraban en cada provincia por una única contribución. Pero debido a las protestas de los estamentos privilegiados, pues los obligaba a contribuir, se mantuvo el sistema anterior.
La Solución de Carlos III
Los Vales Reales
A partir de 1780 se recurrió al viejo sistema de emitir deuda pública, pero con una novedad: las casas de comercio prestaron a la Corona una cierta cantidad de dinero al 4% de interés anual y, a cambio, recibieron unos vales reales, que podían ser utilizados como medio de pago. Esta medida tuvo muy buena acogida porque los poseedores recibían intereses. El fracaso llegó en el reinado siguiente (el de Carlos IV), cuando se abusó tanto de esta medida que la Corona ya no pudo atender el pago de los intereses, con lo que los vales reales eran rechazados y empezaron a perder su valor.
La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
El Reinado de Carlos III (1746-1788)
A la muerte de Fernando VI accedió al trono su hermano Carlos III. Carlos III significó para España la experiencia del despotismo ilustrado. Esta corriente utilizaba el poder absoluto de los reyes para llevar adelante algunas de las reformas propugnadas por la Ilustración. Su principal objetivo era fortalecer al Estado y el poder de los reyes.
Fase Reformista o de Despotismo Ilustrado (1746-1766)
Carlos III mantuvo a los secretarios de su hermanastro Fernando VI, aunque puso al marqués de Esquilache al frente de la Hacienda y ascendió a políticos de la baja nobleza como Campomanes y Floridablanca. Se empezaron a tomar medidas, como recuperación de señoríos para la corona y estudiaron la introducción de un impuesto único. En 1765 se decretó la libertad del precio del trigo (para incrementar la competencia y la producción), pero la medida coincidió con una mala cosecha, lo que provocó el aumento de precios y escasez. El descontento provocó el Motín de Esquilache (1766), que fue una revuelta popular contra la carestía de alimentos y contra las medidas tomadas por el ministro Esquilache: limpieza urbana, alumbrado público, prohibiciones sobre el juego, el uso de armas y las capas largas. Terminado el alzamiento, el rey continuó el programa de reformas y expulsó a los jesuitas, acusados de haber instigado la revuelta.
Giro Conservador (1766-1788)
A partir de 1766, Carlos III dio un giro conservador a su orientación política confiando el gobierno a hombres que evitaran cambios radicales y mantuvieran la paz social. Durante 10 años el conde de Aranda gobernó de forma moderada, con reformas para reforzar el poder del Rey y el mantenimiento del imperio colonial. A Aranda le sucedió Floridablanca en 1776, pero éste había abandonado su posición reformista. En la agricultura, apenas se realizaron reformas a pesar del informe brillante de Jovellanos que denunciaba los perjuicios de la amortización de la tierra. Se aumentó la producción de los astilleros y las fábricas de armas, y se continuó la producción de las manufacturas reales. En 1783 se declararon honestas todas las profesiones. En 1778 un decreto amplió el libre comercio colonial a la mayor parte de los puertos españoles. Para reorganizar las finanzas se emitieron vales reales (al 4% anual) y se creó el Banco de San Carlos. La idea central de los ilustrados españoles fue elevar la cultura del país, destacando Feijoo, Jovellanos y sobre todo Carlos III y sus ministros.
XVIII: Evolución de la Política Exterior en Europa
Del Revisionismo en Italia a los Pactos de Familia
Felipe V (1700-1746)
Hasta 1730, la política exterior de Felipe V se orientó a la recuperación de las antiguas posesiones españolas en Italia, pero fracasó. España se incorporó al sistema de alianzas europeas mediante los Pactos de Familia con Francia. Eran tratados de ayuda y defensa mutua. El Primer Pacto de Familia (1733): involucró a España en la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-1738), del lado de Francia y en lucha contra Austria. Se obtuvo el Reino de Nápoles y Sicilia para don Carlos (futuro Carlos III de España), hijo de Isabel de Farnesio. El Segundo Pacto de Familia (1743): llevó a España a participar en la Guerra de Sucesión de Austria (1741-1748), que proporcionó el ducado de Parma a otro de los hijos de Isabel.
Fernando VI (1746-1759)
Carlos III (1759-1788)
Carlos III volvió a la política de intervención militar en los conflictos europeos, del lado de Francia. Por el Tercer Pacto de Familia (1761), España se vio envuelta en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), resuelta en el Tratado de París, por el que España tuvo que ceder la Florida a Inglaterra. En 1779 España apoyó a los insurrectos en la Guerra de Independencia de las colonias inglesas (1776-1783), concluida en la paz de Versalles, que supuso para España la recuperación de Menorca y La Florida.
