La Muerte y la Cultura en el Siglo XIV
La muerte adquiere un papel preponderante en el siglo XIV, manifestándose en el arte, la literatura y la cultura en general. Este nuevo enfoque hacia la muerte se entrelaza con las tensiones en el seno de la Iglesia, que culminarán en el llamado Cisma de Occidente.
El Conflicto entre la Iglesia y el Poder Secular
El Enfrentamiento entre Bonifacio VIII y Felipe IV
El siglo XIV se caracteriza por un creciente conflicto entre la Iglesia y los poderes seculares, especialmente la monarquía francesa. Los reyes de Francia, como Felipe IV (1385-1414), buscan afirmar su autoridad frente al papado, lo que genera tensiones y enfrentamientos. Uno de los episodios más significativos es el choque entre Felipe IV y el Papa Bonifacio VIII. El detonante de este conflicto es la imposición de un impuesto al clero por parte del rey francés, lo que provoca la reacción del papado. Bonifacio VIII emite la bula Unam Sanctam, donde defiende la supremacía del poder espiritual sobre el temporal.
El Traslado del Papado a Aviñón
Tras la muerte de Bonifacio VIII y el breve pontificado de Benedicto XI, es elegido Clemente V. En 1309, el papado se traslada de Roma a Aviñón, dando inicio al llamado «Papado de Aviñón» o «Cautiverio de Aviñón». Durante casi 70 años, los papas residirán en Aviñón bajo la influencia de los reyes franceses. Este período se caracteriza por:
- Influencia francesa: La mayoría de los cardenales y papas de este período son de origen francés.
- Centralización administrativa: Se desarrolla una fuerte centralización administrativa, fiscal y económica de la Iglesia.
- Control de los beneficios eclesiásticos: La Iglesia ejerce un control riguroso sobre los cargos religiosos y sus rentas.
La creación de la Cámara Apostólica, la Cancillería y el Tribunal de la Rota son ejemplos de esta centralización administrativa. Los ingresos obtenidos a través de los beneficios eclesiásticos permiten financiar el lujoso estilo de vida de la corte papal en Aviñón y la construcción de grandes obras.
El Cisma de Occidente
El Regreso a Roma y la Doble Elección Papal
A pesar de la estabilidad en Aviñón, siempre se mantuvo la idea de regresar a Roma. En 1377, Gregorio XI traslada la sede papal de nuevo a Roma, pero muere al año siguiente. La elección de su sucesor, Urbano VI, genera divisiones entre los cardenales, quienes eligen a un segundo papa, Clemente VII, quien se establece de nuevo en Aviñón. Esto da inicio al Cisma de Occidente, con dos papas simultáneos, uno en Roma y otro en Aviñón.
La Búsqueda de Soluciones: Via Facti, Via Cessionis, Via Compromissi y Via Concilii
Para resolver el cisma, se proponen diversas vías:
- Via Facti (Vía de Hecho): Imponer un papa sobre el otro por la fuerza. Esta vía fracasa debido al equilibrio de fuerzas.
- Via Cessionis (Vía de la Renuncia): Renuncia voluntaria de ambos papas y elección de uno nuevo. Los papas se niegan a renunciar.
- Via Compromissi (Vía del Arbitraje): Un grupo de árbitros imparciales elige al papa legítimo. Esta vía es inviable por la falta de imparcialidad.
- Via Concilii (Vía del Concilio): Convocatoria de un concilio general para resolver la cuestión.
El Concilio de Pisa y la Triplicación del Papado
En 1409, se convoca el Concilio de Pisa, que depone a los dos papas existentes y elige a un tercero, Alejandro V. Sin embargo, los papas depuestos no aceptan la decisión, lo que resulta en una situación aún más compleja con tres papas simultáneos.
El Concilio de Constanza y la Resolución del Cisma
Finalmente, el emperador Segismundo convoca el Concilio de Constanza (1414-1418). Este concilio logra la renuncia o deposición de los tres papas y elige a Martín V como único papa legítimo, poniendo fin al Cisma de Occidente. El Concilio de Constanza también aborda la reforma de la Iglesia y la condena de las ideas de Jan Hus.
El Debate sobre el Poder Papal y el Conciliarismo
El Cisma de Occidente genera un intenso debate sobre la naturaleza del poder papal y la autoridad de los concilios. Figuras como Juan de París, Guillermo de Ockham y Marsilio de Padua defienden diferentes posturas sobre la relación entre el papa y la Iglesia. El Concilio de Constanza, con la aprobación del decreto Haec Sancta, establece la supremacía del concilio sobre el papa, sentando las bases del conciliarismo. Sin embargo, esta doctrina será posteriormente cuestionada y el poder papal se reafirmará.