Transformaciones Borbónicas en España: Siglo XVIII

El Descubrimiento de América y los Avances Científicos del Siglo XVI

Otra vía de expansión de territorios para los Reyes Católicos fue la que se dirigía hacia el Atlántico. El primer paso fue la conquista de las islas Canarias, que se completó en 1496 tras una dura lucha contra los guanches. El archipiélago sirvió de escala en la ruta hacia América.

El inicio de la expansión geográfica que condujo a los grandes descubrimientos geográficos del siglo XV tuvo varias causas, entre ellas: los avances técnicos del siglo XV en materia de navegación (brújula, astrolabio, portulanos, naos, carabelas…) proporcionaron los medios necesarios para satisfacer la necesidad de buscar nuevas rutas hacia la denominada “tierra de las especias” (India y sureste de Asia), después de que la ruta tradicional, por el Mediterráneo oriental y a través de Asia, quedara interrumpida por la presencia del Imperio Turco. Estas circunstancias llevaron a Portugal y a Castilla a explorar dos posibles rutas hacia la India.

Los portugueses pretendían llegar a la zona productora de las especias, circunnavegando el continente africano y desarrollaron sus exploraciones siguiendo esta ruta, por la que fueron avanzando de forma progresiva. Colón, por su parte, concibió un proyecto basado en la idea de la esfericidad de la Tierra para llegar a la India navegando hacia el oeste. Presentó primero este proyecto a Portugal, pero fue rechazado. Posteriormente, se lo presentó a los Reyes Católicos y estos, aunque al principio también lo rechazaron, finalmente Isabel lo aceptó y le proporcionó los medios para el viaje. El acuerdo entre Colón y los Reyes, las Capitulaciones de Santa Fe (1492), establecían los cargos y beneficios que obtendría el navegante de los descubrimientos de la nueva ruta.


Los Viajes Colombinos

El 3 de agosto de 1492, Colón y sus hombres partieron del puerto de Palos (Huelva). El 12 de octubre de 1492 llegaron a la isla de Guanahaní (San Salvador). A continuación, descubrió Cuba (Juana) y Haití (La Española), y regresó a España. Después, realizó otros tres viajes en los que exploró varias islas y las costas de América Central. Aun así, Colón murió en 1506, convencido de haber llegado a la India. De este modo, los Reyes Católicos se preocuparon de obtener los derechos de conquista y evangelización sobre las nuevas tierras mediante la bula Inter caetera, concedida por el papa Alejandro VI. Inmediatamente surgieron las protestas de Portugal, que también reclamaba sus derechos. Finalmente, con la mediación del Papa, se firmó el Tratado de Tordesillas (1494). En él se establecía un meridiano, 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde. El territorio al este de dicho meridiano correspondía a Portugal y el oeste a Castilla. De este modo, Brasil quedó dentro del área portuguesa.

No fue hasta 1499 cuando Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, que exploraron Venezuela y Brasil, concluyeron que Colón había llegado a un nuevo continente. Además, en 1513, Vasco Núñez de Balboa descubrió el istmo de Panamá y el océano Pacífico. Por consiguiente, las teorías de la esfericidad de la Tierra de Colón no eran erróneas: en 1519, una expedición comandada por Fernando de Magallanes partió desde Sevilla y regresó en 1522 dirigida por Juan Sebastián Elcano (Magallanes había fallecido en el trayecto) después de dar la primera vuelta al mundo.


Conquista, Gobierno y Administración de América Siglos XVI-XVIII

1. Las Fases de Conquista

El proceso de conquista de América, siglos XVI al XVIII, por los españoles se desarrolló en tres etapas:

1. Conquistas antillanas, 1502-1519: Comenzaron con el sometimiento de La Española y continuaron por Cuba y el resto de las Antillas. Más tarde, los españoles se adentraron en el continente buscando recursos y esclavos. Se fundó la ciudad de Panamá.

2. Conquistas continentales, 1519-1549: Destacaron las conquistas del Imperio azteca de México, 1519-1521, por Hernán Cortés, y la del Imperio incaico del Perú, 1531-1535, por Francisco Pizarro. Ambas sirvieron de modelo para sucesivas conquistas.

