El Imperio Austro-Húngaro
– La gran diversidad étnica, cultural y religiosa de este inmenso imperio lo hizo inviable a largo plazo.
– Estuvo gobernado por Francisco José I (1848-1914), que tras el fracaso de su intento de centralización, estableció el Compromiso de 1867, que dio lugar a la formación de la Monarquía Dual. Esta dividió el imperio en dos zonas: el Imperio de Austria y el Reino de Hungría. Compartían la figura del emperador y los ministerios de guerra, relaciones exteriores y finanzas, pero mantuvieron constituciones, gabinetes, administración y parlamentos independientes.
– Esto solucionó el problema húngaro, pero no el de las restantes nacionalidades. Las demandas de polacos y checos fueron acalladas, mientras que Bosnia fue anexionada en 1908.
– El archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, proyectó en 1914 la creación de una tercera Corona eslava. Con este fin, inició un recorrido por el Imperio que incluía la visita a Sarajevo, capital de la recién incorporada Bosnia, para finales de junio; pero su asesinato truncó la iniciativa.
El Imperio Ruso
– Rusia constituía un gigantesco imperio presidido por el zar, que gobernaba despóticamente, por medio de ucases (leyes autoritarias), la Policía y el Ejército.
– Su política de expansión territorial le condujo a través de Siberia hacia el océano Pacífico y se anexionó territorios de Asia Central, limítrofes con las posesiones británicas y los imperios persa y chino.
– Su principal objetivo en política exterior fue hallar una salida al Mediterráneo, por eso intervino en los conflictos balcánicos.
– El zar Alejandro II inició unas reformas políticas y sociales (abolición de la servidumbre, desarrollo del ferrocarril), que fueron paralizadas por sus sucesores (Alejandro III y Nicolás II) tras su asesinato en 1881.
El Imperio Turco
– En el siglo XIX, era un Estado complejo y debilitado, por la gran variedad de pueblos que lo integraban, la compleja estructura político-administrativa, los numerosos tributos que pesaban sobre los campesinos, la corrupción y el coste del ejército.
– Frente al Estado teocrático del sultán, aparecieron movimientos renovadores que reclamaban cambios: los Jóvenes Turcos (golpe de Estado en 1876), la Sociedad para el Progreso y la Unión. Estos dos grupos y parte del ejército dieron un golpe de Estado en 1908, que obligó al sultán a convocar elecciones.
– La suspensión de la constitución en marzo de 1909 desencadenó la revolución de los Jóvenes Turcos y el nombramiento de un nuevo sultán que inició una serie de reformas.
La Guerra de Crimea (1853-1856)
En 1851, el zar Nicolás I invadió los principados de Moldavia y Valaquia (territorios del Imperio otomano) para presionar a los turcos y poder crear un protectorado ruso sobre los cristianos ortodoxos de los Santos Lugares. La superioridad rusa en la guerra hizo intervenir a Francia, Reino Unido y Piamonte. Alejandro II, sucesor de Nicolás I, pidió la paz, que se firmó en París en 1856: el mar Negro se convirtió en un mar neutral y Rusia renunció a los territorios conquistados (Moldavia y Valaquia pasaron a ser autónomos).
Las Potencias Extraeuropeas: EEUU y Japón
Estados Unidos
– Experimentó un gran desarrollo económico, por sus enormes recursos naturales y el espíritu emprendedor de sus habitantes.
– Se consolidó el sistema democrático establecido por su Constitución; en 1830 se impuso el sufragio universal masculino.
– Recibió muchos inmigrantes europeos, que veían en el Nuevo Mundo posibilidades de mejorar sus condiciones de vida. En el año 1900 contaban con 32 millones de habitantes.
– Su principal problema interno fue la Guerra de Secesión.
Japón
– El imperio japonés seguía estructurado como una monarquía feudal aislada, con un emperador (mikado) que vivía aislado en su palacio de Kioto, y un mayordomo imperial (shogun) que ejercía el poder. Este cargo era desempeñado desde el siglo XVII por la familia Tokugawa.
– En 1858, la presión extranjera forzó la apertura de algunos puertos japoneses al comercio exterior.
– En 1868, dos familias rivales de los Tokugawa ocuparon el poder y restablecieron la autoridad imperial.
– Primer sistema bismarckiano (1872): Alianza firmada por Guillermo I de Alemania, Francisco José de Austria y Alejandro II de Rusia. Un año después (1873), esta alianza se convierte en Entente o Liga de los Tres Emperadores. Se rompió con el apoyo alemán a los intereses austríacos en el Congreso de Berlín (1878).
– Segundo sistema bismarckiano (1879): En 1879, Bismarck estableció un acuerdo bilateral secreto con Austria, y en 1881 convenció al emperador Francisco José para que retomara la amistad con Rusia. Así surgió la Alianza de los Tres Emperadores (garantizaba durante tres años la neutralidad en caso de conflicto).
Además, se firmó la Triple Alianza (mayo 1882) entre Alemania, Austria e Italia (que recibiría apoyo en su expansión norteafricana frente a Francia).
– Tercer sistema bismarckiano (1887): Reforzó el anterior. Se mantuvo la Triple Alianza; en 1887, Reino Unido e Italia firmaron un acuerdo para frenar el avance francés en el norte de África, al que se adhirieron Austria y Alemania en los Acuerdos mediterráneos.
Se firmó el Tratado de Reaseguro con Rusia.
Las Crisis de 1917
– En 1917, dos hechos contribuyeron a cambiar el rumbo de la guerra:
- La entrada de Estados Unidos en la contienda el 6 de abril de 1917, lo que supuso una importante aportación de hombres y recursos materiales a los aliados.
- La retirada rusa tras el triunfo de la revolución bolchevique. Lenin, en noviembre de 1917, tras la toma de poder, firmó un armisticio y el 3 de marzo de 1918 la paz de Brest-Litovsk con Alemania. Rusia perdió importantes territorios y el frente oriental dejó de existir.