Crisis de la Restauración en España: Del Desastre de Annual al Golpe de Primo de Rivera

La Semana Trágica

La ocupación de la zona marroquí del Rif, al norte de este país, siguiendo los acuerdos del Tratado de Algeciras (1906) entre España y Francia, se encontró con la fuerte oposición de las cabilas rifeñas, que ocasionaron un gran número de víctimas entre los soldados españoles. Ante esta situación, el gobierno español decretó la movilización en julio de 1909 de los reservistas, es decir, aquellos que ya habían cumplido el servicio militar, la mayoría de ellos casados y con hijos. Este conflicto colonial estaba muy mal visto en Cataluña. Hacía tan sólo 10 años del final de la guerra de Cuba y los beneficios de esta guerra sólo beneficiaban a la burguesía deseosa de controlar las minas de hierro y plomo situadas en la zona del Rif, pero que en nada favorecía a la población.

Los Hechos

El embarque de reservistas en el puerto de Barcelona, en medio de las dramáticas escenas familiares, desencadenó los hechos. Un comité convocó una huelga general para el día 27 de julio. Las autoridades no supieron controlar la situación y el gobierno decretó inmediatamente el estado de guerra. El ejército salió a la calle y la policía disparó contra los manifestantes (entre ellos mujeres y niños). Se iniciaba la radicalización, convirtiéndose la protesta en una auténtica insurrección popular.

El día 27 se levantaron barricadas y empezó la quema de numerosos edificios religiosos, casi 80, a manos de grupos incontrolables. El anticlericalismo estalló con fuerza. Las ideas impulsadas por Lerroux habían tenido un fuerte impacto y ahora se ponían de manifiesto. Sin embargo, esta revuelta era caótica ya que nadie la dirigía. Así finalizó el día 2 de agosto con un balance trágico: 113 muertos y más de 300 heridos. La mayor parte de las víctimas eran trabajadores.

Las Consecuencias: La Represión

El gobierno, dirigido por el conservador Maura, inició la represión: cinco hombres, entre los que se encontraba el anarquista Francisco Ferrer y Guardia (fundador de la Escuela Moderna), fueron ejecutados y muchos otros detenidos. Las escuelas laicas y las sociedades obreras fueron prohibidas. La represión fue desproporcionada, muchas personas se exiliaron o huyeron.

La ejecución de Ferrer y Guardia, que no había intervenido en los hechos y que fue acusado de ser su instigador, desató la indignación internacional. Las campañas extranjeras en contra de su fusilamiento tuvieron consecuencias políticas directas. El gobierno quedó desprestigiado y la monarquía también ante la opinión pública y el resto de países europeos. Los partidos de derecha fueron acusados de cómplices de la represión y Antonio Maura se vio obligado a dimitir.

Este ambiente fue aprovechado por el PSOE para obtener su primer diputado en el Congreso, Pablo Iglesias en 1910. El gobierno Maura fue sustituido por el de Canalejas, quien intentó aplicar una última reforma regeneracionista con medidas más conciliadoras y prohibió el establecimiento de nuevas órdenes religiosas con la llamada Ley del Candado de 1910. Además firmó tratados con Francia y con el sultán de Marruecos. También acabó con el sistema de quintas y estableció el servicio militar obligatorio con una Ley de Reclutamiento. A la vez suprimió los impuestos de consumos y prohibió el trabajo nocturno de las mujeres. Canalejas también aceptó el proyecto de la Mancomunidad de Cataluña. Toda su labor sin embargo, no se pudo llevar a cabo porque en 1912 caía asesinado víctima de un atentado anarquista. Fue una de las últimas figuras de la restauración. Desde este momento la inestabilidad política será una de las características del resto del periodo de la restauración.

Impacto de la Primera Guerra Mundial

El conflicto empezó en agosto de 1914 y Eduardo Dato se declaró neutral. Esta opción era la única que se podía tomar ya que el ejército español estaba muy deteriorado y España no estaba en condiciones de entrar en una guerra. Muchos pensaron que este conflicto hundiría aún más la economía española, pero el efecto fue el contrario. De hecho, empezó un periodo de prosperidad, la economía española aumentó su volumen y la producción creció.

