Operación Cóndor: Orígenes, Acciones y Legado en Sudamérica

Orígenes y Procesos Estructurales de la Operación Cóndor

La Operación Cóndor surge de la interacción de procesos estructurales complejos, entrelazados pero agrupables en tres categorías para su análisis:

a) La histórica alianza entre las clases dominantes locales y los países centrales.

b) Los intereses de Estados Unidos en la región durante la Guerra Fría y su influencia ideológica sobre los ejércitos nacionales.

c) La conformación de gobiernos progresistas.

El conflicto se origina por la retroalimentación mutua entre los dos primeros procesos y la oposición al tercero.

La estrecha relación entre las oligarquías nacionales y los países centrales determinó gran parte del desarrollo histórico del Cono Sur. Durante el siglo XX, la falta de una burguesía nacional fuerte, la pasividad de las masas y el imperialismo norteamericano propiciaron dictaduras. Los países centrales reforzaron el latifundio y el nuevo colonialismo económico, resultando en oligarquías debilitadas, el surgimiento de una clase media y trabajadores organizados.

La íntima relación entre Estados Unidos y los grupos dominantes locales se remonta al segundo proceso. Tras la Segunda Guerra Mundial, la actitud de Washington hacia América Latina estuvo determinada por la disputa de áreas de influencia con la URSS, la derrota en Vietnam y el triunfo de la Revolución Cubana. La Casa Blanca necesitaba incidir sobre los gobiernos anti-norteamericanos para mantener su dominio en la región. La solución fue la Doctrina de Seguridad Interna. La Escuela del Ejército de las Américas fue el principal centro de adiestramiento para extranjeros. En Fort Gulick, además de la escuela, funcionó el Centro de Planificación y Operación contra Insurgentes Hemisféricos, que facilitó las comunicaciones internacionales para la Operación Cóndor a través de la red de telecomunicaciones del gobierno de Estados Unidos.

En oposición a estos dos procesos, surgieron en el Cono Sur gobiernos que propugnaron el desarrollo interno, postergando acuerdos de explotación de recursos naturales con multinacionales. Estos gobiernos propusieron fricciones con orientaciones nacionales populares, opuestas a las ficciones construidas por las oligarquías. El Cono Sur fue asolado por cuatro tipos de dictaduras: personales (Paraguay), burocráticas y desarrollistas (Argentina y Brasil), nacionalistas y reformistas (Bolivia y Perú), y finalmente, regímenes terroristas y neoliberales (Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay), entre los cuales se ideó la Operación Cóndor.

Nacimiento de la Operación

El derrocamiento del General Juan José Torres en Bolivia abrió la puerta a dictaduras más sangrientas. Su gobierno fue derrocado por grupos pro-estadounidenses al mando del General Hugo Bánzer. La represión fue intensa. El 23 de agosto, el General Zenteno ordenó a sus tanques pasar por encima de las universidades que bloqueaban una avenida. Al año siguiente, el MNR retiró su apoyo a Bánzer, lo que provocó gran agitación en Cochabamba, respondida con más violencia. Bánzer reemplazó a los civiles de su gobierno por tecnócratas neoliberales y suspendió los partidos políticos y sindicatos.

Con Bolivia bajo control, la preocupación se centró en el triunfo de la Unidad Popular en Chile en 1973. Los industriales provocaron desabastecimiento mediante el Sistema de Asociaciones Civiles Organizadas. El 11 de septiembre, el General Pinochet perpetró el golpe, asesinando la única democracia que podía permitir la asunción de una coalición comunista. La huida de bolivianos y chilenos hacia Argentina se sumó a la de uruguayos. Muchos chilenos y argentinos se organizaron para presionar por una redemocratización, formando sindicatos, organizaciones estudiantiles, partidos políticos, uniones vecinales y entidades culturales. Esta actividad preocupó a Pinochet, quien los vio como principales enemigos, surgiendo así la Operación Cóndor. Una de las primeras acciones contra exiliados fue el asesinato de Carlos Prats en 1974.

