El Auge de las Potencias Europeas y el Surgimiento de Estados Unidos (Siglo XIX)

El Zentrum y el Ascenso de Bismarck

3.2. Bismarck, Canciller del Reich (1871-1890)

Otto von Bismarck fue canciller del Reich desde 1871 hasta su dimisión en 1890. Su política se basaba en la estrategia preventiva contra posibles disidencias internas y contra la revancha de Francia.

Su primera batalla interna fue la que le enfrentó a la Iglesia católica en la llamada Kulturkampf (lucha por la cultura), ya que Bismarck veía con recelo la influencia política de los católicos en Alemania. Esto llevó a la separación Iglesia-Estado, la implantación de la enseñanza pública y el control estatal sobre el clero.

Entre 1878 y 1879, Bismarck fue abandonando esta política y se abolieron las leyes anticlericales. Bismarck tuvo dificultades al no apoyar la política colonial. El nuevo emperador, Guillermo II, no sintonizó con el canciller, ya que diferían en la política social, la postura hacia los socialdemócratas y la política exterior. Bismarck presentó su dimisión en marzo de 1890.

3.3. La Alemania de Guillermo II (1890-1914)

En política exterior, Guillermo II mostró un gran interés por la expansión imperialista, el desarrollo de la marina y del ejército. En política interior, el objetivo del káiser era asumir más poder a costa del canciller.

Guillermo II convirtió la política naval y armamentística en un eje de su acción de gobierno. Von Bülow, canciller desde 1900, impulsó la política expansionista. El belicismo alemán despertó el temor de los demás países europeos.

Los Imperios Plurinacionales

Las grandes potencias europeas se completaban con tres viejos imperios, que tenían en común su extensión territorial y su diversidad.

4.1. El Imperio Austrohúngaro

El rasgo principal de los Habsburgo era su gran diversidad étnica, cultural y religiosa. Este imperio tenía dos grandes centros: Austria (de cultura alemana) y Hungría (de cultura magiar). En la primera parte del reinado de Francisco José I (1848-1916), se trató de aplicar una política de centralismo y absolutismo germánicos. Hubo enfrentamientos entre estos dos reinos, dividiéndolo en:

  • Austria: predominaba la población alemana. En ella se intentó «germanizar» a los pueblos que no eran alemanes, como los checos de Bohemia, los polacos y rutenos de Galitzia o los serbios, croatas, eslovenos e italianos de Dalmacia.
  • Hungría: el territorio húngaro, Eslovenia, Croacia y Transilvania. La mayoría de la población era magiar (54%), rumanos (16%) y eslovacos (10,7%). Este estado impuso la «magiarización».

La monarquía dual compartía la figura del emperador y los Ministerios de Guerra, Relaciones Exteriores y Finanzas. Pero Austria y Hungría tenían leyes, gobierno y parlamento propios. La firma de este compromiso solventó el problema húngaro, pero no el de las restantes nacionalidades.

La falta de soluciones a problemas tan complejos y las ansias expansionistas de Austria-Hungría sobre los Balcanes, a costa de los territorios del debilitado Imperio turco, fueron motivo de inestabilidad en la zona y origen de la llamada «Cuestión de Oriente».

Desde la década final del siglo XIX, el Imperio austrohúngaro aparecía como un estado sin futuro.

4.2. El Imperio Ruso

El Imperio de los zares se parecía bastante a una monarquía absoluta. La extensión territorial del Imperio ruso había aumentado tras el Congreso de Viena en 1815. Las aspiraciones expansionistas fueron:

  • Hacia Extremo Oriente: Manchuria y la isla Sajalín.
  • Hacia el Sur: Turquestán y la zona fronteriza con Irán y el Caspio.
  • Al Oeste: Besarabia, Finlandia y parte de Polonia.

La diversidad étnica del Imperio ruso era enorme. Predominaban los eslavos. Otros grupos importantes eran los caucásicos, los asiáticos, los bálticos, y existían una comunidad judía y otra alemana.

Ante esa diversidad étnica y religiosa, se desarrollaron dos tendencias: la centrífuga (separación del Imperio) y la centrípeta, de la cual derivó la política de rusificación.

