Revolución Industrial (1750-1870)
La Gran Divergencia
A partir de 1800, Europa experimentó un despegue significativo en términos de población, distribución y otros indicadores. La Revolución Industrial, que abarcó el comercio, la demografía y otros aspectos, se extendió aproximadamente desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.
Rasgos de la Revolución Industrial
Se produjo una transición de una economía intensiva a una extensiva, dejando de lado el mercado interior para aprovechar las oportunidades del mercado exterior y la industria.
Razones del protagonismo europeo
- Revalorización de la persona tras la abolición de la servidumbre.
- Racionalización de negocios y empresas.
- Mecanicismo: visión de la naturaleza como una máquina que se puede conocer y manipular.
- Creación de instituciones que favorecen la actividad económica y un sistema judicial objetivo.
- Sistema político que favorece los intereses de los agentes económicos.
- Conversión de la autoridad pública en subsidiaria de la actividad privada.
Revolución Industrial en Gran Bretaña
La Revolución Industrial nació en Gran Bretaña y luego se extendió a otros países. El primer factor que varió fue la demografía, con la desaparición de la peste y el crecimiento de la población, impulsado por mejoras en las técnicas agropecuarias, como los enclosures, que privatizaron terrenos. Otras claves fueron el abandono del barbecho, la búsqueda de especies ganaderas y agrícolas más productivas y el uso del caballo.
A partir de 1820, Inglaterra, acusada de no poder mantener a su población, aplicó la división internacional del trabajo en ligas anticerealistas, culminando en la formación de una gran liga cerealista nacional con representación en el Parlamento de Londres a través de lobbies. En 1846, Robert Peel decretó la libertad de exportación e importación. La agricultura tuvo un efecto beneficioso para la industrialización, ya que la demanda creó una clase media cuya renta se destinó a la adquisición de bienes y servicios.
Comercio Exterior
El mercado interior fue desatendido debido a la división de tierras, la tecnología y el sabotaje. El mercado exterior de Gran Bretaña se convirtió en una gran potencia, hasta el siglo XVII monopolizado por compañías mercantilistas. Comenzaron las luchas entre compañías individuales y comerciantes privados, y Londres se convirtió en el centro del comercio en el siglo XVIII.
A nivel mundial, se desarrolló el comercio triangular: Europa (bienes por esclavos) – África (esclavos por dinero) – América (dinero por bienes) – Europa. El comercio exterior impulsó la revolución al suministrar materias primas y mantener la demanda. Parte de los beneficios se reinvirtieron para financiar empresas, promoviendo el sistema crediticio. Gran Bretaña, inicialmente proteccionista, se abrió al libre comercio en el siglo XIX. Su balanza de pagos fue negativa porque importaba más de lo que exportaba, compensando con bienes y servicios más caros.
Red de Transportes
Las carreteras interiores, mal construidas desde la época romana, necesitaban reconstrucción. Hacia 1840, las carreteras mejoraron. Los puertos cobraron importancia y los canales, aunque antiguos, fueron muy utilizados por ser un método lento pero seguro y barato. El ferrocarril supuso otra revolución, adaptando el motor a los vagones. La navegación de alta mar se caracterizó por el clipper, un barco grande con capacidad de carga y superficie bélica, que se convirtió en nexo con las exportaciones. Más adelante, el barco de vapor tomó la delantera.
Industria Ligera (Textil)
Con pocos cambios desde el siglo XVIII, la industria textil experimentó mejoras en la forma de movilizar la maquinaria: primero con personas, luego con agua y finalmente con vapor, gracias al invento de James Watt. Se produjeron inventos que requerían otros inventos, como la tejedora que necesitaba un hilo más fuerte. El algodón cobró protagonismo por su resistencia, y las colonias de Estados Unidos lo proveyeron a Gran Bretaña, que se convirtió en un gran exportador de productos de algodón.
Industria Siderúrgica
El carbón vegetal, caro y causante de deforestación, fue reemplazado por el carbón mineral. Desde 1870, se adaptó al alto horno con la máquina de Watt, que ofrecía velocidad y precisión. El acero se convirtió en la mejor opción para la fabricación, utilizado en la agricultura y el ferrocarril. El proceso consistía en sacar el hierro solidificado y meterlo en un horno bajo. En 1856, Bessemer aceleró el proceso con el convertidor.
Formación de Capital
El capital era abundante, la mano de obra barata y primaba la autofinanciación. El crecimiento de talleres y maquinarias complejas requirió financiación ajena (préstamos a corto plazo). A partir de 1816, el oro se convirtió en el único patrón. A partir de 1820, se emitió papel moneda. El Banco de Inglaterra, aunque privado, fue catalogado como entidad pública para que sirviera como banco nacional y se convirtiera en referente. A mediados del siglo XIX, Inglaterra se industrializó, con dominio del mar, el acero y las finanzas (Bolsa de Londres), convirtiéndose en un referente mundial.