XVIII: Política Exterior en Europa
Reformas Administrativas en América
La nueva dinastía borbónica impuso un cambio sustancial respecto a América. El Consejo de Indias fue perdiendo competencias en favor de las Secretarías y la Casa de Contratación se disolvió en 1790. A los dos virreinatos existentes, Nueva España y Perú, se añadieron otros dos: el de Nueva Granada, con capital en Santa Fe de Bogotá; y el de Río de la Plata, con capital en Buenos Aires. Crearon un
Política Comercial Respecto a América
La nueva dinastía de los Borbones se interesó por el comercio con América, a través de una explotación económica de tipo colonial: exportaba a España materias primas (tabaco, cacao, azúcar) e importaba productos peninsulares. Se crearon compañías comerciales privilegiadas y monopolísticas, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas, que traía cacao y tabaco y enviaba manufacturas peninsulares. Se adoptaron medidas liberalizadoras del comercio con América, que permitieron aumentar y agilizar los intercambios:
- En 1735 se adoptó el sistema de registros, en el que los particulares podían cargar sus mercancías en barcos autorizados (registros) que partían para América.
- Los decretos de 1765 y 1778 autorizaron el libre comercio directo de los puertos peninsulares con los americanos y suprimieron definitivamente el monopolio del puerto de Cádiz.
En conclusión, el comercio con América aumentó notablemente, pero América era un mercado excesivo para la escasa capacidad productiva de la industria peninsular. Continuó el contrabando (intercambios directos de Europa con América).
Isabel II (1843-1868): El Reinado Efectivo
En este periodo, ya desmantelado el Antiguo Régimen, se construye el nuevo estado liberal. El protagonismo corresponde a los moderados que gobernaron durante toda la etapa –excepto durante el Bienio Progresista- imponiendo un liberalismo conservador y autoritario en beneficio de la oligarquía. Se limitaron las libertades. Los progresistas volvieron a utilizar el pronunciamiento para llegar al poder.
Década Moderada (1843-1854)
El general Narváez es la principal figura política y líder de los moderados que imponen un sistema liberal conservador siguiendo los principios del liberalismo doctrinario. Estableció un sistema político estable, donde primaba el orden a la libertad, marginando a los progresistas. Se promulga la Constitución de 1845: soberanía compartida Rey-Cortes, Cortes bicamerales, sufragio censitario, amplios poderes a la Corona, Senado de elección real y vitalicio, restricción de los derechos individuales, confesionalidad católica del Estado. Se crea el cargo de gobernador civil y los alcaldes son elegidos por el Gobierno; y se aprueba un nuevo Código Civil y Penal. – Ley de Imprenta: que establece la censura y Ley Electoral que establece un sufragio censitario muy restringido, 1%. (solo votan los que pagan impuestos). Creación de la Guardia Civil (1844). Suprimió la Milicia Nacional. Política centralista y uniformadora: control Ayuntamientos por el gobierno; reforma fiscal de Mon, Ley de Educación, sistema de quintas, etc. Concordato con la Iglesia (1852): el Papa reconocía a Isabel II como reina, y el Estado se comprometía a financiar la Iglesia. En Hacienda se aprobó la Ley Mon-Santillán, potenciándose los impuestos indirectos. Se funda el Partido Demócrata, reivindicando el sufragio universal, Cortes unicamerales, libertad religiosa, instrucción primaria gratuita e intervención del Estado en las relaciones laborales. A comienzos de 1854 las Cortes se suspendieron El autoritarismo, la manipulación electoral y la corrupción llevaron a la escisión de los moderados (puritanos) que protagonizaron la Vicalvarada.
Bienio Progresista (1854-1856)
Los generales puritanos proclaman el Manifiesto de Manzanares para atraerse a los progresistas y a la población. Los progresistas y demócratas organizan sublevaciones que obligan a la reina a acudir al apoyo de Espartero. El gobierno de coalición Espartero-O´Donnell restauró las leyes progresistas de 1837 y llevó a cabo importantes reformas económicas: desamortización general de Madoz, ley de ferrocarriles, ley de bancos y SA. Las Cortes elaboraron la Constitución no nata de 1856 similar a la de 1837: soberanía nacional, Cortes bicamerales electivas,
potestad legislativa Rey-Cortes y amplios derechos individuales. El descontento causó una fuerte conflictividad social que provocó la división del gobierno. La reina aprovechó para entregar el poder a O’Donnell.
Últimos Años Alternancia Liberales Moderados (1856-1868)
Se produjo la alternancia entre los moderados y la Unión Liberal. En 1856 O´Donnell, con su nuevo partido la Unión Liberal, intentó establecer un liberalismo centrista (moderados de izquierda y progresistas) y repuso la Constitución de 1845 con un Acta Adicional progresista. Su gobierno fue breve. Narváez retornó, suprimió el Acta Adicional y se caracterizó por ser muy moderado. Volvió a la mala práctica anterior (política de camarillas, disolución de las Cortes y manipulación electoral y represión de la oposición).
Volvió al Gobierno la Unión Liberal de O´Donnell (1858-1863): Fueron años de expansión económica y de una activa política exterior: apoyó a Francia en Indochina, Guerra contra Marruecos, expedición a México y guerra contra Perú y Chile. Su gobierno se caracterizó por la euforia económica y el intervencionismo exterior. En 1863, el desgaste en el gobierno y las divisiones del partido llevaron a O´Donnell a dimitir: La vuelta de los moderados conduce a la crisis de un sistema que se vuelve cada vez más autoritario y excluyente. La oposición de progresistas y demócratas se fortalece.
Volvió Narváez al Gobierno (1864-1865), con una política conservadora y de represión de las libertades.
