La Regencia de María Cristina de Habsburgo y el Turno de Partidos. La Oposición al Sistema. Regionalismo y Nacionalismo.
Durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina de Habsburgo, se desarrolla el sistema político de la Restauración. Se puso fin a la guerra carlista, al sistema foral del País Vasco y se firmó la Paz con Cuba. Así comienza el turno pacífico entre conservadores y liberales.
De 1875 a 1881, los conservadores ocuparon el gobierno limitando libertades que reconocía la Constitución como la Ley electoral censitaria y la Ley de Reunión (1880). El primer gobierno liberal (1881-1883) amplió las libertades en disposiciones sobre libertad de cátedra o derecho de reunión y censura. En 1885 murió Alfonso XII. La regencia la ocupó María Cristina de Habsburgo y se abrió un periodo con un “Parlamento largo” de los liberales (1886-1890). Se reformó la Ley de asociaciones (1887) y el sufragio universal (1890). En 1885 Sagasta y Cánovas firman el Pacto del Pardo donde acuerdan conservar el Turnismo y reforzar la monarquía.
Conservadores y liberales se enfrentaron en la década de los 90 a atentados terroristas como el asesinato de Cánovas en 1897, y la cuestión colonial cuyo desenlace supuso el fin del imperio colonial español; perdiendo Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898; además de a la oposición al sistema por republicanos, el movimiento obrero, regionalistas y nacionalistas.
Los Republicanos
Los republicanos no se integraron en el partido liberal, con ciertas sublevaciones armadas. Finalmente se formó el Partido Radical Republicano por Lerroux y cuya figura más importante fue Salmerón.
El Movimiento Obrero
El movimiento obrero pasó a la clandestinidad en un principio hasta actuar libremente cuando los liberales accedieron al poder.
Los Anarquistas
Los anarquistas, de ideología colectivista, libertarista, apolítica, con sindicatos y confederaciones, revolucionarios y anticlericales, formaron la Federación de Trabajadores de la Región Española, con militantes principalmente de Andalucía y Cataluña.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
El Partido Socialista Obrero Español fue fundado por Pablo Iglesias apoyado por Lafargue en 1879. En 1888 se funda su sindicato, la UGT (Unión General de Trabajadores). Con la Ley de asociaciones el partido se mueve en la legalidad, no tuvo mucha importancia en política aunque su propaganda fue intensiva.
Regionalismo y Nacionalismo
En la última década de siglo se produjo la eclosión de movimientos regionalistas, que empiezan a recorrer el camino desde una preocupación cultural a una voluntad de actuación en lo político (nacionalismo), y son defendidos por sectores de izquierda y de derecha.
Catalanismo
En cuanto al catalanismo confluye el republicanismo federal (laico, democrático y de izquierdas) y sectores de la Iglesia. En 1882 es creado el Centre Català por Almirol y la Unió Catalanista por Prat de la Riba en 1891, conservadora y católica, que en 1892 elaboró las Bases de Manresa, que proclama la soberanía de Cataluña con Cortes propias, el catalán como lengua oficial y división de competencias de España y Cataluña. En 1901 surgió la Lliga Regionalista de Cambó que es conservadora, católica y burguesa. Busca más autonomía política dentro de España y defiende los intereses económicos catalanes.
Vasquismo
En cuanto al vasquismo, en sus raíces estaba el fracaso de la tercera guerra carlista y recorte de los derechos forales en 1877. Sabino de Arana fundó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco (PNV-EAJ), que defendía la creación de la nación vasca de 7 territorios (4 españoles, 3 franceses), el radicalismo antiespañol y exaltación de la etnia vasca (raza española decadente, rechazo sistemático a inmigrantes españoles), la defensa a ultranza de la Iglesia, el rechazo de lo español y la euskaldeunización y la idealización de mundo rural vasco. El vasquismo político penetró entre las clases medias y en parte de las antiguas bases carlistas.
