1.3. Síntomas de Crisis en la Restauración Española
A pesar de los intentos de reforma, a principios del siglo XX comienzan a manifestarse síntomas evidentes de la crisis política del sistema de la Restauración. Estos síntomas se debieron a diversos factores:
Personalidad e Implicación Política del Monarca
- La personalidad de Alfonso XIII, quien se implicó activamente en los cambios de gobierno y la acción política, rodeándose del sector más conservador del generalato.
- Su espíritu castrense le inclinaba a favorecer al ejército en los conflictos entre el poder civil y militar.
- Su actitud de apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera sería decisiva para el descrédito de la monarquía.
División de los Partidos Dinásticos
- La desaparición de los líderes históricos (asesinato de Cánovas, muerte de Sagasta) y las luchas internas entre los políticos emergentes por el control provocaron la división de los partidos de turno (Conservador y Liberal).
Debilitamiento del Caciquismo y Fragmentación Parlamentaria
- El progresivo debilitamiento del caciquismo restó eficacia al falseamiento electoral.
- Las mayorías en las Cortes se hicieron precarias, contribuyendo al fortalecimiento de otros partidos políticos.
- Desde 1917, ningún partido era capaz de formar gobierno por sí solo, lo que llevó a la formación de gobiernos de concentración.
Crisis en Cataluña y Auge del Nacionalismo
- En 1905, durante un gobierno liberal, estalló una grave crisis en Cataluña.
- En 1901 se había fundado la Lliga Regionalista, partido nacionalista liderado por Prat de la Riba y Francesc Cambó, que ganó las elecciones municipales en 1905.
- Los militares, alarmados por lo que consideraban un síntoma de separatismo, denunciaron la situación.
- La prensa respondió con críticas y caricaturas que el ejército consideró ofensivas, lo que llevó a la quema de imprentas por parte de trescientos oficiales.
- El Gobierno suspendió las garantías constitucionales y, ante la presión militar, aprobó la Ley de Jurisdicciones, que equiparaba los delitos contra el ejército, incluyendo las injurias, con delitos contra la Patria.
- Esta ley se convirtió en una reivindicación clave para los partidos nacionalistas, los republicanos y el movimiento obrero.
Fortalecimiento de la Oposición
- La oposición, sintiendo que no había sabido aprovechar la crisis de 1898 para romper la hegemonía de los partidos dinásticos, renovó sus idearios.
- El Republicanismo se consolidó como la principal fuerza de oposición:
- En 1903 se creó Unión Republicana, aglutinando a varios partidos republicanos en torno a Salmerón.
- Alejandro Lerroux fundó el Partido Radical en 1908, con un discurso anticlerical, demagógico y revolucionario que influyó en las clases populares barcelonesas.
- El Blasquismo de Vicente Blasco Ibáñez, con un discurso populista y anticlerical similar, controló el ayuntamiento de Valencia.
- El PSOE, tras la caída de Maura, pactó una alianza electoral con las distintas tendencias republicanas, logrando su primer diputado en 1910 (Pablo Iglesias).
La Guerra de Marruecos y la Semana Trágica de Barcelona
Tras la pérdida del imperio ultramarino, España buscó participar en el reparto de África, fijando su atención en Marruecos. En 1904, una declaración franco-británica reconoció los intereses españoles en la costa mediterránea de Marruecos, ratificado un año después. En 1906, tras la Conferencia de Algeciras, España obtuvo el reconocimiento definitivo sobre sus derechos en el norte del territorio. La ocupación militar comenzó en 1909, bajo el gobierno de Maura, quien veía en la presencia española una forma de recuperar el prestigio nacional, mantener el equilibrio estratégico en Gibraltar, evitar que Francia fuera la única potencia y obtener beneficios económicos.
La cuestión de Marruecos generó un gran descontento popular debido a los reclutamientos forzosos de tropas. Desde el principio, la presencia española encontró una fuerte resistencia de las tribus bereberes organizadas en cabilas, lo que obligó a mantener un fuerte contingente militar. La situación se agravó en 1909 tras la derrota en el Barranco del Lobo (operaciones para asegurar Melilla), lo que llevó al gobierno a incrementar el número de soldados en el Rif, incluyendo reservistas. La guerra solo interesaba a dos grupos minoritarios: un sector del ejército que veía en ella la oportunidad de recuperar el prestigio perdido en 1898 y ascender, y los capitalistas interesados en la explotación de las minas del Rif.
La movilización de reservistas exacerbó la tensión social, desencadenando una huelga general en Barcelona convocada por anarquistas y socialistas. El gobierno respondió deteniendo a los líderes y proclamando el estado de guerra. Esto desató una oleada de protestas callejeras durante una semana (26-31 de julio), conocida como la Semana Trágica. La población levantó barricadas y, en un estallido anticlerical, atacó e incendió 80 establecimientos religiosos. La insurrección fue sofocada el 31 de julio, dando paso a una dura represión (más de mil setecientos detenidos, 17 penas de muerte, de las que se ejecutaron cinco). La ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, anarquista y fundador de la Escuela Moderna, generó protestas en toda Europa y provocó la caída de Maura.
Las consecuencias de la Semana Trágica fueron significativas:
- Las izquierdas en Cataluña acusaron a la burguesía y a la Lliga de haber apoyado al gobierno, dando origen a un nacionalismo republicano de izquierdas.
- Se produjo un acercamiento entre las fuerzas de izquierda, con la creación de la Conjunción Republicano-Socialista y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez.
- El movimiento obrero experimentó un desencanto con el Partido Radical de Lerroux y se inclinó hacia el anarcosindicalismo.
Sindicalismo y Conflictividad Obrera
El primer tercio del siglo XX se caracterizó por el crecimiento de las organizaciones obreras y su capacidad de movilización. Durante la guerra de Cuba, los socialistas lideraron la oposición a la guerra y las quintas, pero en general, el sindicalismo tenía poca influencia en la vida política española. Solo en las zonas industrializadas como Madrid, Barcelona, Asturias y el País Vasco, el número de obreros superaba el 20%.
El sindicalismo de base socialista (UGT) experimentó un crecimiento constante, especialmente en Madrid y el norte de España. Se opuso a la Ley de Jurisdicciones y participó en la huelga de la Semana Trágica.
El anarquismo, por su parte, se arraigó en Cataluña, especialmente en Barcelona. En 1907 se fundó Solidaridad Obrera, una federación de carácter apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria. Tras el protagonismo del anarquismo en la Semana Trágica, en 1910 se celebró un congreso en Barcelona del que surgió la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), que se convirtió en la organización hegemónica en Cataluña, Andalucía y Valencia. Sus líderes más destacados fueron Ángel Pestaña, Salvador Seguí y Joan Peiró. La CNT se declaraba apolítica y defendía la huelga general revolucionaria como principal instrumento de lucha.