La Restauración Borbónica y la Crisis del Sistema (1874-1902)
El Reinado de Alfonso XII y la Consolidación del Sistema
Con la Primera República se incrementa la crisis del Estado, tras lo cual tienen lugar dos pronunciamientos militares: primero, el que impone la dictadura de Serrano; y segundo, el de Martínez de Campos, con el que se produce la Restauración de los Borbones con Alfonso XII.
Antes de convertirse en rey, Alfonso estuvo exiliado en Inglaterra, donde redactó el Manifiesto de Sandhurst, en el cual defiende la monarquía hereditaria frente a la electiva. Alfonso confirma que gobernará junto a las Cortes, en un gobierno liberal. Defiende el catolicismo, buscando así el apoyo de la Iglesia.
La Restauración triunfa debido al apoyo recibido por parte de:
- Conservadores: los grandes propietarios de tierras que temían perderlas ante los ataques que los sindicatos de campesinos llevaban a cabo reivindicando las tierras.
- Esclavistas cubanos: ya que temían la propuesta de acabar con la esclavitud que se hizo durante el Sexenio.
- La Iglesia: ya que estaba en contra de la libertad de religión.
- El Ejército: debido al cantonalismo establecido en el Sexenio, que disgregaba al ejército, perdiendo el poder.
- Las Élites políticas: los que habían gobernado siempre contra los nuevos grupos mayoritarios de clase media.
La Restauración estabiliza la situación política poniendo fin a dos guerras:
- La Segunda Guerra Carlista: que empezó en contra de Amadeo de Saboya, donde los carlistas fueron derrotados casi por completo. Muestra de ello fue que se quitaron los fueros, aunque se mantuvieron los conciertos económicos.
- La Rebelión de Cuba de 1868-78: que terminó con la firma de la Paz de Zanjón, pacto en el cual se acuerda, entre otras cosas, realizar reformas políticas y económicas, promesas que no se cumplieron, lo que produce, pocos años después, otra rebelión que finaliza con la Independencia de Cuba.
El segundo aspecto de estabilización fue el fin paulatino de los pronunciamientos. Fue posible gracias al sistema de Cánovas del Castillo, de ideología conservadora, intentando imitar el sistema monárquico parlamentario inglés, cuyo gobierno bipartidista, formado por los conservadores y los liberales, era elegido mediante elecciones limpias, aceptando el partido derrotado la pérdida del poder.
Cánovas opinaba que el pueblo no estaba «preparado» para este sistema que conllevaba elecciones, por lo cual propone utilizar al rey como mediador, cuya función es turnar el poder, alternando los partidos. Para ello, el rey debía ser neutral. Para atraer el favor de los militares, Cánovas les ofrece prebendas.
La Constitución de 1876 y el Pacto de El Pardo
El modelo que Cánovas plantea está reflejado en la Constitución de 1876, una fusión de las constituciones de 1845 y 1869. Acuerda la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, el poder de veto del rey y de nombrar gobierno, una serie de derechos y la tolerancia religiosa.
El sistema de la Restauración tuvo una gran crisis cuando muere el rey Alfonso XII. Esta crisis se resuelve con el Pacto de El Pardo, en el que los líderes Cánovas y Sagasta llegan a un acuerdo por el cual se turnaban en el poder pacíficamente, es decir, cada cuatro años se cambiaban.
Esta alternancia se hizo mediante una escenificación, en la cual el caciquismo jugó un importante papel, ya que era el que lograba los votos para un bando u otro, manteniendo así las falsas y amañadas elecciones.
La Pérdida de las Colonias y el Desastre del 98
La Situación Colonial Española en el Siglo XIX
Durante el siglo XIX, a medida que los demás países van creando imperios coloniales, España va perdiendo todos sus territorios excepto Cuba, Filipinas, las islas de Micronesia y Puerto Rico. Sus demás territorios se independizaron a lo largo de este siglo. España se encontró con varios problemas para mantener sus colonias:
- La lejanía y la dispersión.
- El dinero se gastaba en los sueldos y en el armamento.
- El colonialismo español fue arcaico, ya que era poco integrador y no hubo dependencia económica.
Políticamente, las colonias las gobernaba el jefe del ejército de cada colonia.
Filipinas y Cuba: Dos Casos Diferentes
Filipinas: bajo el control de órdenes religiosas, por ejemplo, los Agustinos. Poco después de Cuba, en Filipinas estalla la revolución.
Cuba: en el siglo XIX es una isla muy rica por su azúcar y tabaco. Poseían el monopolio internacional del azúcar, trabajándolo mediante esclavos. Con la prohibición por parte de Inglaterra de la esclavización, el comercio del azúcar entró en crisis, ya que no se sacaban beneficios y no rentaba comprar los pocos esclavos que aún se comercializaban. Cuba se encuentra con la competencia en producción de azúcar desde la Península, donde se comenzó a producir azúcar de remolacha, dejándose así de comprar e importar el azúcar desde Cuba, ya que era muy caro.
