Isabel II y la Consolidación del Liberalismo en España

El Reinado de Isabel II

A) Introducción

En septiembre de 1833, al morir Fernando VII, los carlistas proclamaron rey a don Carlos y los liberales a Isabel II, que tenía solo tres años. Por ello, se estableció una regencia dirigida por la reina María Cristina.

El reinado de Isabel II (1833-1868) fue muy importante en España porque en él se estableció el liberalismo, que se había iniciado con las Cortes de Cádiz y se había visto interrumpido con el reinado de Fernando VII.

El liberalismo es la corriente política y económica dominante en el mundo en el siglo XIX, y que se mantiene, modificada, en el siglo XX. El liberalismo tiene su origen en la obra “La Riqueza de las Naciones” del economista Adam Smith. La idea básica es que la economía es un ciclo: la producción procede de la tierra, genera beneficios económicos, va a los mercados y, al final, vuelve a la tierra. Todos los mecanismos intermedios deben desarrollarse con total libertad y, de ese modo, habrá desarrollo económico y bienestar social.

Con la Revolución Industrial, el liberalismo económico se extendió en Inglaterra y, de ahí, al resto de Europa, donde se mezcló con un liberalismo político. Este había surgido en EE. UU., donde aparece la primera constitución contemporánea, que defiende, por primera vez, la idea de libertad como principio de la vida política de un país. La Constitución fija los límites de la libertad y, por eso, quedan establecidos derechos y obligaciones, así como el sistema político, la soberanía…

En España, los liberales intentaron implantar estas ideas en las Cortes de Cádiz, pero se encontraron con la oposición de los absolutistas, al igual que en el resto de Europa. Al morir Fernando VII, ven la oportunidad de tomar el poder y de implantarlo. El proceso fue muy difícil durante la minoría de edad de la reina por dos razones:

  1. La Guerra Carlista.
  2. Las diferencias políticas dentro de los liberales.

B) Desarrollo

Las Guerras Carlistas

En España, se desarrollaron en el siglo XIX tres Guerras Carlistas, de las cuales la primera fue la más grave y la más intensa. La segunda fue a mediados del reinado y la tercera ya en la República, cuando no estaba la reina.

La primera guerra carlista duró 7 años y no tuvo frentes fijos ni ejércitos organizados. Los bandos fueron dos: los carlistas, que defendían los principios de Dios, la Patria y el Rey; y los liberales, que defendían la libertad económica, la Constitución y la Reina.

Los carlistas querían que España fuese un país dividido en reinos y organizado federalmente, como en tiempos de los Reyes Católicos, de modo que cada reino tuviese sus fueros o Constituciones.

Los liberales querían una política centralizada y que el Estado tutelase a todo el país en su conjunto.

Como consecuencia, las regiones carlistas fueron Cataluña, Reino de Aragón, País Vasco, Reino de Navarra y aquellos lugares que no estaban de acuerdo con la centralización, como Cartagena.

En cuanto a la sociedad, los carlistas fueron mayoritariamente campesinos, algunos empresarios industriales y muchos religiosos.

Entre los liberales había masones, banqueros, comerciantes y también miembros de la nobleza, que se vieron muy favorecidos por las nuevas medidas económicas, sobre todo el fin definitivo del mayorazgo y el poder vender sus tierras, que les aportó millonarios beneficios.

Etapas

  • De 1833 a 1835. Dominio carlista. Adhesiones militares venidas de América. Campaña del Norte. Jefe militar: Zumalacárregui. Sitio de Bilbao, que fue un fracaso. Capital en Estella (Navarra).
  • De 1835 a 1837. (Equilibrio) Expediciones por Castilla La Nueva, Andalucía y Extremadura. El jefe militar es don Carlos. Se asusta al aproximarse a Madrid y retrocede.
  • De 1837 a 1840. Retroceso del carlismo. Aislamiento del País Vasco y Cataluña. Convenio de Vergara y partidas. Final de la Guerra: el jefe de las fuerzas carlistas del País Vasco, Maroto, firma un tratado de paz con el jefe de las fuerzas liberales, Espartero.

Por este convenio, se respetan los fueros vascos, así como las graduaciones militares, y se les dan privilegios castrenses (militares) a los que se acojan a él.

La guerra continúa en Cataluña, donde se forman partidos de guerrilleros. La situación fue conflictiva en Barcelona y la izquierda aprovechó la situación para manifestarse. Espartero bombardeó Barcelona y ahí acaba definitivamente la guerra. Sobra decir que los catalanes todavía no han olvidado este suceso.

Diferencias Políticas entre los Liberales

La transición al liberalismo pasó por una serie de etapas al mismo tiempo que la guerra carlista.

  • Regencia de María Cristina.
  • Gobierno ilustrado de Cea Bermúdez. Se niega a cambios profundos. Se divide España en provincias con su capital en puntos no carlistas. Se termina el catastro.
  • Gobierno moderado de Martínez de la Rosa. Se da una Carta Otorgada = Estatuto Real que limita poco el poder del rey.

Sublevación de los Sargentos de la Granja, de Segovia. Un sector de los liberales exige la Constitución de Cádiz y acusa al gobierno de autoritario por el Estatuto de 1834 y la subida del precio del tabaco para comprar armas para la Guerra, que se está perdiendo.

  • Gobierno progresista. La Regente nombra a Mendizábal, masón, presidente, pero no restaura la Constitución, aunque reúne a las Cortes y pide confianza.

Medidas: Desamortización eclesiástica y nobiliaria de 1836.

Los liberales comienzan a vender tierras, compran armas y reorganizan el ejército de voluntarios. Elaboran una nueva Constitución, la de 1837.