Otros Nacionalismos
Otros nacionalismos como el valenciano y gallego fueron más minoritarios.
Guerra Colonial y Crisis de 1898
En 1898 se producirá el definitivo fin del imperio colonial español como consecuencia de la guerra contra Estados Unidos en Cuba y Filipinas habiendo tenido lugar previamente una serie de movimientos independentistas.
Ya entre 1868 y 1878 se había producido la Guerra de Cuba finalizada con la Paz de Zanjón.
En Cuba los españoles eran contrarios a conceder autonomía ya que la entendían como independencia. Esto hizo que cada vez más cubanos se alineasen en el bando independentista. Se había desaprovechado la oportunidad de implantar las reformas en las colonias y esto condujo finalmente a la guerra. En 1895 estalla una revuelta (Grito de Baire) bajo la dirección de José Martí (líder del Partido Revolucionario Cubano) y los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. La guerra tuvo un fuerte contenido revolucionario. España envió al general Martínez Campos, sustituido al año siguiente por Weyler, que buscó la victoria militar sin negociaciones. A finales de 1897 y tras ser destituido Weyler se intentó volver a las negociaciones pero era ya demasiado tarde. El acto que decantó la guerra del lado cubano fue la intervención estadounidense, motivada por intereses económicos. En 1898 el acorazado Maine, encargado de la protección de los residentes estadounidenses en La Habana, vuela por los aires y Estados Unidos culpa a España, declarándola la guerra a menos que abandone Cuba en menos de tres días. Los españoles, que se sienten invencibles, declinan la oferta y así da comienza la guerra hispano-norteamericana.
El ejército español encajó una derrota detrás de otra: en Santiago de Cuba la flota era aniquilada y los americanos invadieron Cuba y Puerto Rico.
En Islas Filipinas, tras la pérdida de Cuba se dirigió la atención hacia la explotación del azúcar y el tabaco, pero ya habían aparecido antes movimientos nacionalistas hostiles y en 1896 estalla la revolución independentista. Aquí los estadounidenses se presentaron a los filipinos como sus salvadores y derrotaron a la flota española cerca de Manila mientras tropas entraban en la capital.
La guerra finalizó con la capitulación de España en junio de 1898 y la firma del Tratado de París, en el que Estados Unidos impuso sus condiciones usando como argumento la superioridad militar. Las estipulaciones fueron de carácter territorial:
· España perdía Cuba, ocupada de forma provisional por Estados Unidos.
· España cedía a Estados Unidos Puerto Rico, Guam y las Islas Filipinas.
Esto representó el fin del colonialismo español en América y el Pacífico así que solo le quedaban Islas Marianas, Islas Carolinas y Palaos, vendidas después a Alemania.
En consecuencia 200.000 soldados perdieron la vida en Cuba, 25.000 en Filipinas y 4.500 en Puerto Rico, todos ellos reclutados entre las clases trabajadoras mediante el sistema de quintas. Hubo consecuencias de tres tipos:
· Económicas: por un lado se perdieron los mercados coloniales pero se repatriaron los capitales americanos, permitiendo el desarrollo de la banca (creación del Banco Hispano Americano).
· Políticas: se criticó la torpe política oficial, pero el sistema sobrevivió y surgió el regeneracionismo como alternativa a la Restauración.
· Psicológicas: hubo una crisis de la conciencia nacional y se desarrolló la Generación del 98, preocupada por la situación de España y en la que destacan Unamuno, Pío Baroja, Valle-Inclán y Machado.
Transformaciones Culturales. Cambio en las Mentalidades. La Educación y la Prensa
Hasta el siglo XIX nos encontramos con pintores como Francisco de Goya, que reflejó fielmente la sociedad de la época, fue pintor de la corte (La familia de Carlos IV) o cronista de la guerra de la Independencia con Los fusilamientos del 3 de mayo.
