Del Crack Bursátil a la Gran Depresión
Muchos accionistas eran conscientes de que la cotización de las acciones era muy grande y que no subirían siempre. La desconfianza cundió entre los inversores y una oleada vendedora en 1929 afectó a la bolsa de Nueva York. La gran oferta de acciones hizo que su valor cayera en picado, desencadenando el crack bursátil de 1929. Muchos inversores se arruinaron y el pánico se extendió entre los ciudadanos, que acudieron a los bancos para retirar el dinero. Estos tuvieron que cerrar por quedarse sin dinero y tuvieron que cobrar los préstamos que tenían, arruinándose. La crisis bursátil se propagó a casi toda la industria, comercio y agricultura, provocando una recesión económica generalizada. El consumo disminuyó y muchas fábricas cerraron por no vender. Los parados aumentaron y muchos cayeron en la miseria. Desde EE. UU., la crisis se extendió por todo el mundo, ya que EE. UU. tenía mucho capital invertido en otros países y tuvo que retirarlo; las importaciones cayeron y el comercio mundial sufrió una gran recesión.
La Lucha Contra la Crisis: New Deal
En 1932, uno de los peores años de la Gran Depresión, ganó las elecciones Franklin Roosevelt, que proponía un nuevo programa para favorecer la recuperación económica y sacar al país de la crisis. Llamado New Deal, defendía la intervención del Estado para reactivar la economía.
Reformas Económicas y Sociales
Para frenar la caída de los precios y relanzar la actividad de las empresas, el New Deal propuso una serie de medidas económicas. También estableció un control sobre los bancos y unas reformas sociales. Aunque provocaron un relanzamiento de la economía estadounidense y un descenso de los parados, la crisis no se superó, ya que cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, volvieron las necesidades y hacían de EE. UU. un suministrador de los aliados.
Italia en la Posguerra
El fin de la Gran Guerra dejó graves secuelas humanas y económicas: el coste de la vida se incrementó, los salarios bajaron y aumentó el paro. Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción, ya que les quitaron Dalmacia y Fiume. Empezó a extenderse la idea de que la participación italiana en la guerra era un engaño y el irredentismo fue ganando adeptos. A esta situación se sumó la inestabilidad política. La crisis económica generó una fuerte tensión social. En el norte de Italia hubo un movimiento de huelguistas. Algunos campesinos ocuparon las tierras y los obreros, las fábricas; todo fue reprimido.
El Ascenso del Fascismo
Apareció Benito Mussolini, quien creó los Fasci di Combattimento, los camisas negras, un grupo de paramilitares con los que se pretendía parar el auge del movimiento obrero, a base de atacar a los sindicatos obreros y a sus líderes. Los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que se presentaba para detener los movimientos revolucionarios en Italia. Su programa estaba basado en la construcción de un Estado fuerte que garantizase la propiedad privada y una política exterior expansionista. Contó con el apoyo de la pequeña burguesía, con la financiación de grandes propietarios y con la tolerancia de la Iglesia católica. Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno y, para mostrar su fuerza, organizó una marcha sobre Roma con su ejército. En octubre, el monarca, presionado por las fuerzas conservadoras, le nombró jefe de gobierno.
Dictadura Fascista
Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios, pero mantuvo la ficción de un régimen parlamentario. Después de las elecciones de 1924, este anunció la instauración de un régimen autoritario. El Estado y el Partido Fascista quedaron totalmente identificados en un régimen en que Mussolini tenía todos los poderes.
República de Weimar
A punto de finalizar la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la república, que estableció su capital en Weimar. Alemania tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores. Muchos alemanes consideraron vergonzoso el Tratado de Versalles. Los años de posguerra fueron de crisis económica, miseria y paro.
Hitler y el Partido Nazi
Adolf Hitler, un soldado desmovilizado de la Primera Guerra Mundial, fundó el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Su ideología fue recogida en el libro Mi Lucha, donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo. Defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio que uniese a todos los pueblos de habla alemana. Hitler no dudó en usar la demagogia: prometió trabajo para todos y reducir los beneficios industriales, mejorar salarios y avanzar hacia una sociedad más solidaria. Acusó de ser los responsables de la crisis alemana a judíos, comunistas y demócratas.
El Nazismo al Poder
El período entre 1924 y 1929 fue de mejora, pero las consecuencias de la crisis de 1929 resultaron muy duras. El malestar social inclinó a una buena parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas. El Partido Nazi empezó a contar con el apoyo de importantes personalidades de la industria y finanzas y a disponer de ayudas económicas. Las elecciones de 1932 nombraron canciller a Hitler. Luego, los nazis quemaron el Reichstag y acusaron a los comunistas; eso hizo de pretexto a Hitler para eliminarlos, y en 1934, tras morir Hindenburg, Hitler se proclamó Führer.