1. La Década Moderada (1844-1854)
El reinado de Isabel II comenzó con inestabilidad política. Tras la muerte de Fernando VII, se generó un conflicto dinástico que involucró a dos facciones: los liberales y los absolutistas. Isabel II fue proclamada reina a los 13 años en 1833, pero la regencia de su madre, María Cristina de Borbón, estuvo marcada por la Primera Guerra Carlista entre los liberales, que apoyaban a Isabel, y los carlistas, que defendían los derechos de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Una vez Isabel alcanzó la mayoría de edad en 1843, la política española se estabilizó bajo el Partido Moderado, que dominó la escena política. Durante esta etapa, los moderados adoptaron el liberalismo doctrinario, una corriente que apostaba por una monarquía fuerte y un sistema político limitado en cuanto a la participación popular.
Constitución de 1845
Uno de los grandes hitos de esta etapa fue la Constitución de 1845, que consolidó un sistema político que aseguraba la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes. Aunque mantenía los principios liberales, como el sufragio censitario (limitado a una fracción de la población) y la separación de poderes, otorgaba un gran poder a la Corona. Esta constitución reflejaba la ideología de los moderados, quienes temían que un sistema demasiado democrático amenazara la estabilidad del país y la posición de la monarquía.
Reformas y Políticas
- Reformas administrativas: Durante la Década Moderada, se llevaron a cabo importantes reformas administrativas. Se crearon nuevas instituciones como la Guardia Civil (1844), encargada de mantener el orden público en un contexto de inestabilidad social, especialmente en las zonas rurales.
- Relaciones con la Iglesia: El gobierno moderado también firmó el Concordato con la Santa Sede (1851), lo que permitió a la Iglesia mantener una influencia considerable sobre los asuntos del Estado, a cambio de aceptar las desamortizaciones realizadas durante la guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII.
- Reformas económicas: Bajo el liderazgo de Alejandro Mon, se implementaron reformas fiscales que sentaron las bases para un sistema tributario más moderno. Además, se pusieron en marcha varias reformas para modernizar la administración pública y centralizar el poder en Madrid.
Tensiones Internas y Oposición
- Aunque los moderados dominaron la política, la oposición progresista crecía. Los progresistas criticaban el sufragio censitario y el carácter centralista de la Constitución de 1845, que limitaba la autonomía regional y mantenía a la Corona con un poder considerable.
- El descontento también provenía de la Iglesia y la nobleza, quienes veían sus intereses amenazados por las reformas liberales.
2. El Bienio Progresista (1854-1856)
El Bienio Progresista se inició en 1854 con tres revoluciones. Primero, con el pronunciamiento de la Vicalvarada, liderado por el general Leopoldo O’Donnell y Dulce, apoyado por el progresista Espartero. Este levantamiento buscaba terminar con el control de los moderados, que durante años habían monopolizado el poder.
Segundo, el apoyo del joven Cánovas con el Manifiesto del Manzanares, que incluía importantes puntos del programa progresista:
- Contra la «camarilla».
- Por la rebaja de los impuestos.
- Autonomía municipal, Milicia Nacional, nueva ley electoral y de imprenta.
Tercero, la movilización civil de los progresistas, Las tres jornadas gloriosas. Revolución desde abajo: Juntas de Salvación, con ideario democrático y republicano en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Granada y San Sebastián.
Para frenar la Revolución, la reina encarga a Espartero, que pacte con O’Donnell. Es un pacto entre moderados y progresistas.
La Constitución de 1837 Restaurada
En este periodo, los progresistas restauraron la Constitución de 1837, que concedía más poder a las Cortes y reconocía la soberanía nacional. La Constitución de 1837 era más democrática que la de 1845, ya que favorecía una mayor participación popular, aunque mantenía un sufragio censitario. Se intenta hacer una nueva, la de 1856 «non nata» (progresista).
Reformas Significativas
- Desamortización de Madoz (1855): Bajo el liderazgo de Pascual Madoz, se llevó a cabo una segunda fase de la desamortización, que supuso la venta de tierras, ahora también de los municipios. Esta medida buscaba modernizar la economía y redistribuir las tierras, favoreciendo a la burguesía.