Características de la Constitución de 1837

  • Soberanía nacional.
  • Sufragio censitario: solo votan los que estén censados, es decir, que tienen al menos una propiedad, y registrada.
  • Separación de poderes:
    • Ejecutivo: Rey y Consejo de Ministros.
    • Judicial: Jueces por oposición.
    • Legislativo: Dos cámaras: Cortes y Senado.
  • Ejército en milicias urbanas.
  • Laicismo religioso.
  • Libertad de expresión, esto es, para hablar y opinar públicamente.
  • Regencia de Espartero, masón, de 1840 a 1843.

En 1840, María Cristina se enfrenta al general Espartero, que ha vencido a los carlistas y exige el poder, ya que está en contra de la Ley de Ayuntamientos para desarmar a las milicias.

Su régimen fue dictatorial y continuó la Guerra Carlista en Cataluña. Ahí hubo una huelga y entonces fue cuando Espartero bombardeó Barcelona en 1842.

Como reacción a este último movimiento, un grupo de militares más moderados, dirigido por Narváez, da un pronunciamiento en 1843 y Espartero se va.

  • Mayoría de edad de Isabel II.
  • Década moderada (1843-1853).

Con 13 años, Isabel II es proclamada reina.

Los liberales convocan elecciones y obtienen mayoría.

Los moderados, organizados como partido político, eligen al militar Narváez como Presidente, que vuelve a obtener el poder cinco años después. Es un período de pacificación política.

Reformas importantes de los moderados

  • Ley de Ayuntamientos, requisa de armas.
  • Creación de la Guardia Civil en 1844, cuyos fines eran la seguridad de campos, cuidar los caminos y las carreteras, atender a incendios e inundaciones y dedicarse a buscar armas escondidas.
  • Ley de Prensa.
  • Concordato (acuerdo) con la Santa Sede.
  • Constitución de 1845.

Características de la Constitución de 1845

  • Soberanía compartida.
  • Consejo de Ministros: Gobierno.
  • Poder militar sometido al Gobierno.
  • Prohibición de las milicias.
  • Estado aconfesional con apoyo de la religión católica mayoritaria.
  • Sufragio censitario.

Aprobada la Constitución, los moderados intentan la reconstrucción de España debido a la destrucción de los campos. Para ello realizan reformas fiscales con el fin de obtener dinero y establecen dos tipos de impuestos:

  1. Impuesto a la propiedad.
  2. Impuesto del consumo, es decir, impuesto indirecto à IVA.

También se aprueban medidas proteccionistas a los productos españoles, sobre todo el trigo, el aceite y textiles para evitar la competencia de productos extranjeros. Sin embargo, el país no se moderniza porque no hay dinero para invertir en maquinaria y apenas hay excedentes. El gobierno decide mejorar la educación y para ello devuelve los colegios a la Iglesia, pero mediante la Ley Moyano el Estado se encarga de los planes de estudio, con lo que el Parlamento empieza a tener funciones sociales.

A comienzos de la década de los 50, hay problemas en Europa y se teme que en España haya una revolución, por lo que se cierran las facultades y los colegios menores. Un grupo de militares protesta y exige elecciones. La reina cambia de gobierno, pero no agrada, y se provoca un nuevo pronunciamiento militar llamado La Vicalvarada, que, sin elecciones, les da el poder a los militares progresistas, dirigidos de nuevo por Espartero.

  • Bienio progresista (1854-1856).

Durante dos años, los progresistas ocuparon el poder siguiendo un programa que se llamó Manifiesto de Manzanares, con lo que se quería modernizar el país mediante la construcción de una red de ferrocarriles (FCC) que permitiera unir los principales puertos de España con Madrid, de modo que los productos extranjeros llegaran al interior, ya que en estos años el proteccionismo desaparece y se permite, por lo tanto, su entrada.

La Ley de FCC permite también la entrada de dinero extranjero. Además, los progresistas, para conseguir dinero, llevan a cabo otra desamortización: la de Madoz de 1856, referida a tierras de ayuntamientos y del Estado.

  • Década de la Unión Liberal (1856-1866).

En 1856 hay elecciones y las gana un partido nuevo conocido como “Unión Liberal”, también liberal, dirigido por otro militar, O’Donnell. Durante diez años se practica una política económica intensa. Su objetivo es industrializar España para que se pueda modernizar como Inglaterra o Francia. Para ello se hacen leyes importantes:

  • Ley de Bancos y Entidades de Crédito.
  • Ley de Sociedades, que permite crear Sociedades Anónimas (grandes empresas) y Sociedades Limitadas (PYMEs).
  • Ley de Minas. Se permite a cualquier español poner explosivos en las zonas de minas y buscar filones o vetas. Después la mina es su propiedad durante 20 años y vuelve al Estado. Es lo que se conoce como usufructo. Esta medida provoca la fiebre de la plata en España (en EE. UU. fue la del oro) y la del plomo.
  • Ley de Planificación Urbanística. Se abren alcantarillados cerrados de la época romana y se trazan avenidas y calles, planificándose el crecimiento urbano. Especialmente ensanches, como más allá de Alfonso XIII en Cartagena, o el Barrio de Salamanca en Madrid.
  • Leyes de Vivienda Urbana. Con la finalidad de que la gente viviera en las ciudades y no en el campo, ya que en las urbes es donde hay servicios tales como colegios, hospitales, religiosos, tabernas…

El crecimiento económico es espectacular y España se ve obligada a intervenir en política exterior para no perder mercados:

  1. Guerras en África para defender Ceuta y Melilla.
  2. Guerra en Indochina para proteger los barcos españoles de los piratas chinos.
  3. Intento de recuperar dinero prestado a México, que nunca volvió.
  • Crisis (1866-1868).

