Transformaciones Económicas y Sociales en España del Siglo XIX
1. Desamortizaciones y Agricultura
La economía feudal estamental española evolucionó hacia una sociedad de clases durante el siglo XIX. A pesar del crecimiento económico, campesinos y trabajadores industriales seguían siendo los más pobres. Las leyes desamortizadoras, tanto civiles como eclesiásticas (Mendizábal, Madoz), la abolición de los señoríos jurisdiccionales y la supresión del diezmo transformaron el campo español. La desamortización, especialmente durante la regencia de María Cristina, buscó recursos para combatir el carlismo, afectando primero al clero regular y luego al secular. Esto permitió saldar deuda pública y transferir tierras de la Iglesia a la burguesía. En 1855, la desamortización de Madoz incluyó la venta de tierras restantes de la Iglesia y bienes municipales.
Sin embargo, la desamortización concentró la propiedad en la nueva burguesía, sin traducirse en innovaciones agrícolas. La agricultura española del siglo XIX se basó en cultivos mediterráneos como trigo, vid y olivo. A finales de siglo, epidemias y crisis agrarias, junto con la presión de los nuevos propietarios sobre los campesinos, provocaron paro en el sector agrícola. La ganadería también decayó debido al desplazamiento de la lana por el algodón.
2. Industrialización y Transportes
A mediados del siglo XIX, la economía española sufrió un retraso significativo debido a:
- Déficit de comunicaciones por la orografía y falta de inversiones.
- Escasez de materias primas y fuentes de energía.
- Lento crecimiento demográfico.
- Falta de capital.
- Pérdida de las colonias.
Los principales sectores industriales incluyeron la siderurgia en el norte, especialmente en el País Vasco, y la minería en Asturias y el sur. El desarrollo textil fue paralelo al del ferrocarril, que avanzó con retraso debido a la guerra carlista y la falta de inversión pública, dependiendo de inversores privados. En 1848 se inauguró la línea Barcelona-Mataró y posteriormente Madrid-Aranjuez. La ley de ferrocarriles reguló su construcción, alcanzando 5000 km de vía férrea en la década de 1860 y casi 15000 km en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
3. Cambios Sociales y Demográficos
En el siglo XIX, España experimentó una revolución demográfica menor que en el resto de Europa. La natalidad se mantuvo alta mientras la mortalidad descendió. El crecimiento demográfico fue limitado por guerras e inmigración. El éxodo rural provocó cambios significativos en la población. La nobleza perdió privilegios políticos pero mantuvo poder económico. La Iglesia y los militares conservaron influencia, frenando la democratización. La alta burguesía, compuesta por terratenientes, se benefició de la industrialización. La clase media, heterogénea, temía la proletarización y apoyaba al partido moderado. El campesinado, 80% de la población, vio deteriorarse su situación. Los artesanos sufrieron con la industrialización, adoptando una postura conservadora y luego apoyando al movimiento obrero.
4. Inicios del Movimiento Obrero
La industrialización trajo consigo la figura del obrero industrial y el éxodo rural. Las condiciones laborales en las fábricas eran duras. Surgieron barrios obreros con condiciones de vida lamentables. El movimiento ludista protestó contra la introducción de maquinaria. Se crearon asociaciones de obreros, como la Asociación Mutua de Trabajadores. La revolución de 1854 vio huelgas generales y una ley del trabajo insuficiente. La revolución de 1868 permitió la fundación de la AIT en España, con influencia anarquista tras el congreso de Barcelona en 1870. En 1879, se fundó el Partido Socialista liderado por Pablo Iglesias, promoviendo la abolición de clases y la colectivización. En 1888, se creó la UGT para defender los intereses de los trabajadores. El anarquismo fue declarado ilegal y pasó a la clandestinidad a finales del siglo XIX. También surgió un movimiento obrero católico con poca influencia.