Hispania Romana
En el año 218 a.C., los romanos desembarcaron en la antigua colonia griega de Ampurias durante la Segunda Guerra Púnica. Los romanos acabaron controlando la franja costera levantina y los valles del Ebro y Guadalquivir.
Conquista y Organización Territorial
Durante el siglo II a.C., los romanos avanzaron en el dominio de la Península, a pesar de la dura oposición de pueblos como los lusitanos (liderados por Viriato) y los celtíberos. Estos resistieron hasta la toma de Numancia en el 133 a.C. Roma dividió el territorio en dos provincias gobernadas por pretores: Ulterior (con capital en Corduba) y Citerior (con capital en Tarraco). La conquista culminó con la victoria de Augusto en el norte, en las Guerras Astur-Cántabras (29-19 a.C.).
Alto y Bajo Imperio
Durante el Alto Imperio (siglos I a.C. – II d.C.), la provincia Citerior se dividió en Tarraconense (capital Tarraco) y Lusitania (capital Emérita Augusta), mientras que la Ulterior pasó a llamarse Bética (capital Corduba). En el Bajo Imperio (siglos III – V d.C.), Hispania se organizó en siete provincias: Tarraconense, Gallaecia, Cartaginense, Lusitania, Bética, Balearica y Mauritania Tingitana.
Romanización
La conquista y organización fueron posibles gracias al proceso de romanización, donde la población peninsular adoptó progresivamente las formas culturales y políticas romanas (latín, religión, calzadas, ciudades, organización administrativa, derecho romano). Este proceso fue heterogéneo, con mayor arraigo en el litoral mediterráneo y el sur que en el interior y norte. Las ciudades fueron clave para el control político y económico, y se clasificaron en:
- Colonias de nueva creación (ej. Emérita Augusta).
- Ciudades federadas (ej. Tarraco, Cartago Nova).
- Ciudades indígenas romanizadas (ej. Segóbriga).
El éxito de la romanización se evidencia en el número de emperadores, filósofos y literatos hispanos, así como en obras civiles como el Teatro de Mérida y el Acueducto de Segovia.
Sociedad y Economía
Durante la República y el Alto Imperio, se implantó un modelo social esclavista y jerarquizado. Predominaban los colonos romanos y las élites indígenas romanizadas. La ciudadanía se extendió a los habitantes de la Península bajo emperadores como Vespasiano y Caracalla. Tras la crisis del siglo III y el Bajo Imperio, la decadencia de las ciudades y la ruralización dieron poder a los grandes propietarios (villas), preludiando el feudalismo.
Roma explotó los recursos económicos de la Península, especialmente los mineros (plata, oro, cobre, plomo, mercurio). La producción agrícola aumentó con la exportación de la trilogía mediterránea (vino, aceite y trigo). Tras la crisis del siglo III, el comercio mediterráneo decayó y las villas cedieron paso a explotaciones en colonato.
Religión
Los romanos toleraron los cultos indígenas, pero desde el siglo II, religiones del Mediterráneo oriental, como el cristianismo, llegaron a las ciudades. El Edicto de Milán (313) de Constantino cesó la persecución del cristianismo, y Teodosio (380) lo convirtió en religión oficial. La Iglesia Hispánica se consolidó con obispados en Emérita, Lucus y Tarraco.
La Monarquía Visigoda
En el siglo III, el Imperio Romano sufrió una crisis y se dividió. En el siglo V (409), suevos, vándalos y alanos entraron en la Península Ibérica. Los romanos pactaron con los visigodos (415) para expulsarlos. Los visigodos fundaron el Reino de Tolosa (416-507) en el sur de las Galias, pero fueron vencidos por los francos y se trasladaron al sur.
Reino Visigodo de Toledo
En el 507, fundaron el Reino Visigodo de Toledo, que duró hasta el 711. Unificaron el territorio y establecieron una monarquía hereditaria basada en el derecho romano y germánico. Los monarcas se apoyaron en los Concilios y el Aula Regia. Recaredo se convirtió al catolicismo, logrando el apoyo de la Iglesia. La sociedad mantuvo la organización romana, pero surgieron la nobleza y los vínculos de dependencia personal.
Decadencia y Caída
El reino enfrentó problemas como la explotación de la aristocracia y la crisis económica. Finalmente, Akila pidió ayuda a los musulmanes del norte de África, liderados por Tariq y Musa. En el 711, derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete, y entre el 711 y el 714, el Reino Visigodo desapareció.