Los zares quisieron mantener el régimen autocrático con pequeñas reformas. El reinado del zar Alejandro II (1855-1881) sufrió la guerra de Crimea (1853-1856), de la que Rusia salió perjudicada, lo que llevó a realizar reformas sociales. La abolición de la servidumbre fue una reforma que no mejoró la situación del campesinado ruso. En esta época se inició una pequeña industrialización que afectó a la minería y la red de ferrocarril.

Alejandro II intensificó la represión de los movimientos de oposición al zarismo: nihilismo, anarquismo y populismo. El propio zar fue asesinado en un atentado terrorista en 1881.

Alejandro III (1881-1894) fue muy conservador, pero potenció el desarrollo económico gracias a la reforma fiscal y la captación de capital europeo, especialmente francés. La industrialización se impulsó desde el Estado en sectores clave, como el minero-metalúrgico de la cuenca de Donetz, el petróleo de Transcaucasia, la industria textil en Moscú y Polonia y el ferrocarril, cuya mayor construcción fue el Transiberiano. El desarrollo económico fue acompañado del control de la enseñanza y la cultura, la rusificación y las persecuciones de la oposición.

Nicolás II (1894-1917) continuó la labor represiva y la política de rusificación, lo que intensificó el descontento. La expansión imperialista llevó a la guerra con Japón (1904-1905), de la que salió derrotado. Esto llevó a la Revolución de 1905.

4.3. El Imperio Turco

Se formó en la Edad Media y se constituía con una gran variedad de pueblos. A esto se le sumaba una debilidad por parte del gobierno, lo que llevó a una inestabilidad económica.

Su territorio abarcaba la península de Anatolia, de población turca; los Balcanes, donde había minorías islamizadas y cristianas; y se extendía a Oriente Medio, parte de Arabia y el norte de África.

El soberano era «sultán» (política) y «califa» (religión). Se trataba de un Estado teocrático. Su compleja estructura político-administrativa, el pesado sistema fiscal que recaía sobre los campesinos, la corrupción y el coste del ejército tenían al país arruinado. Los Jóvenes Turcos dieron un golpe de Estado en 1876 para instaurar un gobierno de estilo liberal occidental.

Tras la revolución, el nuevo sultán, Abdul-Hamid (1876-1909), volvió a concentrar todos los poderes, mantuvo los tribunales religiosos y la sharia, y suspendió la Constitución hasta 1908.

La escasez de recursos económicos, la dependencia financiera del Reino Unido y Francia y los problemas exteriores, sobre todo en los Balcanes, donde el Imperio austrohúngaro aceleró el progresivo debilitamiento del Imperio turco.

En 1908 se produjo un golpe de Estado que obligó al sultán a restablecer la Constitución de 1876 y a convocar elecciones.

La suspensión de la Constitución en marzo de 1909 desencadenó la Revolución de los Jóvenes Turcos, que acabó con la destitución del sultán y el nombramiento de Mehmet V Resad (1909-1918), quien inició reformas. Este sultán se acercaba a Alemania porque desconfiaba de Rusia y el Reino Unido.

Estados Unidos, una Potencia Emergente

5.1. Construcción Nacional y Democratización Política

Un sentimiento nacionalista apoyó la doctrina Monroe, según la cual ningún Estado europeo tenía el derecho a extender su dominio sobre América. Con Andrew Jackson (1829-1837) se consolidó la democratización del sistema político con la extensión del sufragio universal a todos los hombres blancos.

El crecimiento de la población se debió a la inmigración europea y a la expansión territorial y la colonización del Oeste, la cual estuvo impulsada por el descubrimiento de minas de oro, praderas para el ganado y tierras vírgenes para el cultivo. También fue favorecida por la construcción del ferrocarril. Al oeste vivían tribus indias, lo que llevó a las «guerras indias» (1860-1880), que, debido a la colonización del oeste, acabaron con los indios supervivientes.

5.2. El Conflicto Norte-Sur. La Guerra de Secesión

El problema de la esclavitud fue una de las principales causas.

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