En el año 1866 se inicia una crisis económica en España debido a la pérdida del mercado de EE. UU., que, al terminar su Guerra de Secesión, inicia una recuperación con sus propios mercados y dejan de comprar armas y uniformes al exterior, sobre todo a España. Se extiende el paro y se cierran fábricas. La oposición reclama medidas inmobiliarias. La crisis económica provoca una crisis política. El presidente O’Donnell dimite.

La reina no convoca elecciones y llama como presidente al jefe de la oposición, Narváez, cuando la mayoría de los diputados son del otro partido. Los diputados, como protesta, dejan de ir al Parlamento y el Presidente solo actúa mediante decreto-ley.

Un grupo de políticos firman un pacto denominado Pacto de Ostende por el cual deciden expulsar de España a la reina, organizando una gran campaña de prensa en su contra y captando a los militares para que realicen un pronunciamiento, que tiene lugar en septiembre de 1868.

C) Balance Final del Reinado: Conclusión

Desde un punto de vista político, este reinado supuso la implantación en España del liberalismo político y económico, que duró hasta las dos primeras décadas del siglo XX.

La Guerra Carlista que supuso este reinado trajo como aspectos negativos:

  1. La pérdida de vidas humanas y dinero.
  2. El protagonismo de los militares en la política, que será constante hasta el siglo XX, inclusive.
  3. El descontento de dos regiones españolas, el País Vasco y Cataluña, al no tener una política descentralizada.

Desde el punto de vista económico, España experimentó un gran crecimiento, iniciándose la Revolución Industrial. Sin embargo, la política desamortizadora tuvo más inconvenientes que ventajas, ya que el dinero obtenido se perdió en la guerra y en tapar la deuda pública. Además, las desamortizaciones perjudicaron a los campesinos pobres (la mayoría), que no pudieron comprar tierras, los echaron de ellas y se convirtieron en jornaleros, en gente que trabaja solo en la recolección y la cosecha, pasando hambre el resto del tiempo. También, salieron de España cantidad de obras de arte (Velázquez, Grecos…) y se derribaron edificios de valor artístico para especular terrenos, además de la deforestación.

Con todo, se considera positivo el balance del reinado porque el nivel de vida subió mucho al mejorar las infraestructuras y el comercio, iniciándose la modernización de España, aunque con retraso, tanto económica como políticamente. En este último aspecto, España se organizó de manera centralizada, con sistemas electorales y con partidos políticos como se conocen hoy en día, con sus estatutos y todo.

Al final del reinado existían cuatro partidos políticos: los moderados, los progresistas, los unionistas y los demócratas, siendo estos últimos los que iniciaron el período siguiente, conocido como Sexenio Democrático.

Las Desamortizaciones del Siglo XIX

A) Introducción

Se entiende por desamortización el proceso histórico de naturaleza socioeconómica que tuvo lugar en España en el siglo XIX y que consistió en la expropiación forzada de las propiedades rústicas y urbanas por parte del Estado a aquellas personas o instituciones que las tenían vinculadas según la legislación del Antiguo Régimen, es decir, que no las podían vender, comprar o heredar, según las leyes feudales. El Estado decide lo que hace con esas propiedades: venderlas, quemarlas, tirarlas, etc.

El proceso se inició en tiempos de Carlos III, cuando se hizo el catastro y se descubrió que había tierras baldías, yermas y de nadie. Por lo tanto, para que aumentara la producción era necesario cambiar la estructura de la propiedad, abriéndose un registro y elaborándose un informe que se llamó Informe de la Ley Agraria, realizado por Jovellanos, donde se recomienda “liberar” algunas tierras.

Fernando VII había suprimido los decretos aprobados en las Cortes de Cádiz, los cuales prohibían los señoríos e iniciaban las desvinculaciones. En el Trienio Liberal se reanudan y, de nuevo, se pone en marcha el catastro.

En 1833, el registro no se ha terminado, justo cuando estalla la Guerra Carlista, que provoca un aumento del déficit. En 1835, España está arruinada y los bancos extranjeros no dan créditos. Al mismo tiempo, los progresistas quieren cambios constitucionales y se llama a formar parte del Gobierno al economista Juan Álvarez de Mendizábal, que inicia un nuevo proceso de desamortizaciones. Básicamente son dos, y siempre bajo el gobierno de los progresistas: la de Mendizábal y la de Madoz.

B) Desarrollo

Desamortización de Mendizábal (1837-1841)

Este señor fue importante en la masonería y había sido ministro de Argentina. Fue elegido por los progresistas para que implantara el liberalismo en España y consiguiera dinero para ganar la Guerra Carlista.

Mendizábal cree necesario conseguir partidarios al liberalismo entre la nobleza y la gente con ahorros que no se habían definido por ningún bando. Al mismo tiempo, considera que debe atacar a la Institución eclesiástica para conseguir que el carlismo pierda fuerza, ya que los religiosos son partidarios de la descentralización, que era como ellos funcionaban.

Mendizábal, sin aprobación de las Cortes, elabora una serie de decretos leyes sancionados (rubricados) por la reina regente, los cuales son:

  • Renovación de las desvinculaciones de las Cortes de Cádiz. Esto supone que desaparezca definitivamente el mayorazgo, las tierras se pueden vender y comprar, así como desaparece el derecho a usufructo. Con esta medida, la nobleza se apresura a registrar sus propiedades y se acaba el catastro. Algunos colonos que tienen ahorros empiezan a comprar tierras.
  • Disolución de las Órdenes Religiosas, exceptuando las que se dedican a hospitales. Esto significa que se prohíbe la vida conventual. La medida es un ataque frontal a la libertad del individuo para decidir cómo quiere vivir, pero también un ataque a los carlistas, que defienden esta forma de vida.
  • Nacionalización de los bienes del clero y enajenación o venta referida a los bienes raíces, es decir, propiedades rústicas y urbanas de carácter conventual, que posteriormente se ampliará también a las parroquias.