En un principio la guerra que debía ser una guerra relámpago, se convirtió en una guerra de posición, lo cual benefició los intereses de las industrias españolas. La demanda exterior creció considerablemente, porque los países beligerantes se habían centrado en la producción de armamento. La balanza de pagos es el mejor ejemplo de esta situación, de ser muy deficitarias pasó a presentar un superávit de casi seiscientos millones, esto contribuyó al crecimiento de las reservas de oro del Banco de España.

La producción industrial española fue destinada a unos sectores concretos, ligados a lo que necesitaban los países en guerra y por tanto tenía de origen fecha de caducidad. Cuando se acabara el conflicto se acabaría la prosperidad. La falta de visión de los empresarios españoles provocó que esta prosperidad circunstancial no fuera aprovechada adecuadamente. Por un lado los industriales solo pensaron en enriquecerse y por otro no invirtieron en la mejora de sus fábricas ni en maquinaria que les hicieran más competitivos.

Por otro lado, se produjo un efecto perverso. Al aumentar tanto la demanda exterior, los productos de primera necesidad subieron de precio, y la mayor parte de los obreros cayeron en la miseria porque los salarios no subieron al mismo ritmo de incremento de precio de la comida o del carbón. Además también subieron los precios de los alquileres en los pisos de zonas industriales y por lo tanto la situación de los obreros fue difícil. La inflación provocó el enriquecimiento de algunos sectores sociales, pero fue una situación transitoria, el poder adquisitivo medio de las familias se redujo notablemente y la recesión económica posterior afectó a la población más joven.

La demanda de productos minerales creció y en la zona del Cantábrico también aumentó la industria naval. Al retirarse los capitales extranjeros la economía española tuvo que funcionar con sus propios recursos. Se consolidaron las grandes entidades financieras en el País Vasco, también se incrementó el sector textil en Cataluña y en la zona de Valencia aumentó la producción agraria. En Cataluña también se desarrolló la industria química, ya que durante la Primera Guerra Mundial se utilizaron por primera vez las armas químicas.

La Gran Guerra cambió mentalidades y comportamientos y convirtió la ciudad de Barcelona en una ciudad moderna. En pocos años llegaron más de 500.000 inmigrantes y la ciudad pasó a ser el centro del espionaje en España y la extensión de venta de drogas y bebidas alcohólicas, lo que explica que mucha gente se hiciera rica a través de los negocios sucios. La opinión pública que recibía gran cantidad de información, tanto en prensa como en cine, se dividió en germanófilos y aliadófilos. En España la derecha monárquica y católica era partidaria de los germánicos, mientras la izquierda de carácter republicano y socialista era favorable a los aliados. También existió gente que se declaró neutral, mucha de ella eran comunistas contrarios a la guerra porque decían que esta defendía los intereses de los burgueses y no de los trabajadores.

Las Juntas de Defensa

El primer problema que tuvieron que afrontar los gobiernos de la Restauración fue el del ejército. Las reivindicaciones de los militares venían de lejos y estaban relacionadas con los problemas internos del propio ejército. Dentro del ejército había diversos grupos:

  • Los mandos de más alta graduación que rodeaban al monarca como una especie de Corte paralela.
  • Los militares del ejército colonial (conocidos como africanistas) que eran los que obtenían los ascensos más rápido y que recibían la mayor parte del presupuesto del Ministerio de la Guerra.
  • El tercer grupo, el más numeroso, vivía en los cuarteles (conocidos como el ejército de guarnición).

Este último grupo era el que vivía en peores condiciones, y además no se llevaban ni los méritos ni los honores y cobraban los peores salarios. Además, tenían que vivir en las ciudades donde estaban los cuarteles, lo que encarecía su vida y reducía su nivel adquisitivo. No existía nadie que defendiera sus intereses, como los obreros que contaban con los sindicatos. Tampoco tenían prestigio social, porque se lo llevaban los que estaban luchando en las campañas de África.

