El Pensamiento Político de la Reforma Protestante
Protestantismo
Protestantismo: Apareció en la Europa del siglo XVI como un movimiento dentro de la iglesia cristiana que apuntaba más a la despolitización del pensamiento religioso que al establecimiento de una nueva influencia religiosa sobre el orden público. El propósito de Martín Lutero al reformar el catolicismo no era negar las responsabilidades de los cristianos en la vida política, sino liberar el evangelio de las escrituras del monopolio de la iglesia y del estado. Como consecuencia de estas reformas, nacieron muchas sectas con la finalidad de formar una comunidad voluntaria de creyentes que cambiaría las esperanzas del hombre en el orden político. El movimiento calvinista centró su atención en el problema de la reconstrucción del orden público. Estos tres pensamientos políticos nacieron como consecuencia del pensamiento católico medieval que afirmaba que la vida política y religiosa eran interdependientes entre sí.
Pensamiento Político Luterano
Pens. Polit. Luterano: Lutero se dirigió al emperador Carlos V porque este quería que Lutero le reconociera la supremacía del papa en materia religiosa. Los cimientos de la fe cristiana no eran posesión del estado o de la iglesia. La relación entre el hombre y Dios es gratuita y directa, otorgada por la voluntad de Dios; nadie puede ser mediador o asumir tal responsabilidad, ni sacerdotes ni políticos. Lutero se oponía a la estructura de poder altamente organizada de la iglesia católica, así como a las superelaboradas teologías y moralidades medievales. En su ataque al clericalismo y al escolasticismo, esperaba recobrar lo que eran para él realidades simples y preciosas: el amor de Dios y la libertad del hombre cristiano en voluntad a Dios.
A partir de todo esto, Lutero elaboró unas ideas con mucha importancia política. Se referían a los límites de la libertad y de la responsabilidad personales en las acciones públicas. Decía que la política y la religión no deben basarse en las fuerzas, ya que es uno el que decide qué hacer; es una norma impuesta por nosotros, que se respeta más que la impuesta por el poder legislativo. Los valores no se transmiten de la Iglesia, sino de la familia.
Estas convicciones tuvieron una influencia muy importante en la visión de la iglesia de Lutero. La iglesia se forma voluntariamente por personas que quieren conformarla, donde el sacerdote no cumple un papel fundamental. Una iglesia que no es rígida, es convocada.
Martín Lutero comenzó a elaborar una teoría de los dos reinos: Político y Religioso, caracterizado el primero por una ética oficial, secular y racional del estado, y orientado el segundo por la ética cristiana basada en el Sermón de la Montaña. El pensamiento luterano ha operado en general como una fuerza integradora y conservadora de las instituciones establecidas: familia, comercio, religión y gobierno. Lutero trataba de evitar cualquier intento destinado a colocar a las instituciones naturales de la vida bajo el juicio y el control absoluto de las instancias espirituales. Ni las instituciones eclesiásticas ni las políticas pueden convertirse en sustitutos del evangelio, ni tampoco pueden ser modificadas de tal forma que llegaran a colmar las prescripciones evangélicas.
Pensamiento Político de las Sectas
Pens. Polit. De las Sectas: La reforma luterana estimuló la formación de un enorme número de pequeños grupos de ardientes cristianos que desarrollaron ideas sectarias. Eran grupos que se marginaron de las instituciones religiosas y formaron comunidades voluntarias guiados por el Sermón de la Montaña. Algunas de las sectas primitivas abandonaron los intentos de reformar o de redimir al mundo y a las iglesias. Las sectas extremistas del siglo XVI no ponían sus esperanzas en la reconstrucción del orden político, sino en su disolución. Sus miembros rehusaban acudir a los tribunales o asociarse de cualquier forma al orden político. La mayor parte de las sectas se habían formado con la esperanza de que podrían influir en el orden político.
Para las sectas, la posibilidad de regeneración y renovación de los individuos por medio del poder del evangelio y la fraternidad de los creyentes era más importante que la ampliación del interés personal y la persistencia de lealtades nacionales e institucionales.
El principio de la igualdad humana estaba inserto en el énfasis de las sectas sobre el hecho de que todos los creyentes son sacerdotes capaces de contribuir a la interpretación de la voluntad divina y de responder ante la misma. Quiere decir que todos los hombres son iguales como hijos de Dios. En estas congregaciones, las escrituras no eran abandonadas a la interpretación privada de cada miembro ni a la autoridad del clero. Discernir la voluntad de Dios exigía una diversidad de aptitudes y la libertad para coincidir o estar en desacuerdo sin recurrir a la violencia.