La Caída de Isabel II y el Inicio del Sexenio
El gobierno de Isabel II, caracterizado por el predominio de los militares y el moderantismo (excepto en el Bienio Progresista de 1854-1856), con O’Donnell y Narváez como figuras destacadas, terminó cayendo debido al descontento social. Este descontento fue provocado por la parcialidad de Isabel II en el poder ejecutivo (a pesar de su papel de «árbitro»), las crisis económicas y la represión moderada. Este descontento culminó en la crisis de 1866. Tras el Pacto de Ostende, favorecido por Prim, entre progresistas y demócratas, se produjo en 1868 la Revolución de la Gloriosa, que supuso la caída de los Borbones. Alfonso XII, menor de edad, y su madre, Isabel II, se exiliaron en Francia.
La Constitución de 1869 y la Regencia de Serrano
Con la llegada de los demócratas al poder, se creó una nueva constitución en 1869. Esta cuarta constitución española recogía los principios progresistas de igualdad, libertad y propiedad. La soberanía nacional se basaba en la división de poderes: el presidente del gobierno ostentaba el poder ejecutivo, las Cámaras de Representantes (Congreso y Senado) el legislativo, y los jueces el judicial. El rey solo era el jefe del Estado y actuaba como árbitro del poder ejecutivo. Esta constitución incluyó el sufragio universal masculino y la monarquía democrática como régimen político. La dificultad para encontrar un rey, dado el exilio de Isabel II y la minoría de edad de Alfonso XII, generó un debate sobre la posibilidad de instaurar una república (unitaria o federal). Se inició una regencia presidida por el general Serrano, con Prim como presidente del gobierno. Este periodo se caracterizó por la inestabilidad política y social, provocada por los levantamientos coloniales en Cuba (que culminaron con el Desastre del 98), las reclamaciones carlistas al trono de Carlos VII y el auge del republicanismo.
El Reinado de Amadeo I y la Proclamación de la I República
En 1870, Prim eligió a Amadeo de Saboya, hijo del monarca demócrata Víctor Manuel II, como rey de España. Sin embargo, su reinado fue un fracaso debido al desconocimiento del idioma, la oposición de la nobleza, que se alineó con Cánovas del Castillo (defensor de los derechos de Alfonso XII), los levantamientos carlistas y las revueltas del movimiento obrero. Amadeo I abdicó el 11 de febrero de 1873, lo que llevó a la proclamación de la I República Española. Esta república, marcada por la inestabilidad, apenas duró 10 meses.
La Inestable I República y el Golpe de Pavía
El primer presidente de la república, Estanislao Figueras, defendía una postura unitaria. Sus objetivos eran convocar Cortes Constituyentes, promulgar una nueva constitución, abolir la esclavitud en Puerto Rico y promulgar una amplia amnistía. Sin embargo, se enfrentó a una hacienda arruinada, la guerra carlista en el norte, un ejército inclinado hacia el moderantismo y la exigencia de cambios radicales. Tras la dimisión de Figueras, le sucedió Pi i Margal, republicano federalista. Durante su mandato surgieron dos tendencias: los transigente, liderados por Prim, que creían que para instaurar una república federal era necesaria la paz; y los intransigentes, que buscaban la república federal de forma inmediata. La retirada de estos últimos provocó la Revolución Cantonal en Cartagena, que se extendió por otras provincias del levante y sur peninsular. Ante esta situación y la falta de apoyo para la reforma constitucional, Pi i Margal dimitió el 18 de julio. Le sucedió Nicolás Salmerón, quien se limitó a restablecer el orden militarmente y a reprimir los movimientos obreros internacionalistas. Finalmente, con Emilio Castelar, la república dio un giro a la derecha, restableciendo el orden mediante el uso masivo del ejército (fin de la Tercera Guerra Carlista y de los levantamientos de Cuba). Este uso del ejército provocó el intento de los diputados de izquierda de lograr un cambio, a lo que el ejército respondió con el golpe de Estado del general Pavía el 3 de enero de 1874, que puso fin a la I República.
El Retorno de la Monarquía
El golpe de Estado de Pavía tenía la intención de finalizar la república y restaurar el moderantismo en la figura de Alfonso XII. Cánovas del Castillo, para evitar el protagonismo del ejército en el reinado de Alfonso XII, decidió esperar hasta que el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII. Con Alfonso XII y Cánovas del Castillo se restableció el moderantismo tradicional mediante el Sistema Canovista, iniciando la etapa conocida como la Restauración.