A partir de 1916, los oficiales de baja graduación del arma de infantería comenzaron a movilizarse. Crearon las primeras juntas en Barcelona que se extendieron por toda España. Redactaron multitud de proclamas y manifiestos, que podían dar la impresión de que los militares estaban dispuestos a dar un golpe de Estado y cambiar la política de gobierno. En sus documentos criticaban, entre otros aspectos, la corrupción, los políticos, la falta de estabilidad en las instituciones y pedían la reacción de la población ante esta situación. El gobierno encarceló a algunos líderes de la protesta. Este hecho radicalizó aún más a los militares. Pero cuando el gobierno quiso reprimir las sublevaciones obreras, los militares, en lugar de ponerse de parte de los obreros se pusieron de parte del gobierno y reprimieron las movilizaciones sociales. Entonces el gobierno hizo una serie de reformas en el Reglamento Militar, introduciendo el escalafón, los ascensos y las retribuciones en función de la antigüedad en el cuerpo.

Ley del Candado y Otros Términos Clave

Cuando el gobierno Maura fue sustituido por el de Canalejas, quien intentó aplicar una última reforma de regeneracionismo con medidas conciliadoras y prohibió el establecimiento de más órdenes religiosas.

  • Ley del Candado: Prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas.
  • Pistolerismo: Conflicto social de la España de Alfonso XIII tras la huelga general de 1917, producido sobre todo en Barcelona, en el que pistoleros tanto de la patronal como de los sindicatos asesinaban a miembros del bando contrario. Fue una de las causas del golpe de Estado de Primo de Rivera.
  • Ley de Fugas: Medida de represión utilizada por las fuerzas de orden público que consistía en disparar por la espalda a un detenido en el supuesto, real o figurado, de que intentara fugarse durante un traslado.

Republicanos, Socialistas y Anarquistas

Los partidos de la oposición se concentraron especialmente en el republicanismo. Los que tomaron más fuerza fueron el Partido Radical, el Partido Reformista y el PSOE. El Partido Radical fue el que obtuvo más beneficios de la conflictividad social que existía en España. Su líder Alejandro Lerroux, era un periodista y político republicano que se adentró en los ambientes obreros practicando una política populista y demagógica.

Se hizo popular mediante los artículos de prensa que publicaba en los periódicos de Madrid donde criticaba los excesos del gobierno con las torturas a los anarquistas. Fue conocido en aquellos momentos con el sobrenombre del Emperador del Paralelo, porque su ámbito de acción era esta zona de la ciudad de Barcelona, donde frecuentaba los locales de espectáculo. Despertó grandes adeptos y también grandes detractores de su política. Fue acusado por sus enemigos de estar a sueldo del gobierno. Con el tiempo se convertiría en presidente del gobierno y tendría que dimitir por un caso de corrupción.

En 1901 hizo una visita a Barcelona y se ganó la confianza de gran parte del proletariado. Ese mismo año obtuvo un acta de diputado por la candidatura republicana de Barcelona, hecho que repitió en diferentes elecciones. En 1908 fundó el Partido Republicano Radical del que fue líder indiscutible durante décadas. La maquinaria de su partido funcionaba de la manera siguiente: grandes mítines y las llamadas “meriendas fraternales” cuya finalidad primordial era buscar adeptos entre los jóvenes y las mujeres. Los primeros se convirtieron en la Juventud Republicana Radical, que actuaban como una milicia urbana, que protegían a los líderes del partido y boicoteaban los actos de los partidos de la oposición. Eran conocidos también como los jóvenes bárbaros. Las segundas llevaban el nombre de damas rojas o damas radicales y se encargaron de difundir las ideas radicales entre las mujeres. Con un discurso demagógico, anticlerical, antimonárquico y anticatalanista, consiguió atraer a muchos votantes durante la primera década del siglo XX.

El Partido Reformista, fue fundado por Melquíades Álvarez en 1912, en intentó ser una alternativa al republicanismo de izquierdas y a los partidos del sistema corrupto de la restauración. Surgió como una continuación del regeneracionismo de Joaquín Costa y como una escisión del Partido Liberal. Álvarez tenía la buena intención de democratizar la monarquía y fue apoyado por numerosos intelectuales de la época como Benito Pérez Galdós, Ortega y Gasset o Manuel Azaña. Álvarez llegaría a convertirse en presidente del Congreso de los Diputados, hasta el golpe de estado del general Primo de Rivera. Sus ideales de una sociedad laica, democrática y republicana nunca se pudieron poner en práctica.