A partir de 1875, la cultura española comenzó a ascender siendo conocida hasta 1936 como la Edad de Plata. El periodo de la Restauración se caracterizó por el orden científico, el esfuerzo de europeización y el predominio de la descripción y la observación al servicio de la crítica social, en muchos casos, en la literatura y las artes plásticas, sobresaliendo el naturalismo.
En la ciencia destaca la figura de Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina 1906; y en las letras, Marcelino Menéndez y Pelayo, que consagró su vida a la historia de las ideas y la crítica e historia de la literatura española e hispanoamericana, liberal pero que valoró con seriedad las aportaciones culturales de otras concepciones religiosas e ideológicas. En pintura destacó Joaquín Sorolla.
El naturalismo en la literatura sirvió de crítica social a las clases dirigentes de la Restauración y al descubrimiento de la región y lo castizo, presente en la mayor parte de ámbito cultural. En el ámbito de la música sobresale la apoteosis de la zarzuela (La verbena de la paloma).
En el campo de la enseñanza, la Restauración eliminó el profesorado más liberal de los centros oficiales y adquirió tintes religiosos y conservadores. Con la vista puesta en Europa, un grupo de profesores opuestos a las ideas conservadoras creó la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por Giner de los Ríos, que proclamó el racionalismo, la libre discusión y el laicismo frente al dominio eclesiástico.
Los nacionalismos periféricos llevaron aparejado el renacimiento de sus propias lenguas regionales: en Cataluña surgió la Renaixença, con escritores como Jacinto Verdaguer. Lo mismo sucedió en Valencia o en Galicia (Rexurdimento), cuando se consigue la restauración literaria de la lengua gallega destacando Rosalía de Castro. En castellano pero siendo valenciano escribió Blasco Ibáñez, con temas regionalistas.
Un grupo de intelectuales y escritores, la Generación del 98, se planteó la necesidad de regeneración de la sociedad española. Fue un grupo heterogéneo aglutinado alrededor de la exaltación del nacionalismo español y los valores de España.
Al acabar la I Guerra Mundial, se reiniciaron las operaciones contra los rebeldes dirigidos por Abd el-Krim. El general Berenguer en 1919 decide desplegar las fuerzas en la zona del protectorado bajo la supuesta incitación del Rey. En 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada por el general Fernández Silvestre. Los choques con las cábilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y masacre de las tropas españolas: el Desastre de Annual con más de 13.000 muertos. Este acontecimiento provocó protestas y los republicanos y socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos.
Se creó el Expediente Picasso, informe redactado por el General Juan Picasso. El expediente puso en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado a África. Antes de que la comisión del Congreso encargada de su estudio fuera a emitir su dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de septiembre el general Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar con el apoyo del Rey, posible implicado.
La dictadura de Primo de Rivera
Alta burguesía, clases medias y el Ejército se comenzaban a plantear la dictadura militar como solución a la crisis (política, económica, moral y de valores). El descontento del ejército tras el desastre de Annual y el afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para generales como Berenguer o para el monarca; el auge de los nacionalismos periféricos como fuerzas opuestas a la Restauración y de republicanos y movimientos obreros; y el triunfo del fascismo en Italia ascendiendo Mussolini al poder, fueron causas del golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña que se sublevó en septiembre de 1923, contando con el inmediato apoyo de Alfonso XIII, quien lo consideraba además necesario.
Se declaró entonces el estado de guerra, la supresión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. Se daba paso a una dictadura militar sin apenas resistencias.
DIRECTORIO MILITAR (1923-1925)
Se constituyó un ministro único pasando a ser asesorado por un Directorio Militar, detrás del que se encontraba la oligarquía de terratenientes e industriales de la Restauración que favorecía a las élites. Tomaron medidas como la censura, la prohibición de bandera e himno catalán y restricción de la lengua al terreno privado, “mano dura” en lo referente a orden público, formación de la Unión Patriótica como único partido y bajo dirección militar siguiendo el modelo fascista de Mussolini; militarismo (altos cargos militares) y medidas económicas que marcaron cierta prosperidad.
