La Oposición al Gobierno
Tras la proclamación de la República, la derecha tradicional quedó desorganizada en los primeros meses del nuevo régimen. La oposición conservadora se vio restringida a las Asociaciones Patronales, como la Unión Económica Nacional, y al Partido Radical de Lerroux. Este grupo de centro-derecha lideró la oposición al gobierno en las Cortes.
Por otro lado, la izquierda revolucionaria no dio tregua al nuevo gobierno. La Confederación Nacional del Trabajo (CNT), con más de un millón de afiliados, siguió la línea extremista marcada por los militantes de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El minoritario Partido Comunista de España (PCE) también se hallaba instalado en una línea radical, defendida en aquel momento por la Komintern y Stalin.
Las Tensiones Sociales y Políticas
La crisis económica, la línea radical propiciada por la CNT y la negativa de la patronal a las reformas llevaron a un marco de fuertes tensiones sociales. Los enfrentamientos entre huelguistas y la Guardia Civil fueron frecuentes y a menudo violentos (Castilblanco, Arnedo, Baix Llobregat). El debate en Cortes del Estatuto de Cataluña y la Ley de Reforma Agraria provocó una oposición cerrada en las fuerzas de derecha. Nuevamente, las fuerzas conservadoras recurrieron al tradicional método de la insurrección militar. El general Sanjurjo intentó un golpe de estado militar en Sevilla en agosto de 1932. La «Sanjurjada», mal preparada y con desigual apoyo en el ejército, fracasó. La reacción de las fuerzas que apoyaban al gobierno fue inmediata. Las Cortes aprobaron la Ley de Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía de Cataluña. En este territorio, la Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Francesc Macià, triunfó en las primeras elecciones autonómicas. Pese al fracaso de Sanjurjo, el gobierno republicano-socialista daba muestras de claro desgaste. En ese contexto, se produjeron los graves incidentes de Casas Viejas, en los que la Guardia de Asalto sitió y mató a un grupo de campesinos anarquistas. El escándalo consiguiente llevó al gobierno a la decisión de convocar nuevas elecciones en noviembre de 1933. Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado. Tres nuevos grupos se presentaron a los comicios:
- La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), dirigida por Gil Robles, grupo mayoritario auspiciado por la Iglesia Católica.
- Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, en la que se agruparon los monárquicos.
- Falange Española, la versión española del fascismo, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.
Mientras, la izquierda se presentó fragmentada en múltiples grupos y los anarquistas llamaron a la abstención. Las elecciones dieron la victoria a los grupos conservadores: Partido Republicano Radical y la CEDA. El triunfo conservador fue contestado por una insurrección anarquista que resultó en más de cien muertos.
La Vida Cultural de la Segunda República
Los intelectuales tuvieron un protagonismo especial durante la Segunda República. Muchos de los dirigentes republicanos y socialistas, como Manuel Azaña, Fernando de los Ríos o Julián Besteiro, pertenecieron al mundo de la cultura. Otros, como Ortega y Gasset, Antonio Machado o Gregorio Marañón, apoyaron expresamente al nuevo régimen agrupándose en la Agrupación al Servicio de la República. El apoyo unánime se fue resquebrajando con el paso del tiempo. A partir de 1932, algunos intelectuales, como Ortega o Unamuno, adoptaron una posición crítica con el Gobierno republicano-socialista. La mayoría, sin embargo, apoyó la política reformista del gobierno de Azaña y colaboró en la acción de extensión cultural del Gobierno republicano-socialista. Algunas compañías teatrales, integradas por actores profesionales y estudiantes, visitaron pueblos apartados del país llevando las principales obras del repertorio teatral español. La más conocida de ellas fue La Barraca, un proyecto personal del poeta García Lorca. Las Misiones Pedagógicas tuvieron un objetivo similar, la difusión de la cultura entre una población mayoritariamente analfabeta: bibliotecas ambulantes, conferencias, charlas, recitales de poesía, proyecciones de películas, exposiciones con reproducciones de obras del Museo del Prado… La generación del 27 pasó al primer plano durante el periodo republicano. El grupo de poetas fue excepcional. Basta simplemente con mencionar a sus integrantes: Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Miguel Hernández y García Lorca. Ramón J. Sénder fue el más destacado novelista.