Revolución Industrial y Francesa: Comercio, Transportes y Orígenes de la Revolución

Revolución Industrial: Comercio y Transportes

El auge del comercio

El comercio constituyó un factor clave para la Revolución Industrial. Desde mediados del siglo XVIII, se intensificaron los intercambios comerciales campo-ciudad, gracias a la producción agraria y la dedicación a la industria rural. El aumento de los ingresos de los campesinos y artesanos, impulsado por la revolución agraria y la urbanización, proporcionó mayores posibilidades para adquirir productos industriales. El comercio internacional también favoreció el desarrollo económico de Gran Bretaña, permitiendo el acceso a mercados exteriores para vender su producción industrial y obtener materias primas más baratas. Su comercio exterior experimentó un importante crecimiento.

El desarrollo de los transportes

Este aumento del comercio, especialmente interior, explica el temprano desarrollo de los medios de transporte. Los cambios en la red de transportes británica fueron fundamentales para la especialización de la agricultura, la mecanización de la industria textil y la minería. En 1750, el gobierno británico permitió la construcción de carreteras de peaje, mejorando el sistema de construcción para hacerlo más regular y resistente a las lluvias, según los ingenieros Telford, Metcalf y Macadam. Veinte años más tarde, Gran Bretaña contaba con una densa red de carreteras desde Londres, cubriendo prácticamente todo el Estado.

Más decisiva resultó la ampliación de la red fluvial de canales, que permitieron un transporte más rápido y barato. Las primeras realizaciones, en la década de 1780, incluyeron el canal del duque Bridgewater, desde Worsley hasta Manchester. El éxito de este canal impulsó otros proyectos y la inversión de grandes capitales en su construcción. A finales de los siglos XVIII y XIX, la segunda fase de la industrialización británica se vería potenciada por una nueva etapa de revolución en los transportes: el nacimiento del ferrocarril.

El impacto del ferrocarril

En 1769, la máquina de vapor de Watt tuvo su primera aplicación en la tracción, posteriormente mejorada por Stephenson. En 1814, construyó una máquina para la minería; en 1825, la primera línea entre Stockton y Darlington; y en 1830, la línea ferroviaria de Manchester a Liverpool. El ferrocarril contribuyó a movilizar una gran acumulación de capital; su construcción en Gran Bretaña se confió a la iniciativa privada. Dio una gran cantidad de empleo e impulsó una gran demanda en la metalurgia y la construcción de maquinaria, estimulando industrias base como el carbón, el hierro y el acero. La Revolución Industrial había cumplido su primer ciclo, el de la industria textil algodonera, desarrollando el sector de la maquinaria especializada y de precisión. La construcción del grueso del tendido ferroviario británico marcó el inicio de la construcción mundial de ferrocarriles.

La Revolución Francesa: Causas y Orígenes

Causas de la Revolución

La Revolución Francesa, que comenzó en 1789, fue una combinación de elementos ideológicos, sociales, económicos y políticos. Las críticas de los ilustrados apoyaron la revolución: la libertad, la doctrina de la separación de poderes de Montesquieu, la defensa de la igualdad de Rousseau, etc. La crisis económica y social provocó tensiones sociales y políticas. Dos hechos fundamentales fueron la ayuda francesa a la revolución americana y el descenso de los precios agrícolas.

  • La crisis ganadera de 1785, producida por la falta de piensos, originó una escasez de lana, a la que se sumó la del algodón por la guerra de independencia americana, llevando a una subida de los precios de los productos textiles.
  • Entre 1788 y 1789, se produjo una grave crisis de subsistencia a raíz de las malas cosechas. Los precios de los cereales aumentaron un 50%, provocando paro rural y el desplazamiento de campesinos a las ciudades en busca de trabajo.
  • La crisis financiera de la monarquía absoluta desató la crisis política. Entre 1778 y 1781, la monarquía francesa, bajo Luis XVI, se enfrentó al inmovilismo político de los privilegiados, que impedían sanear la Hacienda real. El problema fundamental radicaba en la política fiscal.

Desde 1781, a través del Compte rendu de Necker, el pueblo francés conoció la situación de la Hacienda real y la existencia de privilegiados que recibían una paga del Estado. Desde entonces, se indicó el déficit como una de las causas de la revolución.

Orígenes de la Revolución: De la revuelta de los privilegiados a la revolución

Los ministros del rey Luis XVI, Turgot, Necker, Calonne y Brienne, intentaron establecer un impuesto único para todos los propietarios, pero fracasaron debido a la oposición de los privilegiados. La nobleza y el clero exigieron en la Asamblea de Notables que la aprobación de los nuevos impuestos se hiciera en una reunión de los Estados Generales, que no habían sido convocados desde 1614. En enero de 1789 fueron convocados, con la esperanza de solucionar los problemas. Desde ese momento se inicia la redacción de los cuadernos de quejas, que recogían el estado de opinión del pueblo francés.

La nobleza y el clero defendieron el mantenimiento de sus privilegios, mientras que el Tercer Estado abogó por el voto por cabeza. En febrero de 1789, la «guerra del Tercer Estado» contra los otros dos alcanzó su punto culminante con la publicación del folleto…

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