Antecedentes
En los años previos a la Primera Guerra Mundial, se desarrolló la Segunda Revolución Industrial. Se incrementó la producción global, creció la inversión de capitales occidentales en el extranjero y se produjeron cambios en la organización empresarial. Numerosos avances tecnológicos permitieron innovaciones en las empresas y los productos.
Estos cambios hicieron necesario modificar el sistema económico liberal. El antiguo capitalismo fue reemplazado por una reglamentación económica estatal, una relación más estrecha entre banca e industria y métodos de intensificación del trabajo, como la cadena de montaje.
A finales del siglo XIX, se incrementaron los intercambios comerciales internacionales y se intensificaron los nacionalismos económicos, modificando el sistema financiero que se basaba en la preeminencia de la libra esterlina y el patrón oro.
La Primera Guerra Mundial trastocó la economía al interrumpir los intercambios e intensificar la intervención del Estado (control de precios, recursos, etc.). Se priorizó la industria pesada (producción de guerra) en detrimento de otras industrias. Se emitieron bonos y billetes para financiar los gastos de guerra, superando las reservas de oro del país, lo que provocó una gran inflación.
Al finalizar el conflicto, fue necesaria la reconversión y reestructuración industrial, junto con subidas de precios, lo que desencadenó serias crisis económicas.
La Situación de los Países entre 1920 y 1930
La evolución de la economía mundial fue dispar durante esta década:
Estados Unidos
La guerra consolidó a EEUU como la primera potencia mundial. Los sectores de construcción, automotriz y electricidad impulsaron el crecimiento. EEUU se convirtió en el principal acreedor de las potencias europeas, financiando la reconstrucción y reactivación económica. Nueva York (Wall Street) reemplazó a Londres (la City) como centro financiero internacional, y el dólar, la única moneda convertible en oro, sustituyó a la libra.
Los «felices años veinte» fueron una época de expansión de la producción con nuevos productos accesibles a los consumidores. Esto no se debió a un aumento en los ingresos, sino al perfeccionamiento de técnicas de consumo: préstamos, venta a plazos, créditos hipotecarios, publicidad, etc. Este periodo marcó el inicio de la sociedad de consumo de masas.
En esta etapa de prosperidad económica, el paro era bajo, alrededor del 2%, y el nivel de vida era elevado. Sin embargo, existían aspectos negativos como la crisis en los ferrocarriles, la industria textil y la minería del carbón. Además, el desequilibrio entre los productos agrícolas (más baratos) y los industriales (más caros) disminuyó el poder adquisitivo de los agricultores, reduciendo las compras y generando importantes stocks.
Gran Bretaña
Gran Bretaña experimentó un estancamiento económico debido a su política monetaria para fortalecer la libra frente al dólar. La producción interior y las exportaciones se redujeron, y se implementó una política deflacionista (bajada de precios) que generó altas tasas de paro.
Francia
La recuperación económica en Francia fue lenta debido a los destrozos de guerra, la inestabilidad del franco y la expectativa, errónea, de que las reparaciones de guerra impulsarían la reconstrucción del país.
Durante la guerra, Estados Unidos otorgó grandes créditos a los países beligerantes para la compra de material bélico, convirtiéndose en acreedor de Inglaterra, Francia, Italia y otros países europeos.
Alemania
Alemania enfrentó una situación catastrófica. Obligada a pagar reparaciones de guerra, sufrió una inflación desorbitada que devaluó su moneda (en 1914, 1 dólar equivalía a 4,30 marcos; en 1923, 1 dólar equivalía a 4,2 billones de marcos), colapsando la economía. Alemania suspendió el pago de las reparaciones, y Francia respondió invadiendo la cuenca del Ruhr.
Para resolver esta crisis, se convocó una negociación internacional. Estados Unidos concedió préstamos a Alemania, permitiéndole pagar las reparaciones a Francia y Gran Bretaña, quienes a su vez usaron ese dinero para pagar sus deudas con EEUU (Plan Dawes). Así, el dinero que salía del mercado norteamericano regresaba a él. Esta situación hizo que los estados europeos dependieran de la economía de EEUU, volviendo vulnerable el sistema ante cualquier disminución o interrupción de los préstamos.
Síntomas de la Inestabilidad Económica
Las dificultades económicas nacionales se agravaron por problemas internacionales:
- Limitaciones a la inmigración: Parte de la emigración se desvió a otros destinos como América Latina, Australia y Nueva Zelanda.
- Proteccionismo: La Primera Guerra Mundial impulsó el nacimiento de industrias en nuevos países. Cuando Europa comenzó su reconstrucción y producción, la única forma de competir fue mediante políticas proteccionistas, dificultando el comercio internacional. Las tarifas arancelarias de EEUU obstaculizaron las ventas de los países deudores, afectando el pago de intereses y la devolución de préstamos.
- Concentración empresarial: Surgieron trusts y cárteles, dando lugar a monopolios.
- Sobreproducción: Las restricciones al tráfico comercial mundial generaron problemas de sobreproducción, ya que se producían más bienes de los que el mercado podía comprar, dificultando la exportación de excedentes.
- Contracción de la demanda: El paro, la desigualdad en la distribución de la riqueza y la baja capacidad adquisitiva de los agricultores provocaron una producción de bienes superior a las posibilidades de consumo, acentuando la superproducción y generando stocks.
- Desorden monetario: La crisis del patrón oro y la falta de un sistema monetario internacional se manifestaron en la rivalidad entre la libra esterlina y el dólar estadounidense.