Todo se cierra: colegios, universidades, asilos de ancianos y hospitalidades, dirigidas por hermandades religiosas.

Esto significa que el Estado se hace cargo de los colegios y la enseñanza y transforman edificios privados en edificios públicos. [Monasterios, en museos como El Escorial, o ministerios o ayuntamientos]. Pero también pone a la venta en pública subasta el 80 % de las propiedades eclesiásticas derribadas y muchos edificios, sacando al extranjero obras de arte y dando facilidades para su compra. Se tenía que pagar la quinta parte del valor en el momento de la adjudicación y el resto en diez años con un interés del 5 %. Como resultado, solo podían comprar los que tenían dinero. Mendizábal consiguió algo de dinero para comprar armas y que los liberales ganaran la guerra.

Desamortización de Madoz (1854-1856)

Durante el reinado de Isabel II, ya en la mayoría de edad, se intenta modernizar España en infraestructuras para que pueda crecer el comercio. En Europa, el tendido ferroviario está muy expandido, pero en España no hay dinero. Cuando los progresistas suben al poder, deciden conseguir dinero mediante una nueva desamortización.

En este caso, el Ministro de Economía, Madoz, decide la venta de todas las propiedades bienes raíces del Estado, de la Iglesia, de las Órdenes Militares, de las cofradías y de las hermandades. Esto afecta fundamentalmente a las tierras llamadas yermas, baldías o de nadie. En su mayoría no eran de nadie, estaban bajo el control de los ayuntamientos y todo el mundo podía hacer uso de ellas.

Se dieron más facilidades de pago que en la desamortización anterior: se pagó de entrada un 10 % y el resto era sin interés a pagar en 50 años. En un año se vendió todo, todo y todo.

Esta desamortización fue muy positiva para el Estado porque obtuvo dinero de manera progresiva en los 50 años siguientes y no fue necesario subir los impuestos, por lo que los empresarios pudieron crear puestos de trabajo. El ferrocarril se construyó sin indemnizar a nadie por la pérdida de sus tierras y esto permitió que España empezara a modernizarse. La deuda externa de España disminuyó y, en el último tercio de siglo, España pudo solicitar préstamos y crear bancos propios.

C) Conclusión

El académico José María Jover, cartagenero, especialista en Historia de España del siglo XIX, aprecia diferencias de unas desamortizaciones a otras.

Los primeros intentos solo generaron inseguridad entre la población afectada. En los reinados de Carlos IV y Fernando VII muchos propietarios se arruinaron, sobre todo en América, lo que favorecerá el deseo de independencia de aquellas tierras. También la Iglesia como institución se ve afectada. Al principio defendían el liberalismo de Cádiz y votaron contra el diezmo (impuesto del 10 % de la cosecha para mantener colegios y hospitales). Después, dieron libertad a sus miembros para definirse carlistas o liberales, aunque la mayoría optó por el carlismo, ya que tenían miedo a perder sus conventos y parroquias por la desamortización.

La desamortización de Mendizábal consigue sus objetivos: apoyo de los nobles a la causa liberal, a los que hace mucho más ricos, como los duques de Alba, y enriquece también a los colonos de Castilla que habían hecho dinero con las leyes del grano de Carlos III. En el caso de Andalucía, la desamortización provocó un aumento de los latifundios: un miembro de la familia le compraba las tierras a los hermanos y también a los vecinos. Así, por ejemplo, la provincia de Jaén llegó a quedar dividida entre tres propietarios. Sin embargo, no crearon trabajo, ya que el campo se mecanizó, especializándose en viñedos y aceite.

Con esta desamortización se inició el éxodo rural: los campesinos que antes trabajaban en conventos pierden el trabajo y, ya que no tienen tampoco alimentos gratis (la sopa boba de los conventos), se dedican a ir errantes de un campo a otro en busca de trabajo y a mendigar en los pueblos.

Para vender mejor las tierras, el Estado las parceló, mandó derribar o quemar los conventos que consideraba carlistas. Los incendios se extendieron por los bosques y empezó a aparecer deforestación. Además, en esta desamortización se realizaron subastas de obras de arte que fueron adquiridas por museos de Europa, sobre todo pinturas y libros antiguos.

La desamortización de Madoz fue más positiva para el conjunto de la economía española, pero tuvo un efecto muy negativo en la estructura de la propiedad y en la sociedad española: 2 millones de campesinos se quedaron sin poder trabajar. Ellos no pudieron comprar las tierras, las compraron comerciantes y empresarios que no las pusieron siempre en explotación, las tenían como casas de campo para el veraneo. Estos campesinos acostumbraban a construirse pequeñas casas y partir leña en las tierras comunales de los ayuntamientos (eran como okupas consentidos). Ahora se les expulsa de estas tierras y la mayoría se volverán violentos y anarquistas cuando llegue a España Fanelli, enviado por Bakunin, que extiende la idea de “la tierra para el que la trabaja”. Estos campesinos se rebelaron continuamente contra el sistema porque ha empeorado sus condiciones de vida y se convertirán en un problema para España en el último tercio del siglo XIX y primero del XX, ya que se convertirán en terroristas.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

A) Introducción

La Revolución de 1868

En agosto de 1866, progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende, por el que decidieron aunar sus esfuerzos para derrocar a la reina y establecer un nuevo sistema político. Al año siguiente se añadió a este bloque opositor la Unión Liberal, tras la muerte de su líder, el general O’Donnell, que no había querido participar en el pacto.

El 17 de septiembre de 1868, la revolución –conocida como “La Gloriosa”– se inició con el pronunciamiento del almirante Topete en la bahía de Cádiz, apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (de la Unión Liberal). El movimiento se extendió por todas partes, con levantamientos populares y la organización de juntas revolucionarias locales. Días después, Serrano vencía al ejército gubernamental en Alcolea (Córdoba) e Isabel II huía a Francia.

