El Fascismo Italiano
I. La Italia de Posguerra
En este apartado analizaremos los graves problemas por los que atravesó Italia tras la Primera Guerra Mundial, un contexto crucial para entender el nacimiento y desarrollo del fascismo italiano.
1. La victoria mutilada
Italia se sentía frustrada tras la I Guerra Mundial. Aunque formaba parte del bando vencedor, la paz fue considerada una «victoria mutilada«. Existía el convencimiento de que las pérdidas materiales y humanas no se veían recompensadas con los territorios recibidos, insuficientes en comparación con los prometidos por los aliados en el Tratado de Londres de 1915 a cambio de su entrada en la guerra. El país, por tanto, se consideraba engañado y humillado, lo que provocó el desarrollo de un nacionalismo exacerbado que contribuyó a alimentar el fascismo.
2. La situación económica
Tras la guerra, la situación económica en Italia era caótica. A las pérdidas humanas y la destrucción material se sumaba la necesidad de reconvertir la industria y adaptarla a tiempos de paz. A todo ello se unían los problemas financieros del Estado, con un fuerte déficit presupuestario y una enorme deuda emitida para cubrir los gastos de la guerra.
3. La agitación social
Las dificultades económicas generaron un movimiento huelguístico y de ocupaciones de fábricas y tierras por parte de obreros y campesinos. Esta «ofensiva revolucionaria o proletaria» se vio potenciada por la revolución rusa, que animaba a los obreros de toda Europa al presentar un modelo alternativo. Por el contrario, los patronos temían una revolución bolchevique y no dudaron en utilizar todos los medios a su alcance para evitarla, lo que llevó a frecuentes tiroteos entre ambos bandos.
4. La situación política
Al frente de la monarquía italiana se encontraba Víctor Manuel III (1900-1946). Desde 1919 se sucedieron gobiernos inestables, con frecuentes crisis ministeriales: entre 1919 y 1922 hubo cinco gobiernos diferentes. La inestabilidad, junto con la debilidad de los gobiernos, hizo que la democracia italiana se viera como un sistema político desprestigiado. Los sucesivos gobiernos se mostraron impotentes ante la agitación social, y muchos reclamaban un gobierno fuerte que impusiera orden en las calles. Estas peticiones serían atendidas por los fascistas.
En la oposición se encontraban dos grandes partidos: el Partido Socialista, partidario de la República, la supresión del Senado y la reforma agraria, y el Partido Popular Italiano, de inspiración católica y que englobaba a la derecha. En 1921, el sector más izquierdista del Partido Socialista se escindió para formar el Partido Comunista Italiano. El Partido Popular Italiano, por su parte, abogaba por el voto femenino, la descentralización administrativa y un senado electivo.
Frente a estos partidos, en 1919 surgieron los Fasci di Combattimento y las Squadre d’Azione, organizaciones fascistas lideradas por Mussolini. Inicialmente sin mucho peso, comenzaron a ganar notoriedad por sus acciones violentas contra popolari y socialistas. Tras unos inicios complicados, el fascismo adquirió fuerza entre 1920 y 1921, en un contexto de temor a la bolchevización. Propietarios, industriales y banqueros apoyaron a estas organizaciones, mientras el gobierno les permitía actuar. Las «bandas de las porras» se impusieron en las calles, y obreros y sindicalistas sufrieron la violencia del «garrotazo» y el «aceite de ricino». En conclusión, el fascismo se formó en este ambiente de crisis económica, agitación social, nacionalismo radical e inestabilidad política. Mussolini actuó con rapidez. En noviembre de 1921, en el Congreso de Roma, transformó los Fasci en el Partido Nacional Fascista. En 1922, Mussolini se propuso conquistar el poder, contando con los apoyos necesarios.
II. Mussolini y el Fascismo. La Italia Fascista (1922-1939)
1. Mussolini y el nacimiento del fascismo
Benito Mussolini (1883-1945) se convirtió en el líder indiscutible y carismático del fascismo italiano. De orígenes modestos, ascendió a las más altas magistraturas del Estado. Su padre era un socialista convencido, y los primeros pasos en política de Mussolini fueron en ese partido. En 1900 dirigió el periódico socialista Avanti!, pero al estallar la I Guerra Mundial tuvo que dejar la dirección por defender la participación italiana en la contienda. Fundó entonces un nuevo periódico, Il Popolo d’Italia. En 1919, canalizó el descontento de la posguerra y fundó en Milán los Fasci di Combattimento, integrados por excombatientes y extremistas, que actuaron violentamente para reprimir huelgas y manifestaciones obreras. En 1920, ante la ocupación de fábricas por obreros y tierras por campesinos, y la impotencia del gobierno, iniciaron una ofensiva contra socialistas y sindicalistas.