La Cuestión Colonial: Cuba, Filipinas y el Desastre
A- Planteamiento de la Cuestión Colonial
Las tres guerras cubanas estuvieron motivadas por la conciencia emancipadora de los isleños, quienes deseaban libertad e igualdad. Cuba y Filipinas estaban sometidas al poder centralista y económico de España, y la esclavitud seguía vigente. La Paz de Zanjón no resolvió las demandas de los insurgentes, y los españolistas de la isla se oponían a cualquier cambio, manteniendo el statu quo. Solo se logró una abolición restringida de la esclavitud. En este contexto, estalló la segunda guerra, liderada por Antonio Maceo, aunque los rebeldes fueron sometidos por el general Polavieja. Hubo intentos posteriores de conceder reformas a Cuba, pero los intereses de España, centrados en la exportación de azúcar y tabaco (muy dependiente del mercado estadounidense) y controlados por familias españolas que se beneficiaban de la mano de obra esclava, lo impidieron. Además, Cuba era un mercado importante para los productos españoles. El factor comercial, especialmente el monocultivo de azúcar y tabaco que ligaba la isla a EE. UU., fue otro desencadenante del conflicto.
B- La Guerra Cubana y Filipina (1895-1898): Etapas
Los líderes cubanos fueron el poeta e intelectual José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. La sublevación estalló el 24 de febrero de 1895, por orden de Martí. En Filipinas, la sublevación fue dirigida por José Rizal desde 1896.
Etapas de la Guerra:
- Primera etapa: Los rebeldes se sublevaron en la parte oriental de Cuba y utilizaron la guerra de guerrillas.
- Segunda etapa: El general Valeriano Weyler asumió el mando para responder a los sublevados. Cánovas aplicó reformas administrativas en la isla, buscando atraer a los sublevados y calmar las presiones de Estados Unidos. En este momento, la guerra pudo haberse ganado.
- Tercera etapa: Tras el asesinato de Cánovas, el gobierno liberal de Sagasta reemplazó a Weyler por Ramón Blanco y concedió la autonomía completa a Cuba.
C- Intervención de los Estados Unidos y Guerra Hispanoamericana
La intervención estadounidense en Cuba se debió a la estrategia del imperialismo comercial practicada por las grandes potencias. Existían intereses que presionaban al presidente McKinley. El incidente del acorazado Maine fue la excusa para llevar al límite las exigencias. Tras un ultimátum, se declaró la guerra. Las flotas españolas fueron destruidas, y las fuerzas terrestres estadounidenses desembarcaron en las tres islas. Se abrieron negociaciones de paz, mediadas por Francia, y se firmó un Protocolo con las exigencias de Estados Unidos, que llevó al Tratado de Paz de París. España cedió Filipinas, Cuba y Puerto Rico. La negativa a conceder la independencia a Cuba, por temor a una sublevación popular y la caída de la monarquía, así como a una reacción del ejército, llevó al gobierno español a esta situación.
Las Consecuencias del Desastre: El Regeneracionismo (1898-1902)
A- Las Consecuencias de 1898
La pérdida de las colonias no tuvo las consecuencias catastróficas que se temían. El sistema político y la monarquía no se vieron afectados en su credibilidad, como refleja Silvela en su artículo «Sin pulso». No hubo grandes efectos económicos, salvo en el sector textil catalán y la pérdida de mercados; de hecho, la Bolsa se estabilizó y la economía española experimentó un crecimiento, con la creación de bancos, empresas industriales y fusiones bancarias. Sin embargo, surgió una gran preocupación nacional y un sentimiento de desastre, que desembocó en una corriente de pesimismo político e intelectual. Las respuestas fueron el regeneracionismo y la protesta social.
B- Crisis de la Conciencia Nacional: El Regeneracionismo
Las reacciones críticas al sistema de la Restauración ya existían antes de 1898, con intelectuales como Joaquín Costa, Lucas Mallada, Macía Picabea y Leopoldo Alas «Clarín». Joaquín Costa fue el más destacado y activo, defendiendo la modernización, la política educativa, la transformación de la agricultura (con grandes planes de irrigación) y la europeización. Todos criticaban el régimen parlamentario caciquil y deseaban grandes reformas administrativas y transformaciones económicas. A este grupo se sumó la generación literaria del 98.
C- La Protesta Social de Comerciantes y Agricultores
Algunas de estas críticas se materializaron en las protestas de las Cámaras Agrarias y de Comercio. Las primeras crearon la Liga Nacional de Productores, que, junto con las Cámaras de Comercio, formaron la Unión Nacional en 1900. Representaban los intereses de las clases productoras, las «fuerzas vivas», preocupadas por el desastre y el estancamiento económico. Sus planteamientos incluían el fomento de la riqueza, reformas administrativas, reducción del gasto público y descentralización. Se opusieron a las reformas fiscales del ministro Villaverde, con huelgas de tiendas y contribuyentes en Cataluña y luego en el resto de España. No buscaron crear un partido político ni participar en elecciones, pero fueron la primera gran advertencia al régimen de la Restauración, mostrando la diferencia entre el «país real» y el «país oficial». En las regiones periféricas, los regionalismos reactivaron su presión, especialmente en Cataluña, donde el catalanismo se consolidó como una fuerza política. También hubo consecuencias en el mundo obrero, con un impulso decisivo a la UGT.
Los Primeros Gobiernos Regeneracionistas
A- Los Gobiernos Regeneracionistas de Silvela y Sagasta
Los políticos, especialmente los conservadores, fueron sensibles al desastre y buscaron afrontar la situación. El manifiesto del general Polavieja expuso los objetivos del regeneracionismo desde el poder: críticas a la corrupción administrativa y al caciquismo, reformas en educación y hacienda, impulso económico y descentralización. En 1899, Silvela formó un gobierno de coalición con un proyecto ético de moralización, menos corrupción, más eficacia y honestidad electoral, además de un plan del Ministerio de Hacienda (Villaverde). También se preocuparon por la cuestión social. Los gobiernos siguientes continuaron en esta línea, extendiendo las reformas para garantizar más libertades (como el derecho de huelga), secularizando la sociedad española y enfrentándose a la cuestión religiosa. Propusieron reformas electorales, regular las relaciones obrero-patronales (Ley de Conciliación), reformar el Concordato con la Iglesia y un proyecto educativo de Romanones (que establecía que la religión no era obligatoria en el bachillerato), así como un plan de obras públicas. Eran programas reformistas, no revolucionarios, que no buscaban destruir el sistema de la Restauración.
B- El Fracaso del Primer Regeneracionismo
Los partidos dinásticos intentaron regenerar el sistema de Cánovas, pero fracasaron debido a la desintegración interna y a los problemas del país. Los proyectos se estrellaban en las Cortes por los intereses enfrentados de la oligarquía. La llegada al trono de Alfonso XIII generó nuevas esperanzas, pero el problema radicaba en el sistema político y la manipulación electoral.