El Gobierno de Largo Caballero: Unidad Antifascista y Desafíos Bélicos
Las fuerzas republicanas eran conscientes de la necesidad de establecer un pacto que permitiera la unidad antifascista y la formación de un gobierno capaz de aunar esfuerzos para ganar la guerra. De este modo, el 5 de septiembre de 1936, Largo Caballero constituyó un nuevo gobierno formado por republicanos, socialistas y comunistas. A comienzos de noviembre, se incorporaron cuatro miembros anarcosindicalistas. El gobierno de la República decidió trasladarse a Valencia ante el inminente ataque sobre Madrid por parte de los sublevados. El proyecto de Largo Caballero era crear una gran alianza antifascista frente a los sublevados, constituyendo el Ejército Popular. Una serie de fracasos militares volvieron a abrir el enfrentamiento entre las fuerzas republicanas. Un sector, formado por los republicanos, los comunistas y parte de los socialistas, era partidario de concentrar los esfuerzos en la guerra. Otro sector, compuesto por los anarquistas y los comunistas del POUM, insistía en afianzar las transformaciones revolucionarias como medio para conseguir una verdadera movilización popular contra el fascismo.
Los Hechos de Mayo y la Caída de Largo Caballero
Los problemas que debilitaron definitivamente el gobierno de Largo Caballero estallaron en Barcelona a principios de mayo de 1937, conocidos como los «Hechos de Mayo». En los meses anteriores, ya se habían producido altercados entre ambos bandos, pero la situación se agravó cuando las fuerzas del gobierno de la Generalitat intentaron desalojar a los anarquistas del edificio de Telefónica, que habían ocupado. Los hechos derivaron en un enfrentamiento entre militantes de la CNT y el POUM, contra militantes del PSUC, ERC y la UGT, que respaldaban al gobierno. El conflicto se saldó con más de 200 muertos, la derrota de los anarquistas y poumistas, y una fuerte crisis de gobierno.
El Gobierno de Negrín: Prioridad Bélica y Búsqueda de Paz
Los Hechos de Mayo restaron influencia a los anarquistas y fortalecieron las posiciones comunistas, que ya tenían una gran influencia. De acuerdo con las directrices soviéticas de perseguir a los trotskistas como enemigos de la revolución, los comunistas exigieron la disolución del POUM y la detención de sus líderes. Largo Caballero se negó, dimitió y Manuel Azaña encargó la formación de un nuevo gobierno al socialista Juan Negrín. El POUM fue declarado ilegal y sus militantes, detenidos.
La Política de Resistencia y los Trece Puntos
Formaron parte del nuevo gobierno los partidos del Frente Popular, incluidos vascos y catalanes, pero sin la UGT ni la CNT. Indalecio Prieto y el nuevo gabinete basaron su política en la prioridad del esfuerzo militar. La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona, donde también se refugiaría el gobierno vasco tras la caída del Norte. Ante la dificultad de frenar el avance de las tropas franquistas, el gobierno intentó buscar una salida negociada a la guerra. Para ello, Negrín propuso su célebre programa de los Trece Puntos (abril de 1938), en los que proponía el cese de la lucha armada, la permanencia de la República y la apertura de un proceso de elecciones democráticas. El bando franquista no aceptó y Franco hizo saber públicamente que solo aceptaría una rendición sin condiciones.
El Declive Republicano y el Exilio
A partir de marzo de 1938, la vida era ya sumamente difícil en el territorio republicano. Faltaban alimentos y abastecimientos básicos, y empezaba a extenderse el cansancio de la guerra. En septiembre de 1938, la República recibió un duro revés cuando se firmó el Pacto de Múnich, por el que Gran Bretaña y Francia reconocían la ocupación de los Sudetes por Hitler y se plegaban al expansionismo nazi. Negrín, con casi la única ayuda de los comunistas, insistía en la necesidad de la resistencia militar, bajo el lema «Resistir es vencer». La pérdida de Cataluña, entre enero y febrero de 1939, significó el exilio para los gobiernos de la República, de Cataluña y del País Vasco. A finales de febrero, Gran Bretaña y Francia reconocieron el gobierno de Franco y, a primeros de marzo, Manuel Azaña presentó en París su dimisión como presidente de la República.
Francisco Franco: Consolidación del Poder y Creación del Estado Franquista
Ascenso de Franco y la Junta de Defensa Nacional
La muerte accidental del general Sanjurjo, considerado como jefe del movimiento golpista, precipitó los acontecimientos. El 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, cuyas primeras medidas fueron prohibir la actividad de todos los partidos políticos, suspender la Constitución y decretar la paralización de la reforma agraria. Francisco Franco, reconocido por Hitler y Mussolini como único interlocutor, fue nombrado el 1 de octubre de 1936 Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos.
Unificación Política y el Decreto de Unificación
Existía un mando militar único e incontestado, pero ninguna cohesión política. La estrategia de alargamiento de la guerra consolidó el liderazgo militar de Franco. En abril de 1937, el Decreto de Unificación creó un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS, unificando a falangistas y carlistas. Franco sería el Jefe Nacional de este partido único. La institucionalización del nuevo Estado franquista culminó con la formación del primer gobierno de Franco. En la persona de Franco se concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno, asumiendo el título de Caudillo de España. El régimen se inspiraba en el fascismo y defendía el conservadurismo y la preeminencia del catolicismo.
Características del Nuevo Estado y la Ley del Fuero del Trabajo
El Estado abolió la legislación republicana en materia económica, social y laboral. Se suprimieron las libertades, así como los estatutos de autonomía, y se restableció la pena de muerte. En 1938 se promulgó la primera de sus Leyes Fundamentales: el Fuero del Trabajo. El nuevo Estado era claramente confesional, derogó las leyes del matrimonio civil y del divorcio, e instituyó una retribución estatal al clero.
La Represión Institucionalizada en la Zona Franquista
La represión en la zona franquista se caracterizó por su violencia extrema y la aniquilación de los vencidos. Personas relevantes fueron asesinadas por lo que significaban como símbolos de la República. La represión tuvo siempre un carácter sistemático, planificado, y fue ejercida por el ejército, la Falange o las autoridades políticas. Su intención era imponer un clima de terror. Los entierros en fosas comunes fueron una práctica habitual.