La Guerra Hispano-Estadounidense y la Crisis del 98
1. Contexto Internacional
A partir de 1870 se produce en Europa el imperialismo. Las grandes potencias europeas (Gran Bretaña y Francia, principalmente) se lanzan a la conquista de territorios en África, Asia y Oceanía para obtener materias primas a bajo precio y nuevos mercados para sus productos industriales. Alemania, bajo Bismarck, se centraba en consolidar su poder económico en Europa. Estados Unidos, por su parte, practicaba un imperialismo económico, con la doctrina Monroe («América para los americanos») como bandera. Mostraba interés en Cuba y las Antillas por su producción de azúcar y tabaco, y como mercado para sus productos. En este contexto, España pierde los últimos vestigios de su imperio colonial: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam.
2. Antecedentes de la Independencia de las Colonias
La Guerra de los Diez Años (1868-1878) termina con la Paz de Zanjón. Los cubanos pedían igualdad de derechos, participación en el gobierno, autonomía, representación en las Cortes y la abolición de la esclavitud. Solo consiguieron la libertad de los hijos de esclavos. El incumplimiento de las promesas del gobierno español lleva a la Guerra Chiquita (1879), rápidamente sofocada. Durante la Restauración, surgen en Cuba dos partidos: el Autonomista (cubanos que buscaban la autonomía) y el Constitucional (españoles residentes en Cuba). A pesar de las crecientes demandas cubanas, el gobierno español no implementó las reformas necesarias. La abolición de la esclavitud en 1888 no fue suficiente. El programa de autonomía de 1893 fue rechazado por las Cortes, principalmente por intereses económicos. El impuesto Cánovas (1891), que gravaba los productos importados a Cuba de países que no fueran España, generó malestar entre los cubanos y Estados Unidos, principal importador de azúcar y tabaco cubano. La amenaza del presidente estadounidense McKinley de no importar productos cubanos afectó la economía de la isla, impulsando el apoyo popular a la revolución.
3. Inicios de la Revolución
En 1893, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano, al que se unen Máximo Gómez y Antonio Maceo. La revolución se extiende rápidamente, iniciando la guerra en 1895. El general Martínez Campos no logra avances políticos ni militares. El general Weyler implementa un sistema de trochas para aislar las ciudades, causando mortalidad y escasez. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, el gobierno liberal de Sagasta envía al general Blanco con una oferta de autonomía, incluyendo igualdad de derechos, un estatuto de autonomía y libertad de comercio. La oferta, que llegaba tarde, fue rechazada por los cubanos. En 1898, el hundimiento del acorazado estadounidense Maine en La Habana lleva a Estados Unidos a declarar la guerra a España. Estudios posteriores indican que el hundimiento fue accidental. España, enfrentada a Cuba y Estados Unidos, es derrotada en Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba. La Paz de París pone fin al conflicto. España abandona Cuba (que queda bajo protección estadounidense) y vende Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos. En Filipinas, la revolución liderada por José Rizal, aunque menos intensa que en Cuba, también contribuyó a la pérdida de las islas.
4. Consecuencias
La pérdida de las colonias generó frustración en España. La prensa europea criticaba la corrupción política y la ineficacia del ejército español. El mito de la España imperial se desvanece. A pesar de las predicciones, el sistema de la Restauración se mantuvo. Los capitales repatriados impulsaron la industria y redujeron el déficit público. La crisis del 98 fue, sobre todo, moral e intelectual. Surge el Regeneracionismo, liderado por Joaquín Costa, que buscaba acabar con el caciquismo y el atraso de España («escuela y despensa»). Costa abogaba por abandonar la idea de una España imperial («siete llaves al sepulcro del Cid»). Los nacionalismos cobran fuerza. El ejército, criticado por la sociedad, culpa a los políticos, aumentando su injerencia en la política, lo que culminaría en la dictadura de Primo de Rivera. Surge la Generación del 98 (Unamuno, Azorín, Pío Baroja, etc.), caracterizada por el pesimismo y la reflexión sobre el papel de España en la historia.