El Legado de Carlos V y Felipe II: Conflictos y Expansión del Imperio Hispánico

El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos – Comunidades y Germanías

Carlos V, hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, heredó un vasto imperio. De Maximiliano I de Habsburgo, su abuelo paterno, recibió los territorios patrimoniales de Austria en el Sacro Imperio Romano Germánico. De María de Borgoña, su abuela paterna, los Países Bajos y el Franco Condado. De Fernando de Aragón, su abuelo materno, la Corona de Aragón con Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Y de Isabel la Católica, su abuela materna, la Corona de Castilla, el reino de Navarra y los territorios americanos. Además, Carlos V obtuvo el Milanesado y el reino de Hungría.

Durante los primeros años de su reinado, surgieron dos conflictos internos significativos:

La Revuelta de las Comunidades en Castilla

Tras ser nombrado emperador en 1519, la designación de extranjeros en altos cargos, la aparente desatención de Castilla por sus intereses europeos, el ataque a la independencia de las Cortes Castellanas y el aumento de impuestos provocaron el levantamiento de las principales ciudades castellanas en 1520. Estas formaron comunas integradas por artesanos, comerciantes, baja nobleza y clero. Aunque careció de cohesión y un propósito claro, la revuelta expresó un profundo descontento. La alta nobleza inicialmente se mantuvo al margen, pero la radicalización del conflicto, con los campesinos rebelándose contra los señores, llevó a la nobleza a unirse al rey. Los comuneros fueron derrotados en Villalar en 1521 y sus líderes (Padilla, Bravo y Maldonado) ejecutados.

La Revuelta de las Germanías

Paralelamente, en Valencia, se produjo la revuelta de las Germanías, milicias urbanas que defendían las ciudades de los piratas berberiscos. A diferencia de Castilla, fue un conflicto social desde el inicio, enfrentando a burgueses y artesanos contra la nobleza, que contó con el apoyo monárquico. Al igual que en Castilla, la alianza entre monarquía y nobleza se consolidó en detrimento de la burguesía.

La Monarquía Hispánica de Felipe II: La Unidad Ibérica

Felipe II, hijo de Carlos V e Isabel de Portugal, nació en Valladolid en 1527. Ascendió al trono español tras la abdicación de su padre en 1556 y falleció en 1598. Carlos V, buscando evitar los conflictos religiosos alemanes, cedió a su hermano las posesiones austriacas y los derechos al trono imperial. Felipe II heredó el resto de los territorios, incluyendo el imperio portugués tras la muerte del rey de Portugal en 1580, alcanzando así la máxima extensión de la monarquía hispánica.

Su política interna se caracterizó por el absolutismo y la intolerancia religiosa:

  • Absolutismo: Felipe II gobernó mediante consejos (Estado, Castilla, Aragón, etc.) y secretarios reales, como Antonio Pérez. Centralizó el poder y estableció la capital en Madrid en 1561. Sin embargo, enfrentó frecuentes bancarrotas y problemas económicos.
  • Intolerancia religiosa: La Inquisición se consolidó como herramienta de represión, en un contexto de crisis religiosa donde la disidencia se manifestaba a través de la crítica religiosa.

Dos problemas internos destacaron durante su reinado:

  • La muerte del príncipe Carlos en 1568, tras ser arrestado por supuesta conspiración contra su padre.
  • La sublevación morisca en las Alpujarras, que buscaba restaurar un reino musulmán, sofocada por Don Juan de Austria.

En política exterior, Felipe II mantuvo los objetivos de Carlos V:

  • Hegemonía en Europa y lucha contra Francia.
  • Defensa de la ortodoxia católica.
  • Lucha contra los turcos en el Mediterráneo.

Los principales conflictos fueron:

  • La sublevación de los Países Bajos: La represión del calvinismo en las provincias del norte provocó una rebelión que culminó en la independencia de las Provincias Unidas.
  • La lucha contra los turcos: La victoria en Lepanto (1571) frenó el avance turco, pero no la piratería.
  • La guerra contra Inglaterra: El apoyo inglés a los rebeldes holandeses y la piratería contra el comercio español llevaron a Felipe II a intentar la invasión con la Armada Invencible, que fracasó.

La Unidad Ibérica

Portugal, en el siglo XVI, se había consolidado como un estado moderno con un vasto imperio colonial. La muerte del rey Sebastián en Alcazarquivir y la del cardenal Enrique dejaron a Felipe II, hijo de Isabel de Portugal, como principal candidato al trono. Aunque las cortes portuguesas no lo reconocieron inicialmente, Felipe II invadió Portugal en 1580 con el apoyo del Duque de Alba y la flota del Marqués de Santa Cruz. En 1581, las cortes de Tomar lo proclamaron rey.

Felipe II intentó integrar Portugal en la monarquía hispánica, promoviendo la expansión ultramarina y la evangelización. Sin embargo, la unión, basada en la fuerza, solo duró hasta 1640.

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