3. Conquistas interiores, 1550-siglo XVIII: En este periodo se completó la conquista de América: Nuevo México, Florida, Texas, California, la cuenca del río Orinoco y el interior de Argentina. Desde México se exploró el Pacífico y las islas Filipinas, llamadas así porque eran ‘del rey Felipe’, conquistadas entre 1565 y 1571 por López de Legazpi, quien fundó Manila.

En las conquistas continentales se sometieron grandes imperios con una población numerosa, generalmente dócil y sedentaria, que fue empleada como mano de obra para explotar las tierras y las minas de plata como las de Zacatecas en México. México y Perú fueron los dos núcleos principales de dominio español en América. En la conquista colaboraron importantes contingentes de indígenas; el factor sorpresa fue decisivo. Los españoles eran aventureros, expertos en emboscadas; los indígenas, a veces, los veneraban como dioses.

Así, pudo capturarse con facilidad a los emperadores Moctezuma y Atahualpa. La superioridad tecnológica de los conquistadores también facilitó el proceso, ya que los indígenas no conocían la rueda, el hierro ni la pólvora. Hubo muchos exploradores ambiciosos buscando explotar sus propias tierras sin someterse a las autoridades establecidas, lo que provocó enfrentamientos entre los propios conquistadores.


2. El Impacto de América en la Monarquía Hispánica

Tras la conquista de los nuevos territorios, se inició el comercio con América, desde donde llegaban a la península Ibérica metales preciosos y productos agrícolas. Las grandes cantidades de oro y plata no solo permitieron sostener los gastos de la Corona española, especialmente los militares, sino que revolucionaron los precios, perjudicando a la economía peninsular. También llegaron nuevos cultivos desconocidos como la patata, el cacao, el tabaco, el tomate o el maíz. América, a su vez, importó cultivos europeos (caña de azúcar, vid, olivo), ganado (caballos, vacas, ovejas) y manufacturas industriales, así como esclavos africanos.

El comercio estuvo controlado en régimen de monopolio por la Corona y por Castilla a través de la Casa de Contratación de Sevilla (instituida en 1503), gestionada por genoveses, que otorgaba a la Corona un porcentaje de las transacciones, el conocido tributo de Indias.

En 1561, el modelo fue completado por el sistema de flotas, mediante el que se intercambiaban productos peninsulares por metales preciosos y todo tipo de materias provenientes de América. También llegaron a América emigrantes españoles, en su mayoría (hasta el siglo XVIII) andaluces. Se procuraba impedir que minorías religiosas o étnicas poblaran las Indias. Por último, el descubrimiento y la conquista de América cambiaron la concepción del mundo y los valores culturales en España y en Europa.


3. Gobierno y Administración de América

Pese al comercio y los metales, la mayor riqueza de las Indias la constituían los nativos. Para controlarlos se
organizó, en un principio, la Administración americana. La mano de obra se asignó primero de forma
espontánea (repartimientos). A partir de las Leyes de Burgos (1512) se estableció el sistema de
encomiendas, es decir, se asignaba un grupo de indígenas a un encomendero, quien, a cambio de su trabajo
y del pago de tributos, se comprometía a alimentarlos, cristianizarlos y respetarlos. Este sistema,
prácticamente feudal, convirtió a los colonos en señores de los indios

. A la encomienda siguió el
reclutamiento forzado de mano de obra por el cual se obligaba a los indios a trabajar por un tiempo y una
cantidad estipulados en obras, caminos, edificios y minas, El reclutamiento se llamó en México régimen de
tandas y en Perú mita.

La monarquía organizó la Administración de América inspirándose en las leyes e instituciones castellanas.
El control de los dominios americanos se realizaba desde Catilla en la Casa de Contratación y el Consejo de
Indias (creado en 1524). Este último era un órgano consultivo del monarca con jurisdicción sobre los
asuntos de América. Las instituciones más importantes fueron los virreinatos, que hasta el siglo XVIII eran
dos: (1) Nueva España, que abarcaba los territorios al norte de Panamá y (2) Perú, que comprendía todos

los localizados al sur. Por debajo de ellos estaban las gobernaciones y capitanías generales (similares a las
provincias), los corregidores, que presidían los cabildos o ayuntamientos, y las audiencias o tribunales de
justicia, que, además, ejercían funciones gubernativas.