El Vuelo del Cóndor

Las acciones más conocidas de la Operación Cóndor incluyen la Operación Colombo, el seguimiento, traslado y eliminación de exiliados políticos en países miembros, la Fase Tres y el uso del terror en Centroamérica. Frente a la inminente visita de la Comisión de Derechos Humanos a Chile, la DINA y la Triple A acordaron la Operación Colombo para reaparecer mediáticamente a 119 desaparecidos chilenos. Según el plan, la DINA entregaría a la Triple A documentos falsos de chilenos muertos en campos de concentración, y esta a su vez los dejaría junto a cadáveres irreconocibles en lugares públicos. Los muertos eran en realidad militantes de izquierda secuestrados por la Triple A. De este modo, 119 chilenos aparecieron muertos en Argentina, en medio de una lluvia de noticias falsas que hablaban de avistamientos de miristas en Tucumán o cruzando la cordillera para entrar o salir de Chile. En oposición, estaban los testigos y quienes los vieron en campos de concentración.

Aparte de esta operación, en 1974 al menos 15,000 refugiados políticos sufrieron represiones ilegales y al menos 69 fueron amenazados para abandonar el país. En 1976, se intensificó la persecución contra exiliados políticos. Ante el desamparo, muchos exiliados ocuparon la Embajada de Canadá hasta poder salir del país. El saldo fue atroz: unos 40 bolivianos, 120 paraguayos y 30 uruguayos. El 28 de octubre, el gobierno de Montevideo anunció que las supuestas desapariciones eran falsas, una estrategia para infiltrarse en Uruguay.

La eliminación de opositores a las dictaduras se repitió en todos los países del Cono Sur. En 1973, el Embajador de Bolivia en Paraguay fue asesinado.

Paralelamente a la persecución de exiliados en el Cono Sur, la Tercera Fase se implementó en otras naciones, principalmente en Europa y el resto de América, donde grupos de exiliados denunciaban la crueldad de las dictaduras. La Tercera Fase constaba de dos grupos (uno encargado del seguimiento de exiliados y otro de su eliminación), que operaban con documentación falsa provista por los otros países.

Estados Unidos apoyó la Operación Cóndor en el Cono Sur, pero para sus acciones en Centroamérica, la CIA creó el CORU. El CORU fue el mejor aliado de Cóndor en las acciones sobre Centroamérica. En 1980, 14 de los 20 millones de habitantes de la región eran pobres. Esto originó el levantamiento popular contra las pocas familias que manejaban las economías nacionales, aliadas a empresas transnacionales. La matanza de líderes locales fue irrefrenable. El éxito del terror en Centroamérica llevó al ejército argentino a planificar con Bánzer la ejecución de una nueva dictadura contra la seudodemocracia boliviana, en la que Bánzer había perdido las elecciones. Esta irrupción militar fue conocida como la narcodictadura.

El Legado: Democracias Vigiladas

A comienzos de los años 80, la democracia se abrió paso en el Cono Sur y hubo elecciones en Perú, Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay. Este nuevo clima permitió, en diversos grados, la revisión de los sucesos pasados. La mayor prueba de la existencia de la Operación Cóndor fue encontrada por Martín Almada en una comisaría de Lambaré en 1992. Los llamados Documentos del Horror eran cuatro toneladas de reportes de informantes, interrogatorios, grabaciones, telegramas confidenciales y detalles sobre transferencias de arrestados a otros países. Esto desnudó la cooperación de Estados Unidos y permitió a familiares pedir a Clinton compensación por las víctimas de la represión en Paraguay, que no fue aceptada.

En Chile, el hito más importante se realizó en el extranjero: la detención de Pinochet en Londres en 1998. No fue juzgado, pero su detención causó gran impacto en la sociedad chilena. La inicial vulnerabilidad mostrada por los militares argentinos fue prontamente revertida gracias a los alzamientos de los militares carapintadas entre 1987 y 1988, seguido por la obtención de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y finalmente, el indulto de los culpables.

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