Transición y Consolidación Democrática en España: 1975-2000

La Transición a la Democracia y los Desafíos Iniciales

El proceso de transición a la democracia en España se inició con un amplio consenso social. Sin embargo, algunos sectores promovieron la violencia para desestabilizar el país y obstaculizar la construcción democrática. Por una parte, la extrema derecha nostálgica del franquismo se movilizó para impedir la consolidación democrática, organizando manifestaciones y grupos violentos como los Guerrilleros de Cristo Rey. Su actividad se puso de manifiesto en enero de 1977, cuando un grupo de pistoleros asesinó en su despacho de la calle Atocha a varios abogados laboralistas de CCOO. También tuvieron lugar algunos intentos de desestabilización promovidos por militares, como la conocida “Operación Galaxia” (1978), que fue desarticulada.

En medio de estas tensiones, la transición política conoció su momento más crítico con el intento golpista del 23 de febrero de 1981, producido tras la dimisión de Adolfo Suárez. Durante la sesión de investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo, fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Antonio Tejero entraron en el Congreso y retuvieron a todos los diputados, mientras en Valencia el capitán general Milans del Bosch sacaba los tanques a la calle. La intervención del rey en televisión, pidiendo calma a la población y desautorizando el golpe, fue decisiva para su fracaso.

Las elecciones de 1982 dieron la mayoría absoluta al PSOE. Los socialistas, con diez millones de votos (el 48%), prácticamente duplicaron su número de votantes de 1979 y consiguieron una amplísima mayoría parlamentaria (202 diputados) que les permitió gobernar cómodamente en solitario. La UCD, por el contrario, se hundió.

Los Gobiernos Socialistas de Felipe González (1982-1996)

Primera Legislatura (1982-1986)

En la primera legislatura socialista (1982-1986), el gobierno de González tuvo que hacer frente a una difícil situación económica. El gabinete socialista aprobó un estricto plan de estabilización económica que implicó un proceso de reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias obsoletas. Estas medidas provocaron el desconcierto entre las centrales sindicales, pero permitieron sanear la economía.

El gobierno también tuvo que hacer frente a una dura campaña terrorista de ETA, con más de cien muertos durante la legislatura, y a la vez reformar el Ejército para acabar con el peligro del golpismo.

Otras medidas fueron la aprobación de la reforma universitaria, la LODE (que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años) y una despenalización parcial del aborto en 1985.

España finalmente consiguió acceder a la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986. Como contrapartida, Felipe González tuvo que pedir el voto afirmativo para la permanencia en la OTAN.

En 1986, el PSOE volvió a ganar las elecciones por mayoría absoluta. Fraga repitió resultados, lo que propició una larga crisis en su partido, y el PCE se coaligó con diversas fuerzas menores configurando Izquierda Unida.

Segunda Legislatura (1986-1989)

La segunda legislatura socialista (1986-1989) estuvo marcada por un fuerte desarrollo económico que duraría hasta 1992. Este crecimiento se concretó en una ambiciosa política de inversiones públicas en infraestructuras, favorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo, llegando por fin al Estado del Bienestar.

La política liberalizadora fue contestada por los sindicatos CC.OO. y UGT, que organizaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988. El país se paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada parcial de su programa liberalizador.

Tercera Legislatura (1989-1993)

En 1989, el PSOE volvió a ganar por mayoría absoluta, aunque con una fuerte reducción de votos. En esta tercera legislatura del PSOE (1989-1993), España celebró en 1992 dos acontecimientos internacionales: los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, que mostraron una imagen de país moderno.

Sin embargo, la recesión mundial iniciada a principios de los noventa golpeó duramente a nuestro país. La crisis económica disparó la inflación y el paro llegó a la dramática cifra de tres millones de desempleados.

La crisis económica fue la antesala del estallido de escándalos de corrupción que afectaron al gobierno socialista. A ellos se vino a unir el escándalo de los GAL, grupo armado que, con la complicidad de cargos del gobierno, llevó a cabo la «guerra sucia» contra ETA.

Cuarta Legislatura (1993-1996)

En las elecciones de 1993, el PSOE volvió a vencer, aunque esta vez sin mayoría absoluta, por lo que necesitó el apoyo parlamentario de Convergència i Unió de Pujol. Las fuerzas de derecha se habían reorganizado en el Partido Popular, que era dirigido desde 1989 por José María Aznar. Se iniciaba así la cuarta legislatura con Felipe González en el gobierno del país (1993-1996).

Las dificultades económicas, los escándalos y la dura campaña de la oposición llevaron a que Felipe González convocara elecciones en 1996.

El Gobierno del PP (1996-2000)

José María Aznar no consiguió la mayoría absoluta y se vio obligado a pactar con las minorías nacionalistas para acceder a la presidencia del gobierno. El giro hacia la derecha se vio corroborado con las victorias del PP en las elecciones autonómicas y municipales.

Aznar centró sus esfuerzos en implementar una política económica que redujera el déficit público y reactivara la actividad económica privada. El gran objetivo era cumplir los criterios de convergencia establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991. La política económica fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara en el nacimiento del Euro en 1999.

El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP en el ayuntamiento vasco de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Esto desencadenó una importante reacción popular que vino a denominarse el «espíritu de Ermua«. El gobierno de Aznar, con el apoyo de la oposición socialista, se lanzó decididamente a una política de dureza con ETA y con el entorno nacionalista. La reacción en el campo abertzale fue el Pacto de Lizarra-Estella de 1998, un acuerdo de todas las fuerzas nacionalistas para avanzar hacia la independencia. Unos días después, ETA declaró una tregua indefinida y sin condiciones.

Las elecciones convocadas en el año 2000 marcaron el momento de apogeo del PP y Aznar. El nuevo siglo se inició con una mayoría absoluta del PP en las Cortes.

Cambios Sociales y Culturales

Los últimos veinticinco años del siglo XX supusieron una evolución acelerada de la sociedad española. Se produjo el acceso al mercado laboral de las generaciones del baby boom de los sesenta y el inicio del proceso de envejecimiento de la población. Como contraste, terminó la emigración al exterior y España se convirtió en un país de inmigrantes de numerosos países.

El cambio cultural vino determinado tras la muerte de Franco por la extensión del ambiente de libertad a ámbitos de la vida social, como las costumbres, el sexo o la libertad de expresión.

El incremento de figuras de rango internacional se ha hecho patente tanto en cine, con Pedro Almodóvar, como en deporte, con Induráin, Nadal o la selección española de fútbol; o en literatura, con la concesión de dos premios Nobel, al poeta Vicente Aleixandre y al novelista Camilo José Cela.

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