La Península Ibérica en la Edad Media: Los Reinos Cristianos
4.1 Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana
A partir del 711, los musulmanes se adentraron en la Península Ibérica, dominándola en breve espacio de tiempo, exceptuando dos focos que soportaron el envite islámico. El núcleo astur se originó con la resistencia de montañeses cántabros y nobles hispanovisigodos en la batalla de Covadonga (722), dirigida por Pelayo. La victoria dio origen a la formación del reino de Asturias (Alfonso I), estableciendo la capital en Cangas. Con Alfonso II, se descubre la tumba del apóstol Santiago, y se traslada la capital a Oviedo. La máxima extensión territorial del reino astur la consiguió Alfonso III el Magno (866-910), quien estableció la Corte en la ciudad de León. En la región oriental del reino, entre Álava y Burgos, se crea el condado de Castilla, dependiente del reino de León, para fortalecer la defensa de este territorio sometido a continuos ataques musulmanes.
En 960, con Fernán González, el condado de Castilla se independiza de León, creándose así el reino de Castilla. En 1035, Fernando I, hijo de Sancho III el Mayor de Pamplona, hereda el reino de Castilla y dos años después el de León, uniendo ambos reinos.
En el foco Pirenaico destaca:
- El reino de Pamplona, surgido en el siglo IX de la mano de Íñigo Arista, fue el centro político y económico de la cristiandad peninsular con Sancho III el Mayor (1000-1035).
- Durante el imperio de Carlomagno, los territorios de los Pirineos centrales, Jaca (Aragón) y Ribagorza dependían de la monarquía franca, dentro de la Marca Hispánica. Desde el año 922 al 1035, el reino de Pamplona anexionó el condado de Aragón, convertido en reino con Ramiro I, hijo de Sancho III el Mayor de Pamplona.
- El núcleo catalán nació vinculado a la estructura social, política, económica e ideológica de Carlomagno, quien estableció frente a los musulmanes una frontera defensiva, la Marca Hispánica, creando condados dependientes de la monarquía franca durante el siglo IX. En la segunda mitad del siglo X, estos condados catalanes consiguieron poco a poco la independencia (iniciada con Wilfredo el Velloso y definitiva con Borrell II).
4.2 Principales Etapas de la Reconquista
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1ª Fase FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN REINOS CRISTIANOS. DESAPARICIÓN DEL CALIFATO.(VIII-XI)
Entre los siglos XI y XIII los reinos cristianos ampliaron considerablemente sus territorios – Castilla del Duero a Cádiz y Aragón
del norte del Ebro a Valencia y Baleares- debido a diversas causas, como las peregrinaciones a Santiago de Compostela, el
apoyo de los cruzados europeos a la causa cristiana, la decadencia y enfrentamiento entre los reinos de Taifas y su contribución
con parias a los reinos cristianos, el incremento demográfico en Europa occidental, la reactivación agraria y la mejora global de la
economía, la utilización de hierro para armamento y caballería y la creación de la flota militar y mercantil castellana y catalana.
2ª Fase INICIATIVA CRISTIANA .TOMA DE TOLEDO. LLEGADA ALMORÁVIDES
Durante el siglo XI, los cristianos experimentaron cambios esenciales: a) En los reinos occidentales, Fernando I unificó Castilla y
León y Alfonso VI, con la conquista de Toledo (1085), ocupó el valle medio del Tajo creando núcleos urbanos importantes, entre
ellos Salamanca y Madrid. B) En los reinos orientales, Aragón ocupó a los musulmanes Barbastro y Huesca, mientras los condes
catalanes reforzaban la importancia de Barcelona. La llegada de los almorávides frenó la reconquista castellana al vencer a
Alfonso VI en Sagrajas (1086). Tratado de Tudillen.
3ª Fase MÁXIMA EXPANSIÓN. LLEGADA ALMOHADES. NAVAS DE TOLOSA
En el siglo XII León y Castilla, separados de nuevo, iniciaron una política de fricciones. Castilla incorporó la Rioja y el Pais Vasco,
anexionó Cuenca y repobló con las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara., dueños de propiedades latifundistas. El
reino de Portugal, separado de León, ocupó Santarem, Lisboa y el Algarve. La corona de Aragón, con Alfonso I el Batallador, se
enfrentó a los almorávides conquistando Zaragoza y Calatayud y traspasando la línea del Ebro. La unión de Aragón y Cataluña
amplió la reconquista hacia Tortosa, Lérida y Fraga.
El siglo XIII fue el más significativo. La victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa (1212), significó el punto de
partida de la expansión de los reinos cristianos y el final del dominio musulmán. Fernando III unió definitivamente Castilla y León,
conquistó Sevilla y Cádiz, mientras su hijo Alfonso sometía Murcia. Jaime I de Aragón incorporó Mallorca, plaza importante en el
comercio mediterráneo catalán, y Valencia (1238).