El gran éxito de este Directorio fue el Desembarco de Alhucemas en 1925 que puso fin a la resistencia de las cábilas del Rif. Su líder Abd el-Krim se entregó a las autoridades francesas, sin embargo. El fin de la guerra dio gran popularidad al dictador.
DIRECTORIO CIVIL (1925-1930)
A fines de 1925, un gobierno civil presidido por Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar. Se quería institucionalizar la Dictadura. En 1927 se formó la Asamblea Nacional Consultiva con miembros mayoritariamente de Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido y siguiendo de nuevo el modelo fascista italiano. Fracasó en el intento de crear una ley fundamental a modo de Constitución.
De la misma manera se estableció la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato vertical que trataba de arbitrar entre patrones y obreros; y que de nuevo fracasó. Por otro lado se dio un intervencionismo estatal en economía con obras públicas que contrataban y pagaban a gente, que gastaba ese dinero, produciendo un boom económico y prosperidad. Mejoraron las comunicaciones y la exposición universal de Barcelona trató de colocar a España a nivel mundial.
Sin embargo, liberales y conservadores, republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales o estudiantes se oponían a esta dictadura. Así mismo, creció el descontento en el Ejército ante las arbitrariedades de Primo de Rivera. Tras el crack de la bolsa de Nueva York (Jueves Negro) en 1929, los problemas económicos se generalizaron. El descontento social y la devaluación de la peseta acrecentó la oposición, siendo el Estado el mayor perjudicado por el endeudamiento.
En enero de 1930 Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey, quien se apresuró a aceptarla.
Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer, comenzando el período conocido humorísticamente como “Dictablanda”, intentando volver a la situación previa de sistema parlamentario anterior a 1923 pero con un general militar al frente.
El escaso apoyo y la incapacidad de los dirigentes fue aprovechada por una oposición cada vez con más apoyos; hasta que en agosto de 1930 se firmó entre republicanos, socialistas y otros grupos de oposición el pacto de San Sebastián, comprometiéndose a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático: Niceto Alcalá Zamora presidió el Comité Revolucionario.
Aunque en diciembre de 1930 fracasó una sublevación militar en Jaca cuyos líderes fueron juzgados y ejecutados, siendo la mayor parte del Comité Revolucionario detenido en medio de un descontento antimonárquico; Berenguer dimitió en febrero del 31, dando paso a un gobierno presidido por el almirante Aznar, que convocó elecciones municipales en abril de 1931 para volver a la legalidad constitucional. Tales elecciones dieron en las zonas urbanas mayoría a las fuerzas de izquierdas (54% aprox.) que se mostraban opuestas al Rey; mientras que las conservadoras vencieron en las zonas rurales (influencias del caciquismo) defendiendo al monarca. Sin embargo, el triunfo de fuerzas republicanas y socialistas en las zonas urbanas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.
Alfonso XIII
Panorama General del Reinado de Alfonso XIII. Intentos de Modernización. El Regeneracionismo.
El periodo comienza en 1902, con ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se caracterizó por una permanente crisis debido al intervencionismo político de Alfonso XIII, división de los partidos del Turno, debilitamiento del caciquismo y desarrollo de la oposición política y social.
En este contexto, España tuvo que enfrentarse a problemas sociales como la agudización de las luchas sociales (violentas huelgas y convulsiones en fábricas) o la cuestión religiosa con las protestas contra el poder de la Iglesia, sobre todo por la enseñanza. La cuestión militar resurgió con el desconcierto de un ejército humillado en 1898 que recibía críticas de los sectores opositores (republicanos, socialistas, y nacionalistas) y además se consolidó el movimiento nacionalista en Cataluña y País Vasco.
