España: De la Restauración a la Dictadura de Primo de Rivera

La Restauración y sus Crisis

La Crisis del 98 y sus Consecuencias

En 1898, en una guerra corta con EEUU, España perdió las últimas posesiones de su imperio colonial. El desastre no fue solamente militar y económico, sino también político, ya que desprestigió a los partidos dinásticos y provocó una profunda crisis del sistema político creado por Cánovas.

Las Guerras Coloniales

La importancia política de las últimas colonias aumentó en el siglo XIX conforme se incrementaba su riqueza. La isla de Cuba se había convertido en el principal productor mundial de azúcar: un 90% se vendía en EEUU. La isla, con 1.400.000 habitantes en 1869, tenía un 30% de esclavos negros y chinos. La administración colonial española trataba de sacar el máximo beneficio económico para la metrópoli. Esta actuación está detrás de la insurrección de 1868 («Grito de Yara») que dio lugar a una larga guerra hasta 1878 («Paz de Zanjón») que no aportó soluciones políticas para las colonias.

El Desastre del 98

La presión de EEUU sobre España por la cuestión cubana se acentuó a principios de 1898: intereses económicos (presión de las grandes compañías azucareras, vincular Cuba al mercado norteamericano) e intereses políticos (EEUU, tras la colonización del Oeste se convierte en una potencia con intereses exteriores), apoyados por una parte de la opinión pública, son los motivos que llevan a la guerra. La explosión del acorazado Maine fue el pretexto para declarar la guerra a España. En dos batallas (Santiago de Cuba y Cavite en Filipinas) los americanos liquidaron la flota española. El desembarco de tropas norteamericanas en ambas islas obligó al gobierno español a solicitar el armisticio (julio de 1898). Meses después, por el Tratado de París, Filipinas y Puerto Rico se convierten en posesiones norteamericanas y Cuba, bajo la apariencia de una república independiente, pasó a ser controlada por los norteamericanos.

El 98 y sus Repercusiones: El Regeneracionismo

El desastre del 98 creó un fuerte descontento y arraigó el pesimismo en el país. Para los enemigos del sistema, demostraba la incapacidad de la monarquía: republicanos, carlistas, socialistas y regionalistas. En este contexto, buena parte de la sociedad exigía un cambio en profundidad, una «regeneración» del país, sustituyendo la política de la Restauración que protegía los intereses de la oligarquía y emprendiendo la moralización de la gestión pública, reforma del Estado y fomento de la riqueza.

Impacto de la Primera Guerra Mundial

La neutralidad española tuvo repercusiones importantes en la economía española: necesidad de autoabastecerse de una serie de productos que antes de la guerra eran importados y la posibilidad de exportar productos industriales y agrarios a los países beligerantes. La economía española se lanzó: superávit en la balanza comercial de 1915-1919. Las exportaciones textiles y de productos siderúrgicos y la sustitución de importaciones hizo crecer algunas industrias y diversificó la estructura industrial (química, carbón, mecánica…). Se produjo también una fuerte acumulación de capitales y un gran aumento de los beneficios: consolidación de la gran banca y su papel en la industria: modelo de desarrollo capitalista basado en un pequeño grupo de bancos (Bilbao, Vizcaya, Hispano-Americano, Urquijo…) que dominaban sectores clave de la economía. A la larga, el proceso fue puramente especulativo, coyuntural, sin continuidad al acabar la guerra; y, por otra parte, los beneficios del mercado exterior tuvieron como contrapartida unos efectos negativos sobre el mercado interior: alza de precios notable, pérdida de poder adquisitivo de los salarios (en 1917 era el 80% del que tenían en 1914). En estas condiciones, la conflictividad social aumentó desde 1915.

Crisis de 1917

El fraccionamiento y el desprestigio de los partidos dinásticos condujeron al sistema de la Restauración a su crisis definitiva en 1917. La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial permitió un crecimiento importante que contribuyó al recrudecimiento de las tensiones sociales. Los asambleístas confiaban en la neutralidad del ejército inmerso en el problema de la creación de Juntas Militares de Defensa, movimiento corporativo y clandestino enfrentado con el gobierno de Dato: reclaman cambios en el sistema de ascensos y exigen mejoras económicas.

Gobiernos de Concentración y Agitación Social

Los años que van de 1917 a 1923 se caracterizan por la presencia de un potente movimiento obrero que lleva a las fuerzas políticas burguesas a una actitud de mantenimiento del orden público antes que cualquier reforma. La conflictividad social se generalizó y alcanzó una extensión desconocida hasta entonces, no sólo en los centros industriales, sino también en zonas agrarias. Esta radicalización estaba motivada, entre otros factores, por:

  • Actitud intransigente de las organizaciones patronales para combatir el movimiento obrero: el invierno de 1919-20 que dejó a 200.000 trabajadores catalanes dos meses sin trabajo.
  • La euforia revolucionaria de los sindicatos y partidos obreros que, confiados en su fuerza (en 1919 la UGT tiene 211.000 afiliados y 700.000 la CNT), se lanzan a un combate que consideran definitivo (revolución rusa) para su emancipación social.

En el campo, los jornaleros andaluces paralizaron la cosecha en 1918, 1919 y 1920 («trienio bolchevique») y adquieren tintes de revolución social: ocupación y repartimiento de tierras…; en Barcelona y su cinturón industrial, la lucha obrera, dirigida por la CNT, adquiere un carácter más masivo: huelga de la Canadiense (febrero-marzo de 1919).

La Dictadura de Primo de Rivera

El golpe de Estado de Primo de Rivera (13-09-1923) contó con la connivencia del Rey y el apoyo entusiasta de las organizaciones patronales y la extrema derecha. Pero además, buena parte de los partidos monárquicos adoptaron una actitud pasiva y de comprensión con la nueva situación. Aunque el dictador anunció que su gobierno sería provisional, que sólo pretendía restaurar el orden, pronto quedó de manifiesto que pretendía instaurar un nuevo sistema político inspirado ligeramente en el fascismo italiano.

Un Régimen Fascistizante

El nuevo régimen se inició con la formación de un directorio militar que suspendió la Constitución, prohibió partidos y sindicatos y destituyó a todos los cargos electos. La represión alcanzó sobre todo a la CNT. La dictadura suprimió la Mancomunidad de Cataluña, prohibió el uso público del catalán, bailar sardanas… Esto radicalizará el movimiento nacionalista (Estat Catalá de Francesc Macià intentó organizar la insurrección armada) y ello creó grandes dificultades a los dirigentes de la Lliga Regionalista que se habían manifestado comprensivos con las intenciones del dictador. La dictadura resolvió militarmente la cuestión del Rif gracias a la colaboración con el ejército francés.

La Política Económica

  • El nacionalismo económico se vio reforzado con la creación del monopolio estatal de importación, refinado y distribución de petróleo (CAMPSA), que antes estaba en manos de compañías europeas.
  • Se concedieron amplios monopolios: tabaco, teléfono… y se continuó con la tradicional política proteccionista.
  • Con el nuevo régimen se acentuó el poder de la oligarquía financiera. Los grandes bancos continuaron su expansión.
  • La dictadura inició una serie de acciones encaminadas a mejorar la infraestructura del país: construcción de carreteras, ampliación de la red de ferrocarriles y un plan hidráulico que comportaba tanto el aumento del regadío como de la electrificación.

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