4. LA ESTRUCTURA SOCIAL DEL NUEVO MUNDO

La presencia de europeos en América provocó un inmediato impacto sobre la población indígena, que
experimentó una acusada mortandad originada tanto por las matanzas perpetradas por los conquistadores
como por la propagación de epidemias y enfermedades desconocidas para los indígenas.


Algunos religiosos, como Francisco de Vitoria o Bartolomé de las Casas denunciaron estos excesos, así
como las duras condiciones de trabajo impuestas por la mita o las encomiendas. Finalmente, en 1542 se
aprobaron las Leyes Nuevas, por las que los indígenas fueron considerados como súbditos de la Corona, si
bien el maltrato y la explotación no terminaron.

La estructura social se organizó con un sistema piramidal, en la que la cúspide estaba ocupada por los
peninsulares, que desempeñaban los principales cargos políticos. Por debajo se situaban los criollos,
descendientes de los primeros y que fueron discriminados para el ejercicio de ciertos cargos por no haber
nacido en la Península. El siguiente nivel estaba formado por mestizos, cuya posición social dependía del
grado de mezcla que poseyeran, y por debajo estaban los indios.


TEMA 8. EL REFORMISMO BORBÓNICO EN EL SIGLO XVIII


LA CUESTIÓN SUCESORIA Y LA GUERRA DE SUCESIÓN

Carlos II de Austria falleció sin descendencia, estallando consigo la Guerra de Sucesión
española (1701-1714). La Guerra de Sucesión (1701-1714) tuvo un carácter internacional
y nacional. A nivel internacional, de un lado, se enfrentó la Gran Alianza de la Haya
(Inglaterra, Holanda, Austria, Prusia, Portugal) contra Francia y España.

En España la cuestión
sucesoria produjo una división, que derivó en una guerra civil, entre Castilla, partidaria de
Felipe de Anjou, futuro Felipe V, y Aragón, y especialmente Cataluña, que apoyaron al
Archiduque Carlos. Los motivos de este apoyo eran el temor a que Felipe V implantara una
política absolutista y centralista, siguiendo el modelo francés, que acabara con la pervivencia
de sus instituciones y fueros propios.La paz se firmó en los Tratados de Utrecht y Rastadt (1713-1714) por la que Felipe V era
reconocido por las potencias europeas como Rey de España, pero España perdía las posesiones
que aún conservaba en Europa: Austria quedó con el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña.Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca (que había ocupado en el transcurso de la guerra) y una
serie de concesiones en el comercio con América. Mientras, en España, Felipe V controló la
mayoría del territorio pero tuvo que enfrentarse a los territorios aragoneses. La victoria en
batallas como la Almansa (1707), permitió al rey apoderarse de Aragón y Valencia. La mayor
resistencia se produjo en Barcelona, la cual no fue tomada hasta 1714.


REFORMISMO BORBÓNICO:
1.1. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA Y LA GESTIÓN POLÍTICA DE FELIPE V

La llegada de Felipe V al trono de España (1700-1746) supuso la implantación de una
monarquía absoluta de derecho divino, sin limitaciones y centralizada imitando el modelo
francés. Con estas ideas promulgó los Decretos de Nueva Planta mediante los cuales, se
derogaron las instituciones que los territorios aragoneses conservaban desde la Edad Media,
así como los sistemas fiscales y monetarios propios y las aduanas interiores.