Tras la constitución de un Gobierno provisional, presidido por el general Serrano, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, por sufragio universal directo masculino, bajo la aparente unidad de dos grandes bloques sociopolíticos:

  1. Los monárquicos: progresistas, unionistas y el sector más moderado de los demócratas. Aspiraban a un cambio meramente político.
  2. Los republicanos, escindidos del Partido Demócrata cuando sus miembros más moderados se declararon monárquicos.

B) Desarrollo

El Gobierno provisional implantó el sufragio universal masculino. Los votantes otorgaron una amplia mayoría absoluta a las fuerzas gubernamentales.

Características de la primera Constitución democrática, de 1869

  • Avanzada declaración de derechos individuales: libertad de imprenta, libertad de culto, derecho de reunión y de asociación.
  • Soberanía nacional, cuya forma de gobierno era la monarquía.
  • Las Cortes como máximo órgano representativo de la nación –no solo legislaban, sino que también controlaban al Gobierno, que tiene que dar cuentas de lo que hacía al Parlamento–.
  • Primera etapa: La regencia de Serrano (1869-1870).

Una vez aprobada la Constitución, el general Serrano, presidente del Gobierno, fue nombrado regente. Asimismo, el general Prim se convirtió en jefe de Gobierno.

La tarea inmediata era encontrar un candidato idóneo para ocupar el trono español. Varios fueron los nombres que se barajaron, desde miembros de las familias reales europeas hasta el propio hijo de la destituida Isabel II, e incluso se contempló la propuesta de nombrar rey al general Espartero, pero no fue a más porque era muy viejo, tenía ochenta años.

La candidatura al trono español provocó una guerra en Europa entre Francia y Alemania, que ganó Alemania, arrebatándole a Francia los territorios de Alsacia y Lorena (causa de la I Guerra Mundial). Francia quería un príncipe francés y Alemania uno alemán. España vio el peligro y no aceptó, pero los telégrafos fueron manipulados y se dio a entender que querían al alemán, de modo que Francia rompió las relaciones con España.

Finalmente, se propuso a Amadeo de Saboya, duque de Aosta e hijo de Víctor Manuel, rey de Italia; las Cortes lo proclamaron rey, por escasa mayoría.

Entretanto, un sector del Partido Republicano se inclinaba hacia la rebelión armada como vía para implantar una República federal, iniciando una campaña en la Universidad a favor de la República.

  • Segunda etapa: La monarquía de Amadeo I (enero 1871-febrero 1873).

El rasgo característico del breve reinado de Amadeo de Saboya fue la permanente inestabilidad social y política por los graves problemas que surgieron desde su comienzo:

  • El asesinato del general Prim, víctima del primer atentado terrorista de la Historia de España. Prim había sido el principal valedor del rey y su más firme apoyo; además, había mantenido unida a la coalición monárquico-democrática.
  • El escaso apoyo de los partidos políticos. La división interna de la coalición y la poca ayuda de la prensa.
  • La agitación social, ligada al desarrollo del movimiento obrero, que, en estos años llegó a alcanzar un nivel alto de organización al amparo de la libertad de asociación. En 1868, Carlos Marx fundó la Internacional Socialista, que propuso la toma del Gobierno por parte de los obreros. Había dos caminos: por los Partidos políticos o con la Violencia anarquista.
  • El desencadenamiento de la tercera guerra carlista, que se inició a mediados del reinado.
  • La Guerra de los Diez años en Cuba, conflicto permanente durante todo el Sexenio.

Después de dos años, Amadeo abdicó la Corona y abandonó España.

  • Tercera etapa: La Primera República (febrero 1873-enero 1874).

Ante la abdicación del rey, las Cortes, en una reunión conjunta del Senado y el Congreso, proclamaron la República, pero esta tampoco consiguió estabilizar el sistema, ya que a los problemas heredados –guerra carlista, guerra de Cuba…– se añadió el conflicto dentro de las filas republicanas entre unitarios y federalistas.

            Si el reinado de Amadeo fue breve e inestable, aún más lo fue la Primera República. En menos de un año se sucedieron cuatro presidentes:

  • Figueras. El desorden aumentó día a día. Se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, en las que triunfaron los republicanos. La Constitución republicana no se llegaría a promulgar porque no se pusieron de acuerdo.
  • Pi Margall. Su propósito era instaurar la República federal, pero de forma ordenada. Sin embargo, su proyecto fue rebasado por la radicalización del movimiento cantonalista, liderado por Cartagena. Hubo insurrecciones de algunas ciudades españolas ante lo que se consideraban abusos de poderes de Madrid y la capital de provincia.
  • Salmerón. Tras la derrota parlamentaria del Gobierno, se convirtió en el tercer presidente en julio. Su objetivo era restablecer el orden y envió al ejército para que sofocara el movimiento cantonalista. Salmerón dimitió porque su conciencia le impedía firmar dos penas de muerte impuestas por la autoridad militar a líderes cantonalistas.
  • Castelar. Para poder restablecer el orden público, solicitó a las Cortes poderes especiales para gobernar por decreto. Cuando las Cortes se volvieron a reunir, el Gobierno fue sometido a un voto de confianza y lo perdió. La posibilidad de que el poder recayese de nuevo sobre los federalistas radicales ofreció el pretexto para el golpe de Estado de Pavía, capitán general de Madrid, que invadió el hemiciclo del Congreso y disolvió la Asamblea.
  • Cuarta etapa: La dictadura del General Serrano (1874)

            Tras el golpe de Pavía, la junta de Capitanes Generales nombró jefe del Gobierno al general Serrano, que mantuvo las formas republicanas, pero aplicó una política represiva con un claro protagonismo del ejército. Se gobernó bajo un régimen de República Presidencialista (que no separaba los poderes).