La Guerra de los Diez Años y la Paz de Zanjón
Esta crisis explica la rebelión de 1868, que dio lugar a la Guerra de los Diez Años, que se solucionó con la Paz de Zanjón, en la cual España promete cosas que no cumple.
La Guerra de Cuba y el Intervencionismo Estadounidense
Esto complica la situación, ya que, al estar Cuba más cerca de EE. UU., quienes tenían intereses e inversiones en la isla, los EE. UU. proponen la anexión de Cuba a sus territorios. Desde España hay presiones por parte de:
- El sector textil de Cataluña, ya que comerciaba con Cuba sus productos.
- El sector naviero vasco, que construía los barcos con los que se comercializaba o viajaba el ejército.
- El sector harinero de Castilla, que vendía el trigo a Cuba.
- El ejército, ya que había más posibilidades de ascender en la isla que en la Península, donde ya había muchos oficiales.
Estos sectores estaban en contra de un cambio respecto a la isla. En esta situación de tensión estalló la rebelión en 1895, rebelión que se extendió a toda la isla. España ataca a Cuba enviando 200.000 militares. La rebelión fue una lucha de guerrillas, con todas las consecuencias que esta trae, entre las cuales grandes hambrunas y enfermedades. Ante esta guerra de guerrillas, España responde encerrando a la población civil en campos de concentración, para imposibilitarles ayudar a los soldados rebeldes. Esto se conoce como técnica de contrainsurgencia.
La Guerra Hispano-Americana y el Desastre del 98
En 1898 estalla la Guerra Hispano-Americana, con el Incidente del Maine, la explosión de un barco estadounidense en aguas cubanas, cuyo objetivo era defender los intereses de EE. UU. en la isla. EE. UU. acusó a España de este ataque, declarándole así la guerra y posicionándose del lado de los rebeldes independentistas cubanos. Esta fue una guerra moderna debido al gran empleo de la propaganda por parte de ambos lados. Fue una guerra rápida, llevándose a cabo en dos batallas, en Santiago de Cuba y en Cavite, donde los ejércitos españoles, cansados después de tres años de guerra, pierden significativamente.
España termina vendiendo Cuba y Filipinas a EE. UU. por 20.000.000 de dólares, y a Alemania, las Islas de Micronesia, quedándose así sin colonias.
Consecuencias del Desastre del 98
- Demográficas: gran número de fallecimientos: 50.000 españoles; 150.000 civiles cubanos; 11.000 soldados americanos por causa de enfermedades. Los repatriados españoles sufrieron exclusión social y pobreza, ya que no existía un programa de ayudas tras la guerra y los desastres personales que esta dejó.
- Económicas: la pérdida de las colonias fue beneficiosa para España a nivel general, ya que se redujeron los gastos. Los españoles que vivían en Cuba volvieron a España, invirtiendo el dinero de la venta de sus tierras en Cuba, en España. Esto se llama repatriación de capitales. Se crearon bancos.
- Políticas: el sistema turnista de España se quedó intacto, ya que la monarquía no era responsable del desastre, y no se le perjudicó. Sin embargo, sí que fueron afectados los republicanos, ya que ellos animaron a ir a la guerra.
- Sociales: la sociedad quedó impactada y traumatizada tras el desastre del 98. Este trauma se refleja en los movimientos artístico-literarios como la Generación del 98, cuyos autores tratan la depresión y se manifiestan en contra de estos sucesos.
El Regeneracionismo
El Regeneracionismo fue la consecuencia que plantea la moribunda situación de España, y la necesidad de olvidarse del glorioso pasado que la nación tuvo. La figura más importante del regeneracionismo fue Joaquín Costa. Costa propone una política de «escuela y despensa». Este regeneracionismo fue tan importante que llegó a la dictadura de Primo de Rivera y de Franco.
Los nacionalismos independentistas se fortifican tras el desastre del 98.
Alfonso XIII y la Crisis del Sistema Político de la Restauración (1902-1931)
Los Partidos Dinásticos y las Fuerzas de Oposición
Tras el desastre de 1898, el régimen de la Restauración entró en una nueva fase que vino marcada por la subida al trono de Alfonso XIII, al cumplir la mayoría de edad en 1902, y que finalizó en 1931 con la caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República. De 1902 a 1923, España vive una situación de permanente crisis política por la interacción de numerosos factores:
- La intervención del rey en la vida política y su implicación con ciertos sectores del ejército.
- La decadencia de los partidos dinásticos, consecuencia de las luchas internas tras la muerte de sus líderes históricos: Cánovas y Sagasta.
