España: De la Transición a la Democracia

La Transición Española

La transición se inició en noviembre de 1975 con la proclamación de Juan Carlos I como rey y concluyó con la aprobación de la Constitución de 1978 (aunque también se atribuye esta conclusión a la llegada al poder del PSOE). Este cambio político se produjo con circunstancias favorables: un buen nivel de renta, un país modernizado y una mayoría social que deseaba un régimen de libertad. El contexto internacional, de coexistencia pacífica, también era propicio.

El Gobierno de Arias Navarro

El primer gobierno de la transición fue el de Arias Navarro, confirmado por Juan Carlos I el 4 de diciembre de 1975. Este gobierno, que integró a algunos reformistas como Manuel Fraga, concedió mayor libertad, aplicó una represión más selectiva y se planteó ampliar los derechos civiles a largo plazo. Sin embargo, no consideró la posibilidad de transformar el franquismo en un sistema democrático. Los cambios que realizó fueron a través de Leyes Fundamentales, como la que proponía un Parlamento bicameral (que no llegó a materializarse), o la aprobación de la Ley de Reunión y Manifestación y la Ley sobre el Derecho de Asociación Política. Ante la paralización del cambio, Arias Navarro dimitió a petición del rey el 1 de julio de 1976.

El Gobierno de Adolfo Suárez

El 3 de julio de 1976, el rey designó a Adolfo Suárez como presidente. Su procedencia del franquismo tranquilizó a los sectores del régimen. Suárez hizo público el principio de la soberanía popular y fijó elecciones generales para antes del 30 de junio de 1977. Días después, concedió una amplia amnistía. Su estrategia se dirigió a aislar a la extrema derecha, recabar el apoyo de la oposición para la reforma y forzar el abandono de su línea rupturista.

La Ley para la Reforma Política

El instrumento legal para la transición fue la Ley para la Reforma Política, que recogía la soberanía nacional, la inviolabilidad de los derechos individuales y la creación de unas Cortes democráticas bicamerales. El 18 de noviembre de 1976, las Cortes franquistas aceptaron la reforma, ratificada en referéndum el 15 de diciembre de 1976. El gobierno salió reforzado, pero la creciente hostilidad de la ultraderecha, el terrorismo de ETA y la violencia de grupos de extrema izquierda dibujaban un futuro incierto.

Hacia las Elecciones de 1977

Antes de las elecciones, el gobierno suprimió el Tribunal de Orden Público, concedió una nueva amnistía y reguló las elecciones mediante decreto-ley. Legalizó los partidos políticos, decretó la extinción del Movimiento Nacional y reconoció el derecho a crear sindicatos y organizaciones empresariales. España restableció relaciones diplomáticas con los países del este y con México.

Las Elecciones de 1977

Las elecciones del 15 de junio de 1977 no dieron una mayoría absoluta a ningún partido. La UCD, dirigida por Suárez, fue la más votada. El PSOE, liderado por Felipe González, quedó en segundo lugar. El PCE (Santiago Carrillo), Alianza Popular (Manuel Fraga) y el Partido Socialista Popular (Enrique Tierno Galván) quedaron a mayor distancia. El PNV y el PDC destacaron entre las fuerzas nacionalistas. Entre las elecciones y la elaboración de la Constitución, se abordaron las pre-autonomías, los Pactos de la Moncloa para afrontar la crisis económica, medidas de reforma fiscal y una nueva amnistía.

La Constitución de 1978

La Constitución de 1978, fruto de la negociación entre los principales partidos políticos, proclamó una sociedad democrática basada en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Sus principios fundamentales fueron el Estado social y democrático de derecho, la monarquía parlamentaria y el Estado autonómico. Se incorporó un catálogo de derechos sociales y se estableció la división de poderes: legislativo (Cortes), ejecutivo (gobierno) y judicial. El rey, como jefe del Estado, asumió funciones representativas.

La Consolidación de la Democracia

Tras las elecciones de 1977, la UCD formó gobierno con Adolfo Suárez como presidente y el PSOE como principal partido de la oposición. Se aplicó una política de consenso y se firmaron los Pactos de la Moncloa. En 1979, la UCD volvió a ganar las elecciones sin mayoría absoluta, con el PSOE en la oposición. Disputas internas, la crisis económica y un sector involucionista del ejército marcaron la legislatura. Una moción de censura del PSOE en 1980, aunque no prosperó, llevó a la dimisión de Suárez y al nombramiento de Calvo Sotelo. Durante su investidura, el 23 de febrero de 1981, se produjo el intento de golpe de Estado del teniente coronel Tejero. El gobierno de Calvo Sotelo se centró en racionalizar el proceso autonómico, la incorporación a la OTAN y la lucha contra la crisis económica. El síndrome tóxico afectó a la UCD. Calvo Sotelo disolvió las Cortes y convocó elecciones para octubre de 1982.

El Gobierno del PSOE

El PSOE, con Felipe González, ganó las elecciones de 1982, poniendo fin a la transición. Sus objetivos fueron realizar ajustes económicos, consolidar la democracia y promover el ingreso en la OTAN y la CEE. En 1986, el PSOE revalidó su victoria. Durante esta legislatura, se buscó la competitividad de España en el mercado mundial, el estado de bienestar y la pacificación del País Vasco con el Pacto de Ajuria-Enea. La huelga general del 14 de diciembre de 1988 protestó contra el empleo temporal. En 1989, el PSOE ganó de nuevo, con el PP de Aznar en la oposición. Se firmó el Tratado de Maastricht, pero el gobierno socialista sufrió casos de corrupción y entró en crisis, adelantando las elecciones a 1993. El PSOE volvió a ganar y buscó el apoyo de los nacionalistas catalanes. Los escándalos (casos Roldán y GAL) continuaron, anticipando las elecciones a 1996.

El Gobierno del PP

El PP, liderado por José María Aznar, ganó las elecciones de 1996, con el PSOE de Felipe González en la oposición. El PP pactó con nacionalistas catalanes y canarios. En el 2000, el PP obtuvo mayoría absoluta, con el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero en la oposición. El gobierno del PP, que gobernó por decreto, se enfrentó a la oposición de los sindicatos, coincidiendo con una etapa de bienestar económico.

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