A partir de su
aplicación la organización político administrativa de estos territorios seguirá el modelo
castellano e incluso se impone el uso del castellano como lengua oficial. Navarra y las
provincias vascas sí conservaron sus instituciones y fueros como recompensa a su fidelidad a

la causa de Felipe V. Una vez implantado este nuevo se hizo necesaria la creación de las figuras
de los Secretarios, nombrados por el rey (Secretarías de Estado, Justicia, Guerra, Marina e
Indias). Además, se eliminaron los virreinatos y se crearon demarcaciones provinciales
dirigidas por un capitán general que ejercía como gobernador y se nombraron intendentes.
Las Cortes quedaron reducidas a las de Castilla y perdieron bastante influencia.


1.2. LA GESTIÓN POLÍTICA DE FERNANDO VI

Durante el reinado de Fernando VI (1746-1759), un personaje clave en esta política de
reformas fue el Marqués de la Ensenada. Su proyecto más importante fue la realización del
Catastro de Ensenada, con el objetivo de establecer una única contribución en la que todos
los ciudadanos pagaran impuestos en función de su riqueza. Sin embargo, la resistencia de los
estamentos privilegiados hizo fracasar el proyecto. Por último, hay que mencionar los
esfuerzos para reorganizar y modernizar el Ejército y la Armada, incrementando el
presupuesto y la capacidad de los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena y La Habana.
Respecto a las relaciones con la Iglesia, destaca el Concordato de 1753 por el que el Papa
Benedicto XIV obtuvo el derecho de Patronato Universal, lo que permitió que la Corona
española obtuviera importantes beneficios de la Iglesia, así como gran control sobre el clero.
En el ámbito cultural destaca la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando en 1752 a fin de incentivar las bellas artes, especialmente la arquitectura.
Finalmente, es destacable su intento de expulsión de los gitanos, separando a hombres,
mujeres y niños destinándolos a trabajos forzosos bajo las ideas de progreso y rentabilidad
para la Corona propias del pensamiento ilustrado.


1.3. CARLOS III Y EL DESPOTISMO ILUSTRADO

Tras el fallecimiento de Fernando VI, Carlos III (1759-1788), primogénito de Felipe V, accedió
al trono en 1759 siguiendo las ideas ilustradas del momento bajo el amparo del despotismo
ilustrado (“todo para el pueblo pero sin él). Bajo la idea del progreso económico y social
como base de la felicidad, surge una generación de ilustrados reformistas como Jovellanos,
el conde de Floridablanca o el conde de Aranda entre otros, que coincidían en la necesidad de
abordar reformas que fomentasen el progreso económico y la mejora de la educación. Carlos
III fue un convencido monarca defensor de ellas, siempre y cuando estas no fueran una

amenaza para el poder absoluto del rey y privilegios de nobleza y clero. El despotismo
ilustrado de Carlos III presenta en su conjunto un balance positivo. No obstante, al iniciar su
reinado Carlos III nombró al ministro italiano, el marqués de Esquilache, quien puso en marcha
un programa de reformas que suscitó una fuerte oposición dando lugar al estallido del motín
de Esquilache (1766) en Madrid.
Una de las consecuencias del motín fue la expulsión de los jesuitas (1767) a los que se
acusaba de instigar la revuelta. Esta medida se encuadra dentro de la política regalista, propia
del absolutismo, que defiende la intervención y supremacía del poder político en asuntos
eclesiásticos.
A partir de 1766 Carlos III dio un giro a su orientación política y, aunque prosiguió las
reformas, estas tuvieron un carácter más moderado. Para ponerlas en marcha contó con una
serie de colaboradores y ministros españoles, primero el Conde de Aranda y tras él, el
Conde de Floridablanca, así como otros ilustrados que ocuparon diversos cargos:
Campomanes o Jovellanos entre otros, así por ejemplo se declararon honestas todas las
profesiones, y se llevó a cabo una reforma de la educación fundándose escuelas de artes y
oficios. También tuvieron un papel importante las Sociedades Económicas de Amigos del
País, asociaciones creadas con el objetivo de analizar la situación económica de los distintos
territorios y fomentar la modernización de la agricultura, el comercio y la industria,
basándose en las ideas ilustradas, así como la creación en 1782 del Banco Nacional de San
Carlos bajo la dirección de Cabarrús.
Las reformas emprendidas afectaron a diferentes ámbitos:


(1) Agricultura: el principal obstáculo para el desarrollo agrario era el predominio de la
propiedad amortizada y señorial que hacía que las mejores tierras permanecieran fuera del
mercado. Se realizaron varios informes como el
“Informe sobre la Ley Agraria» de Jovellanos, pero sin éxito. Sí que se aplicaron otra serie
de medidas reformistas como por ejemplo: la limitación de los privilegios de la Mesta, el
fomento del regadío y la liberalización del comercio de cereales. A propuesta de Olavide
se impulsó la repoblación de áreas despobladas como Sierra Morena con el fin de fomentar
la agricultura y la industria en una zona despoblada. Con este tipo de medidas se lograron
algunas mejoras, pero no de forma homogénea en todo el Reino.

(2) Comercio: Se acometieron obras públicas como la construcción de la red radial de
carreteras, para comunicar Madrid con la periferia y la mejora de puertos. También se

suprimieron aduanas interiores. Estas medidas propiciaron un cierto desarrollo del comercio
interior. Pero las medidas más importantes fueron las referidas al comercio con América, con
el que se mantenía el sistema de monopolio trasladando la Casa de Contratación desde
Sevilla a Cádiz. Además en 1778 se decretó la libertad de todos los puertos españoles para
comerciar con América lo que puso el final definitivo de la Casa de Contratación.(3) Artesanía y manufacturas: Se adoptaron medidas mercantilistas como la creación
de manufacturas reales conocidas también como Reales Fábricas. Con su implantación se
pretendía establecer sistemas que permitieran superar las limitaciones impuestas por los
gremios y aumentar la producción. La escasa rentabilidad de estas fábricas hizo que la política
manufacturera se orientase a favorecer el establecimiento de talleres privados, así como la
supresión de las aduanas interiores, lo que amplió el mercado interior, la disponibilidad de
materia prima procedente de América, y sobre todo la apertura de los mercados americanos
a los productos catalanes.(4). Educación: La expulsión de los jesuitas propició llevar a cabo varias reformas en el ámbito
de la educación dado que se aprovecharon las propiedades de los jesuitas para crear nuevos
centros de enseñanza, centrándose especialmente en las enseñanzas científicas, así como en
las mejores de las universidades y enseñanzas medias como fue el caso de los Reales Estudios
de San Isidro (1770) o la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.


1.4. LOS PACTOS DE FAMILIA

Finalmente, la llegada de la dinastía borbónica supuso la pérdida de los últimos territorios
que España aún conservaba en Europa. El signo de la política exterior cambió debido al
origen francés de la nueva dinastía. A partir de 1733 se firmaron una serie de alianzas con
Francia conocidas como Pactos de Familia. Hubo tres (1733, 1743 y 1761) en los que ambos
países se unieron contra el que consideraban enemigo común: Inglaterra, sobre todo por su
expansión colonial. El hecho más notable de la política exterior tuvo lugar ya en el reinado de
Carlos III con la participación de España en la Guerra a favor de la Independencia de
Estados Unidos contra Inglaterra, previamente ya se había intervenido en la lucha contra
Inglaterra en la Guerra de los Siete Años. Esto permitió la recuperación de Menorca, pero no
Gibraltar. En América, se aplicaron reformas administrativas como la creación de
virreinatos como el de Nueva Granada y Río de la Plata, así como las capitanías generales,
las audiencias y la figura del intendente. La economía americana tuvo como principal objetivo

la explotación de recursos mineros como la plata, así como la mejora en las plantaciones
agropecuarias mediante el impulso del mercado esclavista de africanos hacia América. Dichas
reformas dieron pie a la creación de un nuevo grupo social: la burguesía criolla.

Con estas políticas reformistas llevadas a cabo, el reinado de los primeros Borbones supone la
implantación de la monarquía absoluta en España a la vez que se impone un modelo de
administración centralizada, acabando con la disparidad de reinos e instituciones. A pesar
de esto, a lo largo del siglo XVIII, se produjeron una serie de cambios importantes que
abrieron las puertas para que en el siglo XIX se iniciase en España la complicada
implantación del régimen liberal.

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