4ª Fase PARÁLISIS DEL PROCESO: CRISIS ECONÓMICA, POLÍTICA Y DEMOGRÁFICA.(XIV- XV)
El proceso de la reconquista finalizará en 1492 con la toma de Granada, capital del reino nazarí, por los Reyes Católicos y la
expulsión de Boabdil al norte de África.
4.3 LAS FORMAS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO Y SU INFLUENCIA EN LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD.
TMODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL..
La repoblación de los reinos y condados del norte peninsular era un hecho ligado a la conquista, por la necesidad de ocupar
tierras para hacer más seguras las fronteras frente a los musulmanes y para poner en explotación los campos porque la tierra era
la principal fuente de riqueza. La repoblación adoptaría diversas modalidades:
– En ocasiones, el monarca delegaba en los nobles y religiosos concediendo grandes dominios señoriales, ya fueran de
realengo (reales), abadengos (eclesiásticos) o solariegos (nobleza). REPARTIMIENTOS
– Otras veces eran los campesinos libres (pequeños propietarios), o los monasterios y los nobles utilizando el trabajo de
siervos y colonos, quienes ocupaban y roturaban tierras yermas, con o sin conocimiento del rey. Es lo que se conoce como
presura en los reinos y condados occidentales y aprisio en los orientales.
– En las zonas fronterizas de Castilla, así como en Navarra y Aragón, se atraía a los pobladores ofreciéndoles, con cartaspueblas, beneficios sociales y jurídicos a cambio de que fueran campesinos (pequeños propietarios) y guerreros.
– A partir del siglo XIII, en la mitad sur peninsular se reparten enormes extensiones- donadíos o encomiendas- a las órdenes
militares (Calatrava, Santiago y Alcántara); con ellas la repoblación será de tipo señorial y latifundista.
– En los reinos orientales tienen más protagonismo la nobleza, las sedes episcopales, los monasterios y los municipios.
Los procesos de reconquista y repoblación crearon una sociedad esencialmente rural. La alta nobleza desempeñaba
funciones militares o administrativas y poseía grandes extensiones de tierra. Formaba parte de la curia regia y estaba unida al rey
por vínculos de fidelidad. La nobleza inferior (infanzones y caballeros) depende del rey o el conde, a quienes presta ayuda militar
a cambio de concesiones de tierras. En los condados catalanes, el campesinado entregaba sus bienes a los nobles y se
encomendaba a partir del siglo X a cambio de protección. Cuando se estableció una posibilidad de abandonar las tierras, había
que entregar una indemnización económica (remensa) tan fuerte al señor , que hacía casi imposible la redención.
Otro estamento social de condición jurídica privilegiada (exención de tributos y cobro de diezmos), ligado al nobiliar, era el
eclesiástico. La Iglesia mantenía funciones de gobierno por medio de los obispos y abades, propietarios de extensas zonas
cultivables.
El grupo social más numeroso y heterogéneo lo formaban los campesinos libres. Con frecuencia se encomendaban, sin
perder su libertad, pudiendo elegir individual o colectivamente a su señor (hombres de behetría). Los colonos, campesinos libres,
aparecían adscritos a la tierra donde prestaban servicios.
4.4 UNA CULTURA PLURAL (CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS).
Junto a los musulmanes de al-Ándalus y los cristianos del norte de la Península vivían los judíos, mozárabes y mudéjares,
que se diferenciaban por su fe religiosa.
Los mozárabes eran los cristianos que vivían en al-Ándalus. Eran numerosos en Toledo, Córdoba, Sevilla y Mérida. En
ocasiones protagonizaron levantamientos frente al emirato. Estaban organizados bajo la tutela del poder musulmán con un jefe, el
comes, que recaudaba los impuestos. Desde el siglo X hubo un movimiento migratorio hacia los reinos cristianos.
Los judíos eran herederos de las primeras comunidades que, procedentes de Oriente, se instalaron en la Península en
tiempos de los romanos (s. IV). Como los mozárabes, eran respetados por los musulmanes por profesar una religión basada en
“el Libro” (la Toráh). La judería de Córdoba alcanzó una gran importancia y algunos de sus habitantes lograron una posición
económica y social de gran prestigio, llegando a ser cortesanos del califa. Tras la división de al-Ándalus muchos judíos emigraron
a los reinos cristianos. Desde el siglo XII la armonía entre judíos y cristianos se rompió, su práctica del préstamo con usura fue
motivo de una fricción que se agravó con la crisis económica de los siglos XIV y XV. Muchos judíos se convirtieron al cristianismo
para salvar sus vidas, eran los conversos, pero siguieron estando marginados hasta que, por fin, se decretó su expulsión en 1492.
