Feudalización y Reconquista en la Península Ibérica: Transformación Social y Expansión Cristiana

Los Territorios Pirenaicos: Feudalización y Transformación Social

En el Valle del Ebro, se observó un avanzado proceso de feudalización con grandes latifundios trabajados por campesinos dependientes. Al norte, la sociedad indígena cultivaba la tierra en pequeñas parcelas. En Cataluña, los condes francos legalizaron la colonización de tierras (aprisio) mientras organizaban la política, la defensa y promovían la creación de monasterios. Se entregaron tierras a la nobleza militar para su defensa y se facilitó la fundación de monasterios. Lentamente, los poderosos presionaron a los campesinos para que pagaran rentas y quedaran bajo su protección, culminando en la entrega de sus propiedades. Así, los campesinos de los valles pirenaicos fueron sometidos a la servidumbre. En el siglo XI, la colonización finalizó y el campesinado estaba sujeto a servidumbre, incluyendo los malos usos (usatges). La nobleza se unía por juramentos de vasallaje y fidelidad.

Modelos de Repoblación en la Expansión Cristiana

Entre el Duero y Sierra Morena y en el Sur del Ebro: Repoblación Concejil y Órdenes Militares

La repoblación entre el Duero y el Tajo fue promovida por los reyes para asegurar el control y limitar el poder de la nobleza. Se organizó a través de los concejos, impulsando la concentración de la población en ciudades bien defendidas con alfoces y amplios privilegios y libertades, plasmados en los Fueros o Cartas de población. Los caballeros-villanos, encargados de la defensa y cargos urbanos, formaban el grupo dominante. Tras la conquista de Toledo, las tierras vacantes se entregaron a la nobleza, al arzobispado y al patrimonio regio. El resto se distribuyó como heredamientos entre los pobladores cristianos.

La Región de la Mancha

En el siglo XII, La Mancha era una tierra de frontera, poco fértil y escasamente poblada. El control estaba en manos de las órdenes militares (Alcántara, Santiago y Calatrava) a través de las encomiendas, señoríos donados por los reyes. La población se concentraba en torno a los castillos de las órdenes, en ciudades rurales de gran tamaño, recibiendo protección a cambio de trabajar las tierras (encomiendas), formando grandes latifundios.

Repoblación en el Sur de Extremadura, Andalucía y Murcia

Se produjo la expulsión de la mayoría de los musulmanes, quedando muladíes en arrabales y zonas rurales. Las tierras y viviendas se adjudicaron a conquistadores mediante repartimentos, con donadíos (grandes propiedades) y heredamientos. En zonas cercanas al reino de Granada, las órdenes militares recibieron grandes latifundios. En Murcia, tras la rebelión de 1264, los moriscos de la huerta entregaron sus tierras a la nobleza feudal.

Repoblación de Baleares y Valencia

En Mallorca, Jaime I repartió la mitad de las tierras entre sus servidores, las milicias urbanas y la Orden del Temple. El resto fue para grandes magnates y la Iglesia. La población musulmana fue masacrada o vendida como esclava. En Valencia, la población musulmana permaneció, y Jaime I promovió la repoblación cristiana. Las tierras del interior se entregaron a la nobleza aragonesa y las de la costa a la catalana, con pequeñas propiedades para los pobladores.

Etapas de la Reconquista (Siglos XI-XIII)

Durante los siglos XI al XIII, los reinos cristianos retomaron su expansión debido a:

  • La debilidad de Al-Andalus, dividido en reinos de taifas enfrentados.
  • El crecimiento económico y demográfico de los reinos cristianos.
  • El espíritu de cruzada, impulsado por la aparición de las órdenes militares.
  • Mejoras en técnicas y tácticas militares, como la caballería pesada y máquinas de asalto.

Castilla y Aragón fueron los protagonistas de esta expansión.

Primera Etapa (Siglo XI)

El avance cristiano fue limitado por conflictos internos y la política de parias, tributos exigidos a los reinos musulmanes a cambio de protección. Esto fortaleció a los reinos cristianos. En 1085, Alfonso VI conquistó Toledo, antigua capital visigoda, asegurando la zona al norte del Sistema Central. El Cid conquistó Valencia, aunque actuó de forma autónoma. Los almorávides, llamados por los reinos musulmanes, vencieron a los cristianos en Sagrajas (1086) y Uclés (1108), reunificando Al-Andalus. Alfonso I de Aragón conquistó Zaragoza en 1118, expandiéndose por el valle del Ebro.

Segunda Etapa

Se formó la Corona de Aragón con la unión de Aragón y Cataluña bajo Ramón Berenguer IV. La frontera del Ebro se consolidó con la toma de Tortosa (1148) y Lérida (1149). Hubo crisis en Castilla y León, con la independencia de Portugal (1143) y la separación de León y Castilla (1157). Castilla y Aragón colaboraron mediante los tratados de Tudillén (1151) y Cazorla (1179), repartiéndose zonas de influencia. Se conquistaron Teruel y Cuenca. Castilla intentó repartirse Navarra, pero esta negoció para evitarlo, aunque perdió Álava y Guipúzcoa en 1200. Alfonso VIII fue derrotado en Alarcos (1195) por los almohades.

Tercera Etapa

Tras la victoria en las Navas de Tolosa (1212), los reinos cristianos avanzaron hacia el sur. Alfonso IX de León conquistó Extremadura, y Fernando III de Castilla conquistó Andalucía y Murcia, reunificando Castilla y León en 1230. El poder almohade decayó, dividiéndose Al-Andalus en taifas que buscaron apoyo en Castilla. Se formó el reino de Granada, vasallo de Castilla hasta 1492. Jaime I conquistó Baleares y Valencia (1232-1245), frenando el avance castellano hacia el sur.

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