Por lo que se refiere al PSOE, se alió con los republicanos para presentarse a las elecciones. A pesar de todo tuvo que aceptar las tácticas caciquistas para conseguir entrar en el parlamento, dada la escasa fuerza que tenía el socialismo. En cambio la UGT, la fuerza sindicalista creció notablemente especialmente en las zonas rurales, en el País Vasco, en Asturias y en también en Madrid. Una escisión del partido socialista se convertiría en el Partido Comunista de España que se fundó en 1921.

Respecto a los anarquistas, el movimiento obrero que había formado en Cataluña había formado la Organización Solidaridad Obrera, después de la Semana Trágica, se radicalizó. Una rama de este movimiento, partidarios de un socialismo revolucionario, convocó un congreso obrero en Barcelona el año 1910, al cual asistieron asociaciones de toda la península y donde se acordó convertir Solidaridad Obrera en CNT (Confederación Nacional de Trabajadores) de ámbito estatal. Era la primera fuerza sindical de España en competencia con el sindicato socialista UGT. La estrategia de este sindicato, fue el anarcosindicalismo, basado en la huelga general y también a corto plazo en huelgas parciales para conseguir demandas específicas.

La Huelga Revolucionaria de 1917

El tercer frente que se le abrió al gobierno fue el sindicalista. Mucha población que había pasado del campo a la ciudad a trabajar por efectos de la Primera Guerra Mundial, generó la necesidad de afiliarse a alguna entidad que defendiera sus intereses. Es en este momento en el que crece de forma extraordinaria el número de afiliados a la CNT, superando la cifra de 700 mil en todo el estado. Las movilizaciones que desde ese momento iniciaron los sindicatos se convirtieron en verdaderos conflictos sociales y políticos. Ya en 1916, la CNT y la UGT quisieron ponerse de acuerdo para protestar conjuntamente por el encarecimiento del coste de la vida, pero no acabaron de ponerse de acuerdo. Pero en verano de 1917 si se hizo efectivo el acuerdo sindical. La huelga estalló el 13 de agosto y pocos días después ya estaba sofocada. Tuvo especial incidencia en Asturias, País Vasco y Cataluña. Contrariamente a lo que se esperaba el ejército reprimió con dureza las manifestaciones, y en los cinco días de huelga hubo 33 muertos y centenares de heridos.

El Movimiento Obrero: La CNT y el Pistolerismo

En diferentes lugares de España la CNT jugaba un papel preponderante en la organización sindical. En ella coexistían dos tendencias: la anarcosindicalista, partidaria de conseguir mejoras para los trabajadores y que veían la revolución como una oportunidad lejana; y los anarquistas, partidarios de conseguir la revolución violenta, que hiciera desaparecer cualquier tipo de poder establecido. Tras el resultado de la Revolución Rusa, las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y la derrota sindical de 1919, se inició un periodo de gran violencia social. Algunos anarquistas, conocidos como los Solidarios, atentaron contra líderes patronales. Fue asesinado el presidente del gobierno Eduardo Dato en 1922, el gobernador civil de Barcelona y también el arzobispo de Zaragoza y el ex gobernador de Vizcaya. Sin embargo, todo esto respondía a una actuación previa del otro bando, ya que el 19 y el 22 de marzo de 1921 fueron asesinados más de veinte sindicalistas detenidos. El clima de violencia se dio por tanto en ambos bandos. El general Martínez Anido, gobernador militar durante un tiempo, fue nombrado gobernador civil de Barcelona y empezó una verdadera matanza de sindicalistas. Los empresarios que por su lado veían como caía miembros de la patronal, decidieron enfrentarse con las organizaciones sindicales. Empresarios e industriales contrataron pistoleros para que terminaran con los líderes sindicales que les molestaban. Martínez Anido protegió a estos asesinos a sueldo. La culminación del proceso fue la aprobación de la ley de fugas en 1921, mediante la cual la policía y la Guardia Civil podían disparar contra los detenidos si intentaban fugarse. Se trataba de un pretexto para asesinar a muchos obreros y líderes sindicales, dejando a las fuerzas del orden mano libre para actuar con impunidad. Así empezó un rosario de crímenes hacia dirigentes sindicalistas, entre ellos Salvador Seguí.