            El año que duró su mandato fue una etapa de transición que sancionaba el fracaso del proyecto democrático de la República y anunciaba la restauración borbónica como la solución idónea. Y tras la experiencia del reinado de Amadeo, el mejor candidato era el príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, que garantizaba una monarquía liberal, pero sin veleidades (sorpresas) democráticas.

C) CONCLUSIÓN. EL FRACASO DEL SEXENIO

            Lo cierto es que la experiencia democrática del Sexenio fracasó por la constante inestabilidad política y social, provocada por la concurrencia de graves conflictos que hicieron ingobernable el país: la guerra de Cuba, la guerra carlista y la insurrección cantonalista.

  • La Guerra de los Diez Años en Cuba.

            En Cuba existía un movimiento liberal que, en principio, solo aspiraba a una mayor autonomía de la isla, pero la insensibilidad española ante sus peticiones empujó del reformismo a la revolución independentista. Quieren el fin de la esclavitud y reclaman que Cuba tenga los mismos derechos que daba la Constitución.

            La guerra se inició después del triunfo de la revolución en España. En el Sexenio, la política respecto a Cuba fue de una gran torpeza, ya que se limitó a una estrategia de guerra sin cuartel (descanso), quemando los campos, de pobres resultados por dos razones:

            a) La insuficiencia de recursos militares que España podía dedicar a Cuba.

            b) El apoyo encubierto de EEUU, cuyas inversiones en el negocio azucarero cubano le hacían aspirar al control comercial directo de la isla sin el estorbo de España.

  • La tercera guerra carlista.

            Se inició con el levantamiento en armas de los partidarios de Carlos VIII contra la monarquía constitucional de Amadeo I. Los escenarios de la guerra fueron los mismos de los de la primera guerra carlista.

  • La insurrección cantonalista de 1873.

            La insurrección cantonalista fue un movimiento político y social, de muy escasa duración, pero de tal intensidad que constituyó uno de los principales factores del fracaso de la Primera República.

            La rebelión comenzó en julio de 1873 con la proclamación del cantón de Cartagena, cuando era presidente de la República Pi Margall. En los días siguientes, el movimiento se extendió rápidamente y se organizaron cantones por toda la Península, en especial en la zona de Levante y Andalucía.

            Tras la caída de Pi Margall, los cantonalistas proclamaron en Cartagena un Gobierno provisional y declararon la guerra a Madrid cuando los declaró piratas.

            Solo el cantón de Cartagena consiguió resistir hasta enero de 1874. Los cantones demostraron que el exceso de autonomía era negativo para toda España, pero que había que solucionar los problemas de agravios entre las ciudades y los pueblos, y, además, problemas sociales y económicos importantes: gente muriéndose de hambre, paro, educación, etcétera.

                                                                                                                      UNIDAD 15

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

A) INTRODUCCIÓN

            En España, durante el siglo XIX, se trató de impulsar, como en otros países de Europa, el proceso de revolución industrial con el objeto de transformar la vieja estructura económica, esencialmente agraria, en otra nueva, basada en el desarrollo de la industria y el comercio. Pero el resultado final quedó muy lejos de lo que se pretendía. Las causas del atraso son la inexistencia de una revolución agrícola previa, la falta de demanda, el mal sistema de transportes y comunicaciones, complejidad monetaria, falta de capitales públicos y privados.

B) DESARROLLO

            Cataluña, con su industria textil, fue la única zona donde la industrialización que se originó a partir de capitales autóctonos. Su sector más dinámico, que desbancó al lanero, fue el algodonero, cuya prosperidad se debió a la posición de ventaja con que partía, la iniciativa empresarial de la burguesía y la protección arancelaria.

            La inexistencia en España de buen carbón y de demanda suficiente explica el desarrollo de la siderurgia, que atravesó varias etapas por zonas como Andalucía, Asturias y Vizcaya. España pudo desarrollar la minería debido a sus reservas en hierro, plomo, cobre, mercurio y cinc, y la proximidad de éstos a los puertos. España se convirtió en exportadora de materias primas. La escasez de recursos energéticos, principalmente carbón, fue un grave problema añadido a los intentos de industrialización.

            El transporte interior en la Península, en todos los medios, se vio obstaculizado por los condicionamientos geográficos de la Península, como la alta y accidentada Meseta Central o la poca longitud fluvial, sus fuertes pendientes, su poco caudal, etc. El transporte marítimo, a lo largo del siglo XIX, se transformó con la mejora de los puertos y el desarrollo de la navegación en los puertos naturales. Dominaron los veleros hasta que se impulsó el barco de vapor. El transporte terrestre, durante el siglo XIX, se vio potenciado con el programa de construcción de carreteras, radial, y el impulso del ferrocarril con la Ley General de Ferrocarriles de 1855. Este medio presentaba importantes ventajas: la mayor capacidad de carga, velocidad y seguridad, y la disminución de tiempos y costes. El Gobierno progresista ayudó económicamente todo lo que pudo al sistema de FCC, que se relacionó con la desamortización de Madoz, la Ley de Bancos de Emisión y la Ley de Sociedades de Crédito. Sin embargo, la fiebre constructora se interrumpió con la crisis financiera de 1866, antecedente de la revolución del 68. Como consecuencia de la ansiedad por disponer de trenes, las concesiones principales se otorgaron a compañías extranjeras y los beneficios salen del país. Como apenas había mercancías para transportar, muchas empresas quebraron.

