El Reinado de Isabel II: Liberalismo, Guerras Carlistas y Crisis (1833-1868)

El Régimen Liberal (1833-1868)

En 1830 nació Isabel, y Fernando VII cambió la Ley Sálica de 1713 antes de morir, nombrando a su hija heredera. A la muerte del rey, María Cristina se encargó de la regencia hasta que Isabel II alcanzara la mayoría de edad. Los sectores absolutistas se negaron a aceptar el testamento y se alzaron en armas contra la regente, quien buscó el apoyo de los liberales.

Los Liberales en el Poder: Las dos Regencias (1833-1843)

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

El principal instrumento político para la transición fue una carta preconstitucional, el Estatuto Real (1834), para que todos tuvieran los mismos derechos.

La Segunda Constitución Liberal (1837)

Durante 1836 se produjeron revueltas y sublevaciones. Un grupo de suboficiales entró a la fuerza en el Palacio de San Ildefonso de la Granja. Obligaron a la regente a firmar un decreto que reconstruía la Constitución de 1812; esto fue conocido como el Motín de la Granja. Inmediatamente se redactó la Constitución de 1837 con algunos cambios respecto a la de 1812. Con esta Constitución se pudieron promulgar algunas leyes revolucionarias. Cuando finalizó la Primera Guerra Carlista (1839) se promulgó una Ley de Ayuntamiento (1840). Hubo nuevas sublevaciones y María Cristina se vio obligada a renunciar a la regencia.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Los carlistas y absolutistas se enfrentaron a María Cristina, apoyada por liberales que aceptaban a Isabel II como heredera. Durante esta guerra, el general carlista Ramón Cabrera hizo la Expedición Real de 1837. El coronel Tomás de Zumalacárregui, que murió en junio de 1835, había conseguido varias victorias contra las tropas isabelinas. A partir de 1835, la victoria de los isabelinos obligó a Carlos María Isidro a huir a Francia. En 1839, el general carlista y el isabelino llegaron a un acuerdo en el Convenio de Vergara.

La Regencia de Espartero (1841-1843)

María Cristina renunció a gobernar en octubre de 1840 y la regencia fue presidida por Espartero, vencedor de los carlistas, que contaba con el apoyo de los liberales. Después, Espartero se ganó el rechazo de todos, y los políticos liberales que habían sido desplazados del poder en 1840 organizaron un ataque al gobierno. En 1843 se inició una revuelta militar dirigida por Narváez que hizo caer el gobierno. Espartero huyó y se exilió en Londres, y no volvió hasta 1849.

La Década Moderada (1844-1854)

El general Narváez puso fin a la regencia de Espartero. Isabel II asumió el trono de España en 1843 al ser proclamada mayor de edad (13 años) y el gobierno estaba liderado por Narváez (1844). El Partido Moderado gobernó durante 10 años. Suprimió la Constitución de 1837 y redactó una nueva en 1845. El sistema legislativo era bicameral y se mantenía el sufragio censitario. Se realizaron algunas reformas político-administrativas. En 1844 se creó la Guardia Civil. Un año después se creó un sistema educativo como el Plan de Estudios de Pidal (1845). En 1851 se firmó un convenio de colaboración con el Vaticano. En 1854 se planteaba renovar este ambiente político tan degradado.

La 2ª Guerra Carlista (1846-1849)

Carlos V (Carlos María Isidro) había abdicado a favor de su hijo Carlos VI en 1845, quien trató sin éxito de casarse con su prima Isabel II.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Se inició con un pronunciamiento militar, conocido como la Vicalvarada, dirigida por el general O’Donnell. No pretendía destronar a la reina, sino chantajearla. Así se comenzó una nueva etapa política en la que se escribió una nueva carta constitucional, pero no se puso en práctica y se conoce como non nata. Isabel II pidió al general Espartero que gobernara. El gobierno aplicó una 2ª desamortización (1855). La Ley de Ferrocarriles también se dio ese año y, un año después, la Ley Bancaria.

El Retorno del Moderantismo (1856-1868)

Narváez se puso de nuevo al frente del gobierno. En esta época destacó la paralización de la desamortización de 1855 y la 1ª Ley de Educación (1857). La época de mayor prosperidad coincidió con el gobierno de O’Donnell. También se inició una política exterior. En las capas ilustradas se implantaba el Partido Demócrata y aparecía el republicanismo, al tiempo que se creaban las primeras organizaciones obreras y se producían agitaciones entre el campesinado.

Crisis y Desestabilización Política (1866-1868)

Subió el precio del algodón, lo que provocó una crisis industrial y financiera, y todo eso coincidió con una época de malas cosechas y crisis de subsistencias. Aumentaron las agitaciones sociales, las conspiraciones militares y la crítica a la política en la prensa y la universidad. Hubo nuevos pronunciamientos progresistas que fueron reprimidos. La corte y la reina se desprestigiaban más cada día que pasaba. Como alternativa a la crisis, progresistas y demócratas formaron una alianza frente al gobierno de Isabel II.

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