En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña, además la victoria de la Lliga Regionalista de Cambó y Prat de la Riba en las elecciones locales de 1906 alarmó al ejército viendo en peligro la unidad del país. Comentarios satíricos contra el ejército en publicaciones barcelonesas llevaron a que trescientos oficiales asaltaran e incendiaran las imprentas. El gobierno cedió ante el ejército: en 1906 se aprobó la Ley de Jurisdicciones que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la Patria y pasaban a ser juzgadas por el código militar penal.
La reacción pública inmediata. Solidaritat Catalana consiguió la victoria electoral en 1907.
El regeneracionismo de Antonio Maura, líder del partido conservador, llegó al poder en 1907 con un programa que aprobó la Ley de Reforma Electoral (1907) o las Mancomunidades, entre otras reformas.
CRISIS Y QUIEBRA DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN
LA CRISIS DE 1909: LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
La Guerra de Marruecos determinó el estallido de la Semana Trágica. Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevaron a la movilización de reservistas, lo que llevó a protestas.
El Desastre del Barranco del Lobo en Marruecos con unas 1.200 bajas españolas, originó el 16 de julio el estallido de la huelga general en Barcelona convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Tres días de protestas, quemas de conventos y enfrentamientos con el ejército tuvieron un brutal coste humano y una represión muy dura que culminó con el juicio sin garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, anarquista y acusado de ser el primer instigador fundador de la Escuela Moderna.
La Semana Trágica acabó con el programa reformista de Maura. Mientras el PSOE conseguía que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910, el liberal José Canalejas llevó a cabo el último intento regeneracionista de la Restauración. Su acción reformista acabó con su asesinato por un anarquista en 1912.
La I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo prosperidad económica al abastecer a contendientes.
LA CRISIS DE 1917
El mal reparto social de los beneficios del boom económico y la creciente inflación llevaron al estallido social y una profunda y compleja crisis en 1917.
· Crisis militar: el descontento entre los oficiales peninsulares ante los rápidos ascensos de los africanistas culminó con la creación de Juntas de Defensa, aceptadas pese a ir contra la disciplina militar y la subordinación del ejército al poder civil.
· Crisis parlamentaria: setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos y socialistas constituyeron en Barcelona una Asamblea Nacional de Parlamentarios que exigían una nueva constitución y un nuevo gobierno.
· Crisis social: la huelga general de 1917 convocada por CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y UGT (Unión General de Trabajadores) trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato (1913-1915) y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista trajo la desactivación de la Asamblea de Parlamentarios.
Las huelgas y protestas de los anarquistas se encontraron con una dura represión del nuevo gobierno de Maura mediante el Sindicato Libre, grupo de pistoleros que actuó con el apoyo policial; y mediante la aplicación de la Ley de Fugas, pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos exacerbó aún más el conflicto.
La respuesta anarquista llegó en 1921 con el asesinato de Eduardo Dato, presidente del gobierno.
LA GUERRA COLONIAL DE MARRUECOS. EL DESASTRE DE ANNUAL.
Las potencias europeas, en la Conferencia de Algeciras de 1906, acordaron el reparto de Marruecos entre Francia y España, donde aparecieron los conflictos con los indígenas (las cábilas del Rif se agruparon bajo el liderazgo de Abd el-Krim) con un ejército mal dirigido.
El Descubrimiento de América
Cristóbal Colón, marinero genovés, pretendía llegar a las Indias por el oeste apoyándose en la idea de la esfericidad de la Tierra. Tras una primera negativa de los reyes portugueses y los Reyes Católicos, éstos aceptan financiar su expedición debido a la necesidad de buscar una ruta para el comercio de especias, la mentalidad curiosa y aventurera de la época y la capacidad técnica para la navegación desarrollada. Así, se firman las Capitulaciones de Santa Fe (1492) acordando que Castilla será propietaria de las tierras descubiertas y Colón reconocido almirante, virrey y gobernador.