            A pesar de todo, todavía se estaba muy lejos de haber alcanzado un mercado interior único y bien articulado. En el comercio exterior español es necesario diferenciar dos etapas, delimitadas por la desaparición del monopolio comercial con el continente americano, después de la pérdida del imperio colonial en 1824, resultando en ambos casos la balanza comercial deficitaria.

       En España, se propugnó el proteccionismo basado en elevados aranceles por los fabricantes de algodón, los productores castellanos de cereales y los industriales siderúrgicos vascos. Frente a éstos, se encontraban los defensores del librecambismo (comerciantes y compañías ferroviarias), para quienes el Estado debía intervenir lo menos posible en la economía. La política arancelaria, y por tanto proteccionista, en España se llevó a cabo mediante el Arancel Figuerola.

            El sistema monetario se modernizó con la implantación de una sola unidad monetaria, la peseta, y al mismo tiempo se implantó un nuevo sistema bancario. Apareciendo el Banco Nacional de San Carlos, que se convirtió en el Banco Español de San Fernando, el Banco de Isabel II y el Banco de Barcelona. La rivalidad del de San Fernando y el de Isabel II casi les produjo la quiebra, y se fusionaron en el Nuevo Banco Español de San Fernando, conocido actualmente como Banco de España. Por último, tras la pérdida de Cuba, se formó el Banco Hispano Americano.

            La Hacienda pública mantuvo las características propias del Antiguo Régimen: la falta de generalidad, la falta de equidad, la multiplicidad de impuestos y la insuficiencia de ingresos.

            La Reforma de Mon-Santillán acabó con ese desorden y sentó las bases de la Hacienda moderna. Sin embargo, el presupuesto, el documento en el que el Estado registra las previsiones de ingresos y gastos de la Hacienda pública, siempre era deficitario, debido a la insuficiencia de ingresos, y obligaba al Estado a endeudarse. Por lo que la única manera de equilibrar la balanza de pagos fue dejando entrar en España capitales extranjeros. Los principales inversores fueron Francia y Gran Bretaña. Estos ingresos se dirigieron a la deuda pública, a los FCC y hacia nuevos sectores, como la banca, el agua o la electricidad.

C) CONCLUSIÓN

            El proceso de industrialización en España fue tan lento que quedó relegada como potencia industrial a uno de los puestos más bajos de Europa. La escasa productividad de las manufacturas, la inexistencia de mercado nacional y la escasez de capitales españoles provocaron el fracaso de la Revolución Industrial. Como resultado, la industria española se originó con capital extranjero, salvo en Cataluña, y se limitó a dos focos: la industria textil catalana y la siderúrgica vasca. Pero ambas eran poco competitivas en el extranjero, lo que provocó la política proteccionista. Al finalizar el siglo, la base económica española continuó siendo la agricultura. Por otro lado, la inversión extranjera en España fue importante cuantitativamente y financió parte de los gastos del Estado a través de la deuda pública, compensó el elevado volumen de importaciones y contribuyó a la industrialización del país.

                                                                                                                    UNIDAD 16

LA RESTAURACIÓN (1875-1931)

A) INTRODUCCIÓN

            Se entiende por Restauración en Historia de España al período comprendido entre 1875 y 1931 en los cueles se restableció la monarquía bajo la dinastía de los Borbones. Este período se divide, a su vez, en dos:

            1) Régimen Canovista: – Reinado de Alfonso XII (1875-1885)

                                                 – Regencia de Mª Cristina de Habsburgo (1885-1902)

            2) Crisis del sistema:    – Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)

            Después del Sexenio Democrático, se restablece en España la monarquía en la figura del príncipe Alfonso XII, que tenía 16 años. El proceso fue elaborado por el político Antonio Cánovas del Castillo: monárquico del antiguo partido moderado, con experiencia diplomática, licenciado en derecho y periodismo. Su profundo conocimiento de la Historia le llevó a analizar los sistemas políticos europeos. Sacó como conclusión que era necesario realizar una política constructiva y no destructiva, como había sido la de La Gloriosa. No participó en la política del Sexenio dentro de España, sino que actuó desde fuera, consiguiendo que la reina abdicase en su hijo, que no quería, y se encargó personalmente de la educación del príncipe.

            El príncipe es enviado a la academia inglesa Sandhurst, donde recibe una formación militar y académica (política, Historia, idiomas, etc.).

            En 1874, la situación en España era muy difícil: la República era dictatorial y mucha gente estaba en contra. Hay guerra en Cuba y en las zonas carlistas. Cánovas del Castillo elabora un manifiesto que el príncipe aprueba, llamado Manifiesto de Sandhurst, que se publica en los periódicos españoles. En él, el príncipe se ofrece como el futuro rey de todos los españoles, respetando la Constitución y el Parlamento, con ideología liberal, pero con respeto hacia otras.

            En diciembre del año 74, el general Martínez Campos, que se había hecho famoso por acabar con el Cantón de Cartagena con un bombardeo, proclamó el final de la Primera República y la restauración de los Borbones. EL cambio político no era democrático y, por tanto, no constitucional, por lo que Cánovas del Castillo propuso un Gobierno provisional y convocó inmediatamente a las Cortes para saber la opinión del pueblo. En estas elecciones, se presentaron todos los partidos políticos según la Ley de Partidos de Isabel II, apareciendo dos partidos nuevos: los liberales moderados o conservadores y los liberales fusionistas (antiguos progresistas y unionistas). Estos dos últimos defendían la vuelta de los Borbones y la elaboración de una nueva Constitución. Ganaron las elecciones.

            Los demás partidos o no obtienen representantes o son muy minoritarios, convirtiéndose en adelante en grupos políticos marginales que harán oposición continua al sistema.

B) DESARROLLO

CARACTERÍSTICAS DEL RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO

            El Régimen de la Restauración fue llamado Canovista durante los primeros 25 años, ya que este político, estuviera o no en el poder, era el que montaba todo el sistema para que funcione el liberalismo político de tipo bipartidista, parecido al sistema anglosajón.

