El Despotismo Ilustrado y las Reformas de Carlos III
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, algunos monarcas absolutistas, influidos por las ideas de la Ilustración que se difundían por Europa, intentaron llevarlas a la práctica. Esta nueva manera de gobernar se conoce como despotismo ilustrado y su lema, «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo», ponía de manifiesto que los monarcas ilustrados no renunciaban al absolutismo, pero consideraban que la finalidad de la monarquía era lograr la felicidad y el bienestar de su pueblo.
El despotismo ilustrado en España se materializó en el reinado de Carlos III (1759-1788). Su política de reformas, impulsada inicialmente por ministros extranjeros, suscitó violentos rechazos, como el motín de Esquilache. Posteriormente, Carlos III formó gobierno con un equipo de ilustrados españoles (Floridablanca, Aranda) que llevaron a cabo una política reformista en dos frentes:
- En el plano eclesiástico: decretó la expulsión de los jesuitas, a quienes se consideraba responsables del motín de Esquilache, y mantuvo el regalismo.
- En el plano económico: se intentó la modernización del sector agrario mediante:
- El aumento de la superficie cultivada, limitando los privilegios de la Mesta.
- La colonización de Sierra Morena (La Carolina).
- El arrendamiento de las tierras comunales de los municipios a jornaleros.
Además, se construyó el Canal de Castilla y el Canal Imperial de Aragón para regadío. También se crearon las Reales Fábricas (tapices en Santa Bárbara, cristal en La Granja, porcelana en el Buen Retiro) y se fundó el Banco Nacional de San Carlos.
La Política Exterior de los Borbones
El objetivo de la política exterior de los Borbones fue recuperar los territorios perdidos en la Paz de Utrecht.
Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio, quisieron recuperar los territorios perdidos en Italia. Las tropas españolas tomaron Cerdeña e invadieron Sicilia. Las potencias europeas formaron la Cuádruple Alianza, integrada por Gran Bretaña, Francia, Austria y las Provincias Unidas. La armada española fue derrotada y el intento de reconquista quedó frustrado. Después, Felipe V firmó con Francia el Primer Pacto de Familia (Guerra de Sucesión de Polonia), recuperando Sicilia y Nápoles para su hijo Carlos. Con el Segundo Pacto de Familia (Guerra de Sucesión de Austria) obtuvo Parma para su hijo Felipe.
Fernando VI impuso una política de neutralidad con Francia y Reino Unido y firmó el Concordato con la Santa Sede.
En el reinado de Carlos III se firmó el Tercer Pacto de Familia, que involucró a España en la Guerra de los Siete Años frente a Gran Bretaña. La Paz de París puso fin a la guerra con una clara victoria británica: Francia cedió Canadá y España entregó Florida a Gran Bretaña.
Años después, España participó en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y apoyó, junto a Francia, la causa de los colonos norteamericanos. La Paz de Versalles reconoció la independencia de Estados Unidos y España recuperó Menorca y Florida.
La Administración Borbónica en América
Los Borbones desarrollaron una política de creciente control sobre la Administración Americana con el objetivo de aprovechar los inmensos recursos que ofrecían las Indias.
Reformas Administrativas
El Consejo de Indias y la Casa de Contratación perdieron funciones a favor de las Secretarías. Se crearon dos nuevos virreinatos: el de Nueva Granada y el del Río de la Plata, segregados del virreinato del Perú, y cuatro Capitanías Generales en Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile.
Reforma Militar
No existía una fuerza armada en América, por ello se implantó el servicio militar obligatorio, se crearon cuatro guarniciones militares y se reordenó la marina.
Economía
La economía sufrió un notable impulso: la minería experimentó un creciente desarrollo; la agricultura, un considerable crecimiento, sobre todo gracias a la producción de las plantaciones. El comercio con América experimentó un importante impulso debido a que Cádiz sustituyó a Sevilla como puerto que centralizaba el comercio americano y el Decreto de Libre Comercio permitió la libertad de intercambios con cualquier puerto español.
La Ilustración en España
La Ilustración fue un movimiento cultural e ideológico que se difundió en Europa durante el siglo XVIII y que en España constituyó la base intelectual de las reformas, especialmente con Carlos III. Sus características básicas eran: una ilimitada confianza en la razón y la crítica, el fomento de la economía nacional y el desarrollo del conocimiento científico y de la educación como base del avance técnico y económico, y la difusión del progreso y la felicidad.
La penetración en España de las ideas ilustradas fue lenta y difícil por la oposición de la Iglesia, el desinterés de la nobleza y el gran analfabetismo existente. A pesar de ello, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, una generación de intelectuales españoles como Feijoo, Cadalso, Moratín y Jovellanos reflejaron en sus escritos las preocupaciones de los ilustrados.
Las vías de difusión de la Ilustración fueron: la prensa periódica, las academias, los consulados (oficinas en otro país para defenderlo) y las Sociedades Económicas de Amigos del País (asociaciones intelectuales para difundir las ideas de la Ilustración y promover el desarrollo en España).