La Guerra de Sucesión Española y el Ascenso de los Borbones
Castilla se mostró fiel al monarca borbónico. La mayoría de los territorios de la Corona de Aragón respaldaron al candidato austriaco, temerosos de que se les privara de sus fueros. La guerra fue favorable para las tropas felipistas, que lograron la victoria en la batalla de Almansa (1707), tras la cual ocuparon Valencia y Zaragoza.
En 1713, el archiduque Carlos heredó la corona de Austria de su hermano tras su muerte. Temerosas ahora del excesivo poder de los Habsburgo, Gran Bretaña y Holanda retiraron su apoyo al archiduque Carlos y firmaron el Tratado de Utrecht (1713), que puso fin al conflicto internacional y reconoció a Felipe V como rey de España.
Los territorios europeos de la monarquía española pasaron a Austria. Gran Bretaña obtuvo Gibraltar y la isla de Menorca.
El Absolutismo Borbónico
Los primeros borbones españoles, Felipe V y Fernando VI, siguieron el ejemplo de sus parientes franceses e implantaron el modelo de absolutismo centralista. Todos los poderes residían en el monarca y las Cortes quedaron casi anuladas.
Para gobernar, el rey se ayudaba de asesores o secretarios nombrados por él, que se reunían en el Gabinete.
Las Cortes desaparecieron, excepto las de Castilla, y la labor legislativa dependía del monarca. Los Consejos se mantuvieron, especialmente el de Castilla, pero su función era meramente consultiva.
El Uniformismo Territorial
Además de centralizar todo el poder en sus manos, los borbones tendieron a unificar todo su territorio, imponiendo leyes únicas, una administración idéntica y la homogeneización de todas sus instituciones.
Como castigo, Felipe V anuló todos los fueros e instituciones de la Corona de Aragón y, con los Decretos de Nueva Planta, se impuso el sistema administrativo castellano en todas las tierras de la Corona.
El territorio quedó dividido en provincias, al frente de las cuales el monarca colocó a un capitán general con poder militar y administrativo. En cada provincia se crearon audiencias y se implantaron corregidores para el gobierno de los municipios e intendentes para la recaudación de impuestos.
El Reformismo Borbónico e Ilustración
La Ilustración en España
En la España del siglo XVIII surgió un grupo de pensadores ilustrados.
Preocupados por la decadencia de España, se fijaron como objetivos el crecimiento económico, la reforma de la sociedad, la mejora de la enseñanza y la modernización cultural. Destacan el conde de Floridablanca, el conde de Campomanes y el conde de Aranda.
Pero la ausencia en España de amplios grupos burgueses y el enorme peso de la Iglesia dificultaron la expansión de las ideas de la Ilustración. La mayoría de los ilustrados acabaron colaborando con la monarquía.
Estos pensadores encontraron un eficaz apoyo en el rey Carlos III. El monarca, sin renunciar a su poder y sin romper con los privilegios nobiliarios, se rodeó de algunos de los principales ilustrados, como Aranda y Floridablanca.
El Crecimiento del Siglo XVIII
El siglo XVIII presentaba una sociedad rural y estamental, una agricultura de escaso rendimiento y atrasada, y la mayor parte de la tierra era propiedad de los privilegiados.
La expansión general de la demografía y las medidas reformistas de Carlos III permitieron mejorar la situación de la economía. La población conoció un crecimiento.
El crecimiento demográfico hizo aumentar la demanda de productos. Con una serie de mejoras agrícolas (nuevos cultivos, expansión del regadío) se permitió el incremento de la producción agrícola.
El comercio y la industria se modernizaron. Se expandieron las compañías comerciales, se crearon manufacturas reales y se protegieron las manufacturas privadas. Se dictaron aranceles para proteger la industria nacional de la competencia exterior.
No se solucionó el principal obstáculo para el desarrollo de la industria: la escasa demanda como consecuencia de la pobreza. Los ilustrados insistieron en una reforma agraria que pusiese fin a la concentración de la tierra en manos de los privilegiados.
Vocabulario
- Antiguo Régimen: Sociedad de los siglos XVI, XVII y XVIII; una sociedad estamental y de estilo agraria.
- Monarquía absoluta: Monarquía de carácter divino donde todos los poderes los tenía el rey, que no rendía cuentas a nadie.
- Mercantilismo: Política económica de los siglos XVI y XVII que defiende que, para que un país pueda enriquecerse, es necesario que venda al extranjero más de lo que compra.
- Academias: Sociedad oficial que agrupa a escritores, artistas, filósofos y científicos para discutir sobre el conocimiento y ayudar a su difusión.
- Salones: Reunión de escritores y pensadores organizada por un mecenas en su casa; se leían escritos, se debatía y se opinaba sobre diversos temas.
- Habeas corpus: Ley que establecía que no se puede detener a nadie sin causa justificada y, si es detenido, no puede estarlo más de 72 horas.
- Fueros: Conjunto de leyes y costumbres originarias de la Edad Media que se mantuvieron vigentes en los antiguos territorios de la Corona de Aragón y Navarra.
- Aranceles: Impuesto aduanero aplicado a las importaciones y exportaciones.
- Siglo de las Luces: El siglo XVIII.