            El Régimen se basa en tres pilares: la Constitución de 1876, la Corona y los partidos políticos.

  • La Constitución de 1876. Características:

            – Es la de más larga duración de la Historia de España, lo que indica que fue muy buena.

            – Es una Constitución abierta a todas las ideologías y no a un partido político.

            – Estado de Derecho: Monarquía Parlamentaria Constitucional.

            – Soberanía compartida.

            – Sistema electoral flexible: Censitario progresivo, 1890 Universal masc.

            – Separación de poderes:

                       + Ejecutivo: Gobierno.

                       + Legislativo: Diputados y Senado (elección popular, elección

                                                                                  real, elección corporativa)

                       + Judicial: tribunales por oposición.

            – Estado confesional.

            – Libertad religiosa privada.

            – Libertad expresión: desarrollo periodismo.

            – Derecho asociación: desarrollo sociedades culturales, ocio, deportes…

  • La Corona.

            Es la institución más importante del Régimen, ya que se considera que la figura del rey es fundamental para unir al pueblo y evitar la anarquía del federalismo, que había provocado movimientos separatistas. Se considera importante mantener una dinastía histórica para evitar intrusiones de otros países, como el caso de Amadeo I. El rey es considerado Jefe del Estado español, formado por los Reinos de España. Esto significa que cualquier atentado contra la Corona, sea el rey o familiares, es un atentado contra el Estado español. El rey va a dedicarse a actividades diplomáticas y militares, ya que es el jefe de las Fuerzas Armadas, y dirige el Estado Mayor, pero no elige al Ministro de Defensa, pero sí a altos cargos.

            Todas estas características se mantienen en la actualidad. Veta leyes, las ralentiza, las sanciona, convoca elecciones

  • Los partidos políticos.

            Existe libertad de partidos políticos, pero en realidad hubo dos grandes partidos mayoritarios que se tunaron en el poder. Estos partidos fueron:

            – El Partido Liberal Conservador, dirigido por Cánovas del Castillo y formado por antiguos militantes del Partido Moderado, del Unionista y de los carlistas. En general, fueron conocidos como los Conservadores. Defendían el derecho a la propiedad sin expropiaciones de ningún tipo, reformas laborales, reformas del Código Penal y política librecambista con protección a determinados productos nacionales (vino, aceite, textiles). Sus votantes son, básicamente, campesinos, empresarios y personas de profesión liberal.

            – El Partido Liberal Fusionista, dirigido por Mateo Práxides Sagasta y formado por antiguos militantes del Partido de la Unión Liberal, del Progresista y de algunos republicanos, así como del Partido Demócrata. Defendían la ampliación del derecho al voto, la extensión de la enseñanza pública (los institutos) [Primera Escuela Pública en Cartagena] Librecambio absoluto sin impuestos en las aduanas. Les votan los banqueros, los exportadores, algunos industriales y los universitarios.

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA

            Para que el sistema canovista funcionase se pensó en una alternancia o turno pacifico en el poder. Para ello, los partidos políticos mayoritarios se pusieron de acuerdo en un pacto verbal  (pacto de “El Pardo”) por el que se negociarían entre ellos acuerdos de estado relativos a proyectos a nivel nacional, leyes generales y presupuestos. Los paridos tienen un mismo principio político: el liberalismo y solo cambian en el modo de hacer las cosas en algunos proyectos. Si unos tienes el gobierno central, otros tendrán gobierno municipal, pero todos participan de la política, esa es su idea de democracia.

            El problema está en conseguir los votos de la gente evitando que las elecciones se repitan si no hay mayoría. El historiador Jover analiza el funcionamiento del sistema y descubre la existencia de una infraestructura, en ella hay tres piezas fundamentales:

  • OLIGARCAS: es un grupo muy minoritario de personas que controlan los intereses de España a través de los partidos políticos. Son personas que destacan en la economía o la política. Pueden tener carnet o no. Viven en la capital y viajan mucho por España. Tienen también contactos con financieros europeos y se les llamaba también “notables” o “prohombres”.
  • GOBERNADORES CIVILES: son funcionarios del Estado por oposición. No son políticos. Ocupan altos cargos de responsabilidad en las provincias, especialmente seguridad urbana. Son el punto intermedio entre las decisiones de Madrid y lo que quiere en la gente de provincias.
  • CACIQUES: son personas que viven en los pueblos y también capitales de provincia y tienen mucha influencia en su pueblo por ser muy ricos, por su prestigio personal o familiar. La palabra cacique se utilizaba por la prensa de manera despectiva, ya que estas personas eran las que se encargaban de la campaña electoral y conseguían la promesa de voto de pueblos o de barrios a favor de un candidato que ellos presentaban.

                        El sistema era el siguiente:

  • Convocatoria de elecciones.
  • Se elaboran listas de candidatos para un voto personal y otras que son el censo electoral: electores.
  • Campaña electoral: la realizan los caciques. Éstos prometían a la gente proyectos concretos para su pueblo o provincia (agua potable, electricidad a finales de siglo, desecación de ríos donde formaban meandros, etc.). Los caciques negociaban con los gobernadores los proyectos y a su vez los gobernadores presentaban los proyectos a los oligarcas. En Madrid los oligarcas se ponían de acuerdo para la distribución de los proyectos según estuvieran planteados. Por lo tanto, se desarrollarían más las provincias que tuvieran buenos proyectos.

            Los caciques conseguían promesa de los votos. La gente confiaba en ellos porque después los proyectos se cumplían. De este modo, los liberales o los conservadores obtenían mayoría ya que siempre votaban a favor del presidente que se hubiera decidido previamente entre los oligarcas y así amañaban las elecciones.

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