- Reformas agrarias: Se dio un paso más en la desvinculación de las tierras y en la abolición de los derechos señoriales, lo que permitió la consolidación de una economía capitalista en el campo.
Conflictos Internos
A pesar de las reformas, el Bienio Progresista fue un periodo conflictivo:
- Los progresistas no lograron consolidar su poder debido a las divisiones internas entre los más radicales y los moderados.
- La oposición de los moderados y los carlistas, junto con la inestabilidad política, contribuyó a que el periodo fuera corto.
- A nivel económico, España enfrentaba una grave crisis financiera y una especulación inmobiliaria que afectaba a la industria.
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Cuando María Cristina asumió la regencia en 1833, tras la muerte de Fernando VII, España estaba en medio de una guerra civil contra los carlistas y en pleno proceso de cambio hacia el liberalismo. Aunque era la madre de la reina Isabel II, al ser menor de edad, María Cristina tuvo que gobernar en su nombre, y su período de regencia estuvo marcado por varios gobiernos y reformas.
Gobiernos de María Cristina
- Cea Bermúdez (1833-1834): Este primer gobierno estuvo dirigido por Cea Bermúdez, un absolutista ilustrado que intentó organizar el país creando la división provincial de España en 1833, lo que estableció la estructura administrativa actual. Se creó el ministerio de Fomento, y nombraron a Javier de Burgos Secretario de Estado de Fomento. A su vez se crearon subdelegados de Fomento, gobernadores civiles. Su enfoque no fue radical, pero sentó las bases para lo que vendría después. El descontento de los liberales, que reclamaron la convocatoria de cortes y el estallido de la guerra civil hicieron ver a la regente la necesidad de profundizar más en el camino liberal como única forma de tener los suficientes apoyos para vencer al carlismo, así es como un viejo liberal moderado llegó al poder.
- Francisco Martínez de la Rosa (1834):
Martínez de la Rosa, un liberal moderado, fue el encargado de aprobar el Estatuto Real en 1834. Este documento intentaba ser un punto intermedio entre los absolutistas y los liberales. No reconocía la soberanía nacional ni los derechos individuales, y limitaba mucho el poder de las Cortes. Establecía dos cámaras: una alta, elegida por el rey, y una baja, elegida por un sistema censitario (solo podía votar una pequeña parte de la población). Se dividían en: Estamento de los Próceres: designación real, obispos, grandes de España… y Estamento de Procuradores: sufragio censitario (0,15% de la población). Los liberales más radicales lo criticaron, ya que lo veían como demasiado moderado y no sería suficiente para realizar las reformas a que aspiraban. La Corona nunca llamaba a formar gobierno a los progresistas, que recurrieron a los pronunciamientos para poder llegar al poder. En 1835 se producen movimientos populares en Barcelona quemando conventos y fábricas. Se forma juntas y Martínez de la Rosa dimite nombrándose al conde de Toreno primer ministro a la vez que estalla otra guerra carlista. - Juan Álvarez de Mendizábal (1835-1836):
Mendizábal, un progresista, fue nombrado como resultado de esta presión y ante el temor del avance carlista. Hizo reformas clave para avanzar hacia el liberalismo. Reformó la ley electoral, hizo que el gobierno fuera responsable ante las Cortes y no ante el rey, y reorganizó la Milicia Nacional convirtiéndola en Guardia Nacional, que era esencial para controlar a los carlistas. También puso en marcha la desamortización de las tierras eclesiásticas, buscando repartir tierras y reducir la deuda pública, aunque este tema se explicará más a fondo más adelante. Mª Cristina cree que es muy radical y destituye a Mendizábal, disuelve las Cortes y nombra un nuevo gobierno presidido por el moderado Francisco Javier Istúriz - Francisco Javier Istúriz (1836):
Istúriz fue nombrado después de que las tensiones entre los liberales y los conservadores se volvieran aún más fuertes. En 1836, los progresistas obligaron a María Cristina a aceptar la Constitución de 1812 tras un levantamiento militar conocido como la Sargentada de La Granja. Esto significaba un avance en el proceso de instaurar un gobierno más liberal y limitar los poderes del monarca. - José María Calatrava (1836-1837):
Durante su gobierno, se aprobó la Constitución de 1837, que reconoció tanto elementos progresistas como moderados. Entre sus avances, se reconocía la soberanía nacional (aunque limitada), y se incluía una declaración de derechos individuales, como la libertad de imprenta. Los ayuntamientos serían nombrados por vecinos y se instaura la Milicia Nacional. Sin embargo, también mantendría el poder del rey para convocar o disolver las Cortes, elegir ministros y vetar leyes. La estructura sería bicameral. Además, la religión católica seguía siendo la oficial del Estado. Llevo a cabo una obra legislativa para desmantelar el Antiguo Régimen y organizó al ejército liberal que derrotó al carlismo. Abolió los gremios y suprimió las aduanas internas, lo que favoreció el libre comercio, se disuelve el régimen señorial, se abole el diezmo y se realizó la desamortización eclesiástica de Mendizábal. Estas reformas acercaron a España a un modelo más liberal, aunque no radical.
