España en la era napoleónica: De Carlos IV a la Constitución de 1812

El Reinado de Carlos IV y el ascenso de Godoy

Carlos IV ascendió al trono español en 1788, en un contexto marcado por la Revolución Francesa. El temor a la expansión revolucionaria frenó las reformas ilustradas iniciadas por Carlos III. Apartó a los ministros ilustrados y nombró a Godoy como Secretario de Estado. Godoy, figura controvertida, gozó del favor real, pero no del apoyo popular ni del príncipe Fernando. Su acumulación de poder, las reformas como la desamortización para afrontar la crisis financiera (que provocó el rechazo de la Iglesia), y la subordinación a la política exterior francesa de Napoleón, propiciaron la creación de un partido «antigodoyista» o «fernandino», compuesto por nobles y clérigos afines al príncipe Fernando.

La política española oscilaba entre el temor a Francia y los intentos de pacto. Godoy se alió con Francia contra Gran Bretaña, lo que culminó en la derrota de Trafalgar (1805). Las consecuencias fueron devastadoras: la pérdida de gran parte de la flota y la interrupción del comercio con las colonias americanas. Para paliar la crisis, Godoy aumentó las contribuciones e impulsó la desamortización, generando el descontento de la nobleza, la Iglesia y el pueblo.

El Tratado de Aranjuez y el Motín de Aranjuez

En 1807, Godoy firmó el Tratado de Aranjuez con Napoleón, autorizando la entrada de tropas francesas para ocupar Portugal (aliada de Gran Bretaña). A cambio, se pactó el reparto de Portugal y un principado para Godoy. En 1808, los franceses atravesaron los Pirineos, desplegándose por España. El Motín de Aranjuez (1808) estalló en el palacio real, buscando la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando. Carlos IV pidió ayuda a Napoleón, quien, consciente de la debilidad de la monarquía española, decidió invadir y anexionar España al Imperio francés.

La invasión francesa y el reinado de José Bonaparte

Napoleón convocó a Carlos IV y Fernando VII a Bayona y nombró a su hermano, José I Bonaparte, rey de España. José I implementó reformas para desmantelar el Antiguo Régimen: desamortización de tierras del clero, abolición del régimen señorial, reforma de la administración, abolición de la Inquisición y un Estatuto que reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a cargos públicos.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

El 2 de mayo de 1808, el levantamiento popular contra la presencia francesa en Madrid inició la Guerra de la Independencia, extendiéndose por todo el país. En Galicia, Andalucía, Aragón y Castilla, la población se organizó en Juntas locales y provinciales, creando finalmente una Junta Central que se trasladó a Cádiz ante el avance francés. El ejército español, insuficiente, recurrió a la guerrilla, pequeñas partidas de voluntarios (hasta 55.000 hombres) que hostigaban a los franceses. Destacaron figuras como Espoz y Mina o «El Empecinado».

La guerra se desarrolló en tres etapas:

  1. Resistencia popular (1808): La invasión, que Napoleón preveía rápida, se vio frenada por la resistencia de algunas ciudades. La derrota francesa en Bailén impidió la conquista de Andalucía.
  2. Ocupación (1809-1811): Napoleón, con un ejército de 250.000 hombres, tomó Madrid y otros territorios. La guerrilla se convirtió en la principal forma de resistencia.
  3. Derrota napoleónica (1812-1814): En 1812, Napoleón retiró tropas de España para la campaña de Rusia. Las tropas españolas, la guerrilla y el ejército británico, al mando del general Wellington, lograron la victoria de Arapiles (1812). José I abandonó Madrid y Napoleón pactó el fin del conflicto con el Tratado de Valençay (1813), permitiendo el regreso de Fernando VII.

Actitudes ante la ocupación francesa

  • Afrancesados: Minoría de intelectuales, altos funcionarios y nobles que aceptaron a José I y su programa reformista.
  • Patriotas: La mayoría de la población, con diversas posiciones: algunos ilustrados buscaban el regreso de Fernando VII y una monarquía modernizada; burgueses, intelectuales y liberales defendían un sistema parlamentario.

Consecuencias de la guerra

La guerra provocó la destrucción de ciudades, una alta mortalidad (hasta el 50% en algunas zonas), caída de la natalidad, devastación de campos de cultivo, colapso industrial y paralización del comercio. El costo global fue enorme, generando una deuda pública inasumible, agravada por la posterior independencia de las colonias americanas.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Ante el colapso del Estado, la Junta Central convocó las Cortes en Cádiz (ciudad defendida y libre de la ocupación francesa), con el objetivo de elaborar una Constitución. Los diputados representaban diversas ideologías: absolutistas, partidarios de un régimen intermedio y liberales, que defendían una cámara única con soberanía nacional. Triunfó la postura liberal, influenciada por la Ilustración francesa, el parlamentarismo inglés y el sistema político estadounidense. Adam Smith influyó en el pensamiento económico.

En 1810, se creó la comisión para elaborar la Constitución. El 19 de marzo de 1812 se promulgó la primera Constitución española, conocida popularmente como «La Pepa». Con 384 artículos, su tramitación estuvo marcada por debates entre absolutistas y liberales. Además de la Constitución, las Cortes aprobaron leyes y decretos para desmantelar el Antiguo Régimen e instaurar un régimen liberal.

Los principios de la Constitución de 1812 fueron:

  • Soberanía nacional: el poder reside en el pueblo.
  • Derechos y liberdades individuales e igualdad ante la ley.
  • Libertad de imprenta.
  • División de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
  • Religión católica como única religión oficial.
  • Abolición de la Inquisición.
  • Sufragio universal masculino.
  • Creación de la Milicia Nacional.
  • Monarquía constitucional.
  • Libertad económica.

La Constitución de 1812 tuvo escasa vigencia práctica. La guerra impidió su aplicación efectiva y, con el regreso de Fernando VII, se restauró el absolutismo.

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