Colón partió del Puerto de Palos en agosto de 1492 con tres naves (Santa María, Pinta y Niña) y tras hacer escala en Canarias llegó a las Antillas el 12 de octubre. Colón realizó tres viajes más en 1493, 1498 y 1502. Pese a todo, parece que Colón murió convencido de que había llegado a las costas occidentales de Asia. Fue Américo Vespucio, cartógrafo, quien afirmó que esas tierras no pertenecían a tal continente.
Tras el descubrimiento, se reconocieron los derechos de la monarquía castellana sobre las tierras descubiertas más allá de la línea cien leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde por el Tratado de Alcaçovas (1479). Sin embargo, Portugal no estuvo conforme con tal división y para evitar conflictos, se trazó una nueva línea imaginaria 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde según el Tratado de Tordesillas (1494) que permitió a Portugal ocupar Brasil.
Conquista y Colonización de América
Durante el reinado de Carlos I se exploró y colonizó el continente americano. La superioridad militar, las alianzas con pueblos sometidos y que parecieran enviados de los dioses según sus profecías supuso una rápida conquista, la cual se dio por particulares con capitulaciones firmadas con la Corona fijando los objetivos y el reparto del botín. Se dieron tres etapas: hasta 1515 se ocuparon las islas del Caribe con Colón o Núñez de Balboa, entre 1515 y 1540 se conquistó el Imperio Azteca de México por Hernán Cortés, el Imperio Inca de Perú por Pizarro y el Imperio Maya de la península del Yucatán; y desde 1540 se intensificó el proceso: en apenas diez años se había explorado casi toda Sudamérica.
Numerosos colonos emigraron a los nuevos territorios por la explotación de las minas de plata y oro a cambio de la quinta parte del mineral extraído y de las tierras, explotadas mediante la encomienda, que concedía un número de indios que las trabajaran a cambio de civilizarlos y evangelizarlos. Los abusos cometidos fueron denunciados por la Iglesia (Bartolomé de las Casas). Las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542) que los prohibían, siempre fueron relativamente cumplidas.
También se dio el sistema de la mita (reclutamiento forzoso de población india para el trabajo en obras públicas o minas). El mestizaje y la explotación condujeron a una escasez de población indígena que dio lugar a un intenso tráfico de esclavos africanos.
Gobierno y Administración en el Imperio Colonial
Las instituciones de gobierno en América fueron una copia de las castellanas. En el gobierno y administración se distinguen dos etapas: una primera de gobernadores reales: Cristóbal Colón, Diego Colón u otros como delegados regios que ejercían la autoridad en nombre del rey mediante las capitulaciones; y una segunda mediante instituciones: Carlos I vio la necesidad de llevar desde España los asuntos de América mediante instituciones como la Casa de Contratación de Sevilla (1503) que organizaba y controlaba el comercio y la navegación con las Indias (Flota de Indias que partía dos veces al año protegida por la Armada para evitar saqueos piratas) o el Consejo de Indias (1524) que elaboraba la legislación indiana y controlaba los nombramientos de cargos.
Territorialmente, América se organizó en dos virreinatos: Nueva España con capital en México y el Virreinato de Perú, con capital en Lima. Al frente de cada uno había un virrey con gran autonomía y libertad para tomar decisiones. Otras instituciones fueron las Audiencias, altos tribunales de justicia; las gobernaciones, similares a los corregimientos peninsulares; las capitanías generales, territorios fronterizos o conflictivos bajo mando militar; y los cabildos, organismos básicos de gobierno municipal.
Impacto de América en España
Desde el principio España vio en América posibilidades de explotación comercial generando consecuencias como una relación comercial en régimen de monopolio a través de la Casa de Contratación de Sevilla, la introducción de nuevos productos como el maíz, el tabaco, el cacao o la patata; la llegada masiva de oro y plata que subió los precios y que financió la política imperial de la monarquía hispánica, la paralización de la industria y la realización de obras suntuarias en vez de inversiones productivas.