- El progresivo debilitamiento del caciquismo. El aumento de la sociedad urbana facilitó que otros partidos (socialistas, republicanos y nacionalistas) ajenos al sistema turnista, obtuvieran representación parlamentaria.
- El clima de violencia social en las principales ciudades y entre el campesinado andaluz, debido a las condiciones de pobreza de gran parte de la población y a la mayor fuerza de las organizaciones obreras.
- El crecimiento y radicalización del nacionalismo catalán, que consideraba insuficientes las reformas.
- El protagonismo creciente del ejército que, distanciado de los políticos desde el desastre del 98, quiere recuperar el prestigio perdido en la guerra de Marruecos.
Los Intentos de Modernización y el Regeneracionismo (1902-1914)
La primera etapa del reinado estuvo marcada por el espíritu regeneracionista que se había extendido tras la crisis del 98. Se trataba de revisar el sistema, modificándolo para adaptarlo a las nuevas realidades sociales y políticas, pero sin afrontar realmente los problemas de España y sin democratizar el régimen: «cambiar para que nada cambie».
El líder conservador, Antonio Maura, representa el reformismo autoritario: «la revolución desde arriba« para evitar la «revolución desde abajo». Consideraba que el régimen debía reformarse desde el gobierno para impedir el estallido de una revolución popular. Para ello toma una serie de medidas:
- Políticas: la reforma de la ley electoral (1907) intentó acabar con el caciquismo e incorporar a las clases medias a la vida política. Para atraerse al nacionalismo moderado y ampliar su base social, preparó también una ley que concedía más autonomía a los ayuntamientos y diputaciones y reconocía las regiones.
- Sociales: para afrontar los problemas sociales se establece el descanso dominical, la regulación de la jornada laboral de mujeres y niños y la creación del Instituto Nacional de Previsión (el embrión del futuro sistema de Seguridad Social), que establecía una pequeña pensión, conocida como «el retiro obrero», a los trabajadores en su jubilación a cambio de una cotización durante su vida laboral activa.
- Económicas: para reactivar la industria, como la ley de protección de la industria nacional, que suponían un cierto intervencionismo estatal para el fomento de la industria.
La Semana Trágica de Barcelona (1909)
El estallido de la Semana Trágica en Barcelona en 1909 puso fin al intento reformista de Maura. La fuerte conflictividad social que vivía Barcelona, en la que se mezclaban reivindicaciones nacionalistas (la publicación de un chiste antimilitarista en el semanario satírico catalán Cu-Cut, llevó a un grupo de militares a asaltar la sede de la revista y a conseguir la aprobación de la Ley de Jurisdicciones, por la que los delitos contra el ejército quedaban bajo control de tribunales militares. Su derogación se convirtió en una reivindicación clave que unió a los principales partidos nacionalistas), con la agitación social obrera, estalló cuando el gobierno decidió enviar a un ejército que incluía a reservistas catalanes casados a Marruecos para sofocar un incidente cerca de Melilla.
La movilización de los reservistas fue el detonante. Se preparó una huelga general, convocada por socialistas y anarquistas, a la que el gobierno respondió proclamando el estado de guerra. La situación de violencia se generalizó y durante una semana –desde el 26 al 31 de julio– se mantuvo una situación de lucha: barricadas, quema de conventos e iglesias, enfrentamientos con la policía, etc. El 31 de julio la insurrección fue liquidada y se emprendió una represión dura y arbitraria: detenciones, procesos y condenas a muerte como la del pedagogo anarquista Francisco Ferrer y Guardia, que provocó una protesta nacional e internacional. Las consecuencias fueron la dimisión de Maura, la constitución de la CNT y la alianza electoral entre socialistas y republicanos, que permitió a Pablo Iglesias salir elegido diputado en 1910.
El Gobierno Liberal de Canalejas (1910-1912)
A partir de 1910 gobiernan los liberales, presididos por José Canalejas, que pone en marcha un importante programa de reformas: se suprimen los impuestos de consumos, para aliviar la situación de las clases populares; se modifica el sistema de reclutamiento militar, poniendo fin a la “redención en metálico”; y se aprueba la ley del Candado, que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas, volviendo a plantear el debate sobre la influencia de la Iglesia en la sociedad y haciendo aflorar el sentimiento anticlerical de buena parte de la izquierda. Preparó una ley de Mancomunidades con las que pretendía canalizar las reivindicaciones autonomistas catalanas. Pero estas reformas se vieron interrumpidas por su asesinato, en 1912, por un anarquista. Tras su muerte, y como consecuencia de las divisiones dentro de los dos grandes partidos entre los partidarios de los distintos candidatos y la ruptura del turno, se abrió un periodo de inestabilidad política, que tuvo su punto álgido en la triple crisis de 1917, y que terminó desembocando en la dictadura de 1923.