Difusión de la Primera Revolución Industrial en Europa y Estados Unidos
El Estado garantizó la propiedad y los derechos de los propietarios, se realizaron desamortizaciones de la Iglesia y la nobleza, y esos bienes se pusieron en el mercado para ser adquiridos en subasta pública. Los estados recién salidos de revoluciones tuvieron que controlar el papel moneda y establecer un patrón monetario para cada tipo de moneda. Frente al mercantilismo, se instauró la libertad de exportación e importación. Cada país tuvo su propio banco nacional que emitía billetes. Para evitar el déficit, se implementaron impuestos directos para que todos contribuyeran.
Bélgica
Bélgica tuvo ventajas como el desarrollo textil, buenas finanzas (Bolsa de Amberes), carbón, un pasado preindustrial y buenos transportes. En la década de 1860, Bélgica se industrializó y su población experimentó un crecimiento demográfico sostenido.
Francia
Francia tenía condiciones óptimas para la siderometalurgia y el textil, una población numerosa y una gran cultura. Su principal problema fueron las guerras con países vecinos tras la Revolución Francesa. A partir de 1820, el crecimiento volvió a ser continuo.
Alemania
Alemania, dividida institucionalmente, necesitaba unificarse y homogeneizarse. La doctrina a seguir fue la libertad y la abolición de la servidumbre, lo que resultó contraproducente al dejar a los campesinos sin tierras, provocando guerras. La financiación en Alemania fue diferente a la de Gran Bretaña, a medio-largo plazo y con participación en otras empresas. Consiguió fortaleza con el reconocimiento del rey de Prusia y en 1871, en Versalles, se proclamó el Segundo Reich.
Primera Industrialización en Estados Unidos (1783-1865)
Con una cultura similar a la de Gran Bretaña, Estados Unidos, inicialmente un estado federal, luchó contra el dominio español. Demográficamente, Europa proveyó de población a las nuevas zonas. Económicamente, la zona tradicional estaba en el Este, el Oeste era agrícola con dominio del cereal, y el Sur se vinculaba al textil (monopolio del algodón) y cultivos como el arroz y el tabaco. Estados Unidos se basó en patentes y la estandarización de la producción. Fue una gran potencia naval. El ferrocarril se importó de Inglaterra. Las diferencias entre el Norte y el Sur dieron lugar a la Guerra Civil, que ganó el Norte, convirtiendo a Estados Unidos en un país industrializado.
Atraso de España
Entre 1812 y 1852, Cataluña fue la única región que comenzó la industrialización. Entre 1853 y 1893, surgieron nuevos focos en el País Vasco, Málaga y Asturias.
Factores que atrasaron la industrialización en España:
- Atraso de la agricultura, que no proveía a la industria de materia prima ni de personas.
- Geografía que dificultaba las comunicaciones entre mercados.
- Transportes poco desarrollados.
- Mano de obra escasa por alta mortalidad y poca educación.
- Continuas guerras que requerían una economía de guerra (deudas).
- Falta de progreso y de comercio exterior libre.
Evolución demográfica y por sectores
La población creció enormemente, a pesar de la alta mortalidad, compensada por una elevada natalidad.
Sector primario
Fue el más importante porque la industrialización no había llegado. Se cultivaba de forma tradicional y sin expectativas de cambio. Se abolió la esclavitud en los campos y se implantó un régimen más liberal. Se realizaron desamortizaciones y desapareció el mayorazgo. Se privatizaron los bienes. En 1855, con la idea de privatizar para optimizar, las leyes de Madoz transformaron los bienes comunes en privados, pero la técnica no mejoró.
Sector secundario
Destacó el sector algodonero. El mercado se liberalizó y el algodón se benefició de las inversiones. El metal se producía en ferrerías en Guipúzcoa y Vizcaya, que se resistían a cambiar de técnica. Las aduanas en el País Vasco estaban en el interior, pero al comerciar hierro por carbón con Asturias se trasladaron a la costa. En 1850, la invención del sistema Bessemer ofreció la oportunidad de contactar con Gran Bretaña, ya que el hierro español se adaptaba bien a las máquinas británicas. La competencia exterior era muy fuerte, y era más barato importar que producir.
Sector terciario
No hubo canales ni carreteras destacables. El único medio de transporte relevante fue el ferrocarril. Para controlarlo, se creó la «Ley General de Ferrocarriles», que permitía a compañías privadas recibir ayuda del Estado. En el ámbito bancario y financiero, el Banco de España concedía la emisión de billetes, siempre basados en oro y plata, desde cualquier banco local. En 1874, los únicos billetes válidos eran los emitidos por el Banco de España. La banca privada invirtió y fomentó el ferrocarril, el algodón, etc. Posteriormente, surgieron la banca mixta y las cajas de ahorros.