La primera legislación de las Indias se produce en 1512 con las Leyes de Burgos, que establecían el funcionamiento de las encomiendas pero que no fueron eficazmente aplicadas, por lo que surgieron denuncias como las de la Iglesia (Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria) que defendían la igualdad o una tutela paternal y bondadosa por parte de Castilla.
Entre 1542 y 1543 se promulgaron las Leyes Nuevas de Indias que mejoraron las condiciones de los indios prohibiendo determinadas prácticas abusivas, hasta que el sistema de encomiendas fue definitivamente abolido en el siglo XVIII.
La España del Siglo XVI: el Modelo Político de los Austrias. La Unión de Reinos
Los Austrias continúan afirmando su autoridad con el progresivo control de poderes y adoptando un gobierno polisinodial (Consejos) y apartando a los nobles de los altos cargos.
Se basan en una numerosa burocracia de letrados, un ejército permanente, una diplomacia para defender los intereses en cada corte europea y una organización eficaz de la hacienda.
El monarca es el centro de poder y de la Corte pero se apoyarán en instituciones: Cancilleres o Secretarios que despachan los asuntos de cada consejo diariamente con el rey para que éste tome la decisión; los Consejos, órganos consultivos especializados en un aspecto determinado y que formaban varios funcionarios y que podían ser territoriales o sectoriales. También hubo virreyes, personas de la máxima confianza que suplían al monarca en algunos territorios como Aragón o Portugal, o un gobernador militar en los Países Bajos por el clima de rebelión constante; y Audiencias o chancillerías que funcionaban como tribunales de justicia. En cuanto a administración territorial en Castilla las oligarquías y corregidores reales gobernaban; y en Aragón se intentó evitar las disputas por el poder mediante la insaculación.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI
En el Siglo XVI se dio un crecimiento demográfico y económico: la población aumentó a ocho millones, aumentó la demanda agrícola que expande los cultivos de secano y mediterráneo a costa de bosques, se mantuvo la ganadería (ovina principalmente), las exportaciones se trasladaron a puertos mediterráneos y las actividades artesanales siguieron siendo escasas. Sin embargo, el comercio interior se vio frenado por la administración territorial.
El mercantilismo, que se iba imponiendo en Europa, se desaprovechó por la monarquía hispánica comenzando a quedar rezagada mientras que otros países despegaban. Así, a mediados de siglo comienzan a aparecer síntomas de crisis: nuevos impuestos, grandes deudas con banqueros extranjeros, subidas de precios, pérdida de poder adquisitivo de las clases populares… Todo agravado con un brote de peste.
La sociedad mantuvo un sistema estamental (nobleza, clero y pueblo llano) destacando los Grandes de España, élite de nobles con altos cargos militares y diplomáticos y privilegios. Se requirió la limpieza de sangre para acceder a ciertos cargos. Se repudiaron durante mucho tiempo prácticas que desarrollaban el capitalismo consideradas como de judíos, lo que originó que la burguesía fuera escasa y que tratara de comprar títulos nobiliarios al Estado, que ingresando por este lado, perdía al pagar sus asignaciones después y no cobrar sus impuestos.
Los Austrias del Siglo XVII. Gobierno de Validos y Conflictos Internos
Los Austrias del Siglo XVII dejaron el gobierno en manos de personas de confianza mediante la privanza. Fueron validos que aumentaron su importancia por la incapacidad de los monarcas.
Con Felipe III (1598-1621), primero de los Austrias Menores, se inició la decadencia de España. Su principal valido fue el Duque de Lerma, quien trasladó la capital a Valladolid y de nuevo a Madrid por el pago de duques madrileños, centrado en su propio enriquecimiento y derribado por el descontento popular y las intrigas de su propio hijo, el Duque de Uceda. Se dio la expulsión de los moriscos (1609), que no se habían adaptado al cristianismo evitando posibles ataques turcos o berberiscos; pero perdiendo así ingresos por impuestos o mano de obra y beneficiando al Duque de Lerma, que se hizo con gran parte del patrimonio.