La expulsión de los catedráticos Sanz del Río y Emilio Castelar puso fin al Gobierno de Narváez. O’ Donnell asumió el Gobierno (1865-1866), pero los desacuerdos con la reina condujo a Narváez a un nuevo Gobierno (1866-abril 1868). En junio 1866 se produjo la sublevación de los sargentos del cuartel de S. Gil (Madrid); y en agosto, progresistas, demócratas y republicanos, liderados por Prim, firman el Pacto de Ostende, para destronar a la reina y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal. En septiembre de 1868 Prim y Topete inician la sublevación (“La Gloriosa”) dirigida por Serrano, que provocó la caída de Isabel II y abrió la esperanza de un régimen democrático para España.
El Sexenio Democrático (1868-1874): Intentos Democratizadores. La Revolución, el Reinado de Amadeo I y la Primera República
Las Cortes elaboraron la Constitución de 1869, la primera Constitución democrática de nuestra historia: Establecía una avanzada declaración de derechos individuales: derechos de todos los ciudadanos a la participación política; sufragio universal masculino; libertad de imprenta; libertad de culto; derecho de reunión y de asociación. Proclamaba la soberanía nacional, cuya forma de gobierno era la monarquía. Otorgaba un gran protagonismo a las Cortes y limitaba el poder del rey.
La Primera República (febrero de 1873-enero de 1874)
Ante la abdicación del rey, las Cortes proclamaron la República. Fue muy breve. En menos de un año se sucedieron cuatro presidentes:
- Figueras: el desorden aumentó -intentos de golpe de Estado, constante actividad del movimiento obrero, etc.-. Se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, en las que triunfaron los republicanos federalistas.
- Pi Margall: su propósito fue instaurar la República federal pero no lo consiguió por la radicalización del movimiento cantonalista.
- Salmerón: envió al ejército para que sofocara el movimiento cantonalista. Dio un giro conservador a la República.
- Castelar: representó el triunfo de la República conservadora. Tuvo lugar el golpe de Estado de Pavía, capitán general de Madrid, que invadió el hemiciclo del Congreso y disolvió la Asamblea.
Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo. La Emancipación de la América Española
El Proceso de Independencia (1810-1824)
En 1810 la Junta Central se disolvió y traspasó sus poderes al Consejo de Regencia; desde entonces se proclamó la inexistencia de Gobierno en España y se inició el proceso emancipador.
1ª Fase (1810-1814)
Surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos Gobiernos americanos.
- Se convocaba un cabildo, que sustituía a las viejas autoridades por una junta, que actuaba como Gobierno.
- La junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Inglaterra y Estados Unidos, para obtener su apoyo.
- Se convocaba un Congreso con el fin de elaborar una Constitución de inspiración liberal.
2ª Fase (1815-1824)
El rey Fernando VII envió un ejército, pero entre 1816 y 1824 se consumó el proceso de independencia, en el que sobresalieron dos grandes libertadores: José de San Martín y Simón Bolívar. Fue fundamental el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos para los independentistas.
Repercusiones para España Tras Acabar el Reinado de Fernando VII
- El inmenso imperio colonial de antaño se redujo a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
- Inglaterra y Estados Unidos suplantaron a España en el control del mercado americano.
- El comercio con América se redujo en gran medida.
- Desaparecieron los caudales de Indias.
Guerra Colonial y Crisis de 1898
El final del imperio colonial español se produjo en 1898 como consecuencia de la guerra entre España y Estados Unidos, desarrollada en Cuba y Filipinas.
De la Guerra de Cuba a la Guerra con Estados Unidos (1895-1898)
La mayoría de los políticos españoles eran contrarios a conceder ningún tipo de autonomía a Cuba, ya que para ellos autonomía e independencia eran equivalentes. Antonio Maura propuso la autonomía política de las islas pero su plan de reformas coloniales fracasó. En 1895 estalló la revuelta, bajo la dirección de José Martí (dirigente e ideólogo del Partido Revolucionario Cubano) y los generales Máximo Gómez y Antonio Macelo: había comenzado la tercera guerra de Cuba contra España. Para terminar definitivamente con el problema, España envió de nuevo al general Martínez Campos a Cuba, que dimitió y fue sustituido al año siguiente por el general Weyler, partidario de un apolítica sin negociaciones. A finales de 1897 se sustituyó al general Weyler y se retomó, demasiado tarde, la estrategia de negociación. La clave del conflicto fue la intervención de Estado Unidos. Antes de intervenir, Estados Unidos había realizado una
El Desastre del 98: Crisis
España se había quedado sin pulso. El desastre colonial de 1898 tuvo consecuencias de todo tipo: Se criticó severamente la torpeza de los gobernantes, pero el sistema político sobrevivió al desastre. En el ámbito económico, fue negativa la pérdida de los mercados coloniales, pero resultó positiva la repatriación a España de los capitales situados en América, que permitió un gran desarrollo de la banca española. En el ámbito ideológico, se produjo una auténtica crisis de la conciencia nacional, que se manifestó en el regeneracionismo y en la actitud pesimista de los intelectuales de la generación del 98.