Transformación económica y social de España durante el franquismo: de la autarquía al desarrollo y la oposición

Transformaciones económicas y cambios sociales

En la posguerra, España experimentó una serie de transformaciones económicas y cambios sociales significativos.

La Autarquía

La autarquía, política económica que buscaba la autosuficiencia mediante el aislamiento del exterior y la intervención estatal, generó un estancamiento económico caracterizado por:

  • Colapso del comercio exterior.
  • Descenso de la producción y el consumo.
  • Disminución del nivel de vida.

Las rígidas regulaciones de la autarquía llevaron al racionamiento de productos básicos, controlado mediante la cartilla de racionamiento, y al florecimiento del mercado negro debido a la tasación de precios por debajo de su valor.

Los años del desarrollo

A finales de los años 50, la economía española se encontraba en una situación crítica. Sin embargo, a partir de 1959 se produjo un giro económico impulsado por dos factores principales:

  1. Plan de Estabilización:
    • Estabilización de la economía para reducir la inflación mediante la subida de intereses, la congelación de salarios y la limitación de créditos bancarios.
    • Liberación interior y exterior de la economía.
  2. Planes de Desarrollo:
    • Supervisados por López Rodó, impulsaron la industria y crearon los polos de desarrollo en zonas de escasa industrialización.
    • Racionalización de la agricultura mediante la concentración parcelaria.
    • Emigración, que eliminó el desempleo y atrajo divisas al país.
    • Turismo, que se convirtió en una importante fuente de ingresos.

Este giro económico conllevó importantes cambios sociales:

  • Boom demográfico debido al descenso de la mortalidad y al aumento de la natalidad.
  • Éxodo rural en busca de mejores condiciones de vida.
  • Cambio en las costumbres y apertura del país a Europa.
  • Aumento de la demanda de educación y reducción del analfabetismo gracias a la Ley General de Educación.
  • Renovación de la Iglesia Católica tras el Concilio Vaticano II, con un enfoque en la acción social.

La oposición antifranquista

Primera etapa

Tras la Guerra Civil, 200.000 personas permanecieron en el exilio, regresando a España solo tras la muerte de Franco. Francia acogió una importante colonia de exiliados, cuya situación se complicó con la ocupación alemana. Muchos emigraron a Gran Bretaña, América Latina o la Unión Soviética.

La oposición interna fue limitada, destacando la persistencia de los maquis, guerrilleros republicanos que actuaron hasta principios de los años 50. A finales de los 40, surgió un movimiento de protesta popular liderado por la clase trabajadora, con conflictos laborales y revueltas estudiantiles.

Segunda etapa

El número de conflictos laborales aumentó, impulsado por reivindicaciones laborales y el surgimiento de un nuevo sindicalismo (Comisiones Obreras). La protesta estudiantil se consolidó como un segundo frente de conflictividad, con la creación de sindicatos democráticos de estudiantes (SEU). Los postulados reformistas del Concilio Vaticano II propiciaron actitudes críticas con la dictadura en la Iglesia Católica, que también llegaron al ejército, donde se creó la Unión Militar Democrática (UMD).

En 1962, la oposición clandestina y algunos disidentes del régimen participaron en el Congreso del Movimiento Europeo en Múnich, reivindicando la necesidad de una España democrática. Los partidos nacionalistas históricos se revitalizaron, y en el País Vasco surgió ETA, cuyo incremento de atentados dio paso a un terrorismo ultraizquierdista, con el FRAP y el GRAPO como principales referentes.

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