Felipe IV (1621-1665) confió en el Conde Duque de Olivares que se preocupó por los intereses de la monarquía y trató de renovar glorias pasadas. Su política centralizadora (Unión de Armas 1625) que uniformó la aportación de dinero y hombres a las guerras, provocó una crisis interna en 1640 que estuvo a punto de romper la unidad de España. Fue sustituido por Luis de Haro.
Por la incapacidad de Carlos II (1665-1700), finalmente, ejerció de regente su madre Mariana de Austria que concedió la independencia del Reino de Portugal (1668) (Paz de Lisboa). Confió en validos como el jesuita alemán Nithard, Fernando de Valenzuela, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa, que llevaron a cabo una acertada política financiera de reducción de impuestos que puso las bases de la recuperación del XVIII.
La Crisis de 1640
La crisis de 1640, enmarcada en el reinado de Felipe IV (1621-1665) es una conjunción de problemas. La política del Conde Duque de Olivares, valido, motivó la entrada de la Monarquía Hispánica en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) para ayudar a la familia de Austria con una exigencia de hombres y dinero principalmente castellanos. Así, el valido comienza una política centralizadora: la Unión de Armas (1625) por la que todos los reinos hispánicos deben contribuir de la misma forma. En Cataluña y Portugal esto significaba no respetar los fueros.
Por ello, Cataluña se subleva en contra de la autoridad real en 1640 (Corpus de Sangre) matando al virrey y formando alianza con Francia, que no respeto la independencia de sus instituciones y nombró al rey Luis XIII conde de Barcelona. En 1659 Cataluña sería de nuevo recuperada.
Portugal considera que no se les atiende y comenzó una revolución separatista en 1640, cuando las cortes proclaman rey al duque de Braganza como Juan IV apoyadas por Francia, Inglaterra y Holanda. Las tropas españolas fueron derrotadas en las Batallas de Ameixal (1663) y Montesclaros (1665) y se reconoció la independencia en la Paz de Lisboa de 1668.
Hubo también levantamientos en Andalucía, Vizcaya, Aragón, Nápoles o Sicilia, todos aplastados, aunque Felipe IV mantuvo sus fueros.
9.4. La España del siglo XVII: evolución económica y social.
El Siglo XVII es un siglo de crisis económica generalizada motivada por el descenso del oro y plata que llegan de América y que se desaprovecha, el descenso demográfico por la peste o la expulsión de los moriscos que frena la agricultura y los excesivos gastos de en guerras. La producción de manufacturas cayó y la balanza comercial se inclinó hacia el déficit crónico. La ganadería también entró en decadencia y no se podía competir con talleres extranjeros (telares). Cayó el comercio, colonial sobre todo.
La población descendió de 8 a 6 millones de habitantes y la sociedad mantuvo la estructura estamental: alta nobleza y clero con gran riqueza e influencia mientras que la burguesía busca emparentarse con el grupo privilegiado. Los campesinos y artesanos, agobiados por los impuestos y las penurias económicas, se dedicaron al bandolerismo, pillaje, vagabundeo…
9.5. La España del siglo XVII: esplendor cultural. El Siglo de Oro.
Pese a que el Siglo XVII fue un periodo de crisis en España: en lo político se pierde la hegemonía frente a Francia, en lo socio-económico destaca el empobrecimiento y la mala situación de la población, y hubo un ambiente de pesimismo y decadencia generalizada; la cultura, muy al contrario, vivirá un momento de máximo esplendor denominado Siglo de Oro. Se dará el movimiento artístico del Barroco, se utilizará como elemento propagandístico la Contrarreforma y destacarán figuras como Góngora o Quevedo en poesía, Lope de Vega o Calderón de la Barca y Tirso de Molina en teatro; y Miguel de Cervantes en la novela.
También cabe destacar personas que percibieron la decadencia e intentaron darle solución: los arbitristas.