Regencia de Espartero (1840-1843)
La regencia de Espartero (1840-1843) fue un período complicado para España. Aunque Espartero, un general progresista con prestigio por la guerra carlista, intentó continuar las reformas como la desamortización eclesiástica y el desmantelamiento del régimen señorial, su gobierno estuvo marcado por una gran inestabilidad política. Adoptó un estilo autoritario que le hizo perder apoyo dentro de su propio campo progresista, además de enfrentamientos en el ejército y entre los líderes civiles y militares progresistas. Los moderados empezaron a conspirar contra él, apoyados por María Cristina, y Espartero respondió con represión.
En 1842, adoptó una política librecambista, permitiendo la entrada de productos británicos, lo que provocó un levantamiento en Barcelona, sofocado por un bombardeo desde Montjuic. Esto dañó su imagen, y las conspiraciones moderadas lideradas por Narváez y O’Donnell le aislaron. En julio de 1843, Espartero dimitió y se exilió a Gran Bretaña. Finalmente, para evitar más inestabilidad, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II a los 13 años, proclamándola reina para estabilizar el país.
3. La Vuelta al Moderantismo y la Crisis (1856-1868)
Tras el fracaso de los progresistas, los moderados volvieron al poder con O’Donnell a la cabeza de la Unión Liberal, un partido que pretendía conciliar los intereses de los moderados y algunos sectores progresistas. Esta etapa estuvo marcada por el retorno a la Constitución de 1845 y una serie de reformas conservadoras que provocaron una crisis social y económica.
La Constitución de 1845 Restaurada
En este periodo, se restauró la Constitución de 1845 y se otorgaron más poderes a la Corona. El sufragio censitario se mantuvo, pero se amplió ligeramente, excluyendo a la mayoría de la población. Isabel II seguía teniendo el derecho de veto y mantenía la iniciativa legislativa, lo que limitaba la capacidad de las Cortes.
Crisis Económica y Social
- Crisis económica: España sufrió una grave crisis económica a mediados de la década de 1860, marcada por el colapso de la especulación financiera, la caída de la bolsa y la crisis en la industria textil catalana debido a la guerra civil en Estados Unidos (que interrumpió el suministro de algodón).
- Descontento social: La clase obrera y los campesinos mostraron su descontento a través de protestas y huelgas, como las de Barcelona en 1865. Los carlistas también protagonizaron levantamientos, mientras que los progresistas, demócratas y republicanos se unieron en el Pacto de Ostende (1866) con el objetivo de derrocar a Isabel II.
Crisis Política y Final del Reinado
- En 1866, los pronunciamientos militares y los movimientos sociales llevaron al gobierno moderado a adoptar medidas autoritarias. La represión fue fuerte, y sectores de la oposición fueron perseguidos.
- En 1868, la Revolución de 1868 (la Gloriosa) acabó con el reinado de Isabel II. El pronunciamiento de Alcolea derrotó a las fuerzas leales a la Reina, quien fue desterrada a Francia. Este hecho marcó el fin de su reinado y el comienzo de una nueva etapa de experimentos políticos en España.