Introducción: La Regencia de María Cristina y el Despertar del Liberalismo
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, España se sumergió en una etapa de profundas transformaciones políticas y sociales. La minoría de edad de Isabel II abrió un período de regencia, primero con María Cristina de Borbón, que desencadenó una guerra civil, la Primera Guerra Carlista, y una pugna ideológica entre dos facciones del liberalismo: los moderados, partidarios de una transición gradual y un equilibrio entre el absolutismo y la soberanía nacional, y los progresistas, defensores de un sistema liberal más avanzado y la plena aplicación de los principios de la Constitución de Cádiz de 1812.
La Regencia de María Cristina y las Primeras Reformas Liberales
Inicialmente, María Cristina nombró un gabinete encabezado por Cea Bermúdez, defensor del absolutismo. Sin embargo, la presión de los acontecimientos y la necesidad de apoyo frente al carlismo la llevaron a designar a Martínez de la Rosa como presidente del gobierno. Este promulgó el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada que establecía unas Cortes bicamerales con poderes limitados y supeditados a la Corona. Esta medida no satisfizo a los liberales progresistas, que reclamaban una mayor participación ciudadana y el retorno al espíritu de la Constitución de 1812.
Reformas y Tensiones Políticas
- Javier de Burgos y la división provincial de España.
- El ascenso al poder del Conde de Toreno y las reformas liberales, incluyendo la desamortización de bienes eclesiásticos.
- La ruptura de relaciones con la Santa Sede y el apoyo del clero regular al carlismo.
- El nombramiento de Mendizábal y el motín de los sargentos de La Granja, que forzó un cambio de gobierno hacia posiciones más progresistas.
La Constitución de 1837 y el Ascenso de los Moderados
La nueva situación política condujo a la promulgación de la Constitución de 1837, que intentó conciliar las posturas de moderados y progresistas. Se estableció el principio de soberanía nacional, unas Cortes bicamerales (Congreso de los Diputados y Senado) y se mantuvieron los derechos individuales, aunque se restringió el sufragio a un sistema censitario. Sin embargo, las elecciones de 1837 dieron la victoria a los moderados, poniendo fin al breve período de consenso.
El Poder Militar y la Rivalidad entre Narváez y Espartero
El reinado de Isabel II estuvo marcado por la fuerte presencia del ejército en la vida política y la rivalidad entre dos figuras clave: Narváez, líder de los moderados, y Espartero, caudillo de los progresistas. Esta pugna se prolongó durante toda la primera etapa del reinado y condicionó la estabilidad de los gobiernos.
La Regencia de Espartero y sus Consecuencias
Tras la renuncia de María Cristina, Espartero fue nombrado regente. Su gobierno, inicialmente progresista, se apoyó cada vez más en los moderados y se caracterizó por la venta de bienes del clero secular y la oposición de la Santa Sede. La pérdida de popularidad de Espartero, tras el bombardeo de Barcelona en 1842, y el ascenso de Narváez marcaron el fin de su regencia y el inicio del gobierno de Isabel II.
El Reinado de Isabel II: Moderados, Progresistas y la Unión Liberal
El reinado de Isabel II se caracterizó por la alternancia en el poder de moderados, progresistas y, posteriormente, la Unión Liberal de O’Donnell. Estos partidos, sin embargo, tenían escasa conexión con la realidad social, y la participación electoral era muy limitada.
La Década Moderada (1844-1854)
- El protagonismo de Narváez y la promulgación de la Constitución de 1845, de carácter conservador y centralista.
- La creación de la Guardia Civil.
- La centralización administrativa y educativa.
- El Concordato de 1851 con la Santa Sede.
El Bienio Progresista (1854-1856)
- El levantamiento de 1854 y el ascenso de Espartero y O’Donnell.
- La desamortización de Madoz.
- El intento fallido de promulgar una nueva constitución (la «non nata» de 1856).
La Unión Liberal (1856-1863)
- El gobierno de O’Donnell y la búsqueda de una vía intermedia entre moderados y progresistas.
- La política exterior de prestigio y las campañas militares en Marruecos, Indochina y México.
- La aprobación de importantes leyes en el ámbito administrativo.
La Crisis Final del Reinado de Isabel II
La última etapa del reinado de Isabel II estuvo marcada por el retorno del moderantismo más conservador, primero con Narváez y luego con gobiernos inestables. La creciente oposición política, la crisis económica y el desprestigio de la monarquía culminaron en la Revolución Gloriosa de 1868, liderada por el general Prim, que puso fin al reinado de Isabel II y abrió una nueva etapa en la historia de España.