El Golpe de Estado de Primo de Rivera

En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, daba un golpe de estado y suspendía el régimen constitucional. El apoyo de Alfonso XIII al golpe le pasaría factura posteriormente. ¿Cómo se había llegado a una situación donde de nuevo el ejército irrumpía en la vida política española recordando los pronunciamientos del siglo XIX?

La situación del país era tensa y la conflictividad social muy alta. Los atentados y los crímenes se repartían por todo el territorio peninsular. Se había terminado la euforia de la Primera Guerra Mundial y mientras otros países empezaban los felices años 20, en España empezaba un periodo de regresión económica que los partidos dinásticos eran incapaces de solucionar. Además el catalanismo seguía creciendo para muchos separatistas, en el aire flotaba el desastre de Annual, y el desprestigio del rey eran motivo más que suficientes para un levantamiento militar. Según palabras del propio dictador, él quería restablecer el orden público, solucionar el problema de Marruecos, y terminar con los defectos del sistema político. Primo de Rivera contó con el apoyo del rey, del ejército, de la burguesía y de la Iglesia. El dictador fue proclamado presidente del gobierno y formó un gobierno donde solo había generales, era el llamado Directorio Militar, formado exclusivamente por militares. Ante el golpe de estado reaccionaron los republicanos, los comunistas, los socialistas y los anarquistas, pero sin ninguna repercusión. Primero por la represión a la que se vieron sometidos y segundo por la censura. La mayor parte de la población aceptó la nueva situación ya que veía en el dictador la solución a los problemas que sufría el país.

La Caída de Primo de Rivera

Las causas del final de la dictadura son diversas. Tras pacificar Marruecos y restablecer el orden, el trabajo del Directorio se veía cada vez más forzado y esta situación se agravó por un conjunto de elementos.

  • En primer lugar, la desunión del ejército, máximo apoyo del dictador, especialmente del cuerpo de artillería, que llegó a ser disuelto por Primo de Rivera.
  • A todo esto hay que sumar las tensiones políticas y económicas. En política, todos los partidos, sindicatos, estudiantes e intelectuales formaron un bloque contra la política dictatorial. Las primeras consecuencias provocadas por la crisis internacional (crack de 1929), la fuga de capitales y el déficit en la balanza de pagos que debilitaron al régimen. Además no existía un partido de masas capaz de apoyar al dictador y la opinión pública empezó a estar en desacuerdo con la política que se llevaba a cabo. Comenzó a identificarse monarquía y dictadura y entonces el rey retiró su confianza al dictador.

Sin ninguna fuerza, ni si quiera la del ejército Primo de Rivera se vio obligado a dimitir el 28 de enero de 1930. Empezará la ‘Dictablanda’ del general Berenguer.

Annual

En la zona accidentada del Rif, las tropas españolas tenían graves problemas para avanzar. Esta campaña resultó un gran esfuerzo humano y económico, y se reformó el ejército creando en 1920 la Legión Extranjera del Tercio. En esta expansión los españoles se toparon con la cabila de Ben Uriagel, liderado por Abd-el-Krim, un antiguo colaborador de la administración española, que era cadí de Melilla, que se sublevó y declaró la guerra santa contra españoles y franceses. El general español Fernández Silvestre, consideró fácil la ocupación del Rif y se adentró en el territorio sin asegurar la retaguardia. De pronto los marroquíes atacaron a las tropas españolas, el 21 de julio de 1921, y estas se vieron rodeadas y posteriormente aniquiladas, con un total de más de doce mil soldados muertos, según fuentes oficiales. Estos hechos tuvieron lugar en Annual y pusieron en manifiesto la incompetencia de los mandos del ejército y la intervención de civiles* sobre las órdenes militares y las decisiones importantes. Abd-el-Krim se proclamó emir del Rif y se incautó de gran parte de material bélico español. La crisis avivó el recuerdo del desastre del 98, el gobierno dimitió y se estableció una comisión para esclarecer las responsabilidades del llamado desastre de Annual, que recibió el nombre de Expediente Picasso por el general encargado de realizar el seguimiento, y que establecía la responsabilidad del ejército y del gobierno en los hechos, pero como podía incluir al rey fue silenciado.

*Podían haber sido la causa de la temeridad con que se había llevado a cabo la operación. En parte se explica por algunos militares ambiciosos que querían conseguir subir en el escalafón a toda costa.

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