Las Fuerzas de Oposición al Sistema de la Restauración
Los Republicanos
Siguen divididos entre centralistas y federales. Además, les dividía la táctica para llegar a la república, donde unos querían un pronunciamiento mientras que otros buscaban las elecciones, para lo cual se necesitaba mucha propaganda. La segunda vía se impondrá a la primera. Los republicanos tendrán mucha fuerza en las grandes ciudades, donde no era tan fuerte el caciquismo. Además, los republicanos se modernizan, acto reflejado en el Partido Radical de Lerroux, que incluye un programa social y un partido de masas, con muchos militantes.
Los Nacionalismos
Nacionalismo español: se manifiesta con el movimiento literario modernista. Se conciencian con España y su situación. Este nacionalismo está limitado por la escuela, la educación ofrecida, que creaba un sentimiento nacionalista, no fue tan eficiente, ya que la mitad de la población a finales del siglo XIX era analfabeta. El otro elemento limitativo es el ejército, ya que solo los no privilegiados tenían este sentimiento. El nacionalismo español se dividía en dos:
- Liberal: que defiende al español como aquel que lucha por su libertad.
- Conservador: al español lo define la religión y la tradición.
Estos dos nacionalismos están presentes hasta la Guerra Civil. Además, los nacionalismos alternativos al español también lo limitaban.
Nacionalismo catalán: era el nacionalismo de mayor relevancia en las primeras décadas del siglo XX. Surge como el movimiento cultural llamado la Renaixença. El nacionalismo catalán crece con el fracaso del federalismo. Los federalistas reclaman al rey la poca aceptación hacia Cataluña, mediante el Memorial de Agravios. Los nacionalistas catalanes redactan las Bases de Manresa, una especie de Constitución que no entró en vigor. El movimiento catalanista está respaldado por el sector social medio. Es conservador, católico y crea la Lliga Regionalista, partido que gana las elecciones en Cataluña, rompiendo así el caciquismo, y piden la autonomía política. Entre los nacionalistas catalanes existe la conciencia de su superioridad en cuanto al avance comparado con el resto de España, y desde su posición, ofrecen ayuda al Estado español con el fin de avanzar. La clase baja catalana era, sobre todo, anarquista.
Nacionalismo vasco: surge en las clases medias-bajas. Además de las ideas generales propias del nacionalismo, los vascos creían en su superioridad racial. Esto surge como reacción a la inmigración de trabajadores del resto de España para trabajar en el sector minero. Los nacionalistas vascos se sienten invadidos y ven peligrar su cultura y sus costumbres. Se crea el PNV en 1895, siendo este el segundo partido más antiguo de España, cuyo fundador fue Sabino Arana, y su ideología fue independentista, creciendo rápidamente.
El Movimiento Obrero
El anarquismo: muy extendido en las zonas industriales de Cataluña y entre el campesinado andaluz y extremeño. Los partidarios de la acción sindical y la huelga general como instrumento revolucionario fundan el sindicato Solidaridad Obrera (1907), que será sustituido por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910, de tendencia anarcosindicalista y contraria a la línea terrorista. En 1927 surgiría la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Los principales ideales del anarquismo fueron la libertad ante todo; ateísmo y educación; rechazaban la propiedad privada, ya que limitaba la libertad, y proponían la propiedad colectiva. Las tácticas del anarquismo fueron:
- El terrorismo: que pretendía revolucionar a la gente mediante ataques a grandes personalidades. Este método, a pesar de que inicialmente tuvo éxito, acabó fracasando por la represión.
- El sindicalismo revolucionario: donde, para favorecer el sindicato, utilizaban la propaganda, con el fin último de movilizar a la gente en una gran huelga general, lo que provocaría la caída del sistema, pero eso no ocurre.
El socialismo: representado por el PSOE, era un partido obrero con ideales marxistas liderado por Pablo Iglesias, cuya implantación, escasa a principios de siglo comparándola con los anarquistas, fue aumentando en Madrid, Vizcaya y Asturias. Los acontecimientos de la Semana Trágica les llevaron a unirse con los republicanos para presentarse a las elecciones. Esa alianza permitió que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910 y el socialismo se convirtió en una fuerza parlamentaria. La ideología del PSOE era: abolición de la sociedad de clases; que el poder lo tenga la clase trabajadora. Fue un partido revolucionario. Proponen mejoras y derechos. Está a favor de la nacionalización de algunos sectores.
El Regionalismo
Es la ideología que defiende las características específicas y diferenciales de una región respecto a las demás, y reivindica proteger la cultura. Surgen regionalismos en Galicia, Valencia, Aragón, etc.
El regionalismo gallego fue un movimiento cultural llamado Rexurdimento, y crece muy lentamente. Se creó la Irmandades da Fala, donde reivindicaron la cultura y el idioma.