Los mudéjares eran los musulmanes que vivieron en tierras cristianas después de la conquista. Habitaron en las morerías,
barrios amurallados. Recaudaban sus propios impuestos y se dedicaban fundamentalmente a la artesanía. Obligados a
abandonar las ciudades tras la conquista cristiana de Andalucía, se refugiaron en las zonas rurales soportando duras condiciones
de vida. A partir del siglo XIV se limitó su libertad, obligándolos a llevar distintivos.
Una de las más importantes contribuciones al desarrollo cultural de los reinos cristianos fue la creación de las escuelas de
traductores, centros de encuentro entre musulmanes, cristianos, judíos e intelectuales extranjeros, donde se trabajaba en un
ambiente de tolerancia religiosa, bajo la protección de obispos y reyes. La más famosa del siglo XII fue la de Toledo, bajo la
dirección del rey Alfonso X el Sabio.
4.5 MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
Las manifestaciones artísticas de los siglos XI y XII fueron de estilo románico, un arte vinculado a las órdenes monásticas y a
las peregrinaciones, con influencias romanas, visigodas, astures, mozárabes, islámicas y europeas.
El primer románico, austero y sencillo, con influencia francesa y lombarda, tiene una espléndida representación en los valles
pirenaicos (San Pedro de Roda, la abadía de Ripoll, San Clemente de Tahull, San Salvador de Leire y la catedral de Jaca- ya de
mediados del s. XI-). En Castilla destacan San Isidoro de León y San Martín de Frómista (en el Camino de Santiago). En 1075
comienza a construirse la catedral de Santiago de Compostela, que representa ya un románico más suntuoso, siguiendo el ario modelo creado por la Iglesia de Cluny: planta de cruz latina, crucero, tres naves con bóvedas de medio cañón y de aristas, triforio,
girola, absidiolos y decoración escultórica con diversidad de estilos y maestros.
En el siglo XII, momento de máximo apogeo del románico, se levantaron numerosas iglesias en toda la mitad norte
peninsular (Zamora, Toro, Salamanca…), destacando la ornamentación escultórica en la arquitectura. Es un arte concebido para
enseñar la historia sagrada. Elimina todo lo inútil y se centra en la representación simbólica presente en la escultura (portadas
como la de la iglesia de Santiago, en Carrión de los Condes, capiteles como los de San Martín de Frómista, claustros como el de
Santo Domingo de Silos) y la pintura mural, entre cuyas muestras más representativas encontramos las escenas religiosas del
ábside de San Clemente de Tahull. También se representaban escenas de la vida cotidiana (los ciclos agrarios, el trabajo en el
campo), que se convierten en un reflejo de la concepción del mundo y de la forma de vida de esta sociedad. Clara muestra de ello
son las escenas campesinas que decoran las bóvedas del Panteón de los Reyes de San Isidoro de León, ya de finales del siglo
XII, momento en que se adelanta la estilización gótica.
De este periodo (1188) data la decoración escultórica del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela,
realizado por el maestro Mateo.
Al periodo de transición del románico al gótico pertenecen las catedrales de Ávila, Tarragona, Cuenca y Léri.
La arquitectura gótica nació en las ciudades promovida por el obispado y la burguesía, determinante del cambio cultural y
artístico. Hacia finales del siglo XII, importantes progresos técnicos permitieron sustituir la bóveda de medio cañón por la de
crucería y elevar enormemente la altura de las iglesias. El peso de la cubierta se repartía hacia los estribos a través de los
arbotantes, lo que permitió abrir rosetones y grandes ventanales en los muros, que se cubrían con vistosas vidrieras. En algunas
catedrales, como la de León, los muros fueron sustituidos casi completamente por vidrieras. Los vanos (puertas y ventanales) se
rematan con arquerías apuntadas que contribuyen a elevar verticalmente las catedrales.
En este estilo se edificarán la mayoría de las catedrales (León, Burgos, Toledo, Palma de Mallorca, Gerona o Sevilla). Se
construyeron asimismo numerosos edificios civiles como castillos (Alcázar de Segovia, Castillo de la Mota…), palacios y edificios
públicos urbanos (Lonjas de Valencia y Mallorca, Palau de la Generalitat de Barcelona, etc.). A partir del siglo XIII se abandonaron
las alturas excesivas y se desarrolló la decoración menuda y calada que desembocaría en el gótico flamígero del siglo XV.
Las esculturas de las portadas (jambas y tímpanos) perdieron rigidez y se acercaron más a los modelos reales. La escultura
gótica castellana recibió influencia francesa en las portadas del Sarmental, de los Apóstoles y del Claustro de la catedral de
Burgos y en la portada de la Virgen Blanca de la catedral de León. También se inició la construcción de obras de carácter
funerario, como el sepulcro de Doña Berenguela (Monasterio de las Huelgas).
En pintura gótica se realizan retablos con escenas narrativas pintadas sobre tabla, al desaparecer gran parte de la superficie
mural, de estilo gótico-lineal (o franco-gótico), ítalo-gótico, internacional y flamenco.